Sólo una vez, en toda mi vida, he usado una Sección Amarilla para lo que son. Las demás veces las he utilizado para alcanzar galletas en la parte alta de la alacena, desarrugar papeles, disecar hojas de árboles para trabajos de biología o planchar billetes mojados.
Buscar algo en esos monstruos de papel higiénico me parece una de las cosas más imprácticas y tediosas que existen en el universo.
Recuerdo que estaba morro y mi papá me pidió averiguar un lugar donde vendieran no-sé-qué-chingadera para arreglar el bóiler. En cualquier ferretería se podía conseguir, pero mi jefe estaba ahuevado en comparar “calidad y precios” –ya ven cómo son los papás-, por lo que durante la comida me pidió que hablara a todos los lugares donde pudieran vender esa chingadera para el bóiler, los subrayara, apuntara en un papel las direcciones de los negocios, el horario de oficina, los precios del producto y se los entregara antes de irse a la oficina. Sonaba a una tarea sumamente divertida.
Total que arranqué una hoja cuadriculada de mi cuaderno Scribe, tomé uno de los Evangelios de San Carlos Slim de abajo del librero -donde los guardaba mi mamá-, busqué por orden alfabético y me percaté que había como mil páginas con diez mil negocios que vendían la misma chingadera para el bóiler.
Una hueva inmensa se posó sobre mi adolescente ser, y, como buen hijo, me derroté antes de dar siquiera vuelta a la primera página.
Mi padre tomó su siesta habitual y fue cuando aproveché para lanzarme a la ferretería de la esquina a comprar lo que me había pedido, sin tanto trámite ni investigación de fondo.
Cuando despertó, tuve que decirle que había hablado a todos esos lugares que venían en el directorio, que había pedido los precios, los había comparado –pensando siempre en la economía familiar- y que el lugar más barato para conseguirlo había sido la ferretería de la esquina.
Sentí como si mi padre se hubiera sentido bien orgullo de mí: el hombre de la casa, por haberle obedecido en todas sus indicaciones y haber resuelto el problema. Hasta que se dio cuenta que la ferretería de la esquina ni siquiera estaba anunciada en la Sección Amarilla.
Me puse rojo rojo rojo... Mi padre también.
Buscar algo en esos monstruos de papel higiénico me parece una de las cosas más imprácticas y tediosas que existen en el universo.
Recuerdo que estaba morro y mi papá me pidió averiguar un lugar donde vendieran no-sé-qué-chingadera para arreglar el bóiler. En cualquier ferretería se podía conseguir, pero mi jefe estaba ahuevado en comparar “calidad y precios” –ya ven cómo son los papás-, por lo que durante la comida me pidió que hablara a todos los lugares donde pudieran vender esa chingadera para el bóiler, los subrayara, apuntara en un papel las direcciones de los negocios, el horario de oficina, los precios del producto y se los entregara antes de irse a la oficina. Sonaba a una tarea sumamente divertida.
Total que arranqué una hoja cuadriculada de mi cuaderno Scribe, tomé uno de los Evangelios de San Carlos Slim de abajo del librero -donde los guardaba mi mamá-, busqué por orden alfabético y me percaté que había como mil páginas con diez mil negocios que vendían la misma chingadera para el bóiler.
Una hueva inmensa se posó sobre mi adolescente ser, y, como buen hijo, me derroté antes de dar siquiera vuelta a la primera página.
Mi padre tomó su siesta habitual y fue cuando aproveché para lanzarme a la ferretería de la esquina a comprar lo que me había pedido, sin tanto trámite ni investigación de fondo.
Cuando despertó, tuve que decirle que había hablado a todos esos lugares que venían en el directorio, que había pedido los precios, los había comparado –pensando siempre en la economía familiar- y que el lugar más barato para conseguirlo había sido la ferretería de la esquina.
Sentí como si mi padre se hubiera sentido bien orgullo de mí: el hombre de la casa, por haberle obedecido en todas sus indicaciones y haber resuelto el problema. Hasta que se dio cuenta que la ferretería de la esquina ni siquiera estaba anunciada en la Sección Amarilla.
Me puse rojo rojo rojo... Mi padre también.
27 comentarios:
Esa historia no es cierta, seguro es una parábola de la relación empleado-jefe o algo así. Porque hacer un estudio comparativo de chingaderitas del bóiler que se descomponen una vez cada diez mil años buscando un ahorro que no compensa el tiempo desperdiciado en hacer el estudio, el costo de las llamadas y el costo en tiempo y recursos de ir hasta el lugar con mejor relación calidad-precio es más propio de jefes que de padres.
O tal vez mi padre era perezoso.
¡Saludos!
jajaja.
bastaba con alegar que investigaste hasta en sitios que no estaban anunciados y tan tan.
Fuiste bien practico, conmadre =)
Para que buscarle tanto si lo que necesitas esta en la esquina? Y como dice Pereque, el costo del tiempo por buscar y comparar es mayor, pero la gente casi no nota eso, porque solo se fijan en lo tangible, osea el billete, o que alguien mas lo haga por ellos =P
Aunque casi siempre la raza confunde practicidad con weba, cuando muchas veces no es asi, o apoco tiene algo de malo facilitarse las cosas?
Saludos y que estes bien, y que mal que ya no vas a estar en El Norte, nomas por tus comics hojeaba la seccion de los ni;os nice antes de ponerle el periodico a mi perrilla para que se haga ahi jeje
Pero ojala sigas publicando aqui, se extra;an mucho tus chistes alowey pintados a mano =(
Esas actititudes de los "jefes" (entiéndanse las distintas acepciones de jefe), se explican con la sabia frase "Cuidar los centavos y descuidar los pesos", pero sí, los papás son así...
si, desgraciadamente son así, si hae algo bien, rsulta q encuentran un fallo en eso... chalee, o soy yo o no existe nada perfecto?
Buen final guffo, generalmente la secciòn amarilla era utilizada para hacer bromas a lo güey con los amigos hasta que la operadora te llamaba y pedia hablar con algun familiar, era divertido.
Los medios ni siempre justifican los finales...
Qué es un bóiler??
Un bóiler es un calentador de agua...
Es que Guffo es muy culto e internacional.
A m me cagaban los encargos que me hacia mi papa, pinches rucos nomas nacieron pa' cagarle la vida a los hijos ja ja ja, un saludo mi buen.
Adios
Es una buena aplicacion de esa teoria de la navaja de no se quien . . . la solucion mas sencilla siempre es la mejor, o algo asi dice.
Anónimo de arriba: Muchas Gracias!!
xD los negocios que no aparecen en la Sección Amarilla son los de mejor calidad
^_^
SON PURAS PINCHES MERMAS!!! JAJAJAJA ESPERO LUEGO VISITES MI BLOG AQUI PONGO PURAS NETAS!
ash, nadie usa la sección amarilla, la onda es locatel
pero fuera de tu investigacion mercadologica yo use la seccion amarilla para fabricar churros tamaño familiar en varias fiestas
jejeje, esos tiempos
"Es una buena aplicacion de esa teoria de la navaja de no se quien . . . la solucion mas sencilla siempre es la mejor, o algo asi dice."
Nooo pinche Guffo estas atrayendo a lo más granado de la comunidad científica mexicana... Ya hasta para comprar un puto termostato aplican el Rasero de Occam...
Si hubiera sido una tarea encomendada antes de tu adolescencia mi frase estaría perfecta: "La iniciación: Y es ahi donde los padres obligan a los hijos a mentir" jijijiji La tarea era demasiado ambiciosa, hay que aceptarlo!
El análisis de mercado es dificil hacerlo cuando hay mil ocho mil lugares donde venden lo mismo; entre los cuales existen algunos donde venden más barato y esos no tienen presupuesto para anunciarc en la sección amarilla... o si?
Ah ... se me olvidaba que también la sección amarilla es bien útil cuando te cambias de casa. Es buenísima para aislar vasos, platos y esos utensilios d cocina, tiene muuuuuchas páginas y a veces hasta alcanza para recubrimientos dobles jeje !!!
yo siempre la uso para comprar comida
...Y eso que no te vio tu jefe buscando puteros y cantinas en la sección amarilla... claro, ya de mayorcito.
Guffo eres el mejor, te quiero mogollón !!
Hey peña, habeis visto la de juegos que hay en http://whiplash.es ?!!
¡Es alucinante!
Por la gloria del poder de Greyskull, ¡el último en verlos es gilipichi!
PS: Guffo te quiero.
Jajaja, me hiciste recordar que lo que más me molestaba de chamaco, era que mi papá tuviera la grandiosa idea de arreglar algo de la casa, pues siempre desarmaba todo, y empezaba a dar de gritos para que le pasaran esto, lo otro, aquéllo, etc. nunca se preparaba y nos ponía a mis hermanos y a mi como locos (y sus chalanes) a conseguirle al "maistro" (cabe decir que mi papá es médico) lo que le faltaba.
Oye mi buen Guffo, qué pasó con el escuadrón retro y demás dibujos de antaño que hacías.
Saludos.
Por cierto, felicidades por haber llegado a los 200 seguidores, aunque creo que ya rebasate esa cantidad. Debería pasar alguno que otro a los que no tenemos ni quién nos lea, snif.
Saludos y felicidades nuevamente.
Uy soy una experta sn la Sección Amarilla ja ja ja... todo mundo me pide ayuda para sus búsquedas, no entiendo.
Saluditos Mr.
Aaah yo de niña leía la sección amarilla como pasatiempo... no es broma, en verdad lo hacía D: creo que no era una niña normal.
Me recordó tu post a cuando una vez, de niña, llamé a un infomercial para dizque comprarle un trapeador a mi madre, y cuando la puse al telefono estaba ella toda roja roja marané...
Sniff, tú si dices mi nombre bien, de verda' eres todo un caballero!
A mi se me hace que mas bien tu papa te quería tener ocupado el mayor tiempo posible para que lo dejaras en paz o algo asi. jaja
"que pongo hacer a este ca$·%.. AAAH YA SE" jaja XD
Los gastos por llamadas para comparar precios pudieron haber pagado cientos de cosas para arreglar el bóiler, hiciste bien.
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