Cada que un Regiobeliever me dice
que soy un amargado por criticar Monterrey y que si no me gusta esta ciudad me vaya a la fregada, la verdad es que sí me pongo bien triste, amigochos y amigochas: ¡bujú bujú snif!
A veces pienso: “¿Y si los Regiobelievers tienen razón? ¿Y si me estoy perdiendo de algo fabuloso de esta ciudad y su gente por ser un maldito criticón?”.
Es entonces que me propongo sumergirme en los drenajes más profundos del corazón de esta metrópoli norteña: caminar sus rincones más recónditos y pedalear sus calles más pedaleables; contemplarla, olerla, tocarla, saborearla y escucharla para poder comprenderla; para fusionarme en ella y empaparme de todas esas maravillas que pregonan los Regiobelievers con el pecho inflamado de orgullo.
Y dije: "Bueno, okey, los patrioteros nefastos no vinieron, pero tal vez sí vinieron esos regios inconformes con El Sistema. Tal vez están aquí para abuchear a las autoridades y exponer sus puntos de vista cuando los meros meros salgan del Palacio de Gobierno y empiecen con la ceremonia de izamiento de la bandera.
Y, pues, nada... Ningún abucheo ni nada. Nomás las débiles porras de unos adormilados acarreados.
Es entonces que me propongo sumergirme en los drenajes más profundos del corazón de esta metrópoli norteña: caminar sus rincones más recónditos y pedalear sus calles más pedaleables; contemplarla, olerla, tocarla, saborearla y escucharla para poder comprenderla; para fusionarme en ella y empaparme de todas esas maravillas que pregonan los Regiobelievers con el pecho inflamado de orgullo.
Por lo tanto, hace quince días decidí
ir a un evento en el que imaginé que habría mucho Regiobeliever: el desfile del 16
de septiembre. Pero, para mi sorpresa, no vi a ninguno. Vi gente de estrato social humilde (cosa que odian los Regiobelievers), vi a los típicos acarreados que echan porras a lo pendejo (y a los pendejos), vi a mucho sindicalizado que de seguro tuvo que ir a huevo y también vi mucha parafernalia típica de la que se ve un 16 de septiembre... ¿Y los Regioblievers, papá? ¿Dónde estaban esos regios inmamables que se la pasan presumiendo sus raíces, sus cerros, "sus" empresas y carnes asadas? ¿Dónde estaban? Quiéeen sabe...
Luego tuve un momento de
lucidez y dije: “Guffo, no seas tan cerrado: no puedes asegurar que no hay Regiobelievers en este evento, pues mucho Regiobeliever no se distingue a simple vista”, por lo tanto, deduje que la mejor forma de saber si había Regiobelievers presentes era
metiéndome a checar sus redes sociales. “De seguro están inmortalizando tan patriótico momento y compartiéndolo con sus seguidores en sus cuentas de Twitter, Facebook, Instagram y..."
Pero naaada. Nada de nada. Cero fotos patrióticas.
Pero naaada. Nada de nada. Cero fotos patrióticas.
Y dije: "Bueno, okey, los patrioteros nefastos no vinieron, pero tal vez sí vinieron esos regios inconformes con El Sistema. Tal vez están aquí para abuchear a las autoridades y exponer sus puntos de vista cuando los meros meros salgan del Palacio de Gobierno y empiecen con la ceremonia de izamiento de la bandera.
Y, pues, nada... Ningún abucheo ni nada. Nomás las débiles porras de unos adormilados acarreados.
Luego pensé: "Bueno, ésos que están en contra del Sistema no tienen por qué haber venido a este evento. Tal vez su protesta fue precisamente esa: no asistir. Pero de seguro todos los que -como yo- andan mame y mame con que haya más espacios para ciclistas, estarán aquí, pues hay muchas calles del centro cerradas. De seguro aprovecharon para andar en bici con
su familia y...
Y nada. Éramos como cuatro pinches ciclistas.
A continuación, unas imágenes del evento como intermedio:
Y nada. Éramos como cuatro pinches ciclistas.
A continuación, unas imágenes del evento como intermedio:
Conclusión rápida: los Regiobelievers son puro pinche pedo. Su "Monterrey", su mundito, es el metro cuadrado que los rodea: su asador con arrachera, su televisión con futbol, su cerveza meada, su mesa en el antro, su 2 X 1 en el cine y sus sueños de ir de compras a Texas.
Yo, que ni patriota soy y que me caga esta ciudad y el 90.896537% de su gente, ahí andaba, poniéndoles el pinche ejemplo, cabrones. Pero bueno, ustedes se lo perdieron, pues en verdad que ese día lo disfruté mucho.