En julio del 2012 la revista National Geographic (la que trae una portada azul sobre la Isla de Pascua) publicó este reportaje acerca de una importante distinción que recibió el estado mexicano de Quintana Roo:
Hace apenas unos días, sucedió esto en el estado que se jacta de ser Capital Mundial del Turismo por la Paz (sepa la fregada qué signifique eso, pero de seguro nada tiene que ver con el cuidado y protección del medio ambiente):
En este otro link pueden ver más notas y más imágenes tristes relacionadas con lo sucedido: Manglar Tajamar.
Pero bueno: ¿qué puede esperar el entorno ecológico de un lugar cuyo gobernador se la pasa haciendo negocitos millonarios de gran impacto ambiental que sólo benefician a unos cuantos extranjeros y turistas de Magnicharters?
Y esto es lo que acontece sólo en un estado; es de lo que nos enteramos: imaginen qué sucede en los otros... Mejor ni pensarlo, para no agüitarnos más, snif.
No sé si alguna vez hayan estado en un manglar; si hayan probado la sal de sus aguas en tonos rojos y amarillos, percibido el olor a azufre que se desprende del fondo, escuchado los graznidos y chapoteos de sus habitantes o perdido la mirada intentando descifrar su laberíntico ramaje. Son lugar increíbles por donde se vean; más increíbles resultan cuando comprendemos su función vital en este mundo, y más increíble resulta que existan imbéciles que ignoren la importancia de estos biomas, destruyéndolos para levantar desarrollos turísticos con la cantaleta de llevar progreso y modernidad a un país que cada día es más pobre precisamente por la destrucción de su medio ambiente (entre otras cosas).
Manglares de Celestún |
No sé ustedes, pero yo no he visto los beneficios que han traído al país la construcción de marinas para yates, spas de lujo, puertos para megacruceros, habitaciones cinco estrellas o campos de golf en donde antes había naturaleza virgen. No veo por ningún lado que las inversiones extranjeras, el turismo "selectivo" y, mucho menos, la destrucción de los ecosistemas hayan mejorado en algo la vida de la mayoría de los mexicanos. Tampoco veo los beneficios de esos desarrollos quesque ecoturísticos comprometidos con el medio ambiente y las culturas locales que lo único que ofrecen es nadar con delfines, bailables con gente disfrazada de alguna etnia y guacamayas en el lobby del hotel. Con esa precaria idea de "preservación" y "respeto por el entorno", ¿a dónde vamos a parar? Pero tal vez yo sólo veo lo negativo porque soy un antipatriota pesimista, snif.
La verdad sí me saca mucho de onda que haya personas incapaces de apreciar y comprender algo tan fundamental para la vida humana como un manglar. Y más me saca de onda que estén en el poder y tomen decisiones "importantes". Se me figura que estos güeyes, de niños, nunca llevaron la clase en donde germinas un frijol en algodón, y por eso nunca desarrollaron esa fascinación por la vida de otros seres. También me imagino que eran de esos chamacos valevergas a los que se les moría al día siguiente el pollito de colores que les regalaban en el salón el Día del Niño; y pues qué triste, deveras, porque: ¿en qué momento un niño pierde la capacidad de maravillarse y respetar algo tan vivo como un manglar? En el momento en que no conocen uno, obviamente. ¿Y en qué momento le pierde el hombre el respeto y el temor a La Naturaleza para ganarse el de un dios invisible que, de existir, permite tanta chingadera? En el momento en que hay billetes de por medio, obviamente. Lo que me extraña es que teniendo tanto colmillo para hacer negocios millonarios con los recursos naturales de todos, no lo tengan para seguir haciendo estos mismos bissness sin joder a La Naturaleza; sin destruirla, sin explotarla, armonizando con ella. Estoy seguro que les redituaría más -en muchos aspectos- dejar intactos los ecosistemas, en vez de partirles en su madre. Pero ni cómo hacerlos entender; ni cómo hacerle para que desarrollen una pizca de sensibilidad ambiental que no sea apagada con dinero.
Dicen que lo sucedido en el manglar Tajamar fue "dentro de la ley". Y eso es lo que más preocupa: que haya sido un ecocidio "legal". Horroriza que las autoridades encargadas de preservar el medio ambiente de este país utilicen artimañas legaloides para torcer la ley a su favor y disfrazar su corrupción para hacer parecer que un atentado contra la vida de todos los mexicanos, se realizó con apego a derecho. ¡Qué miedo!