No odio el futbol. Simplemente no me gusta. No me gusta ni verlo ni practicarlo. Pero eso me sucede con casi todos los deportes. Será que nunca me inculcaron eso de irle a un equipo, lo cual -supongo- se debió a que en mi familia no hubo de esos tíos, primos o hermanos mayores locos que se pintan la cara de colores y se ponen pelucas para ir a un estadio. Tampoco me dio por imitar a compañeros del salón o amigos de la cuadra que jugaban al fut o se hacían seguidores de algún club con tal de validar mi sentido de pertenencia. Confieso que sí, por allá del año 94, caí en el engaño nacionalista de El Tricolor, quizás hipnotizado por los estrambóticos uniformes de Jorge Campos; pero fuera de ese corto período de confusión patriotera -del cual me defiendo con un: "Estaba chavo y se me hizo fácil"-, nunca me ha nacido defender los colores de una camiseta; mucho menos he encontrado una razón para hacerlo ni vacío existencial que pueda llenar vitoreando a un montón de güeyes que patean un balón.
Algunos dirán que son locas teorías de conspiración. |
Hasta al pinche carbón lo hacen Tigre o Rayado. Hasta en eso hay que rivalizar. |
Ketrizte, deveraz :( |
No es lo mismo que yo me organice con mis amigos y colegas artistas para ir a protestar frente a palacio de gobierno para exigir algo que nos corresponde como ciudadanos o denunciar algo que nos parece injusto. Okey, sí, vamos en bola, nos plantamos ahí con pancartas y amenazamos con no volver a dibujar o pintar hasta que no se resuelva equis problemática social. Me duele decirlo, pero, probablemente a nadie le importe y nuestra manifestación no pasaría de ser -como dicen en el rancho- un pedo de burro flaco, snif. Seguramente nadie se aterraría ni haríamos eco más allá de 1500 clics en redes sociales, y posiblemente las autoridades se burlarían y nos darían una amable patada en el fundillo antes de decirnos: “¡Nos vale madre si dejan de dibujar o pintar!”. Digo, también hay que ser realistas :(
Pero qué tal si esas personas que van a los estadios deciden un día -UNO nada más- no ir para irse a plantar frente al palacio municipal, o de gobierno, o ante cualquier autoridad, y declaran que si no se soluciona tal o cual problema social, dejan de ir al futbol. ¿En serio no creen que rompería madres, por no decir "el estatus quo", esa acción? ¿En serio creen que no tendría eco? ¿En serio no creen que pondrían a temblar a esos poderosos que sólo quieren su dinero? ¿En serio no creen que serían ellos, las empresas que manejan y se enriquecen con el futbol, quienes les apretarían las tuercas a las autoridades para que hicieran su trabajo y cumplieran sus demandas con tal de no perder las derramas millonarias que dejan los partidos? Yo sí lo creo, pues les pegaría en lo que los mueve: la ambición económica. En verdad creo que esas 40, 50 u 80 mil personas, con ese poder bien encaminado, pudieran "chantajear" a las autoridades para sacar un beneficio colectivo, y no sólo para quienes manejan este deporte. En serio que tienen ese poder. Aquí se los firmo.
Claro que de eso que digo a que suceda, pues quién sabe. Simplemente les quería compartir lo que pienso. Que si es difícil, que si es imposible; no creo que lo sea tanto. Digo, si creemos que algún día colonizaremos Marte, no veo por qué no sea posible esta acción que sólo es cuestión de la voluntad; de sentir que hemos tocado fondo como sociedad y de creer que nos merecemos un mejor estado con mejores gobiernos, no sólo un buen partido de futbol.
Si no díganme de qué otra forma se podría.
Si no díganme de qué otra forma se podría.