miércoles, abril 29, 2009
Seis grados de separación
Existe una teoría que intenta probar que el mundo es un pañuelo. Se llama la Teoría de los Seis Grados de Separación, la cual plantea que todas las personas del mundo están conectadas entre sí a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios.
La pregunta es: ¿Alguno de ustedes, refinados lectores, tiene relación directa o indirecta con alguien que haya muerto a causa de la influenza?
Es sólo una pregunta. Tengo esa duda porque yo, que tengo familia grande, amigos y compañeros de trabajo (sí, a pesar de ser un amargado), no me ha tocado saber de un sólo caso que no sean los que se mencionan en los medios. Eso sí: me tocó que a todos en el trabajo les entró la paranoia, se sintieron enfermos, les dieron dolores de cabeza, pidieron el día para irse a checar y a la mera hora no tenían ni madres. Por algo dicen que la mente es cabrona.
Y no es que dude de lo que está sucediendo, lo que me mortifica es que sea cierto y las muertes sean provocadas a propósito para justificar algún fin oscuro. Algo así como el 9/11. Ya ven como son los gringos de hijos de puta.
He escuchado y leído (no en mails cadena ni en presentaciones de Power Point) que supuestamente esto de la influenza es "El Chupacabras" del nuevo milenio; una cortina de humo para tapar la legalización de las drogas, la intervención militar de los Estados Unidos a territorio nacional, la adjudicación del ejército mexicano al pentágono, la imposición de un nuevo impuesto y demás teorías conspiratorias que desgraciadamente a nadie le constan.
Si es una cortina de humo, algo debe de quedar claro: que sea cortina de humo no significa que sea mentira, pero sí una realidad exagerada o manipulada con un trasfondo tenebroso.
La pregunta es: ¿Alguno de ustedes, refinados lectores, tiene relación directa o indirecta con alguien que haya muerto a causa de la influenza?
Es sólo una pregunta. Tengo esa duda porque yo, que tengo familia grande, amigos y compañeros de trabajo (sí, a pesar de ser un amargado), no me ha tocado saber de un sólo caso que no sean los que se mencionan en los medios. Eso sí: me tocó que a todos en el trabajo les entró la paranoia, se sintieron enfermos, les dieron dolores de cabeza, pidieron el día para irse a checar y a la mera hora no tenían ni madres. Por algo dicen que la mente es cabrona.
Y no es que dude de lo que está sucediendo, lo que me mortifica es que sea cierto y las muertes sean provocadas a propósito para justificar algún fin oscuro. Algo así como el 9/11. Ya ven como son los gringos de hijos de puta.
He escuchado y leído (no en mails cadena ni en presentaciones de Power Point) que supuestamente esto de la influenza es "El Chupacabras" del nuevo milenio; una cortina de humo para tapar la legalización de las drogas, la intervención militar de los Estados Unidos a territorio nacional, la adjudicación del ejército mexicano al pentágono, la imposición de un nuevo impuesto y demás teorías conspiratorias que desgraciadamente a nadie le constan.
Si es una cortina de humo, algo debe de quedar claro: que sea cortina de humo no significa que sea mentira, pero sí una realidad exagerada o manipulada con un trasfondo tenebroso.
martes, abril 28, 2009
Clientes con los que no sé si reír o llorar
Cae la tarde. Se estaciona frente al negocio un coche lujoso. De él baja un hombre trajeado. Echa un vistazo a las cajas de afuera y entra.
-Disculpa, ¿no tendrás de ese piso de plástico negro para cubrir los bordes de las albercas? Uno que usan también para el área de barra de los restaurantes, para que las botellas no se rompan si se caen...
Ah, cabrón. Al parecer la lona de 7 X 7 metros que cuelga de la fachada de la tienda, esa que dice "Cajas de Cartón", no es muy clara.
-Disculpa, ¿no tendrás de ese piso de plástico negro para cubrir los bordes de las albercas? Uno que usan también para el área de barra de los restaurantes, para que las botellas no se rompan si se caen...
Ah, cabrón. Al parecer la lona de 7 X 7 metros que cuelga de la fachada de la tienda, esa que dice "Cajas de Cartón", no es muy clara.
domingo, abril 26, 2009
viernes, abril 24, 2009
Aviso:
Ya están listas las playeras para mujer en color blanco del Escuadrón Retro. Las fotos las pueden ver más abajo, nomás imagínenlas en blanco, jeje (aún no les tomo foto). Son iguales: mangas o tirantes, y la misma impresión. Ahí me avisan a mi correo electrónico las o los interesados. Además, todavía hay en varias tallas de color rosa.
Gracias a todos los que han hecho pedidos. Espero les hayan gustado.
Buen fin de semana.
P.D. En punto de las 12 de la noche, podrán leer uno de mis escritos aquí.
Gracias a todos los que han hecho pedidos. Espero les hayan gustado.
Buen fin de semana.
P.D. En punto de las 12 de la noche, podrán leer uno de mis escritos aquí.
miércoles, abril 22, 2009
Mi refugio de clientes culeros
Una de las cosas que suaviza mi jornada laboral, es el pequeño patio trasero del negocio de cajas; la otra, la esporádica visita de mi musa copa 34 D. El patio de la oficina es algo así como una estación de la iniciativa Dharma, pero en región 4 (¿por qué cuando alguien quiere decir que algo no es del nivel de lo que se habla, dice “región 4”?). En fin.
A ese patio salgo a pensar, a comer o nomás a hacerme pendejo viendo los colibríes que a veces revolotean entre el follaje. “Iren”, aquí les muestro una foto del pequeño oasis:
Y es que no es fácil llevar un negocio y formar parte del sistema que uno tanto critica y aborrece.
Una de las peores cosas de tener un negocio, es lidiar con clientes que se quieren pasar de listos. No falta el gracioso que llega a la tienda preguntando “¿Cuáles son las cajas que regalan?” o el que compra una -¡una!- pinche caja y quiere descuento. Incluso me ha tocado lidiar con húngaros hijos de puta que quieren mercancía a cambio de leerme la mano.
Hace poco llegó una vieja –el peor de todos los clientes que he tenido- preguntando por un tipo de caja en especial: una que tiene forma de “lonchera”, con agarraderita y toda la cosa. Sí la teníamos en existencia. Le di el precio unitario y me preguntó que a partir de cuántas piezas se le podía hacer un descuento. Le dije que arriba de 100. Y empezó a “picudear”.
-¿Y si le compro 200? –me dijo.
-El descuento es el mismo, señora.
-¿Y si le compro 300?
-Entonces es un 10% menos.
-¿Y si le compro 500?
-Otro 10% menos…
-¿Y si le compro 1000?
-El descuento es el mismo. Tendría que comprar arriba de 1000 piezas para otro descuento.
-Ah, bueno, entonces deme 1001.
No le dije “ay, no mame, pinche vieja” nomás porque soy un caballero. Pero de que lo pensé, lo pensé.
-Las cajas vienen en paquetes de 100, señora. Tendría que comprar 1100 para poderle hacer el otro descuento –le expliqué-. Además, aquí en bodega sólo tenemos 100, necesito pedir el resto a la matriz y en 2 días se las tengo.
-Ah, bueno, entonces me llevo las 100 que tiene aquí y mándeme pedir las otras 1000.
Se llevó las 100 y mandé pedir el resto ese mismo día. Cuando llegó el pedido llamé a la señora. Me dijo que se las guardara en bodega, porque ella no tenía dónde poner tanta caja. Es fecha que no ha venido por sus 1000 cajas restantes y ya no me contesta el teléfono. Vieja culera.
Cabe mencionar que por no verme "culero" y ser "buena onda" y "confiado", no le pedí anticipo, snif.
A ese patio salgo a pensar, a comer o nomás a hacerme pendejo viendo los colibríes que a veces revolotean entre el follaje. “Iren”, aquí les muestro una foto del pequeño oasis:
Y es que no es fácil llevar un negocio y formar parte del sistema que uno tanto critica y aborrece.
Una de las peores cosas de tener un negocio, es lidiar con clientes que se quieren pasar de listos. No falta el gracioso que llega a la tienda preguntando “¿Cuáles son las cajas que regalan?” o el que compra una -¡una!- pinche caja y quiere descuento. Incluso me ha tocado lidiar con húngaros hijos de puta que quieren mercancía a cambio de leerme la mano.
Hace poco llegó una vieja –el peor de todos los clientes que he tenido- preguntando por un tipo de caja en especial: una que tiene forma de “lonchera”, con agarraderita y toda la cosa. Sí la teníamos en existencia. Le di el precio unitario y me preguntó que a partir de cuántas piezas se le podía hacer un descuento. Le dije que arriba de 100. Y empezó a “picudear”.
-¿Y si le compro 200? –me dijo.
-El descuento es el mismo, señora.
-¿Y si le compro 300?
-Entonces es un 10% menos.
-¿Y si le compro 500?
-Otro 10% menos…
-¿Y si le compro 1000?
-El descuento es el mismo. Tendría que comprar arriba de 1000 piezas para otro descuento.
-Ah, bueno, entonces deme 1001.
No le dije “ay, no mame, pinche vieja” nomás porque soy un caballero. Pero de que lo pensé, lo pensé.
-Las cajas vienen en paquetes de 100, señora. Tendría que comprar 1100 para poderle hacer el otro descuento –le expliqué-. Además, aquí en bodega sólo tenemos 100, necesito pedir el resto a la matriz y en 2 días se las tengo.
-Ah, bueno, entonces me llevo las 100 que tiene aquí y mándeme pedir las otras 1000.
Se llevó las 100 y mandé pedir el resto ese mismo día. Cuando llegó el pedido llamé a la señora. Me dijo que se las guardara en bodega, porque ella no tenía dónde poner tanta caja. Es fecha que no ha venido por sus 1000 cajas restantes y ya no me contesta el teléfono. Vieja culera.
Cabe mencionar que por no verme "culero" y ser "buena onda" y "confiado", no le pedí anticipo, snif.
martes, abril 21, 2009
Oh, bama mar todo
La semana pasada dibujé mucho a Obama para el periódico del que no me despidieron. Ya ven que el señor Presidente vino a México 20 horas y, como Fox en sus cacareados 15 minutos de superhéroe, se comprometió a arreglar mil chingaderas y llegar a no sé qué tantos atractivos acuerdos.
Hasta hice una ilustración para un artículo sobre la mentada cumbre en Trinidad y Tobago, un dibujo en el que también abarqué el tema de la relación con México y Cuba.
Lo único que puedo pensar es que Obama es el hombre más carismático para que los gringos se adueñen de una vez por todas de los recursos naturales del país sin que los propios mexicanos nos demos cuenta. El pretexto será el combate al narcotráfico.
Sólo nos queda la conquista interior, pues parece que estos señores nunca entenderán que ésa es la única que en realidad vale la pena y la única que lleva a la paz verdadera.
Después, todo volvió a la normalidad: levantados, balaceras, ejecutados, matanzas, aumentos, choques, inocentes detenidos, culpables liberados y demás cosas que sostienen la envidiable cultura, justicia y economía de México.
Hasta hice una ilustración para un artículo sobre la mentada cumbre en Trinidad y Tobago, un dibujo en el que también abarqué el tema de la relación con México y Cuba.
Lo único que puedo pensar es que Obama es el hombre más carismático para que los gringos se adueñen de una vez por todas de los recursos naturales del país sin que los propios mexicanos nos demos cuenta. El pretexto será el combate al narcotráfico.
Sólo nos queda la conquista interior, pues parece que estos señores nunca entenderán que ésa es la única que en realidad vale la pena y la única que lleva a la paz verdadera.
Después, todo volvió a la normalidad: levantados, balaceras, ejecutados, matanzas, aumentos, choques, inocentes detenidos, culpables liberados y demás cosas que sostienen la envidiable cultura, justicia y economía de México.
lunes, abril 20, 2009
Una lagartija cornuda
Siempre preferí a Walter Lantz sobre Walt Disney. Cuando mis amigos del Colegio Montessori presumían sus vacaciones de verano en Disneylandia, yo les decía que había ido a la tierra del Pájaro Loco, Andy Panda y Chilly Willy, un lugar que sólo existía en mi imaginación. Algunos me creían. Otros se reían y me decían que eso no existía. A muy pocos les confesaba que mis vacaciones de verano consistían en jugar "bote pateado", husmear en construcciones abandonadas y buscar insectos bajo las piedras de los montes baldíos que rodeaban el barrio.
Un día llevé al salón una lagartija cornuda en un tanque para peces. La había atrapado en el lote baldío frente a mi casa. La maestra me puso 5 puntos extras por haber “enriquecido” la clase de Ciencias Naturales con “material visual de apoyo”. Ya ven cómo hablan los maestros. Todos estaban fascinados, pero nadie se atrevía a tocarla; sólo yo. Durante el recreo, uno de mis compañeros -de ésos que iban cada año a Disneylandia-, me dijo: “A mí mis papás no me dejan salir a jugar como a ti. Tienen miedo de que me atropellen o me roben o me pique algo”.
Regresando a mi casa, solté la lagartija cornuda en el monte. Mientras contemplaba su huida entre los matorrales me convencí de que mis vacaciones habían sido las mejores del mundo.
Un día llevé al salón una lagartija cornuda en un tanque para peces. La había atrapado en el lote baldío frente a mi casa. La maestra me puso 5 puntos extras por haber “enriquecido” la clase de Ciencias Naturales con “material visual de apoyo”. Ya ven cómo hablan los maestros. Todos estaban fascinados, pero nadie se atrevía a tocarla; sólo yo. Durante el recreo, uno de mis compañeros -de ésos que iban cada año a Disneylandia-, me dijo: “A mí mis papás no me dejan salir a jugar como a ti. Tienen miedo de que me atropellen o me roben o me pique algo”.
Regresando a mi casa, solté la lagartija cornuda en el monte. Mientras contemplaba su huida entre los matorrales me convencí de que mis vacaciones habían sido las mejores del mundo.
domingo, abril 19, 2009
Un domingo sin chiste del mes de abril...
Por más que intento verlo como un trozo de ser vivo en estado de putrefacción que para llegar a mi mesa tuvo que pasar por procesos antihigiénicos y crueles, no logro dejar de comer carne roja en su totalidad.
Imagino al Cucho -mi perro- siendo despellejado, desmembrado y sus partes acomodadas en una charolita de unicel para ser exhibidas para el consumo humano, y me dan escalofríos. Imagino una corrida de toros y me emputa. Recuerdo las imágenes televisivas de lo rastros municipales -donde los matanceros golpean en la cabeza a las reses con mazos- y tiemblo. Pienso en la cantidad de bosques y selvas que se tienen que sacrificar para criar ganado bovino y realmente me preocupa. Sin embargo, de perdido una o dos veces por semana me compro mis trozos de jugosa y sanguinolenta carne de res; que, por cierto, está carísima la cabrona.
Pienso en los fanáticos del fútbol soccer: ésos que idolatran equipos mediocres, compran entradas caras para verlos jugar en un estadio y se emborrachan con cerveza a precios inflados y me siento uno de ellos cuando compro carne. Me quejo y me quejo pero sigo consumiéndola.
Lo que hago últimamente es que compro puro corte Angus, de esa que el kilo cuesta casi los $200 pesos (así de sofisticado soy, snif), para que me duela en el bolsillo, eso me haga consumir menos y de perdido el sacrificio valga la pena para el paladar.
Lo sé. No tengo excusa ni pretexto. Soy un pinche ecologista balín que no se vería bien diciendo que es un complot mundial de los productores de carne que de seguro le echan alguna sustancia química adictiva para que no podamos dejarla de consumir.
Lo que tengo que hacer es aprender a prepararme un buen pescado que me haga olvidar por completo la carne. Y después preocuparme por los pobres pescaditos.
Imagino al Cucho -mi perro- siendo despellejado, desmembrado y sus partes acomodadas en una charolita de unicel para ser exhibidas para el consumo humano, y me dan escalofríos. Imagino una corrida de toros y me emputa. Recuerdo las imágenes televisivas de lo rastros municipales -donde los matanceros golpean en la cabeza a las reses con mazos- y tiemblo. Pienso en la cantidad de bosques y selvas que se tienen que sacrificar para criar ganado bovino y realmente me preocupa. Sin embargo, de perdido una o dos veces por semana me compro mis trozos de jugosa y sanguinolenta carne de res; que, por cierto, está carísima la cabrona.
Pienso en los fanáticos del fútbol soccer: ésos que idolatran equipos mediocres, compran entradas caras para verlos jugar en un estadio y se emborrachan con cerveza a precios inflados y me siento uno de ellos cuando compro carne. Me quejo y me quejo pero sigo consumiéndola.
Lo que hago últimamente es que compro puro corte Angus, de esa que el kilo cuesta casi los $200 pesos (así de sofisticado soy, snif), para que me duela en el bolsillo, eso me haga consumir menos y de perdido el sacrificio valga la pena para el paladar.
Lo sé. No tengo excusa ni pretexto. Soy un pinche ecologista balín que no se vería bien diciendo que es un complot mundial de los productores de carne que de seguro le echan alguna sustancia química adictiva para que no podamos dejarla de consumir.
Lo que tengo que hacer es aprender a prepararme un buen pescado que me haga olvidar por completo la carne. Y después preocuparme por los pobres pescaditos.
viernes, abril 17, 2009
Adelanto de Escuadrón...
Aquí les va un pequeño adelanto de lo que sucederá en los próximos capítulos del Escuadrón Retro, que, según la crítica especializada, estarán más interesantes que LOST... in Space (ya ven que aquí todo es retro).
AVISO:
Quienes depositaron el dinero de la playera durante la semana y hasta hoy viernes antes de las 12 del medio día, su paquete ya les fue enviado. Al igual que a los ganadores del concurso. Estén pendientes. Cualquier error, cambio o devolución, me lo hacen saber por favor.
Como comentario adicional: es curioso conocer a tus lectores. A veces uno se imagina el perfil de quien lo lee, pero, aún así, te llevas sorpresas. Sorpresas agradables la mayoría de las veces. Por ejemplo: entregué playeras a decentes padres de familia, que iban acompañados de sus pequeñas hijas o con hijos recién nacidos entre brazos. Hubo un gerente general de una empresa regiomontana importante que se dice “mi fan” y me pidió tres camisetas, y hasta un físico matemático que cursa su primer año de doctorado. ¿Qué hace leyéndome gente tan capaz?... quién sabe, jajaja… Un joven padre me pidió un par de tallas "mini" para sus gemelos; la novia de un morro me pidió que le firmara la camiseta que le regalaría de cumpleaños a su amor, dijo que era una sorpresa porque su amado se había quedado sin internet desde hacía un mes y no sabía de la existencia de las playeras y -supuestamente- estaba triste porque no me podía leer (jaja). Un grupo de amigos me pidió palabras de aliento rayadas con plumón rojo sobre la tela para un compañero de trabajo hospitalizado. En fin. Es un alivio saber que me lee gente buena e inteligente, que tiene tiempo para reír un rato, tiempo para perder el tempo y disfrutar de mis pendejadas. Les mando un aplauso y un agradecimiento a todos ustedes, a todos los que me pidieron playeras y me siguen pidiendo. A todos los que me siguen leyendo. Muchas gracias.
Los que depositen la próxima semana les mandaré su paquete igual: el viernes. ¡La venta de playeras sigue… y vienen más!
Y para todos aquellos que les cagan mis monitos y mis tiras –muy respetable su opinión sincera- y ya están hartos del Planetita o del Escuadrón o del Chimi, prometo que la próxima semana habrá desintoxicación de dibujitos y publicaré más escritos.
P.D. Hoy, a las 12 de la noche, tira cómica en Recolectivo.
AVISO:
Quienes depositaron el dinero de la playera durante la semana y hasta hoy viernes antes de las 12 del medio día, su paquete ya les fue enviado. Al igual que a los ganadores del concurso. Estén pendientes. Cualquier error, cambio o devolución, me lo hacen saber por favor.
Como comentario adicional: es curioso conocer a tus lectores. A veces uno se imagina el perfil de quien lo lee, pero, aún así, te llevas sorpresas. Sorpresas agradables la mayoría de las veces. Por ejemplo: entregué playeras a decentes padres de familia, que iban acompañados de sus pequeñas hijas o con hijos recién nacidos entre brazos. Hubo un gerente general de una empresa regiomontana importante que se dice “mi fan” y me pidió tres camisetas, y hasta un físico matemático que cursa su primer año de doctorado. ¿Qué hace leyéndome gente tan capaz?... quién sabe, jajaja… Un joven padre me pidió un par de tallas "mini" para sus gemelos; la novia de un morro me pidió que le firmara la camiseta que le regalaría de cumpleaños a su amor, dijo que era una sorpresa porque su amado se había quedado sin internet desde hacía un mes y no sabía de la existencia de las playeras y -supuestamente- estaba triste porque no me podía leer (jaja). Un grupo de amigos me pidió palabras de aliento rayadas con plumón rojo sobre la tela para un compañero de trabajo hospitalizado. En fin. Es un alivio saber que me lee gente buena e inteligente, que tiene tiempo para reír un rato, tiempo para perder el tempo y disfrutar de mis pendejadas. Les mando un aplauso y un agradecimiento a todos ustedes, a todos los que me pidieron playeras y me siguen pidiendo. A todos los que me siguen leyendo. Muchas gracias.
Los que depositen la próxima semana les mandaré su paquete igual: el viernes. ¡La venta de playeras sigue… y vienen más!
Y para todos aquellos que les cagan mis monitos y mis tiras –muy respetable su opinión sincera- y ya están hartos del Planetita o del Escuadrón o del Chimi, prometo que la próxima semana habrá desintoxicación de dibujitos y publicaré más escritos.
P.D. Hoy, a las 12 de la noche, tira cómica en Recolectivo.
martes, abril 14, 2009
Tira y playera dama
Amiguita:
Si quieres conquistar galanes atrapados en los ochentas, de ésos que tienen su recámara decorada con muñequitos de La Guerra de las Galaxias y están obsesionados con la música de Journey, Chicago y The Police, ¿qué esperas?, ¡ordena tu playera del Escuadrón Retro!
Si quieres revivir tiempos mejores y pasar noches en vela jugando al Frogger o al Fabuloso Fred mientras le untas Duvalines en el cuerpo a un galán más galán que Omar Fierro, ¡pide tu playera del Escuadrón Retro!
Por el momento, sólo tengo en color rosa claro, con mangas y sin mangas, como las de las siguientes fotos (la playera no incluye siliconas):
Les aviso cuando salgan las blancas, que son iguales, nomás que en color blanco... obvio.
Y pues sigue la venta de las playeras unisex, que son las de la foto de más abajo, las blancas con mangas negras.
Saludos.
lunes, abril 13, 2009
A luchar por la justicia
Terminaron las vacaciones y nuestros héroes vuelven a la carga, como los valientes (aunque en realidad son una bola de cobardes huevones).
Nos habíamos quedado en que el Estómago a Go-Gó quiere comerse a toda Retrópolis y el Escuadrón Retro trata de impedirlo.
NOTA:
Antes que nada: muchas gracias a todos por su respuesta con lo de las playeras. Las mandaré el viernes 17 de abril y el lunes 20, para darle oportunidad a los que harán el depósito en quincena, hacer más de las tallas que se agotaron y darle chance al impresor a que me entregue las de dama. No olviden mandar sus datos completos para el envío. La banda de aquí de Monterrey mándeme un mail para ponernos de acuerdo y llevarles sus playeras a domicilio. Y estén pendientes, que habrá más concursos, regalos y souvenirs de mis personajes.
Buen inicio de semana.
Nos habíamos quedado en que el Estómago a Go-Gó quiere comerse a toda Retrópolis y el Escuadrón Retro trata de impedirlo.
NOTA:
Antes que nada: muchas gracias a todos por su respuesta con lo de las playeras. Las mandaré el viernes 17 de abril y el lunes 20, para darle oportunidad a los que harán el depósito en quincena, hacer más de las tallas que se agotaron y darle chance al impresor a que me entregue las de dama. No olviden mandar sus datos completos para el envío. La banda de aquí de Monterrey mándeme un mail para ponernos de acuerdo y llevarles sus playeras a domicilio. Y estén pendientes, que habrá más concursos, regalos y souvenirs de mis personajes.
Buen inicio de semana.
miércoles, abril 08, 2009
Tira y playeras
Me acaban de entregar la primera tanda de playeras del Escuadrón Retro. Los primeros tres lectores que me digan qué cosas son los 9 personajes que están en la fila del banco junto al Refresco TAB y el Control de Atari Karateca, se llevarán de regalo -cada uno, obviamente- una playera como ésta:
No incluye barba cerrada, pectorales de acero ni abdomen de piedra, snif.
Diré los ganadores el miércoles (hoy) por la noche en los comentarios de este post. El envío de las playeras se hará después del 13 de abril (cuando abran las dependencias de gobierno, porque es seguro que correos vaya a estar cerrado). Los ganadores me mandarán un mail con sus datos (domicilio y esas cosas) y la talla de su playera. Demás interesados en adquirir una, favor de mandarme un correo o dejar aquí su mail, para ponerme en contacto con ustedes.
Próximamente también habrá con corte para mujer (con tirantitos sexys y escote) y de La Neta del Planeta.
Saludos, gracias por participar, suerte y una disculpa por sólo poder regalar 3 en vez de 100, snif.
No incluye barba cerrada, pectorales de acero ni abdomen de piedra, snif.
Diré los ganadores el miércoles (hoy) por la noche en los comentarios de este post. El envío de las playeras se hará después del 13 de abril (cuando abran las dependencias de gobierno, porque es seguro que correos vaya a estar cerrado). Los ganadores me mandarán un mail con sus datos (domicilio y esas cosas) y la talla de su playera. Demás interesados en adquirir una, favor de mandarme un correo o dejar aquí su mail, para ponerme en contacto con ustedes.
Próximamente también habrá con corte para mujer (con tirantitos sexys y escote) y de La Neta del Planeta.
Saludos, gracias por participar, suerte y una disculpa por sólo poder regalar 3 en vez de 100, snif.
lunes, abril 06, 2009
sábado, abril 04, 2009
Una del Escuadrón y otras cosillas...
Estaré publicando dibujos inéditos en el Candelario. Échenle un ojo si no saben en qué día viven. La versión impresa de este proyecto está planeada para salir por ahí de septiembre. Aquí les va una probadita:
Va un Escuadrón Retro:
Y ya pueden conseguir (un poco atrasado, jeje) el número 18 de ¡#$%&! Cómics. Espero que el 19 salga a mediados de este mes... y esperen sorpresas.
Va un Escuadrón Retro:
Y ya pueden conseguir (un poco atrasado, jeje) el número 18 de ¡#$%&! Cómics. Espero que el 19 salga a mediados de este mes... y esperen sorpresas.
miércoles, abril 01, 2009
La vida desde una litera
El día que mi abuela dejó que durmiera en la cama de arriba, me sentí un niño grande. Prometí no decirle a mi madre, para no mortificarla. Comoquiera, durante la noche, la abuela echaba vistazos por la puerta, para ver que no estuviera tan en la orilla de la cama, a punto de caer.
Desde arriba, todo se veía más pequeño. Era como estar en el solitario faro de una escollera contemplando el mar. Tocar las manchas de humedad que trazaban el techo me hacía sentir enorme. Una vez, un niño se aventó desde arriba de una litera y, creyendo que volaría, se rompió una pierna. Hasta salió en el periódico y todo.
Por las mañanas, la abuela trataba de ayudarme a bajar, pero yo era ya todo un experto: apoyaba mis pies en el respaldo de la cama de abajo, uno a la vez, y saltaba al piso, agazapándome, como fiera que salta de entre los matorrales para acorralar a su presa.
La abuela siempre creía que me lastimaba por el salto, pero yo le decía que no me había pasado nada, y me sacudía las manos.
Cenábamos en la barra de la cocina, con el televisor encendido en el canal que yo quisiera. Incluso podía tener mis monitos sobre la mesa y jugar al mismo tiempo que comía, cosa que en casa de mis padres estaba prohibida.
Mi abuela colgó el teléfono y dijo: “El lunes sale tu madre del hospital”. No es que no extrañara a mi mamá, pero también extrañaría esa sensación de grandeza que me producía dormir en la parte de arriba de la litera.
“Nomás no le vayas a decir que te dejé dormir arriba, ¿eh?”, puntualizó mi abuela. Sonreí. Era nuestro gran secreto.
Desde arriba, todo se veía más pequeño. Era como estar en el solitario faro de una escollera contemplando el mar. Tocar las manchas de humedad que trazaban el techo me hacía sentir enorme. Una vez, un niño se aventó desde arriba de una litera y, creyendo que volaría, se rompió una pierna. Hasta salió en el periódico y todo.
Por las mañanas, la abuela trataba de ayudarme a bajar, pero yo era ya todo un experto: apoyaba mis pies en el respaldo de la cama de abajo, uno a la vez, y saltaba al piso, agazapándome, como fiera que salta de entre los matorrales para acorralar a su presa.
La abuela siempre creía que me lastimaba por el salto, pero yo le decía que no me había pasado nada, y me sacudía las manos.
Cenábamos en la barra de la cocina, con el televisor encendido en el canal que yo quisiera. Incluso podía tener mis monitos sobre la mesa y jugar al mismo tiempo que comía, cosa que en casa de mis padres estaba prohibida.
Mi abuela colgó el teléfono y dijo: “El lunes sale tu madre del hospital”. No es que no extrañara a mi mamá, pero también extrañaría esa sensación de grandeza que me producía dormir en la parte de arriba de la litera.
“Nomás no le vayas a decir que te dejé dormir arriba, ¿eh?”, puntualizó mi abuela. Sonreí. Era nuestro gran secreto.
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