Una mujer empezó a insultarme en la fila del supermercado.
–¡Ladrón! Nosotros te damos de tragar. ¡Nosotros! –dijo
histérica, señalando hacia varias partes de la tienda.
Sonreí y la ignoré.
La cajera pesó la bolsa de jitomates y después marcó el
frasco de aceitunas, la botella de vino
y el aceite de oliva que había ido a comprar.
–¡Eres un ratero! Tragas gracias a nosotros. ¡Ladrón! –subió
el tono de voz.
La miré a los ojos y sonreí. Hice un ademán con la mano
izquierda: “Tranquila…”, dije casi susurrando. El niño que la acompañaba se
escondió detrás de ella.
–Eres el que sale en la tele diciendo que “No más impuestos”.
Nadie te cree, rata asquerosa. ¡Yo te doy para tragar! Trabajas para mí, ¡rata!
Sereno, extendí mi mano y observé al niño. Parecía asustado.
Un hombre de corbata –el gerente, supuse– se aceró al escuchar el escándalo.
El niño se asomó y extendió su mano. La estreché y la sacudí con
delicadeza.
–¡No le des la mano a esta pinche rata! –aulló la mujer. El hombre de corbata trató de calmarla, pero ésta respondió con un
manotazo.
De un movimiento brusco y rápido, jalé al niño hacia mí. Saqué
la escuadra que tenía escondida debajo de la axila y posé el cañón sobre la cabeza del pequeño. Todos gritaron.
–Si no se calla le vuelo los sesos.
El niño rió y toco la pistola con una de sus manos.
–¿Se va a callar?, ¿o le vuelo los sesos?
La mujer quedó paralizada. Los ojos se le desbordaron y la
boca se le torció. No dijo nada.
Solté al niño y lo acerqué hacia ella con un ligero empujón.
La cajera me dio el cambio con la mano temblorosa.
–Ahora es usted cómplice de algo horrible que he hecho, así es que no vuelva a quejarse –dije, di las gracias, cargué la bolsa con el mandado y
me fui.
3 comentarios:
Justo cual peli de Luis Estrada ;)
Alexander: Para andar en el mismo mood, jejeje. Saludos.
buen remedio pa' todas las doñas histericas que les gusta andar haciendo alboroto por la vida...
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