lunes, junio 17, 2013

Pequeños secretos de mi ciudad

Suelo estacionar el coche algunas cuadras después del lugar al que voy.

Lo hago para caminar. Caminando se conocen las ciudades.

También lo hago porque siento que es una forma de reconciliarme con la mía.

Descubrir rincones que no conocía porque siempre pasaba en coche y no me detenía a contemplarlos.

Creo que no puedes amar algo que no conoces; o que conoces a medias.

Pero también creo que puedes odiar algo que conoces muy bien.

Caminar entre estas calles es una manera de decir: "Te odio pero quiero aprender a amarte".

Aunque me queda claro que el amor no es algo que brote a la fuerza o se imponga a huevo.

Pero mientras estás con algo o con alguien, es mejor sentir amor a sentir odio; o, peor tantito: no sentir nada.

Con el sol de las seis de la tarde de frente, me topo con un mural en una esquina, con un árbol creciendo entre los escombros de una casa abandonada y con una famosa fábrica de dulces cuyas ventanas se ven tan reales que nunca me había dado cuenta que son pintadas.

Y me maravillo con estos secretos recién descubiertos en mi ciudad.

1 comentario:

Cisco dijo...

En mis tiempos, el tener un auto o coche, era un lujo. Caminar por la ciudad o viajar en autobús o cualquier medio de transportación urbana era una necesidad. Pero tal como dices, era una buena oportunidad de conocer la ciudad visualmente y apreciar todos los pequeños detalles que te ofrece. Es por eso que hoy que regreso, me gusta andar de "vago" y el caminar por culaquier lugar es un placer.
Saludos.