Notas del lunes

Así como me recomiendan a cada rato la película de El Secreto, también me recomiendan la música de un tal Mika. "Será Mikaela", pensé la primera vez, "o me estarán albureando y cuando responda que quién es Mika, me van a contestar: ¡MiKa Bezón, putooo, jajaja!"; pero nel. Ya lo escuché y resulta que es un güey que pega grititos iguales a los que pega una vieja cuando le sale un ratón de la alacena y se contonea como el varonil vocalista de Miranda, pero en idioma inglés. Justo lo que nos faltaba.

Alguna vez el Filósofo de Cantina me dijo:

"Nunca le prohibas nada a una mujer. Nunca le digas que deje de hacer tal o cual cosa nada más porque no te gusta. Plantéaselo de otra forma que no parezca una prohibición. Por ejemplo: si no te gusta que tu mujer fume, no le digas que ya no fume; dile que no te gusta que fume porque sus besos es lo más sabroso que has probado y quieres pasarte el tiempo besándola, pero el humo del cigarro les da un sabor extraño y reseca la húmeda textura de su lengua. O dile que si le pides que deje de fumar es porque tienes un miedo enorme a perderla y todo lo que le haga daño te aterra porque quieres tenerla para siempre a tu lado. Dile que no concibes la vida si ella se va primero que tú. Así funcionan mejor las prohibiciones y suenan más dulces a prohibir así nomás de huevos"

Mi amigo ese que me habla siempre los domingos muy temprano para preguntarme el nombre de alguna calle de la ciudad o pendejadas similares, me habló hace poco para pedirme hospedaje en el depa por un mes porque se peleó con sus papás. Como ya lo había dicho antes, este cabrón es de esos que mide la amistad en qué tanto le aguanta uno sus desmadres y pendejadas; para él, aguantarle sus estupideces es "ser un verdadero amigo por estar ahí siempre en las buenas y en las malas con él". El pedo es que con este cabrón son puras cosas malas; ni una sola buena. Rehabilitaciónes, llamadas de la mamá a mi casa porque le dijo que estaba conmigo y luego llega a su casa zumbando de borracho y el que se crea la mala fama soy yo; el güey va atener un hijo con una ex teibiolera, dice que no es de él pero que se lo va a quitar a la vieja cuando nazca y... no, no, no, no... una fichita mi compa.
Pues nomás imaginen a un cabrón de 30 años que todavía anda con esas mamadas de que "ay, ay, me peleo con mis papás y me voy de la casa en mi camionetota y hago mi berrinche para que mis papis se preocupen". Qué hueva.
Si fuera cualquier otro compa el que me pidiera hospedaje, juro que le decía que sí, pero este cabrón es el güey más inútil y panchoso que conozco. Tan inútil que, cuando me habló para pedirme el paro de darle asilo, me dijo:

- ¿Cómo ves? Es nada más por un mes; en lo que me ayudas a encontrar un depa y otro trabajo (¿"en lo que me ayudas", kimosabi?).

- Mmmm... Pues vente para acá y lo cotorreamos, güey. Tengo que hablar con la ñora que me renta y aparte nomás tengo una cama... pero lo platicamos. Caile con unas cheves.

- Es que ya vendí mi camioneta, güey... ¿cómo le hago para irme para tu casa?

- Pues toma un taxi, güey... No mames que no te acuerdas dónde vivo si has venido un chingo de veces.

- No, sí me acuerdo... pero... mejor ven por mí, ¿no?

Hice como que se cortó la llamada y ya no le contesté el teléfono al cabrón. Es tan inútil que apuesto mi huevo derecho (porque el izquierdo lo tengo más grande) a que no se acordaba cómo llegar. Y eso que vivimos a 10 minutos de distancia. Puras mortificaciones con estos compas.