Ya había control remoto, mas no películas VHS. De hecho, el control de la vídeocasetera BETA era alámbrico; sólo el de la televisión era de mando a distancia.
Creo que fue después de la guerra sucia contra los Burger Boys (en todos lados decían que la carne que utilizaban para hacer sus hamburguesas era de rata). Quebraron –o los hicieron quebrar- y al poco tiempo llegaron las hamburgueserías gringas de la “eme” amarilla. Nadie cuestionó lo absurdo de fabricar hamburguesas con carne de rata. Nadie cuestiona ahora con qué hacen las hamburguesas que vinieron a reemplazar aquella empresa mexicana. Sólo un maestro de la secundaria, Mario, se llamaba; me acuerdo que dijo: “¿Imaginan la cantidad de ratas que se necesita para hacer sólo una hamburguesa? ¡Es ilógico!… No crean todo lo que la televisión dice”, y siguió dando su clase de química. Desde ese día no creo nada de lo que dice la televisión.
Rogaba a mis padre por que me llevaran al programa de Chabelo, pero me decían que se grababa en la ciudad de México. Quería una avalancha, una bicicleta y una autopista de carreras, para luego pasar a la catafixia. La ingenuidad de esa etapa no me dejaba ver que el becerro y el chivito que salían detrás de la catafixia eran en broma; que significaba que alguien acababa de perder todos sus regalos y no se había ganado nada a cambio. Pero yo quería ir al programa para ganarme el becerro o el chivito; para mí eran mejores premios que la avalancha, la bici o la pista de carritos juntos. Insistía e insistía, y se negaban y se negaban por razones obvias que son mejor no decirles a los niños y cambiar el tema. “¿Dónde crees que vamos a meter a ese animalito si te lo ganas, mijo?” –decía mi madre. “En el patio de adelante de casa de mi abuelita” –respondía yo.
Ya había refrescos sin azúcar y sopas instantáneas, pero no microondas. Al menos no en mi casa ni en casa de mis amigos. Las palomitas venían en bolsas de plástico; las más divertidas venían con el maíz teñido de colores. Se preparaban en un sartén tapado con aceite. Tronaban mejor en la cacerola que ahora en las bolsas para microwave. Me gustaba que mi madre las preparara porque sonaban como los balazos de las películas de vaqueros. Durante la ruidosa transformación de maíz a roseta, mis manos se convertían en dos revólveres y huía de los indios entre sillones, patas de mesa y puertas con tela mosquitera. Mi madre sonreía.
Siento que estoy hablando como cuando un viejo platica de algo que no me tocó vivir. Cuando los viejos hablan de juegos con palos, botes, piedras y tableros pintados en la tierra con el dedo. Cualquier persona menor de 25 años se reiría al leer que las rosetas de maíz se preparaban en sartén y que a mí me tocó vivirlo. Suena tan primitivo, tan prehistórico.
Y no es que uno esté viejo, simplemente el progreso va más rápido que nuestros mejores recuerdos.
miércoles, enero 30, 2008
martes, enero 29, 2008
Capitán Cooltura y el Chimicuil
Se acerca febrero, mes que odian los intelectualoides y culturosillos por ser una fecha inventada por los demonios yankis para equilibrar su economía a través del consumismo desmedido de los ingenuos enamorados. También es repudiada porque el culturoso deadeveras no se enamora mas que de sus musas y de su mano peluda por tanto "lavar a mano".
Por eso, a continuación presento un cartón de El Capitán Cooltura, que nada tiene que ver con el mes de febrero ni con el amor, pero se me hizo buen pretexto para subirlo:

Y después de muchos intentos fallidos por volar, el Chimicuil decide ir a terapia de grupo:

Por eso, a continuación presento un cartón de El Capitán Cooltura, que nada tiene que ver con el mes de febrero ni con el amor, pero se me hizo buen pretexto para subirlo:

Y después de muchos intentos fallidos por volar, el Chimicuil decide ir a terapia de grupo:


domingo, enero 27, 2008
Dormingo
Todo el desmadre empezó aquí. Y este es el diploma oficial que avala mi participación en el Primer Agujero Negro Bloguero:

Y aquí va un adelanto de lo que podrán encontrar en su revista ¡#$%&! Cómics de febrero:


Continuará...

Y aquí va un adelanto de lo que podrán encontrar en su revista ¡#$%&! Cómics de febrero:


Continuará...
jueves, enero 24, 2008
Las habas y el micro mamilas

Apenas ayer, mientras calentaba las habas con arroz que semana con semana me manda mi agüelita (quesque porque un tal doctor Rangel siempre le decía: “Dele a su familia habas y zanahoria todos los días y verá que nunca se le van a enfermar”) me di cuenta de las funciones tan mamonas que tiene mi horno de microondas. Ora verán.
Un botón para palomitas está bien, pero, ¿uno para “cochinita pibil”, otro para “choriqueso”, otro para “salsa chipotle” y uno más para el “chicharrón verde”? NO MAMEN, por favor. Y el de “pastel azeteca” (?)… NO MAMEN DOBLE. Alguien explíqueme -por favor- cómo le hace el chingao aparato para identificar si alguien metió en su interior un pastel azteca; o díganme el tiempo exacto que necesita un pastel azteca para quedar calientito y metérselo por el culo al mamón que le puso esas funciones a mi microondas, snif.
Igualmente con los demás platillos: ¿acaso el chicharrón verde necesita un tiempo específico de calentamiento para estar en su punto y por eso requiere un botón nomás para él solito? Y si meto chicharrón rojo, ¿funcionará la chingadera, lo calentará de más o quedará frío? O si quiero meter carne deshebrada con elote y pimiento morrón ¿ya me chingué porque no se puede porque no hay un botón específico para carne deshebrada con elote y pimiento morrón? ¿Por qué discriminar al picadillo, la barbacoa y la salsa de molcajete y no darles su botoncito propio? ¿Por quéeeee?
Otra mamada: el botón de “Comida para niños”. ¿Quién le dijo a Samsung (marca satánica) que los nuggets de pollo, los hot dogs, las papas fritas y los sandwiches son comida para niños?... Para niños que en 10 años apodarán “El Marra”, “El Cuino” o “El Chancho”, tal vez. Esa no es comida de niños, no mamen. Comida para niños mis huevos rasurados (¡ah, cabrón!, que feo se oyó eso...).
Bueno, y qué decir del botón de "Botanas", por favor no me hagan seguir con el botón de las botanas porque me doy un tiro. Calentar “palitos de queso”, háganme el chingado favor. "Alitas", "cáscaras de papa" (?)... ¡Dios mío!, pura mierda gringa. Pos no que muy mexicano, pinche microondas contradictorio, bipolar y de doble nacionalidad. Traidor a la patria, eso es lo que eres.
En fin. Ya saben que hasta lo que no trago me hace daño y por eso hago corajes de las pendejadas más pendejas.
Y volviendo a lo de las habas de mi agüela que, como siempre, le quedaron bien chingonas, pos yo creo que es cierto eso de que es uno de los alimentos más completos porque, a la fecha, no tengo ni primos ni tíos muertos, enfermos o tarados. Y véanme a mí: un bastión de la salud y la perfección física, snif. Lo único que el mentado doctor Rangel no le dijo a mi agüela es que, comiendo tantas habas, las patas empiezan a olerle a uno a habas. No, no es broma. Es como cuando uno traga mucho atún o come espárragos y va a miar al baño... fuuutssss...
martes, enero 22, 2008
Una tira y una foto
Se está acabando enero y me atrevo -atrevido que soy yo- a hacer un pronóstico de todos aquellos ñoños que hicieron propósitos de año nuevo:

De grande, me gustaría tener un negocio como éste de la foto. Como el soñador que soy, siempre he pensado que los crudos necesitan un trato digno y no sólo los dolores de cabeza matutinos y los reproches de sus esposas fodongas por gastarse el dinero que era para el mandado y los zapatos de los niños en chupe, snif.

P.D. Ya están activadas otra vez las fotos de los posts anteriores. Que no cunda el pánico. Saludos.

De grande, me gustaría tener un negocio como éste de la foto. Como el soñador que soy, siempre he pensado que los crudos necesitan un trato digno y no sólo los dolores de cabeza matutinos y los reproches de sus esposas fodongas por gastarse el dinero que era para el mandado y los zapatos de los niños en chupe, snif.

P.D. Ya están activadas otra vez las fotos de los posts anteriores. Que no cunda el pánico. Saludos.
sábado, enero 19, 2008
miércoles, enero 16, 2008
La tira retro
A continuación un adelanto de lo que podrán encontrar en los siguientes números de ¡#$%&! Cómics, tanto en su verión impresa como en web. Por cierto: hoy miércoles sale la número 4, así es que la podrán conseguir para el fin de semana en los lugares de costumbre.
Estén pendientes de avisos porque vamos a hacer presentaciones en la ciudad y posiblemente fuera de ella; para que se preparen a conocer a los papuchos que hacen la revista, ¡¡¡aaawww!!!.



Estén pendientes de avisos porque vamos a hacer presentaciones en la ciudad y posiblemente fuera de ella; para que se preparen a conocer a los papuchos que hacen la revista, ¡¡¡aaawww!!!.




martes, enero 15, 2008
Nacayotadas del fin de semana
Lo más naco que he visto y escuchado últimamente:
Un comercial regiomontano de acumuladores para autos que bien pudiera estar más pinche que los anuncios de Banco Azteca. Me refiero a la publicidad de los famosísimos Acumuladores LOBO (¡Ahijoelachingada! que nombre tan varonil).
Bueno, resulta que el comercial de este producto empieza con unas tomas en video bien pedorro; tomas de coches y trocas del año, "bien acá", bien lujosotas, y tomas de mecánicos muy contentos trabajando sin ensuciarse de grasa. En eso, una voz en off misteriosa dice: "Acumuladoreees L O O O B O", y en eso entra la canción de Dulce: "Porque eres un looobooo... un lobo que siempre ha vestiiido piel de ovejaaa...". Y fade out. ¡Háganme el chingado favor!
Otra nacada:
Un compa que me pregunta:
- Oye, ¿tú tienes papeles pa´ cruzar pal otro la´o?
¿"Papeles"? ¿"Cruzar"? ¿"El otro la´o"?
Por qué no dejar de emplear términos de coyote, mojarra o deportado y mejor decir: Oye, ¿tienes pasaporte? Y ya. Con eso es suficiente. Con esa sencilla frase uno entiende que se puede cruzar la frontera sin necesidad de "tienes papeles pa´cruzar pal otro la´o". Naco.
Otra:
Me topé a un conocido que compra y vende perros y a todos sus canes les pone nombres bien puñetas. Por ejemplo: si tiene un perro Collie, le pone Lassie; si tiene un perro Pastor Alemán, le pone Rin Tin Tin; si el perro es negro, le pone Negro; si es blanco, le pone Nieve; si es café, le pone Nieve de Chocolate... En fin, bien puñetas y predecible el güey este.
Total que llegó la vez pasada con un perro que tenía una mancha negra que le cubría todo el ojo, y pensé: "De seguro este cabrón le puso Pirata al pinche perro este". Y le digo:
- ¿Qué onda, güey?, y ese perro se llama Pirata o qué pedo.
- No, se llama Jack -me responde muy serio.
- ¡Vaya, cabrón!, hasta que le dejaste de poner nombres predecibles a tus animalitos y...
Pero en eso me interrumpe:
- Se llama Jack Esperrow
- ¡Plop!
Un comercial regiomontano de acumuladores para autos que bien pudiera estar más pinche que los anuncios de Banco Azteca. Me refiero a la publicidad de los famosísimos Acumuladores LOBO (¡Ahijoelachingada! que nombre tan varonil).
Bueno, resulta que el comercial de este producto empieza con unas tomas en video bien pedorro; tomas de coches y trocas del año, "bien acá", bien lujosotas, y tomas de mecánicos muy contentos trabajando sin ensuciarse de grasa. En eso, una voz en off misteriosa dice: "Acumuladoreees L O O O B O", y en eso entra la canción de Dulce: "Porque eres un looobooo... un lobo que siempre ha vestiiido piel de ovejaaa...". Y fade out. ¡Háganme el chingado favor!
Otra nacada:
Un compa que me pregunta:
- Oye, ¿tú tienes papeles pa´ cruzar pal otro la´o?
¿"Papeles"? ¿"Cruzar"? ¿"El otro la´o"?
Por qué no dejar de emplear términos de coyote, mojarra o deportado y mejor decir: Oye, ¿tienes pasaporte? Y ya. Con eso es suficiente. Con esa sencilla frase uno entiende que se puede cruzar la frontera sin necesidad de "tienes papeles pa´cruzar pal otro la´o". Naco.
Otra:
Me topé a un conocido que compra y vende perros y a todos sus canes les pone nombres bien puñetas. Por ejemplo: si tiene un perro Collie, le pone Lassie; si tiene un perro Pastor Alemán, le pone Rin Tin Tin; si el perro es negro, le pone Negro; si es blanco, le pone Nieve; si es café, le pone Nieve de Chocolate... En fin, bien puñetas y predecible el güey este.
Total que llegó la vez pasada con un perro que tenía una mancha negra que le cubría todo el ojo, y pensé: "De seguro este cabrón le puso Pirata al pinche perro este". Y le digo:
- ¿Qué onda, güey?, y ese perro se llama Pirata o qué pedo.
- No, se llama Jack -me responde muy serio.
- ¡Vaya, cabrón!, hasta que le dejaste de poner nombres predecibles a tus animalitos y...
Pero en eso me interrumpe:
- Se llama Jack Esperrow
- ¡Plop!
sábado, enero 12, 2008
Heladas barrancas del norte

No puede aferrarse más a la roca y el pedazo de hielo cae produciendo un sonido pesado y profundo en el arroyuelo. Las paredes forradas de heno gotean y la brisa que provoca un hilillo de la cascada se eleva y dibuja en lo alto un arcoiris con ayuda de las lenguas de luz que escapan entre las nubes matutinas.
A pesar de tanta belleza, paz y lejanía, estoy en “territorio Telcel”: lo dice un anuncio panorámico sobre la carretera antes de llegar a las faldas de este santuario natural. ¿Quién invitó a Carlos Slim a este lugar? No lo sé, posiblemente se invitó solo. La Coca Cola, la Bimbo y la Sabritas también han venido y han empezado a meter sus narices donde nadie los llama, donde nadie las necesita y donde sus empaques indestructibles afearán y sepultarán el paisaje en un par de años, cuando “empresarios visionarios” vean –valga la redundancia- un signo de pesos en esta majestuosa caída de agua helada y la atiborren de gente puerca e inconciente (pero con centavos en los bolsillos) a pesar del costo ambiental.
Y no soy negativo, simplemente es lo que veo que han hecho con todos estos lugares.
Un trozo de hielo de buen tamaño comienza una reacción en cadena. Cae y golpea a otro y ese otro parte en dos a otro más pequeño. Ha empezado el deshielo del medio día y con él se multiplican las crines del salto de agua hasta formar un hermoso telón blanco y ruidoso que cubre y corre por la pared de la montaña como el velo inmaculado de una novia.
Me pregunto -preguntón que soy yo- ¿para qué necesitaría alguien un teléfono celular o beber una Coca Cola en este lugar? Pero, como soy rependejo, no encuentro respuesta en mis adentros, lo único que encuentro en mis adentros son tripas vacías y mucha hambre, pero la Sabritas y la Bimbo pueden pasar a chingar a su bimbuñuela madre. Gorditas de maíz azul con una margarita de pitaya, el brunch de los campeones, como yo.

jueves, enero 10, 2008
La historia más triste, más feliz y más corta del mundo
Había una vez una niña que le gustaba mucho cantar y bailar. La pequeña soñaba con algún día salir en la tele...
Y lo logró: terminó como Interventora de la Secretaría de Gobernación y, una vez, el mismísimo Marco Antonio Regil la pasó al frente a validar un premio en Cien Mexicanos Dijeron.
¡SNIF! qué emoción...
Y lo logró: terminó como Interventora de la Secretaría de Gobernación y, una vez, el mismísimo Marco Antonio Regil la pasó al frente a validar un premio en Cien Mexicanos Dijeron.
¡SNIF! qué emoción...
martes, enero 08, 2008
Entre barrancas del norte y la película de trenes más corta del mundo

Empezaré diciendo lo que diría cualquier adolescente que se siente intenso: Yo no acostumbro dar gracias por el año que se fue ni tampoco por las cosas buenas que en él sucedieron. Hablando en un contexto general y no en plano personal, son muy pocas cosas buenas las que suceden de un tiempo a la fecha, lo que hace pensar que el mundo gira para un lado que no es el correcto. En otras palabras: el mundo anda pedo y nos va a cargar la fregada a todos con la resaca.
Es un hecho que con el par de huevos que traía colgando -y digo “traía” porque ya no los traigo colgando por el frío de la chinchurria que ha estado haciendo, snif- me es suficiente para enumerar lo positivo del 2007. Ya ni los dedos de las manos sirven para contar lo bonito que sucedió en los 365 días que se fueron el fin de semana antepasado. A ver si este año no termino utilizando nada más medio huevo para enumerar media cosa buena que va a suceder. Eso sí: para contar balaceados, robos, choques, decomisos, corruptelas, mentiras y conductores ebrios que se parten la madre siempre hacen falta manos, dedos, pies y huevos.
Tampoco acostumbro hacer propósitos o pedir deseos, pues soy hombre de poca fe. A veces –y me da pena aceptarlo- hasta pierdo la fe en mí mismo, pero la recupero al día siguiente, o un sábado con cielo añil o un mes después que se me pasa el azote. Algunas veces recupero esa confianza con la misma intensidad que un motivador profesional siente al vender sus libros a los gutierritos de una empresa; y otras veces, con no muchas expectativas sobre un próspero futuro. Lo bueno es que siempre hay algo que me mantiene a flote, y ese sueño, esa meta o esa persona (en mi caso, las tres cosas) se convierten en nuestras balsas anti mordidas de tiburones y anti volcaduras por olas de ojetería social.
Pero son más las veces que pierdo la fe en los demás y es ahí cuando concluyo que, el hecho de perder la esperanza en uno mismo es algo natural y no debemos reprochárnoslo o sentir vergüenza de ello, pues es consecuencia de nuestra condición humana; de ser uno más de todos esos individuos en los que uno no cree ni creerá jamás y que no le quitan el curso erroneo ni la peda al mundo, sino se la fomentan. Habitar un mundo que se ha convertido en el matadero de la razón y los ideales no ayuda en mucho.
El año pasado y el antepasado reafirme que la mayoría de la gente es puro pedo. Todos sin excepción. Que los que predican optimismo son los más negativos de todos; que los que predican amor son los menos aptos para amar; que los que se dicen hombres de paz son los más belicosos. Los que presumen ser buenos esposos no lo son; los que se dicen revolucionarios terminan siendo borregos. Y ni mencionar a los hombres de fe; esos son los más hipócritas de todos. Tal vez por eso de repente me saco de onda y prefiero perder la fe en todo, para ser más congruente conmigo mismo y tener la conciencia tranquila.
He comprendido que la gente que te dice que vivas la vida al máximo es la que menos sabe vivirla; que la gente que te dice que hay que ser feliz es la más infeliz. Que esos que hablan de libertad son quienes tienen más ataduras mentales, espirituales y físicas. Que nunca han sido felices, ni libres y en sus vidas han inhalado una partícula microscópica de lo que predican porque se la pasan perdiendo el tiempo en pendejadas: en celos absurdo, en ambiciones desmedidas, rencores, venganzas, temores… Odian a gente que ni conocen, se ahogan en vasos de agua, prohíben, calculan, prejuzgan, se vuelven obsesivos, se toman demasiado en serio, creen que el amor dura cien años, no creen que el amor puede durar 100 años, quieren ser amados a la fuerza, cumplen patrones sociales que dicen valerles madre pero en el fondo les pesan y calan hondo; buscan complacer a gente que no deben de complacer, quedan bien con gente con quien no deben de quedar bien. Etcétera.
La gente no le da espacio a la sabiduría del tiempo ni a lo que susurran al oído las experiencias cuando se viven realmente y con intensidad. La gente no vive; vive para los demás. No están a gusto si no poseen y controlan algo o alguien, si no son dueños de la situación y, también, si no tienen un amo que les diga qué hacer y cómo hacerlo. Creen que poseer les da seguridad, pero no se dan cuenta que se crean ataduras mentales y grilletes con cadenas espirituales. Que pierden su libertad. Pero dicen ser felices y estar en calma. Allá ellos. El problema es cultural y, por lo que veo, seguiremos empinados porque nuestra cultura está empinada. La liberación es acá, en la cabecita (o cabezota, en mi caso), es en el corazón y en el espíritu. Si no, estoy seguro que nos llevará el pinche tren...
sábado, enero 05, 2008
Por las barrancas del norte

La piel del rostro siempre cuarteada por las inclemencias del tiempo. Pómulos cuadriculados como cuaderno de matemáticas donde el sol podría escribir la ecuación que soluciona el caos infinito. Mocos secos y petrificados por la tierra y el aire que corre entre laderas, acantilados y voladeros por los que quisiera volar. Ojos profundos y rasgados; a veces llorosos, tal vez por la alegría, la tristeza, el humo del fuego que calienta la cueva o alguna infección sin importancia del monte. Corretear detrás de gallinas y huir cuando se acerca una cámara fotográfica: esa arma que dispara incómodas ráfagas de luz que devoran la esencia. Vivir donde alguien –o algo- dejó caer desde el cielo un gigantesco manto verde, cuyas arrugas, relieves e imperfecciones son las que embellecen el paisaje y recortan la lejanía del filo del mundo. Quisiera tener una mano larga y enorme para pasearla al ras de la hierba que cubre los valles y terrenos perfectamente accidentados. También quisiera conocer el nombre de cada árbol; nombres que aquí son necesarios para hacerles reverencia, pero que en la ciudad son inútiles porque ahí sólo importan los nombres de las empresas, de los coches de modelo reciente y los apellidos influyentes.
Allá en la ciudad nadie sonríe así. Allá en mi ciudad la gente tiene de más y ese peso extra que cargan en lujos, pendejadas innecesarias y todo lo que tener eso acarrea, les estira el rostro hasta el suelo y les borra cosas tan sencillas como la risa. De qué sirve tener tanto si en el fondo no se tiene nada... Si yo pudiera tener tanto, lo tendría todo. Y heme aquí, sin nada y con todo... bueno, casi todo.
Continuará...

jueves, enero 03, 2008
Mis Pro Pó Si Tos llegando de vacaciones
Entre mis propósitos de año nuevo están los siguientes:
Rascarme la espalda como este perro.

En humano, esta acción se traduciría en: Tirarse en pelotas sobre el patio frontal de una iglesia católica, retorcerse de un lado a otro -boca arriba- hasta que la comezón pase y la satisfacción sea desbordante. Por último, lamerse el chile con la lengua para quitarse las virutas de pasto seco y... ¡ah, cabrón!, no, eso no. Nomás tirarme al piso y rascarme la espalda.
Otro: Aprender a volar.
Porque es un desperdicio estar frente a la Barranca del Cobre y limitarse a mirarla. No basta todo lo que pueda inspirar el paisaje y su inmensidad: si uno no puede volar, no vale la pena estar ahí. Además, si uno se avienta al vacío para tener la experiencia de su vida, lo tachan de loco, suicida o, peor aún, uno se muere, snif.

Noten que se me ve el escote de plomero, la alcancía o, para los que aún no han entendido, la rayita de las nalgas.
Otro de mis propósitos es: Dominar el mundo. De hecho, mi colega/monero Kabeza ya se unió a la causa y estamos planeando cómo lograrlo. Aquí estamos en una de nuestras macabras (o macabronas) juntas en lo que pareciera ser un apestoso congal de mala muerte... y sí lo es: es el bar de un Sanborns.

¿Qué lugar, con tantita decencia, corre a las 11 de la noche de un lunes a sus dos únicos clientes borrachines? Nada más el Sanborns. Hijos de puta. Por eso este lugar está abajo del Starbucks en mi lista de lugares a los que hay que ir a poner una bomba.
P.D. Muchos saludos y un agradecimiento very special al compadre Kabeza por los libros y la playera del Oso Bipolar que me regaló, la platica chidaguan que nos aventamos y los besotes que... ¡ah, chinga!, no, eso no les importa. Ah, y gracias por haberme dado la primicia (bueno, eso dice él, jeje) de la foto de la verdadera Lupita; la de carne y hueso, y contarme parte de la historia actualizada que tanto intriga a sus lectores. Muy guapa la Lupe, por cierto (que así no se llama, pero también empieza con "L").
Ah, verdá, esa no se la esperaban, jejeje.
Ahí se ven.
Rascarme la espalda como este perro.

En humano, esta acción se traduciría en: Tirarse en pelotas sobre el patio frontal de una iglesia católica, retorcerse de un lado a otro -boca arriba- hasta que la comezón pase y la satisfacción sea desbordante. Por último, lamerse el chile con la lengua para quitarse las virutas de pasto seco y... ¡ah, cabrón!, no, eso no. Nomás tirarme al piso y rascarme la espalda.
Otro: Aprender a volar.
Porque es un desperdicio estar frente a la Barranca del Cobre y limitarse a mirarla. No basta todo lo que pueda inspirar el paisaje y su inmensidad: si uno no puede volar, no vale la pena estar ahí. Además, si uno se avienta al vacío para tener la experiencia de su vida, lo tachan de loco, suicida o, peor aún, uno se muere, snif.

Noten que se me ve el escote de plomero, la alcancía o, para los que aún no han entendido, la rayita de las nalgas.
Otro de mis propósitos es: Dominar el mundo. De hecho, mi colega/monero Kabeza ya se unió a la causa y estamos planeando cómo lograrlo. Aquí estamos en una de nuestras macabras (o macabronas) juntas en lo que pareciera ser un apestoso congal de mala muerte... y sí lo es: es el bar de un Sanborns.

¿Qué lugar, con tantita decencia, corre a las 11 de la noche de un lunes a sus dos únicos clientes borrachines? Nada más el Sanborns. Hijos de puta. Por eso este lugar está abajo del Starbucks en mi lista de lugares a los que hay que ir a poner una bomba.
P.D. Muchos saludos y un agradecimiento very special al compadre Kabeza por los libros y la playera del Oso Bipolar que me regaló, la platica chidaguan que nos aventamos y los besotes que... ¡ah, chinga!, no, eso no les importa. Ah, y gracias por haberme dado la primicia (bueno, eso dice él, jeje) de la foto de la verdadera Lupita; la de carne y hueso, y contarme parte de la historia actualizada que tanto intriga a sus lectores. Muy guapa la Lupe, por cierto (que así no se llama, pero también empieza con "L").
Ah, verdá, esa no se la esperaban, jejeje.
Ahí se ven.
martes, diciembre 25, 2007
Buenos deseos y esas cosas...
Pues nomás para avisarles que ya están las tarjetas del día del amor que había prometido y ya mandé algunas en los paquetes de revistas a los suscriptores, y también ya mandé a hacer más porque se acabaron, snif. Algunas son del Chimicuil y otras traen otros dibujillos cursis. A todo aquel que se suscriba a ¡#$%&! Cómics se le enviará un six pack de tarjetas para que conquisten el corazón de esa morrita (o morrito) que no les hace caso, snif.
A continuación, la muestra de las tarjetas:

¡Aaaayyy, qué monitas!!!
Ayer me puse a pensar que todavía existen juguetes nobles, que desarrollan la imaginación y no apendejan a los chavitos. Los Hot Wheels son excelentes y muy baratos (no cuestan ni el dólar los cabrones). Además, uno como adulto puede adquirir el coche que sueña a muy bajo precio, imaginar que nos hacemos del tamaño de una tachuela y manejarlo por la sala o el comedor de la casa.
Recuerdo que de niño, cada que íbamos a McAllen o Laredo, mi padre me compraba algunos cochecitos de esos (de las mejores y pocas cosas que han inventado los gringos) y, al regreso, les regalaba uno a cada amigo del barrio. Podíamos pasar horas en la bajada de la cochera de la casa de Doña Pelos jugando carreritas, que consistían en poner los coches en hilera, detenerlos con el antebrazo, subir el brazo y dejar que la fuerza de gravedad decidiera al ganador. La diversión acababa cuando la pinche Doña Pelos llegaba y nos gritaba -tronido de dedos incluido- su ya característico: "¡Se me largan de aquí, cabrones!".
Aquí abajito, una muestra de los dichosos cochecitos:

Soy un de lo "pior". No les había deseado feliz "navidá" ni esas cosas. Y pues bueno, ya se los "desié". Espero la hayan pasado tan bien como yo o mejor. Ah, y para todos mis lectores de las Islas Mauricio, Costa de Marfil y la parte este de Albania que no conocen las tradiciones mexicanas y me preguntan que qué significa eso del "recalentado"; pues aquí se los explica mi abuela rockera:

Y ya por último; pues resulta que me voy de viaje. Tomaré un tren de los Mochis a Chihuahua y recorreré la sierra. Planeo no bañarme en esos 7 días, conocer al colega Kabeza, leer, tomar muchas fotos, etc, etc. A ver qué tal. Los veo en una semana.

P.D. Anoche, no sé si fueron las dos botellas de vino barato que me tomé, pero soñé con esta mujer:

El amor platónico de todo monero y no monero, ¡ay mamachita!
Creo que voy a tomar más vino de ese, jojojo.
A continuación, la muestra de las tarjetas:

¡Aaaayyy, qué monitas!!!
Ayer me puse a pensar que todavía existen juguetes nobles, que desarrollan la imaginación y no apendejan a los chavitos. Los Hot Wheels son excelentes y muy baratos (no cuestan ni el dólar los cabrones). Además, uno como adulto puede adquirir el coche que sueña a muy bajo precio, imaginar que nos hacemos del tamaño de una tachuela y manejarlo por la sala o el comedor de la casa.
Recuerdo que de niño, cada que íbamos a McAllen o Laredo, mi padre me compraba algunos cochecitos de esos (de las mejores y pocas cosas que han inventado los gringos) y, al regreso, les regalaba uno a cada amigo del barrio. Podíamos pasar horas en la bajada de la cochera de la casa de Doña Pelos jugando carreritas, que consistían en poner los coches en hilera, detenerlos con el antebrazo, subir el brazo y dejar que la fuerza de gravedad decidiera al ganador. La diversión acababa cuando la pinche Doña Pelos llegaba y nos gritaba -tronido de dedos incluido- su ya característico: "¡Se me largan de aquí, cabrones!".
Aquí abajito, una muestra de los dichosos cochecitos:

Soy un de lo "pior". No les había deseado feliz "navidá" ni esas cosas. Y pues bueno, ya se los "desié". Espero la hayan pasado tan bien como yo o mejor. Ah, y para todos mis lectores de las Islas Mauricio, Costa de Marfil y la parte este de Albania que no conocen las tradiciones mexicanas y me preguntan que qué significa eso del "recalentado"; pues aquí se los explica mi abuela rockera:

Y ya por último; pues resulta que me voy de viaje. Tomaré un tren de los Mochis a Chihuahua y recorreré la sierra. Planeo no bañarme en esos 7 días, conocer al colega Kabeza, leer, tomar muchas fotos, etc, etc. A ver qué tal. Los veo en una semana.

P.D. Anoche, no sé si fueron las dos botellas de vino barato que me tomé, pero soñé con esta mujer:

El amor platónico de todo monero y no monero, ¡ay mamachita!
Creo que voy a tomar más vino de ese, jojojo.
miércoles, diciembre 19, 2007
La escarcha que no ha caído
Cuando esta ciudad estaba menos pinche que ahora, nevaba de vez en cuando. Alfileres de hielo colgaban de los desagües del techo y las cornisas de las ventanas. Yo los usaba como frágiles espadas o lanzas de cristal que duraban un par de minutos. Los jardines escarchados servían de resbaladeros y la nieve de los coches para hacer bolas que ponían a correr a las niñas del barrio. Podía pasar horas con la boca abierta y la lengua de fuera, imaginando que cada copo era de un sabor distinto. Terminando de jugar, las mamás siempre decían que nos metiéramos a bañar con agua caliente para no enfermarnos. Los días eran tan blancos como la inocencia de la época en que nos metíamos a la regadera con nuestras hermanas y la espuma del shampoo se convertía en nieve imaginaria que nos embarrábamos en el rostro.
Volví a ver nieve cuando me mandaron de intercambio a un pueblo de Kansas. La nieve rebasaba la pista de atletismo que rodeaba al campo de fútbol americano del Instituto franciscano. Todo era un espectacular desierto blanco. Los estudiantes que no estábamos acostumbrados a ver nevar, salíamos a jugar como niños. Recuerdo que nos poníamos bolsas de plástico adentro de los tenis y bajo el pantalón, enrolladas en las piernas, porque no teníamos ropa especial que nos protegiera del hielo. Entre algunos compañeros de clase compramos un trineo en el K Mart, que nos turnábamos para deslizarnos cuesta abajo de la loma donde estaban los dormitorios. Los estudiantes gringos y japoneses nos veían raro; los de Pakistán, no tanto, y hasta cooperaron para comprar otro trineo.
Varios años después, ahorré y viajé a Europa, y vi nieve en algunos lugares, mientras un tsunami arrasaba islas asiáticas y se tragaba cuerpos, sillas de playa y coches. El suave y novedoso efecto del hachís no fue el mismo mientras mirábamos por el televisor del hotel a gente que lo estaba perdiendo todo. Pero afuera nevaba.
Hoy, cuando mi ciudad está más pinche que nunca, no ha vuelto a nevar. Sólo hay nieve en el cabello de los viejos y escarcha en el corazón de la mayoría de sus habitantes.
Volví a ver nieve cuando me mandaron de intercambio a un pueblo de Kansas. La nieve rebasaba la pista de atletismo que rodeaba al campo de fútbol americano del Instituto franciscano. Todo era un espectacular desierto blanco. Los estudiantes que no estábamos acostumbrados a ver nevar, salíamos a jugar como niños. Recuerdo que nos poníamos bolsas de plástico adentro de los tenis y bajo el pantalón, enrolladas en las piernas, porque no teníamos ropa especial que nos protegiera del hielo. Entre algunos compañeros de clase compramos un trineo en el K Mart, que nos turnábamos para deslizarnos cuesta abajo de la loma donde estaban los dormitorios. Los estudiantes gringos y japoneses nos veían raro; los de Pakistán, no tanto, y hasta cooperaron para comprar otro trineo.
Varios años después, ahorré y viajé a Europa, y vi nieve en algunos lugares, mientras un tsunami arrasaba islas asiáticas y se tragaba cuerpos, sillas de playa y coches. El suave y novedoso efecto del hachís no fue el mismo mientras mirábamos por el televisor del hotel a gente que lo estaba perdiendo todo. Pero afuera nevaba.
Hoy, cuando mi ciudad está más pinche que nunca, no ha vuelto a nevar. Sólo hay nieve en el cabello de los viejos y escarcha en el corazón de la mayoría de sus habitantes.
lunes, diciembre 17, 2007
Hablando del blog...
Si dejaba el mismo post por más de una semana, recibía entre 30 y 60 comentarios.
Los posts diarios recibían entre diecitantos y veintitantos.
Quité la modalidad de comments y ahora recibo dos o tres correos electrónicos a la semana.
Es cierta esa teoría que dice que los lectores de blogs son bieeen huevones, jejeje.
AVISO: Suscripción gratis por un año a ¡#$%&! Cómics para quien me dé información confidencial de más plagiadores y piratas de mis escritos, ideas, personalidad o dibujos. Prometo darles su crédito (o guardar su anonimato, si así lo prefieren), exhibir a los rateritos, hacer un post muy requetedivertido sobre el tema y -of course- mandarles su colección de revistas por un año.
Por cierto, dense la vuelta a ¡#$%&! Cómics, pues hay entrevista nueva.
¡Ah! Y cambié mis Datos Personales porque los otros estaban muy mamones y éstos se apegan más a la realidad del hombre serio y maduro que soy.
Saludos.
Los posts diarios recibían entre diecitantos y veintitantos.
Quité la modalidad de comments y ahora recibo dos o tres correos electrónicos a la semana.
Es cierta esa teoría que dice que los lectores de blogs son bieeen huevones, jejeje.
AVISO: Suscripción gratis por un año a ¡#$%&! Cómics para quien me dé información confidencial de más plagiadores y piratas de mis escritos, ideas, personalidad o dibujos. Prometo darles su crédito (o guardar su anonimato, si así lo prefieren), exhibir a los rateritos, hacer un post muy requetedivertido sobre el tema y -of course- mandarles su colección de revistas por un año.
Por cierto, dense la vuelta a ¡#$%&! Cómics, pues hay entrevista nueva.
¡Ah! Y cambié mis Datos Personales porque los otros estaban muy mamones y éstos se apegan más a la realidad del hombre serio y maduro que soy.
Saludos.
jueves, diciembre 13, 2007
Tiras y más tiras...
Es época navideña, y como yo soy bien contreras, a continuación los dejo con unas tiras cómicas (?) que hice de halloween y que no había subido por considerarlas muy ñoñas y sin chiste... pero así he andado últimamente:

Ya la segunda parte me dio hueva colorearla...

Y bueno, ahí les va una tira cómica navideña para que no digan que soy un Grinch:

Suficiente por hoy... Saludos.

Ya la segunda parte me dio hueva colorearla...

Y bueno, ahí les va una tira cómica navideña para que no digan que soy un Grinch:

Suficiente por hoy... Saludos.
martes, diciembre 11, 2007
Gente que vuelve insoportables estas fechas
No. No es tu mamá pidiéndote que vayas a misa "a dar gracias" o le ayudes a poner el pinito de navidad o los foquitos de colores en el contorno de la barda de tu casa. Tampoco es tu abuelita pidiéndote que en la posada familiar cantes los villancicos, cargues al niñito Jesús o le pegues a la piñata como todos tus primitos bebés. Tampoco los culturosos y sus atuendos estrafalarios.
No. Nada de eso es tan pesado y fastidioso como los güeyes -amigos, compañeros, conocidos, primos, etc.- que desde el fin de semana pasado no han parado de vanagloriar y hablar acerca del Maratón Guadalupe Reyes. Estos güeyes, a la menor provocación, mencionan esta práctica, y eso simplemente los vuelve personas non gratas. Si se toman una cheve: ay, el Maratón Guadalupe Reyes; si va a haber una posada: ay, el Maratón Guadalupe Reyes; si van a una fiesta o una boda, el puto Maraton Guadalupe Reyes sale al tema para todo como si fueramos muy cabroncitos, fuera obligación o algo que nos distingue orgullosamente como cultura. Y lo peor: los que usan nicks como: "Listo para el Guadalupe-Reyes ¡AJUA!", "Yo hago el Maratón Reyes-Guadalupe porque soy más cabrón", "¡¡¡Que empiece el Guadalupe-Reyes!!! Joto el que no le entre" o "1 día para que empiece el Guadalupe Reyes"
...y luego por qué me cagan estas fechas...
No. Nada de eso es tan pesado y fastidioso como los güeyes -amigos, compañeros, conocidos, primos, etc.- que desde el fin de semana pasado no han parado de vanagloriar y hablar acerca del Maratón Guadalupe Reyes. Estos güeyes, a la menor provocación, mencionan esta práctica, y eso simplemente los vuelve personas non gratas. Si se toman una cheve: ay, el Maratón Guadalupe Reyes; si va a haber una posada: ay, el Maratón Guadalupe Reyes; si van a una fiesta o una boda, el puto Maraton Guadalupe Reyes sale al tema para todo como si fueramos muy cabroncitos, fuera obligación o algo que nos distingue orgullosamente como cultura. Y lo peor: los que usan nicks como: "Listo para el Guadalupe-Reyes ¡AJUA!", "Yo hago el Maratón Reyes-Guadalupe porque soy más cabrón", "¡¡¡Que empiece el Guadalupe-Reyes!!! Joto el que no le entre" o "1 día para que empiece el Guadalupe Reyes"
...y luego por qué me cagan estas fechas...
lunes, diciembre 10, 2007
Más de Coolturosos e Intelectuales de Pacotilla.
Ya había hablado de lo insoportables y ridículos que me precen los culturosos, intelectualoides y poetas de café en este post y en este otro.
Si en ese par de escritos presenté mis razones, teorías y pruebas del por qué son tan insufribles estos bodrios de persona; en esta nueva invetigación revelo el por qué, durante el invirno, la arrogante mamonería y "actitud pose" de estos engendros de la cultura chafita se acrecenta. El frío tiene algo qué ver, eso que ni qué, pero aún no sé a ciencia cierta la relación inversamente directa (?) en el incremento del culturosismo cuando la temperatura baja.
¿Que por qué digo esto? Pues miren nomás cómo se visten durante estas fechas:

Estos güeyes viven a la moda tratando de huir de ella; eso es lo más cómico. Según ellos, la moda son todos esos males que ellos odian: los paradigmas y reglas que dicta una sociedad de consumo, la carencia de significado y valor propio como indivuiduos y bla bla bla. Pero estos pinches culturosos son más vanidosos que un metrosexual; eso sí: disfrazan esa vanidad con looks -según ellos- "despreocupados" y "únicos": huarachitos, camisetas de manta, chaquetas desgastadas, sacos con parches en los codos, gorritos bordados que le compraron a un hippie verdadero, cabello y barba larga. Pero no son otra cosa que looks trabajadísimos para que parezca que realmente les vale madre la moda y "son distintos" porque han alcanzado un grado supremo de iluminación con tanto filósofo que han leído.
En pocas palabras: lo culturosos son puro pedo, no les creas nada de lo que dicen porque ni ellos se lo creen y patea en el culo a uno de ellos todos los días para que vivas feliz.
Saludos.
Si en ese par de escritos presenté mis razones, teorías y pruebas del por qué son tan insufribles estos bodrios de persona; en esta nueva invetigación revelo el por qué, durante el invirno, la arrogante mamonería y "actitud pose" de estos engendros de la cultura chafita se acrecenta. El frío tiene algo qué ver, eso que ni qué, pero aún no sé a ciencia cierta la relación inversamente directa (?) en el incremento del culturosismo cuando la temperatura baja.
¿Que por qué digo esto? Pues miren nomás cómo se visten durante estas fechas:

Estos güeyes viven a la moda tratando de huir de ella; eso es lo más cómico. Según ellos, la moda son todos esos males que ellos odian: los paradigmas y reglas que dicta una sociedad de consumo, la carencia de significado y valor propio como indivuiduos y bla bla bla. Pero estos pinches culturosos son más vanidosos que un metrosexual; eso sí: disfrazan esa vanidad con looks -según ellos- "despreocupados" y "únicos": huarachitos, camisetas de manta, chaquetas desgastadas, sacos con parches en los codos, gorritos bordados que le compraron a un hippie verdadero, cabello y barba larga. Pero no son otra cosa que looks trabajadísimos para que parezca que realmente les vale madre la moda y "son distintos" porque han alcanzado un grado supremo de iluminación con tanto filósofo que han leído.
En pocas palabras: lo culturosos son puro pedo, no les creas nada de lo que dicen porque ni ellos se lo creen y patea en el culo a uno de ellos todos los días para que vivas feliz.
Saludos.
jueves, diciembre 06, 2007
Continúa Guffo con su trágica lucha contra el imperialismo de gringolandia
Úkela… Como que mi crítica a Taco Bell y Starbucks no le cayó en gracia a mucha gente. El trasfondo del asunto era señalar cómo mi ciudad se ha convertido en una sucursal – pero en feo y en sucio- de cualquier ciudad de Texas, California o el estado norteamericano fronterizo que les venga en mente. El propósito del escrito era señalar la facilidad con la que México le abre las patas a los gringos para que vengan y nos introduzcan sus intereses económicos, políticos, militares y way of life.
Pero nel, nadie captó el mensaje. De “comunista”, “izquierdista”, “perredista”, “globalifóbico”, "indio" y “pinche jodido” no me bajaron. Luego, cuando fueron a leer en Big Blogger toda la mierda que le echo a los iPods, iPhones, Blackberrys y de más chucherías tecnológicas, siguieron con más ardor los insultos, como si les hubiera exprimido un limón en las hemorroides de su fundillo.
“Ay, sí, como si tu no fueras a Estados Unidos de compras o de vacaciones”, dijeron algunos. Y pues sí; sí cruzo la frontera, pero cuando lo considero estrictamente necesario y no hay de otra. Además, aquí el tema no es ir para allá, sino que aquí se convierta en un clon de allá. Y no me salgan con que usar Blogger me hace incoherente con lo que pienso por ser un "producto gringo". Por favor.
“De seguro no tienes dinero para pasar una tarde en un Starbucks, indio de mierda”, alegaban otros de los ofendidos que, asumo, son consumidores compulsivos de los menjurjes que vende esa franquicia. La realidad es que no tengo nada a qué ir a un pinche Starbucks. Nada. El día que vendan cerveza, puede ser que vaya, pero los seguiré odiando, jojojo.
“De seguro criticas todo eso porque no puedes tenerlo porque eres un pinche jodido”, decían otros refiriéndose a los aparatejos modernos a los que les tiré mierda. Chale. Como si tener cosas que nunca he necesitado fuera lo máximo.
La hija de 11 años de la Fabi -y una que otra de sus amiguitas de la primaria- tienen un iPod, una cámara digital y un celular mejores que los de muchos amantes de la música, de la fotografía, de los celulares y de los que me escriben agredidos por mis críticas. No sé por qué se sienten tan chingones de tener algo que unas nenas de 11 años –casi 12- usan a diario, o por qué yo debiera sentirme mal por no querer tenerlo.
Por Dios, si hasta los serranitos de Tamazunchale que se pasean en la Alameda de mi ciudad los domingos y vienen en busca de mejores oportunidades de empleo, traen esos aparatejos. ¿Por qué creer que quien los tiene es dueño de un estatus alto o es muy verga?
A lo que voy es que siempre he considerado las ideologías gringas como peores que el comunismo, el socialismo o el izquierdismo extremo. Ese afán por el consumo desmedido de: “Si tienes, eres alguien; si no tienes para tener lo que te decimos que debes tener, no existes”.
Eso de imponer en todos lados su imperio y su estilo de vida sin chiste se me hace de lo más bárbaro; más bárbaro aún que Chávez, Castro, Evo Morales y de más loquitos que, con su bravuconería, de perdido le ponen sazón a la nota del día y le bajan los huevos a las devastadoras potencias mundiales.
Por ejemplo: ¿Alguna vez se han paseado por el aeropuerto de Houston? Ese que lleva el nombre del papá del actual presidente de los EUA. Bueno, pues en las bocinas de todo el agriopuerto se escucha, cada cinco minutos, una voz femenina que advierte: "Quien haga un comentario desfavorable o una broma referente a la seguridad de esa nación o su gobierno, será consignado a las autoridades y las consecuencias serán graves". ¡Háganme el puto favor! Ahora hasta lo que pensamos tenemos qué guardárnoslo. Por favor. Al rato nos van a negar la visa a quienes escribimos estas cosas en un blog. Pero ¿qué respeto se le puede tener a una nación paranoica que en sus aeropuertos obliga a los visitantes a quitarse los zapatos y a ser esculcados hasta por debajo de los huevos?
Estos putos al rato van a inventar un aparato para leer la mente y entonces ahí sí valdría madre todo, pues lo único que nos hace libres, sería también controlado por los gringos.
De hecho, ya están aplicando esa tecnología; si no me creen, vean este producto:
Pero nel, nadie captó el mensaje. De “comunista”, “izquierdista”, “perredista”, “globalifóbico”, "indio" y “pinche jodido” no me bajaron. Luego, cuando fueron a leer en Big Blogger toda la mierda que le echo a los iPods, iPhones, Blackberrys y de más chucherías tecnológicas, siguieron con más ardor los insultos, como si les hubiera exprimido un limón en las hemorroides de su fundillo.
“Ay, sí, como si tu no fueras a Estados Unidos de compras o de vacaciones”, dijeron algunos. Y pues sí; sí cruzo la frontera, pero cuando lo considero estrictamente necesario y no hay de otra. Además, aquí el tema no es ir para allá, sino que aquí se convierta en un clon de allá. Y no me salgan con que usar Blogger me hace incoherente con lo que pienso por ser un "producto gringo". Por favor.
“De seguro no tienes dinero para pasar una tarde en un Starbucks, indio de mierda”, alegaban otros de los ofendidos que, asumo, son consumidores compulsivos de los menjurjes que vende esa franquicia. La realidad es que no tengo nada a qué ir a un pinche Starbucks. Nada. El día que vendan cerveza, puede ser que vaya, pero los seguiré odiando, jojojo.
“De seguro criticas todo eso porque no puedes tenerlo porque eres un pinche jodido”, decían otros refiriéndose a los aparatejos modernos a los que les tiré mierda. Chale. Como si tener cosas que nunca he necesitado fuera lo máximo.
La hija de 11 años de la Fabi -y una que otra de sus amiguitas de la primaria- tienen un iPod, una cámara digital y un celular mejores que los de muchos amantes de la música, de la fotografía, de los celulares y de los que me escriben agredidos por mis críticas. No sé por qué se sienten tan chingones de tener algo que unas nenas de 11 años –casi 12- usan a diario, o por qué yo debiera sentirme mal por no querer tenerlo.
Por Dios, si hasta los serranitos de Tamazunchale que se pasean en la Alameda de mi ciudad los domingos y vienen en busca de mejores oportunidades de empleo, traen esos aparatejos. ¿Por qué creer que quien los tiene es dueño de un estatus alto o es muy verga?
A lo que voy es que siempre he considerado las ideologías gringas como peores que el comunismo, el socialismo o el izquierdismo extremo. Ese afán por el consumo desmedido de: “Si tienes, eres alguien; si no tienes para tener lo que te decimos que debes tener, no existes”.
Eso de imponer en todos lados su imperio y su estilo de vida sin chiste se me hace de lo más bárbaro; más bárbaro aún que Chávez, Castro, Evo Morales y de más loquitos que, con su bravuconería, de perdido le ponen sazón a la nota del día y le bajan los huevos a las devastadoras potencias mundiales.
Por ejemplo: ¿Alguna vez se han paseado por el aeropuerto de Houston? Ese que lleva el nombre del papá del actual presidente de los EUA. Bueno, pues en las bocinas de todo el agriopuerto se escucha, cada cinco minutos, una voz femenina que advierte: "Quien haga un comentario desfavorable o una broma referente a la seguridad de esa nación o su gobierno, será consignado a las autoridades y las consecuencias serán graves". ¡Háganme el puto favor! Ahora hasta lo que pensamos tenemos qué guardárnoslo. Por favor. Al rato nos van a negar la visa a quienes escribimos estas cosas en un blog. Pero ¿qué respeto se le puede tener a una nación paranoica que en sus aeropuertos obliga a los visitantes a quitarse los zapatos y a ser esculcados hasta por debajo de los huevos?
Estos putos al rato van a inventar un aparato para leer la mente y entonces ahí sí valdría madre todo, pues lo único que nos hace libres, sería también controlado por los gringos.
De hecho, ya están aplicando esa tecnología; si no me creen, vean este producto:

Suscribirse a:
Entradas (Atom)