Increíble… Pusieron una franquicia de Taco Bell en mi ciudad y amenazan con saturar la zona con más sucursales.
Pregúntome yo: ¿A quién chingados se le ocurre venir a poner franquicias gringas de tacos al país precursor del taco? Si para pendejo no se estudia, decía mi abuelo; pero más pendejo el que va a tirar su dinero ahí para tragarse unos tacos de picadillo con queso amarillo (¡¿queso amarillo?!) en tortilla dura con salsa de sobrecito que sabe más pinche que lamerle el culo al diablo y a su chingada madre juntos.
Vender tacos emanados de la cultura del fast food, en tortilla dura, con salsa procesada y empaquetada en sobrecitos, teniendo aquí en el país, en cada esquina, taquerías donde tienen las tortillas de maíz recién hechas y la salsa recién licuada o molcajeteada, ¿les parece algo sano? ¿algo lógico? ¿creerán estos "visionarios empresarios" que somos pendejos o qué pedo? Posiblemente la respuesta sea "sí".
Siento este mismo repudio con el Starbucks. Teniendo uno de los mejores cafés del mundo aquí en México ¿tiene que venir un franquicia gringa a vendernos espeluznantes batidos de leche, azúcar, trozos de galleta, cajeta, chocolate líquido, crema batida y chispas de colores como "cafés" modernos?… ¡qué asco! Pagar $40 pesos por un “café” me parece un robo. Para cafés, ahí está el Sanborns, Toks o cualquier merendero de medio pelo del centro de la ciudad, que apuesto venden mejores cafés que en la gringada esa.
Y sí, ya sé que uno no sólo está pagando el mentado café, sino todo un estilo de vida aspiracional y wireless y bla bla bla. Y sí, también ya sé que estos negocios generan empleos y bla bla bla; pero qué tipo de empleos. Puro empleo charchino, transitorio y mal pagado; empleos para chavitos fresitas y pseudos fresitas que quieren trabajar en vacaciones y están tan influenciados con la televisión gringa que piensan que servir mesas o atender la caja en una de estas franquicias es lo máximo en la vida. Además, ¿por qué tiene qué venir una franquicia gringa a darle empleo a nuestra gente?
Lo que detonó mi ira contra esta franquicia de “cafés” gringa, fue lo siguiente. Ayer por la noche me di cuenta que a ladito de la casa donde pasé mi infancia, donde tuve mis primeros alucines con monstruos, mis primeros juegos y amigos imaginarios, pusieron uno de estos negocitos; justo ahí donde estaba La Placita del Ricky Love -famoso taquero y hamburguesero de mis años mozos, snif- y no dudo que vayan a tumbar también la casa donde viví para poner alguna mamada gringa… quizá un Taco Bell.
Lo incomprensible es que, a un kilómetro de distancia, hay otra franquicia del mismo negocio; y a una kilómetro de esa franquicia, hay otra. ¿Por qué ese afán de abrir negocios a lo bárbaro?
Chale... Estaba con madre el nombre de “El Ricky Love”, jejeje; nada qué ver con el insípido nombre de “Starbucks”, ¡bleh!
En resumidas cuentas: chingue a su madre Taco Bell y Starbucks, y chingo a mi madre si alguna vez llego a pararme en una de esas mierdas. La última vez que lo hice, por cuestiones laborales, tiré entero lo que compré porque era incomible e imbebible. Y eso que yo considero un crimen tirar la comida. Imaginense...