jueves, noviembre 22, 2007

Chin#$%& a su bancaria madre

Las diminutas tragedias diarias son las que vuelven loco al hombre, decía mi papá Charles Bukowski. Que pierdas las llaves del coche, que se te ponche una llanta o te encuentres atrapado en un embotellamiento cuando tienes prisa es lo que te llevará al manicomio. Una de tantas tragedias diarias es ir al pinche banco. A cualquier banco; “todos tiran pal monte”, como decían en mi antiguo barrio.

Hace un par de meses a mi padre (no Bukowski, mi verdadero padre) le robaron 6 cheques. El ladrón los cambió sin ningún pedo. La cantidad ascendía a los cien mil pesos. Cuando mi padre se percató del robo, fue al banco donde tiene su cuenta (allá en el D.F., dónde radica), les explicó lo que había pasado y le dijeron que investigarían y tomarían cartas en el asunto. Tardaron y tardaron y les valía verga. Mi padre estuvo insistiendo e insistiendo. Total que cuando le entregaron las pruebas de las transacciones que se habían realizado (todas en menos de tres horas en dos sucursales de Bancomer de la ciudad de Monterrey), le entregaron también las copias de los cheques que habían cambiado.

Si la firma de mi padre es un círculo perfecto, el ladrón puso una tacha de firma; una vil cruz.

Era más que obvio que mi progenitor no había firmado esos cheques, hasta el empleado más puñetas sospecharía y se daría cuenta de eso; pero el gerente, muy amablemente, le dijo a mi padre que él mismo, de puño y letra, había firmado los cheques porque esa era su "firma idéntica” y que no le devolverían su dinero. Cabe mencionar que cuando mi padre pidió las grabaciones de las cámaras de seguridad, le dijeron que se tardaban no sé que tantos meses en dárselas y que le costaban arriba de 5 mil pesos. Ok.
La cosa cambió cuando llegó mi padre con todo el apoyo del Congreso, una institución tipo la PROFECO pero que se dedica a fraudes bancarios y de más conocidos poderosos a demandar al banco pedorro, obviamente los empleaduchos, gerentes y demás bichos rastreros -inmiscuidos todos en el robo seguramente- se asustaron y le pidieron disculpas a mi papá y le devolvieron su dinero completito. No quiero ni imaginar que esto pudiera sucederle a un simple mortal como nosotros: sin amigos poderosos o puestos que ponen a temblar a cualquiera, pues, seguramente, no volveríamos a ver nuestro dinero.

A lo que voy es que, hoy fui a ese mismo pinche banco a cambiar un cheque de 3500 pesos. Después de hacer media hora de fila, la cajera me dijo que el cheque no me lo podía cambiar porque en el cheque dice Gustavo Caballero Talavera y en mi identificación dice Gustavo Fernando Caballero Talavera. ¡Háganme el chingado favor! Ahora sí muchas medidas de seguridad los culeros. Hampones, eso es lo que son. Ah, y todavía saliendo de la sucursal, me detiene una vieja fea y me dice:

- Buenos días, joven: ¿ya cuenta con su tarjeta de ahorro no-sé-qué-madres?

- No gracias, no me interesa…

- Se la podemos tramitar ahora mismo y en cinco minutos la tiene lista para poder usarla.

- ¡En 5 minutos! ¿En serio tan rápido? ¡Wooow! Deme 2 para llevar pero ya…

…pendeja…

P.D. Me caga que me paguen con cheque.

P.D.2 Me caga doblemente que el cheque con el que me paguen diga “para depósito en cuenta del beneficiario”.

¿Por qué nadie trae efectivo? ¿Por qué nadie trae los piches billetes en la cartera o en la bolsa del pantalón envueltos en una bolsa de pan Bimbo para despistar a los posibles enemigos? ¿Por qué la gente no sonríe, por qué las armas en las manos? ¿Por qué?