martes, octubre 04, 2005

a ninguna parte...



Uuuuts, qué chiro liro se ve este pedo. Aspiro aire salado y siento cómo unas gotitas de sudor me brotan de donde brota mi bigote. Pienso que no es malo no saber hacia donde voy, siempre y cuando sepa hacia dónde no quiero ir. Y ahorita no se me antoja ir a ningún chingao lado. Es como cuando uno no sabe qué es lo que quiere, pero sabe muy bien qué es lo que no quiere. Paseo mi mano por el labio superior y lo exprimo con delicadeza, desvaneciendo el bigotillo de sudor, mientras el viento se encarga de secar el resto. La soledad siempre me susurra este tipo de ideas al oído. La soledad siempre me platica muchas cosas, siempre la escucho; pero nunca le pido sus consejos. Me gusta la soledad y no creo que sea tan mala si se le conoce bien. Es a toda madre, nomás que hay que llevarse de piquete de cola con ella. Es más, no creo que estemos del todo solos; siempre estamos en compañía de nosotros mismos. Todo esto es como una burbuja, donde sólo se escucha el rugido ronco del mar. Es como si trajera puestos unos audífonos con caracoles en las orejeras. El viento despeina los palmares, al igual que mis pocos cabellos, y choca finalmente con las rocas de la orilla, como lo hacen las olas. Los granos de arena se desprenden de la playa y van a dar directo a mi rostro, empanizándolo como milanesa. Cierro un poco los ojos y limpio mis labios con la lengua. Mis dientes trituran diminutos fragmentos de concha y piedra pulida; es como comer un pedazo de océano, un pedazo de vida. Ramos inmensos de nubes cubren el sol, pero sigo sudando por esta caminata a ninguna parte. Se aproxima una tormenta. Me gusta la lluvia, pero me gusta más cuando llueve en el mar, porque todo se convierte en agua y uno no tiene que correr a refugiarse bajo algún techado para no arruinar la ropa. Decido nadar un poco para quitarme la arena pegada en mi espalda, en mi pecho, en la frente. El viento aúlla con fuerza y se quiebra el cielo como un cristalazo: el primer trueno se escucha. Antes de que las olas acaricien mis dedos de los pies, un enjambre de gotas de agua ataca furioso desde las oscuras nubes. Me tumbo en la arena con los brazos y la boca abierta. Otro trueno se escucha a lo lejos y los relámpagos garabatean en el horizonte. Es bueno estar en compañía de uno mismo cuando no se va a ninguna parte.

13 comentarios:

Sivoli dijo...

Chale, tarde o temprano el mar borra las huellas... Siempre sucede.

Lau Silva dijo...

Me dicen que estoy loca, pero me gusta probar la playa. Tomo un poco de arena y la muerdo.. me encanta la sensacion.

BLACK STAR dijo...

WOW!! SIEMPRE ME DEJAS CON LAS SENSACIONES A FLOR DE PIEL... CUIDATE Y UN BESO, QUE TENGAS LINDOS DIAS.

Manuel dijo...

¡Y aqui con un mal clima que fastidia!
Bueno, alguien disfruta la vida por mi mientras

Saludos

TheMexicanSniper dijo...

Tienes razon de ir a donde uno quiere, pero a veces uno es arrastrado sin querer no crees , saludos que rico el mar y todas sus sensaciones

Magda dijo...

mmmm ver la playa me hace recordar la bella Tulum y los ricos momentos que vivi alla
Me imagino como la paso Sr. Guffo
Saludines desde mi neurosis

UNIVERSO RADIOACTIVO dijo...

Excelente descripción de la soledad buen guffo... que chido es elevarse asi, saludos.

IMERLA dijo...

permitame felicitarlo don guffo!! escribe usted bien cabron!! soy un brother del paco perea .. hace rato que leo su blog ... se avienta unas posteadas muy chidas!!!

saludos ...

marcela en canada dijo...

Es la onda poder estar con uno mismo... y en el mar, con todos esos ruidos que tranquilizan, que mejor!
Saludos!

Unknown dijo...

Correcto, nunca estamos solos del todo. Aunque a veces para poder reflexionar es preciso alejarse un poquito de lo demás y pensar en lo sencillo... como el viento que choca con las rocas.

Araceli Gallardo Peña dijo...

Esto te quedó maravillosamente bien y estupendamente cierto, la soledad es buena compañía y muchas veces necesaria, no sé como hay gente que le da miedo estar sola, como que estar consigo mismos los asusta, en fin... También me sorprendió de manera agradable lo que dices de saber lo que no quieres o a donde no quieres ir, yo siempre he dicho que de los peores sufrimientos está el no estar donde quieres estar y el peor es estar donde NO quieres estar, por eso hay que saber a donde no se quiera ir para no dejarse llevar, ni por las circunstancias ni por nada.
Saludos.

Bellota dijo...

chale, hablas de esto cuando aqui tenemos al mendigo stan todavia jodiendo
sniff

Roberto Iza Valdés dijo...
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