Como dibujante de monos, soy fan del trabajo de muchos colegas que lo hacen mejor que yo.
Como admirador, he tratado de ponerme en contacto con algunos de ellos, pues han inspirado mi trabajo, han tenido influencia en mis trazos y de grande quisiera ser así de chingón. Calderón, Trino, Falcón, los Chamucos, etcétera.
Algunos de ellos muy amablemente han respondido mis correos, han aclarado mis dudas, me han dado consejos, han colaborado en proyectos a los que los he invitado, o, de perdido, me han agradecido haberles escrito.
Otros, ni se tomaron esa molestia. Los “más famosos” son los que regularmente hacen eso. Algunos me respondieron a través de su asistente personal, diciéndome que “el señor” estaba demasiado ocupado y por el momento no podía responderme.
Eso de “estar muy ocupado” que ni un pinche correo electrónico puedas responder, siempre me ha parecido un mito, por más famoso u ocupado que estés.
Como prueba de ello -y después de escribirles un par de correos más que tampoco obtuvieron respuesta-, se me ocurrió la puntada de crear una cuenta de facebook, de blogger y de correo, haciéndome pasar por mujer. Agarré unas fotos de no recuerdo qué sitio y me creé todo un perfil.
Volví a escribirles a mis moneros favoritos con mi nueva personalidad de vieja buenota, y les pregunté cualquier pendejada. En menos de una hora ya tenía respuesta de todos esos que “no tenían tiempo”, comprobando que mis mensajes simplemente se los habían pasado por los huevos.
Si algo aprendí de esta experiencia, es a no ser como los dibujantes que quiero ser. Al menos no como persona, porque como artistas los sigo admirando.
Como admirador, he tratado de ponerme en contacto con algunos de ellos, pues han inspirado mi trabajo, han tenido influencia en mis trazos y de grande quisiera ser así de chingón. Calderón, Trino, Falcón, los Chamucos, etcétera.
Algunos de ellos muy amablemente han respondido mis correos, han aclarado mis dudas, me han dado consejos, han colaborado en proyectos a los que los he invitado, o, de perdido, me han agradecido haberles escrito.
Otros, ni se tomaron esa molestia. Los “más famosos” son los que regularmente hacen eso. Algunos me respondieron a través de su asistente personal, diciéndome que “el señor” estaba demasiado ocupado y por el momento no podía responderme.
Eso de “estar muy ocupado” que ni un pinche correo electrónico puedas responder, siempre me ha parecido un mito, por más famoso u ocupado que estés.
Como prueba de ello -y después de escribirles un par de correos más que tampoco obtuvieron respuesta-, se me ocurrió la puntada de crear una cuenta de facebook, de blogger y de correo, haciéndome pasar por mujer. Agarré unas fotos de no recuerdo qué sitio y me creé todo un perfil.
Volví a escribirles a mis moneros favoritos con mi nueva personalidad de vieja buenota, y les pregunté cualquier pendejada. En menos de una hora ya tenía respuesta de todos esos que “no tenían tiempo”, comprobando que mis mensajes simplemente se los habían pasado por los huevos.
Si algo aprendí de esta experiencia, es a no ser como los dibujantes que quiero ser. Al menos no como persona, porque como artistas los sigo admirando.