puñetines...

Yo encajaría muy bien en la categoría de "puñetín". Un puñetín es un vato más triste y timorato que un puñetas (o pendejo, a secas). Un pendejo es pendejo y le vale madre; un puñetín tiene su corazón. El corazón del "ñetín" es carne de cañón; un corazoncito que bien podría pedirse en las carnicerías como pulpa molida o carne pa´taquitos. Un puñetín es noble y sensible; por eso es un puñetín. Si atropellan a un puñetín, éste es capaz de pedirle perdón al güey que lo atropelló por averle manchado de sangre la defensa del coche. Desgraciada -o afortunadamente- creo que este apelativo diminutivo me queda como la pedrada al sapo. No me duele aceptarlo porque es la meritita verdad. Me emociono en los zoológicos, saludo a los perros, me gusta entrar a las jugueterías, compro libros de monitos, dibujo monitos, leo, veo películas, creo en mamadas como la paz, la justicia, la honestidad, la igualdad y demás cosas por las que nomás lucharían los Superamigos. Soy de esos güeyes que se sienten que van contra corriente, que soy especial, que voy a hacer un cambio positivo en el mundo, que mi forma de pensar es única, sabía y correcta. Soy de esos que se enamora y habla del amor, que cree que hay color pistache y color melón; soy de esos que perdona, que trata de ser optimista en el más prieto panorama, que sueña, que se ríe solo, que arregla el mundo jugando dominó, que solucona las crisis mundiales con unas cervezas. Soy de esos vatos callados, que nomás ven; de esos que no se decepcionan de nada aunque todo sea decepcionante, de esos inocentes que han sido chamaqueados y no piensa en venganzas; de esos que intenta sacarle la vuelta a la inmundicia donde se revuelcan los marranos, aunque ya me hayan salpicado. Puñetín me confieso. ¿Algún interesado en formar un club de puñetines???