las ñoras de mi vida...

Nunca falta el amigo que tiene una mamá bien buena. De chavillo tenía por amigos a unos cachalotes que era increíble que su mamá fuera la que era su mamá. Me acuerdo que siempre queríamos ir a casa de estos güeyes a jugar Nintendo porque la jefa estaba bieeen buena y era a toda madre. Tendría la ñora unos 30 años cuando nosotros teníamos 12. Cuando podíamos, nos metíamos al cuarto de Doña Sabrosa y abríamos los cajones donde tenía las tangas y la ropa bien loca que se ponía pa´ganchar tornillos. Algunas veces nos robábamos las tangas y las colgábamos como trofeos de alguna rama en el club del monte. La vieja era bien neta: "No se metan a mi cuarto porque luego me faltan calzones, cabrones" y ahí andábamos todos sonrrojadillos, pero nos valía madre y seguíamos entrando. También le volábamos condones; pinches cajotas de 1000 que tenía la ñora, pero los globitos resbalosos terminaban inflados en algún cine. Había otra ñora que estaba más veterana, tendría unos 36-38 años, pero tenía el tipo de Olga Breeskin mezclado con Sasha Montenegro. Y ahí estabamos todos apendejados balconeándola desde su patio por una ventana mientras se desvestía y bañaba al bebé. Una vez casi nos cacha el velador porque nos vió saltándonos la barda, pero le dijimos que habiamos ido por un balón. Doña Breeskin era amiga de la mama de un camarada y a veces iba cuando estabamos nosotros en casa de mi amigo. "Cómo está señora???, déjenos aquí a Paquito en lo que platica con mi mamá"- decía mi amigo. Y la señora, muy agradecida, dejaba al güerco. Y empezábamos a decirle: "qué buena está tu jefa, Paquito, no manches, qué chichotas tiene cabrón, te has de haber vuelto loco". Juarjuar, y el pinche güerquillo nomás se reía y nos aventaba un muñequillo de peluche que siempre cargaba. "Aviéntanos a tu jefa, Paquito, no seas gacho, está bien buena"...juarjuar.!!! Hasta que una vez nos desilusionamos bien gacho porque, en una de las balconeadas, la vimos rascándose por allá y oliéndose la mano giiiiiuuuuuuuu!!!!!. Nos mató el gallo Doña Breeskin.
Saludos