No creo que la naturaleza del hombre –ni de la mujer- sea la reproducción.
El problema es que vinieron a ponernos el placer en la punta del pito –y en el clítoris- , y, obviamente, muchos caen en la trampa.
Aunque ésa fuera la ley natural de nuestra existencia, chingones aquellos que la desafían.
No cualquiera es tan cabrón para desafiar a la naturaleza.
Mucho menos al placer.