Hay un árbol de mandarinas justo a un lado del balcón de mi departamento. Se me antojan mucho las cabronas. Brillantes y naranjas sin ser naranjas. El árbol está tupido de vitamina C encascarada. Tal parece que nadie se las quiere comer porque ya tienen mucho ahí colgadas y me preocupa que se vayan a pudrir. Si fuera niño, me treparía por la barda del vecino, caminaría equilibrándome con mis brazos en forma de alas y me sentaría en una rama a partile su madre en gajos a la frutita. Pero como tengo 28 años, es muy probable que si hago lo anterior, piensen que soy un ratero o un viejo loco o me caiga de hocico y me parta mi mandarina en gajos. De niños tenemos licencia para todo. Nos permitimos hacer todo lo que sentimos. De niño caminaba por las bardas con facilidad; nunca me caí, así como ninguno de mis amigos sufrió algún accidente. Nos la pasábamos en los montes que rodeaban la colonia -una colonia nueva cerca de un cerro con por lo menos 10 casas- donde el gas era de tanque todavía y no subterraneo. Vivíamos entre la maleza, los montones de tierra, los pozos de las excavaciones del gas, las construcciones, la hortiguilla, lagartijas, tlacuaches, alacranes, sapos, culebras, cochinillas y palomillas gigantes. Algunas veces vimos gavilanes y murciélagos. Cortábamos duraznos del jardín de algún vecino, regalábamos flores silvestres en el día de las madres, encontrábamos tesoros; ramas en forma de resorteras, piedras raras, escondites entre los matorrales donde formabamos un club. El niño nuevo que nunca se había metido a un monte, se metía temeroso y siempre se caía de hocico o le picaba algún animal raro. Nosotros no pasabamos de un pequeño raspón en la rodilla el cual curábamos a puros chupetones... Eramos uno con el universo... hasta ahora comprendo esa frase.
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5 comentarios:
Good Old Times! buuaa,buaaa,sniff!
El Perea una vez se creia superman, se puso una toalla de playa azul en el pescuezo, se avento de la barda, se resbalo al caer, y cuando se paro de vuelta a sacudirse la "tierra de kriptonita", se dio cuenta que traia un pedazote de un quitapon enterrado en mero en medio de la panzota.
Aun conservo la cicatriz y me cago de la risa cuando me acuerdo.
A un palo (de escoba) ponle un cacho de gancho de ropa asi torcido asi como en un circulo y con eso jalas las mandarinas. Si son muchas, haces agüita. yomi.
Por otro lado, siempre he pensado que los hombres se divierten mas de quikitos sinf..
Ahh, que melancolía y añoro me has brindado guffo! Mañana leerán en los encabezados
"Joven blogger sube a un árbol; Gravedad 1, Blogger 0"
aqui aun se puede hacer eso...
que no lo haga naamas es por tonto.
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