tangas a mi...

Existe una tienda muy cachonda y fresa que se llama Oysho. No sé si le quisieron poner en realidad Hoyo, Chocho o Panoysho, ya que venden pura ropita para tapar chichis y vellos sureños. La ropa interior de vieja nos gusta mucho a los hombres, aunque sea lo primero que mandamos a chingar su madre a la hora de la cachondería y terminen las tanguitas y chicheros en el suelo o bajo la cama. Aunque hay raza que le gusta el sexo con todo y canelo; nomás lo hacen a un ladito y ¡papas con crema!!! (pero terminan con el chile todo rosado... me han contado...). La lencería en esa tienda va desde la pijamita inocente con estampados de gatitos y frutitas, hasta los calzones más ricos y las tangas más parapitos y corrientes que se puedan imaginar. Me gusta ir a mirujear a esa tienda para ver qué le compró a la Fabi (siempre se me olvida la pinche talla y salgo con las manos vacías), pero las miradas de las mujeres ahí presentes me intimidan. Me ven como degenerado, como viejo cochino y cachondo que voy a oler calzones. Las clientas se incomodan con la presencia de hombres en el establecimiento, como que se imaginan que nos las imaginamos con los calzoncitos que se van a comprar y saliendo de la tienda nos la vamos a ir a jalar al baño, jajajaja. El pedo es que la ropa interior de mujer la mueve cabrón. Disfrútenla, huélanla, véanla, tóquenla, pidan que se las modelen, póngansela... pero ya si esto último les gusta y disfrútan como mastican la tanga con las nalgas, pos qué putos!!!
Saludos