la calaca tilica y flaca...

No existe persona alguna que le guste ir a un velorio, salvo a la flaca esa de negro con la guadaña. No me gusta ir ni a misa; menos a un velorio. Toda la gente trae cara de enojada en los velorios. No se ven tristes, se ven enojados. Ingenuamente llego yo a algún funeral y los nervios me comen, tiemblo algunas veces. Lo único que brota de mí es una sonrisa al ver al amigo que sufrió la pérdida. No sé por qué sonrío. Siempre lo hago. Igual y porque yo quisiera que así fuera cuando a mi me suceda algo similar; que mis amigos me sonrían en vez de verme con cara de lástima y ojos de compasión. Todo mundo trae su jeta hasta el suelo y contagian a uno. Y todo mundo aguanta vara los pésames ("lo siento mucho, lo siento mucho", dicen todos... ¿lo sentirán???), las misas con padrecitos alabando al muertito que ni conocieron, el entierro con parientes desgarrados que se quieren aventar al pozo con todo y muertito, más misas; puras cosas que alargan la agonía y el sufrimiento. Lamento decirles, comadres y compadres, que así es este pedo. Se van a morir nuestros papas, nuestras mamacitas, nuestros hermanos, nuestras carnalas, nuestras amadas novias y esposas, nuestros hijos y todo mundo y se chingó. Trágicamente, sorpresívamente, con dolor, sin dolor, dormidos, despiertos, de causas naturales o de alguna enfermedad; pero a todos nos va a cargar la huesuda. Es fácil decirlo; pero es más fácil sentirlo así, verlo así...