lunes, septiembre 13, 2010

Guffotógrafo

No me van a negar que la mayoría de las personas atravesamos por esa etapa de “querer ser fotógrafos”. Al menos la mayoría de los que estudiamos ciencias de la comunicación o algún tipo de arte tenemos esa fase. Yo la tuve. Soñaba trabajar con viejas en pelotas, o, de perdido, con viejas en traje de baño; quería viajar por todo el mundo, explorando mares y selvas, trepando montañas, durmiendo en vagones de tren, comiendo en lugares exóticos. Quería tomar una foto mítica, tipo la del Che Guevara; una imagen que se volviera icónica, para hacerme famoso e inmortal, y no tener que volver a trabajar. Vivir de dar cátedras en todas las escuelas a las que me invitaran. No pedía nada, jejeje.

No recuerdo cuándo ni por qué dejé de tomar fotos. Creo que dejé de viajar tan seguido y eso me desganó. Y es que cuando me sentía fotógrafo, viajaba un chingo con mi vieja, mis compas, mi Pentax K 1000 y bastantes rollos de 35 mm en blanco y negro y a color, que revelaba en el laboratorio de la escuela o en cualquier Benavides (hasta después tuve cámara digital). Viajamos varias veces a Cuatro Ciénegas, muchas otras a la Huasteca Potosina, a algunas playas mexicanas, a varios países de Europa y al cliché de todo fotógrafo amateur: Real de Catorce. Ay, los inditos, los hippies apestosos que hacen pulseritas y la arquitectura pétrea. Ay, qué bonito, snif. A continuación, algunas fotos de mi autoría en ese lugar, antes de que fuera Brad Pitt y Julia Roberts:








Después, me rebelé -según yo- ante los patrones establecidos por los fotógrafos mamones, y me dije: “Tengo que construir un estilo propio y agarrar una temática que me identifique como artista”. Y fue cuando empecé a tomarle fotos a puros perros y gatos, influenciado -creo yo- por la profesión de veterinario de mi padre. Aquí algunas imágenes:






Cansado de los perros y los gatos, busqué nuevos horizontes (¡ahijuesupinchemadre!, hablo como un artista de verdad, jejeje). Un día, de pronto, me entró un orgullo irracional por mi ciudad, un gusto enfermo que no puedo explicar, y me salí a las calles a retratar a su gente, sus lugares típicos, su cultura y esas mamadas. Me daba mis roles a los negocios del centro: a las cantinas, a los restaurantes, a las librerías; me subía a los camiones, platicaba con los barrenderos, iba a la catedral, a los panteones el día de muertos… Volví a caer en puro pinche cliché fotográfico. Aquí las fotos de esa etapa:







Y ahí mejor luego le sigo, porque si no este post va a estar bien largo. Falta platicarles mi fase "abstracta", mi fase de "soledad", mi fase "experimental" y mi fase "mamona", cuando expuse en el Salón de la Fotografía de la Cineteca de Nuevo León. Ahí se ven. Que tengan buen inicio de semana.

P.D. Hagan lo que quieran con estas fotos: róbenselas, imprímanlas, digan que ustedes las tomaron, etc. Me vale madre: yo tengo los negativos originales, jejeje.