Casi todos mis amigos tienen Twitter.
Cuando abrí mi blog, yo era el raro, pues nadie tenía -ni quería- un blog. Ahora, sigo siendo el raro, pues soy el único que no tiene -ni quiere- Twitter.
Me di una vuelta por los Twitters de mis compas nomás para ver qué escriben. Nada del otro mundo: chistes obvios, actividades diarias aburridas, frases que sacaron de alguna película de Tarantino que todavía no superan y estados de ánimo descritos con fragmentos de canciones en inglés.
Tienen más de 30 años -algunos ya casi llegan a los 40- y siguen recurriendo a frasecitas de canciones para describir sus estados de ánimo. Lo peor es que algunos recurren a fragmentos de cumbias de Pesado, Intocable o Banda El Recodo para decir cómo se sienten.
Y luego no quieren que odie a mi prójimo, snif.