Así como sueño que brinco muy alto y desciendo casi flotando, también sueño muy seguido que voy por un camino, a pie o en bicicleta. Siempre es el mismo camino. Un camino que he recorrido muchas veces en mis sueños, pero siempre me pierdo o me paso de donde debería haber dado la vuelta, y, cuando me quiero regresar, el camino ya es otro. Lo curioso es que es un camino que siento que conozco en la vida real, pero no lo reconozco. Es una vereda de terracería con algunos vados y vegetación a los costados que esconden otras rutas. Lo angustiante del sueño es que nunca llego a donde se supone que voy, pues nunca paso del mismo punto. Como que en el sueño sé hacia donde me dirijo, pero nunca lo menciono. Lo que me desespera es que, si sé hacia dónde voy, ¿entonces por qué me pierdo?.
El sueño termina cuando se me hace de noche y me quedo ahí, perdido.
Ayer soñé que por fin daba vuelta con mi bici en uno de los senderos cubiertos por la vegetación. De pronto sonaba mi teléfono celular y una voz me decía: “Ya te vimos. Te estamos esperando”, y se cortaba la señal.
Después de pedalear un buen rato, llegaba a una parte donde el camino terminaba en un desbarrancadero en forma de plataforma, como las que hay en las albercas olímpicas. Intentaba llamar al número registrado en mi teléfono para pedir orientación, pero nadie me contestaba. En eso sonaba otra vez mi teléfono. Pero ahí me desperté. Y sigo sin saber -en la vida real- hacia dónde diablos y hacia quién conduce ese camino.
El sueño termina cuando se me hace de noche y me quedo ahí, perdido.
Ayer soñé que por fin daba vuelta con mi bici en uno de los senderos cubiertos por la vegetación. De pronto sonaba mi teléfono celular y una voz me decía: “Ya te vimos. Te estamos esperando”, y se cortaba la señal.
Después de pedalear un buen rato, llegaba a una parte donde el camino terminaba en un desbarrancadero en forma de plataforma, como las que hay en las albercas olímpicas. Intentaba llamar al número registrado en mi teléfono para pedir orientación, pero nadie me contestaba. En eso sonaba otra vez mi teléfono. Pero ahí me desperté. Y sigo sin saber -en la vida real- hacia dónde diablos y hacia quién conduce ese camino.