En la mañana llegó un viejillo al negocio de cajas. Muy verga según él:
-Necesito caja chica, mediana, grande y extra grande para pizza –me dijo con muchos huevos.
-Buen día, ¿qué pulgadas son las que necesita, señor? –le pregunté amablemente.
-Quiero caja chica, mediana, grande y extra grande –me repitió el viejo con un tonito de: “no me entendiste, ¿o qué? pendejo”.
-Necesito las medidas de las cajas o el código, señor –le dije-, porque los tamaños varían según cada negocio. Hay negocios que se llevan “nuestra” caja chica y la usan como mediana o se llevan la grande y la usan como chica.
-He venido aquí 50 veces –pinche ruco mentiroso, nunca lo había visto- y nunca me habían preguntado eso –me dijo molesto.
Quise responderle: “Pues si ha venido 50 veces ¿por qué vergas no se ha aprendido las medidas ni los códigos de sus cajas, viejo pendejo?”, pero me lo reservé porque por ahí dicen que El Cliente Siempre Tiene La Razón.
Total que el viejo se desesperó todo y me dijo casi arrancándose los pelos de la cabeza:
-Bueno, ya: dame de la caja más chica que tengas hasta la más grande, ¿te parece?
-Me parece bien, señor –le dije sonriendo. Di media vuelta y entré en la bodega.
Saqué las cajas y se las mostré. Al verlas, puso la cara de pendejo que ponen todos los clientes que no tienen puta idea de lo que quieren pero nomás quieren joder:
-Eeeeh… mmm… ésta no es la chica, ésta es la grande -dijo analizando las cajas con los lentes puestos-… esta cajota yo ni la manejo… está muy grande... eeemmm… Necesito una todavía más chica que la chica…
-Ésta es mi caja chica y ésta es mi caja extra grande –le dije señalando ambas cajas-, por eso le pedí las medidas o el código de sus cajas.
-Eeeeh… mmm -masculló el ñor todo apendejado-… deje hablo al negocio para que me pasen las medidas… ¿Cuál es el código? –y le señalé el número que trae impreso cada caja.
"Lo bueno es que ya había venido 50 veces, eh", volví a pensar.
Total que el pinche ruco no se llevó nada porque no se sabía las putas medidas de sus cajas de pizza. Bueno, sí se las sabía: chica, mediana, grande y extra grande… Baboso.
Chaaale… ¿Por qué mis sábados tienen que ser así?
Pinche Carlos Slim o Bill Gates, no mamen: regálame dinero, no sean ojetes. Los artistas como yo necesitamos becas y mecenas, no salarios con horario de oficina, snif.
…………. ¡Chíngada madre! ¡Y ahí viene otra vez el pinche ruco de las cajas! ¡Heeelp!
-Necesito caja chica, mediana, grande y extra grande para pizza –me dijo con muchos huevos.
-Buen día, ¿qué pulgadas son las que necesita, señor? –le pregunté amablemente.
-Quiero caja chica, mediana, grande y extra grande –me repitió el viejo con un tonito de: “no me entendiste, ¿o qué? pendejo”.
-Necesito las medidas de las cajas o el código, señor –le dije-, porque los tamaños varían según cada negocio. Hay negocios que se llevan “nuestra” caja chica y la usan como mediana o se llevan la grande y la usan como chica.
-He venido aquí 50 veces –pinche ruco mentiroso, nunca lo había visto- y nunca me habían preguntado eso –me dijo molesto.
Quise responderle: “Pues si ha venido 50 veces ¿por qué vergas no se ha aprendido las medidas ni los códigos de sus cajas, viejo pendejo?”, pero me lo reservé porque por ahí dicen que El Cliente Siempre Tiene La Razón.
Total que el viejo se desesperó todo y me dijo casi arrancándose los pelos de la cabeza:
-Bueno, ya: dame de la caja más chica que tengas hasta la más grande, ¿te parece?
-Me parece bien, señor –le dije sonriendo. Di media vuelta y entré en la bodega.
Saqué las cajas y se las mostré. Al verlas, puso la cara de pendejo que ponen todos los clientes que no tienen puta idea de lo que quieren pero nomás quieren joder:
-Eeeeh… mmm… ésta no es la chica, ésta es la grande -dijo analizando las cajas con los lentes puestos-… esta cajota yo ni la manejo… está muy grande... eeemmm… Necesito una todavía más chica que la chica…
-Ésta es mi caja chica y ésta es mi caja extra grande –le dije señalando ambas cajas-, por eso le pedí las medidas o el código de sus cajas.
-Eeeeh… mmm -masculló el ñor todo apendejado-… deje hablo al negocio para que me pasen las medidas… ¿Cuál es el código? –y le señalé el número que trae impreso cada caja.
"Lo bueno es que ya había venido 50 veces, eh", volví a pensar.
Total que el pinche ruco no se llevó nada porque no se sabía las putas medidas de sus cajas de pizza. Bueno, sí se las sabía: chica, mediana, grande y extra grande… Baboso.
Chaaale… ¿Por qué mis sábados tienen que ser así?
Pinche Carlos Slim o Bill Gates, no mamen: regálame dinero, no sean ojetes. Los artistas como yo necesitamos becas y mecenas, no salarios con horario de oficina, snif.
…………. ¡Chíngada madre! ¡Y ahí viene otra vez el pinche ruco de las cajas! ¡Heeelp!