Hay un anciano mamón que visita seguido el negocio. Siempre que viene pregunta todos los precios, y cada que se los digo, me dice: “Y con el descuento que me vas a hacer, ¿en cuánto sale?”. En un principio, me parecía gracioso. Me reía de su puntada por respeto a su edad: ya ven que algunos viejitos son bromistas y quieren aparentar ser “cool”. Pero ya no. Ya no me causa gracia, y lo sigue haciendo el culero. Lo hace con más frecuencia cuando viene acompañado de su esposa o de su hija.
La vez pasada, preguntó por un despachador de cinta adhesiva.
-Ya no manejamos ese producto, señor -le dije.
-Uy, pues deberían de manejarlo: yo les compraría muchos –respondió.
Sí, cómo no… Dejamos de vender el despachador porque lo pedían poco y por caro. En otros lugares se puede conseguir a mejor precio, y no quisiera crearme fama de carero ni que, al rato, el pinche viejo éste me ande reclamando: “Ay, en el Home Depot y en el Soriana el despachador de cinta está más barato, snif”.
Pero fue el sábado cuando cayó la gota que derramó el vaso.
Estaba cerrando las cortinas metálicas y poniendo candados, cuando llegó el viejo. Llegó accionando el claxon y ondeando la mano, para que no cerrara. Se estacionó y bajó apresurado del coche, diciendo: “Uf, qué bueno que te alcancé, me urge comprar algo”. “No se preocupe, aquí estamos para servirle”, dije sereno. Quité los candados, abrí las cortinas y desactivé la alarma.
Su urgencia era una caja para tornillos y una cinta adhesiva. Sumaron 39 pesos ya con IVA. Me pagó con un cheque... Sí: me hizo un cheque por 39 pinches pesos.
Estoy seguro que ese señor se levanta todos los días pensando: “Hoy le voy a cagar el palo a alguien”. Y lo logra.
La vez pasada, preguntó por un despachador de cinta adhesiva.
-Ya no manejamos ese producto, señor -le dije.
-Uy, pues deberían de manejarlo: yo les compraría muchos –respondió.
Sí, cómo no… Dejamos de vender el despachador porque lo pedían poco y por caro. En otros lugares se puede conseguir a mejor precio, y no quisiera crearme fama de carero ni que, al rato, el pinche viejo éste me ande reclamando: “Ay, en el Home Depot y en el Soriana el despachador de cinta está más barato, snif”.
Pero fue el sábado cuando cayó la gota que derramó el vaso.
Estaba cerrando las cortinas metálicas y poniendo candados, cuando llegó el viejo. Llegó accionando el claxon y ondeando la mano, para que no cerrara. Se estacionó y bajó apresurado del coche, diciendo: “Uf, qué bueno que te alcancé, me urge comprar algo”. “No se preocupe, aquí estamos para servirle”, dije sereno. Quité los candados, abrí las cortinas y desactivé la alarma.
Su urgencia era una caja para tornillos y una cinta adhesiva. Sumaron 39 pesos ya con IVA. Me pagó con un cheque... Sí: me hizo un cheque por 39 pinches pesos.
Estoy seguro que ese señor se levanta todos los días pensando: “Hoy le voy a cagar el palo a alguien”. Y lo logra.