jueves, julio 20, 2006

la cisterna

Desprendieron el tinaco de la casa golpeando con mazos unas vigas de acero que pusieron en los costados y que hacían un sonido como de ciencia ficción con cada azote que les daban. La base cedió y, entre dos hombres morenos y de bigote, empujaron el recipiente hasta el borde del techo. Miraron hacia abajo desde la orilla con cautela, para que no hubiera nadie. Y lo dejaron caer. La enorme tinaja se hizo polvo al contacto con el suelo. Yo miré pasmado el espectáculo al que comparé con las explosiones que salían en las películas de guerra.
Decían que esas tinajas de fibra de vidrio causaban cáncer: que si uno bebía el agua contenida en esos recipientes, ni siquiera los filtros del grifo del lavamanos y la cocina limpiaban las pequeñas astillas de cristal que desprendían las paredes internas; y que, a la larga, eso mataba a la gente. Por eso mis padres lo mandaron quitar y por eso hicieron una cisterna. La palabra cáncer se empezaba a escuchar más seguido. Era mediados de los ochentas. Ya casi todo daba cáncer. Antes la gente se moría de otras cosas, pero no de eso. En mi mente sólo aparecía un cangrejo rojo con sombrero y bailando cuando escuchaba esa palabra.
La cisterna estaba terminada Esa no daba cáncer porque no desprendía esas fibras de vidrio. Era sólo cuestión de encender la bomba y esperar a que se llenara. Mi padre entró a la fosa por el hueco que dejaron en el suelo y me dijo que fuera con él. Yo obedecí. Estaba todo oscuro y olía a pintura fresca. Era como una alberca, pero con techo y eco; y una pequeña salida de un metro por un metro por donde entraba la luz. Mi papá golpeaba las paredes con el borde de su puño y palpaba con los dedos para comprobar la firmeza de los muros y el secado de la pintura. Yo lo imitaba: tocaba, golpeaba y me veía las manos buscando rastros de pintura. Es como una alberca, verdad, mijo, me dijo como si me leyera el pensamiento. Si, respondí. Salimos del tanque y mi padre encendió la bomba. El agua retumbaba al caer al piso, produciendo un sonido extraño; haciendo un ruido parecido a lo que, imaginaba yo, pudiera ser el llanto de un robot. Me acosté en el borde de la abertura, con el hueco sonido del agua rebotando en las cuatro paredes, y contemplé cómo el nivel del líquido subía poco a poco. Métete a nadar, yo aquí te cuido, me dijo mi padre, y los ojos se me iluminaron. Por fin teníamos una alberca en casa.

15 comentarios:

Luis Valdez dijo...

métete a nadar?
nomás porque tu pá era buena onda, que si no, ahí mismo te hubiera encerrado.
y si eso me lo hubiera dicho a mí una mujer, en ese meritito momento me hubiera pipiado de miedo.

EL MATUTE dijo...

No pos que padre, en mi caso la jodidencia taba kbrona y que esperanzas que hubiese cisterna, habia tinaco pero no era de fibra de vidrio, era de un material poroso parecido al yeso. La neta ni se ocupaba, el agua nunca se cortaba, eran las ventajas de vivir en un pueblito (linares) no habia ese tipo de carencias. Saludos.

Jaime Paz dijo...

Jajaja y techada eh?! jajaja.

Aunque también las albercas matan no? he escuchado de gente que entra a limpiarlas y pos nomás ya no salen, quesque los gases (que se echan ellos mismos?) o no se qué onda les pasa, y se ponen duriiitos duritos ahí dentro.

Weno, saludos Don.

Anónimo dijo...

No se enojen, amigos de Guffo.
Yo sólo le digo que no sea ingenuo.
La política es una mierda y el buen juez pos por su casa empieza, ¿qué no?.
No digo que tenga que mantenerlo como a sus hermanas, pero de perdido que se le pege mas a su papá ahora que tiene un puesto importante en el que puede sacar muchos beneficios, mucho dinero, muchos privilegios y hasta intocable sería si quisiera.
Pero pues el guffo prefiere andar con sus dibujitos y sus historias de la infancia, navegando con bandera bohemio. Muy su pedo.
Saludosssssssssssssssss.

Anónimo dijo...

en casa de mis papas (que anteriormente fue la casa de mis abuelos maternos)existia una pila de tamaño regular la cual llenaban con el fin de luego regar la huerta de la casa, era todo un suceso cuando la llenaba, mis pas nos dejaban jugar y fue asi como me enseñe a nadar, pero eran grandiosos los dias de riego la cosa era mas o menos asi: mi tio abuelo quitapa el tapon de la pila y veiamos como el agua comenzaba a salir y corriamos la huerta a ver salir el agua por la asequia (son como los caños pero estas se usan solo para riego), nos metiamos en esa pequeña abertura y era una sensacion increible que el agua te golpera en la cara, claro salias medio aturdido,poco raspado y con agua en los oidos pero nada mas pasaba si la vida antes era tutti frutti.

saludos desde slp

p.d. por cierto alguien sabe si aun existen los sugus, los salvavidas y unas paletas de caramelo sabor tamarindo y chile que no recuerdo el nombre pero que eran de forma hexagonal

gracias ora si saludos

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Qué padre anécdota, Guffo.
Oye, todas tus descripciones están influenciadas por el futurismo, ¿qué ocurre? "Un sonido como de ciencia ficción". "El llanto de un robot"...
Muy chido y muy original eso del llanto de un robot.
Órale pues, paisano.

Anónimo dijo...

luis valdez mejor ponte anonimo cuando escribas cosas asii, que mala onda!!!, anonimo: q timporta la relacion de guffo con su pa, y yo namas tengo una sisterna, con ¨S¨, osea hermanita menor, q la quiero rete harto....

Anónimo dijo...

Anónimo, realmente no nos importa lo que haga o deje de hacer el papa de Guffo, eso es pedo de su papá, no es tuyo ni mío, ni del Guffiño, así que ya no pongas mamad...

Nina,que cagado...! jajajaja

Oye Guffo y no te metías a jugar al submarino con periscopio?

Srita Locura dijo...

Me acuerdo que me mi abuelito q.e.p.d. tenia una como pila y recuerdo que mi hermanita y yo nos la pasabamos todo el dia en el agua hasta que los dedos de las manos y pies se nos ponian arrugados...

q recuerdos,joven guffo gracias por llevarnos de vuelta al pasado
saludos

Anónimo dijo...

Samantha, aún existen las paletas, los sugus y los salvavidas!

Guffo Caballero dijo...

Esa experiencia de la asequia ha de haber estado con madre, jaja. Yo una vez en Valles me metí a un canal que daba a una hidroeléctrica abandonada. Uta, qué chingona experiencia: era como un lento tobogan con el agua hasta el pecho que duraba como 10 minutos el recorrido.
Yo tampoco he vuelto a ver los SUGUS. Bueno, no los he buscado, jeje.
Saludos.

marquito*... dijo...

pos por aca en las puentes, como estamos jodidones y sin cisterna, llenabamos de agua el piso del "porche?" y nos deslizabamos de pared a pared, jajaja

Ahora veo mi "porche?" y me rio que la distancia es un poco mayor a mi estatura

DIVILLARREAL dijo...

Agua de cisterna? guacala de pollo!!!, trabajo en un hotel donde toda el agua se almacena en cisterna y chido que cuando la llegan a limpiar esta toda verde del fondo y a la gente que le encanta tomar agua de la llave porque dicen que el agua sabe mas rica, jajaja, sabran realmente lo que estan tomando??? yo por lo pronto siempre compro mi botecito de bonafont pa no enfermarme de seguidillo.

CHAD dijo...

Alberca en casa? Hasta a los simpsons les duro poco ese gusto.

Pero, ah que bonita ha de haber sido ese episodio en su casa.

Saludos!

Anónimo dijo...

"entre dos hombres morenos y de bigote"

El bigote es indispensable, yo tengo un compa que está flaquito y todo lampiño pero de acuerdo a varios testigos tiene la fuerza de 3 hombres bigotones!, no hay mejor forma de describir una fuerza sorprendente.

"inche guffo, tu blog es una interminable Time Machine"

Ditto.

Saludos.