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Fui con el Filósofo de Cantina. Dirán ustedes: inche viejo huevón que se la pasa chupe y chupe; pero no, el ñor se da tiempo pa´todo. De hecho, escribió un poema pa´todas las viejas que creen que no merecen amor y que cada que sienten que tienen todo, se echan para atrás por miedo. "A veces hay que desendulzarles el tono a las cabronas, porque luego se empalagan", dijo el Filósofo y esto fue lo que mandó exclusivo para mi blog. Se llama: Eres todo lo que me caga
¿Ya te hartaste de tanto dulce, cabrona?, pos ora te voy a decir lo que realmente eres. Comezón en el paladar, eso es lo que eres. Esa desesperante picazón en el oído interno que quisiera borrar con la punta afilada de un lápiz. Eres el piquete del mosquito entre los dedos de los pies y esa parte de la espalda que no alcanzo a rascarme con la mano. Eres el chicle pisoteado que se aguada con el sol y se pega en la suela de mis tenis. Eres la bolsa de basura con las latas de cerveza de la peda de ayer que empuño con mi mano cuando veo al camión recolector doblando en la esquina. Eres la llamada que suena varias veces y se corta justo en el momento en que desprendo el auricular y digo “¿diga?”. Eres la pluma que se niega a escribir por más que la frotes y zarandees. La pelota de papel arrugado con algún poema que golpea el borde del cesto cuando la lanzo y cae al suelo. La bolsa de plástico que dejan los nacos en un área verde después de un picnic y el graffiti en una barda recién pintada. Eres un coche que no enciende, la sal de más en la sopa, un color al que se le rompe la punta a cada rato y la misma frustración que me invade cuando se termina un rollo de fotos en vacaciones o el rollo de papel higiénico cuando ando suelto del estómago. Es más: tú eres la causa de que se me afloje el estómago. Y sin embargo, te quiero un chingo, jija de la chingada.
Y ya para acabar esta miscelanea, les aviso que la Guffilla está recuperada completamente, que nadie la adoptó, snif, y que me la tuve que quedar y que es más desmadrosa y tragona que el demonio de tazmania. Está bien botana porque las patillas de atrás como que le fallan al momento de quererse subir a algún lado y se va de nalguillas al suelo, juar juar. Las escaleras también las baja y las sube bien curioso y se sienta bien raro, como si las patas fueran de goma. Pero como me dicen por ahí: antes di que está viva, pa´la chinga que le pusiste con el carro. He aquí una foto tratando de arrancarme una mano:
