jueves, mayo 26, 2016

No odio el futbol

No odio el futbol. Simplemente no me gusta. No me gusta ni verlo ni practicarlo. Pero eso me sucede con casi todos los deportes. Será que nunca me inculcaron eso de irle a un equipo, lo cual -supongo- se debió a que en mi familia no hubo de esos tíos, primos o hermanos mayores locos que se pintan la cara de colores y se ponen pelucas para ir a un estadio. Tampoco me dio por imitar a compañeros del salón o amigos de la cuadra que jugaban al fut o se hacían seguidores de algún club con tal de validar mi sentido de pertenencia. Confieso que sí, por allá del año 94, caí en el engaño nacionalista de El Tricolor, quizás hipnotizado por los estrambóticos uniformes de Jorge Campos; pero fuera de ese corto período de confusión patriotera -del cual me defiendo con un: "Estaba chavo y se me hizo fácil"-, nunca me ha nacido defender los colores de una camiseta; mucho menos he encontrado una razón para hacerlo ni vacío existencial que pueda llenar vitoreando a un montón de güeyes que patean un balón.

Algunos dirán que son locas teorías de conspiración.
Aclaro que no por lo mencionado anteriormente me siento superior. No, para nada. Tampoco veo como poca cosa -y mucho menos odio- a quienes disfrutan de ver o practicar este deporte. Lo que me parece alarmante y nefasto es el nivel de fanatismo que provoca el futbol en la mayoría de sus seguidores: fanatismo que alcanza dimensiones que sólo las religiones pueden lograr; fanatismo que, aparte, es alimentado a diario por las primitivas televisoras locales y sus funestos conductores, que hacen su rating enemistando e incitando a la violencia hasta al más cabal de los seguidores de un equipo. Y no, no negaré que también me molesta bastante que nuestra "identidad regiomontana" -que más bien parece caricatura- se fundamente en el futbol y la carne asada, y que la vida de esta ciudad pseudomoderna gire en torno al show del balompié. No es broma: hay empresas que dejan salir temprano o llegar tarde a sus empleados cuando hay "un juego importante"; y la gente ve con buenos ojos que se cierren calles y haya tráfico vehicular con tal de que se lleve a cabo un partido, pero no para que los ciudadanos se manifiesten. Y pues todo lo anterior sí me parece nefastísimo.

Hasta al pinche carbón lo hacen Tigre o Rayado. Hasta en eso hay que rivalizar.
Y ustedes dirán: “¿Y a ti eso en qué te afecta, pinche Guffo? Cada quien sus gustos. Tú eres fan de Star Wars y no te decimos nada. Aparte, en Inglaterra y Alemania también hay fanáticos violentos y no por eso son países pobres. Aparte, a Juan Villoro le gusta el futbol y es una persona muy inteligente y bla bla bla”. Sí, son válidos todos sus argumentos y los respeto. Y sí, cada quien sus ondas locas. Y sí, Alemania e Inglaterra están más a toda madre que aquí, pero pues yo no vivo allá ni existe la desigualdad socioeconómica que hay en esta ciudad. Y si hablamos de Juan Villoro y su fanatismo por el futbol, prefiero las opiniones de Fernando Vallejo y Noam Chomsky sobre este espectáculo.

Ketrizte, deveraz :(
Aclaro que tampoco creo que el futbol en México sea la causa de nuestras desgracias ni la causa de la corrupción, la ignorancia o la pobreza. El problema que yo sí le veo a esta dinámica de juntarse cada semana a ver un partido de futbol o ir a un estadio, es un enorme desperdicio de poder ciudadano. En serio que veo un poder encabronado en esa amalgama de gente, en esa masa uniforme de fans de este deporte; visualizo a un ente poderoso, con vida propia, que podría lograr muchísimas cosas, pero despilfarra su poder en pendejadas. Me explico a continuación con un ejemplo.

No es lo mismo que yo me organice con mis amigos y colegas artistas para ir a protestar frente a palacio de gobierno para exigir algo que nos corresponde como ciudadanos o denunciar algo que nos parece injusto. Okey, sí, vamos en bola, nos plantamos ahí con pancartas y amenazamos con no volver a dibujar o pintar hasta que no se resuelva equis problemática social. Me duele decirlo, pero, probablemente a nadie le importe y nuestra manifestación no pasaría de ser -como dicen en el rancho- un pedo de burro flaco, snif. Seguramente nadie se aterraría ni haríamos eco más allá de 1500 clics en redes sociales, y posiblemente las autoridades se burlarían y nos darían una amable patada en el fundillo antes de decirnos: “¡Nos vale madre si dejan de dibujar o pintar!”. Digo, también hay que ser realistas :(

Pero qué tal si esas personas que van a los estadios deciden un día -UNO nada más- no ir para irse a plantar frente al palacio municipal, o de gobierno, o ante cualquier autoridad, y declaran que si no se soluciona tal o cual problema social, dejan de ir al futbol. ¿En serio no creen que rompería madres, por no decir "el estatus quo", esa acción? ¿En serio creen que no tendría eco? ¿En serio no creen que pondrían a temblar a esos poderosos que sólo quieren su dinero? ¿En serio no creen que serían ellos, las empresas que manejan y se enriquecen con el futbol, quienes les apretarían las tuercas a las autoridades para que hicieran su trabajo y cumplieran sus demandas con tal de no perder las derramas millonarias que dejan los partidos? Yo sí lo creo, pues les pegaría en lo que los mueve: la ambición económica. En verdad creo que esas 40, 50 u 80 mil personas, con ese poder bien encaminado, pudieran "chantajear" a las autoridades para sacar un beneficio colectivo, y no sólo para quienes manejan este deporte. En serio que tienen ese poder. Aquí se los firmo.

Claro que de eso que digo a que suceda, pues quién sabe. Simplemente les quería compartir lo que pienso. Que si es difícil, que si es imposible; no creo que lo sea tanto. Digo, si creemos que algún día colonizaremos Marte, no veo por qué no sea posible esta acción que sólo es cuestión de la voluntad; de sentir que hemos tocado fondo como sociedad y de creer que nos merecemos un mejor estado con mejores gobiernos, no sólo un buen partido de futbol.
Si no díganme de qué otra forma se podría.

7 comentarios:

Carlos dijo...

Híjole, me acordé de un libro que leí no hace mucho:

"Los proletarios no se sublevarán ni dentro de mil años ni de mil millones de años. No pueden. Es inútil que te explique la razón por la que no pueden rebelarse; ya la conoces."

"O quizás hayas vuelto a tu antigua idea de que los proletarios o los esclavos se levantarán contra nosotros y nos derribarán. Desecha esa idea. Están indefensos, como animales. La Humanidad es el Partido. Los otros están fuera, son insignificantes."

- O'Brien, 1984

:(

Guffo Caballero dijo...

Carlos: ¡Qué fuerte!, snif. Gracias por comentar. Saludos.

Anónimo dijo...

si, tienes razon maldito gobierno.............

Frances The Mute dijo...

Guffo un saludo!

Vi esta entrada en facebook y me sacó de onda en verdad prefiero seguir leyendo en blogger (no te nos vayas a el lado oscuro de la web) casualmente por un giro en mi vida encontré hace unos días mi copia de Diarios del Fin del Mundo, es como regresar a mis tiernos 19 :').

En cuanto a esto de el fanatismo hoy en día la gente da un seguimiento y pasión incondicional a cosas que solían ser mero entretenimiento y no indispensables para sus rutinas y no lo veo como un tragedia pero es preocupante que los adeptos le sigan dando mas poder a quienes manipulan la industria tal como ejemplificas en los carbones.

Por ahora te comparto este texto que leí hace poco y me parece bastante atinado.

http://www.lja.mx/2016/05/cuanto-mas-inculta-una-persona-mas-dinero-necesita-para-los-fines-de-semana-savater/

Mucho éxito y pues con todo respeto inviteme a Monterrey me siento como fangirl pero que placer sería conversar con usted.

Guffo Caballero dijo...

Anónimo: Snif. Saludos.

Frances: Abrí esa página de FB para llegar a otro tipo de público, brother, ya que muchos familiares o conocidos ni idea tenían de que escribía en un blog, jejeje; pero Blogger es lo mío y aquí seguiré. Gracias por el texto, lo compartiré. Ven a Monterrey cuando quieras y echamos una buena platicada. Te mando un abrazo y gracias por seguir siendo mi lector.

Karlos F. dijo...

Genial texto Guffo, a mí sí me gusta el fucho, pero coincido totalmente contigo sobre el fanatismo y la manipulación que se hace de ese fanatismo. De igual forma coincido sobre el desperdicio a ese "poder de convocatoria"...

Me late como haces la crítica sincera y constructiva al respecto y no te vas al otro extremo como hacen muchos detractores de este deporte, que lo "satanizan" per se.

También me late lo que comenta Frances The Mute.

Saludos...

Alexander Strauffon dijo...

Yo escribí de esto también. No odio al futbol como deporte, sino al fanatismo y comercialización de éste. Sus comentaristas, sus seguidores o 'hinchas', sus pandillas de vándalos escudándose bajo la excusa de que "son la porra", y los demás defectos de sobra conocidos. Y aunque pensar en una prohibición total seria extremo y abusivo, si sueño con el día en que se le pongan límites en todo hasta que pierda esa inmerecida influencia de la que goza ahora.