Oscurece a las seis de la tarde y el contorno del
cerro se transforma en la silueta de un animal gigantesco que parece dormir a
un costado del pueblo. Las calles –con agujeros y parches, como muelas- se
llenan del olor a leña de encino y mezquite que los habitantes queman a diario
para cocinar y resguardarse del frío. La noche clara y profunda me recuerda que
dentro del maletín cargo “El Enamorado de la Osa Mayor”, novela autobiográfica
de Sergiusz Piasecki que no he podido terminar. Ni siquiera voy a la mitad.
Espero que la jornada laboral esté tranquila, para dedicarle tiempo a las
andanzas de esos contrabandistas que se jugaban el pellejo entre las fronteras boscosas de Polonia y Rusia. Muchas páginas del libro me han recordado las noches que
pasé acampando en el bosque canadiense; remando en la penumbra donde es
imposible medir las distancias, alejándome de la orilla para tumbarme en el
piso de la embarcación a contemplar las estrellas. Dicen que las noches en el
bosque no son para los ojos, sino para los oídos. Yo pienso que las noches, en
general, son para todos los sentidos. La inmensidad del monte siempre aviva el
sentimiento de soledad del ser humano. Más aún cuando se está en tierra ajena y
el único guía y acompañante es el firmamento. Incluso en este pequeño poblado, el sentimiento es el mismo. La noche es noche. Su grandeza es la misma en todas
partes. Antes de entrar al edificio, me detengo a buscar la Osa Mayor. No la
veo, a pesar de la claridad del cielo. Bajo la mirada y contemplo de nuevo el
contorno del cerro. Es como un gigantesco animal durmiendo a un costado del
pueblo. Es la Osa Mayor.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
5 comentarios:
¿Qué hay de nuevo, Guffo?
Todo en orden. Dibujando, escribiendo y con trabajo nuevo. Saludos.
Estimado Guffo C.T, me recuerdas que tengo un libro enooorme que tengo años queriendo terminar y no lo hago (Vivir para contarla, del Gabo)... No he captado muy bien el motivo real por el cual regresaste a Monterrey. Conozco Monterrey un poquito, estuve una semana hace algunos años...Demasiada ciudad para mi. No se porque tengo el presentimiento de que estando en Canada sentiste la necesidad de regresar a MOnterrey... Te parecio bonito estar en Canada, pero realmente no lo extrañas a fondo... Sigues buscando el lugar ideal para vivir y sentirte bien...Un abrazo desde la tierra que atrapo al sol :)
Y que paso con jorge y la sra borja de arzulueta?
Blanche:Vine a arreglar algunos asuntos personales, laborales y legales. Y sí, sí extraño bastante Canadá. Saludos.
Anónimo: No lo he terminado. De repente ya no supe para dónde iba, jajaja.
Publicar un comentario