Si ando solo, me caga subirme en el asiento trasero de los taxis. Se me hace una actitud medio altanera, algo así como: “Yo soy el patrón y tú me tienes que llevar a donde yo te diga, esclavo inmundo”. Bueno, en el fondo sí es algo así, pues tengo ojos verdes y eso me hace superior a cualquier ser humano; pero tampoco hay que mamarse, chavos. ¿Para qué andar exaltando esos complejos genéticos y clasicistas nomás por convivir?
Yo por eso cuando necesito tomar un taxi, me subo en el asiento delantero; para no andar sintiéndome más que el prójimo. Pero subirme en el asiento de adelante también es un problema, pues la cercanía con el chofer es tanta que me incomoda ir en silencio. No es que yo sea un individuo muy pinche platicador que digamos, pero en los taxis no soporto que haya silencio porque el silencio da pie a que le suban a todo el volumen del estéreo con la música más culera que ha inventado la raza humana: el reggaeton.
Por lo tanto, lo que hago es que si el taxista no me saca plática –raro en ellos-, yo empiezo la conversación. Confieso que esto lo hago con toda la intención de que le bajen al volumen y de hacerme “el cliente buena onda”, pues siempre me imagino que los taxistas son asesinos seriales y que si les caigo bien por mi plática, tal vez digan: “¡Órale!, a pesar de tener los ojos verdes, este chavo es bien buenas ondas. No lo voy a descuartizar”. Quizás nunca lo sepa a ciencia cierta, pero no tengo la menor duda de que alguna de mis pláticas buena onda me salvó el pellejo en más de una ocasión.
Total que lo primero que hago estando sentado en el asiento del copiloto, es preguntar: “¿Y el taxi es suyo o lo renta?”. Esta pregunta nunca falla, pues de ahí surgen cuestionamientos suficientes como para no ir en silencio o escuchando mierda durante el trayecto; preguntas como: ¿Cuánto paga de renta?, ¿Cuánto gasta de gasolina?, ¿De qué hora a qué hora trabaja?, ¿Lo han asaltado?, etc. Confieso que siento un alivio en mi lado humano –ése donde se encuentra el corazón de pollo- al escuchar que el taxi es propio. Los taxistas que rentan sus coches me dan algo de lástima porque las pinches rentas rondan entre los 350 y los 450 pesos, dependiendo de qué tan madreada esté la unidad; por lo que me imagino al pobre hombre trabajando en chinga medio día para sacar apenas los 450 pesos de ley para, ya después de la joda que se metió, ahora sí empezar a sacar lo suyo y de su familia. De cierta forma los admiro. Si yo fuera ellos y no sacara la renta, abandonaría el taxi a la verga y ahí que alguien vaya por él y que el pinche dueño culero y explotador chingue a su madre.
Volviendo al tema de la plática: ya entrados en confianza, algunos taxistas me dicen que “sí sale buena lana; nomás chingándole”. Otros -casi siempre los que renta el taxi- dicen que “sale nomás pa´ la botana”, y lloro por dentro, snif, y ahí sí aplico mi política de redondeo, ésa que aplican Soriana y demás cadenas de tiendas criminales: si la carrera es de 42 pesos, les doy 50 y les digo que se queden con el cambio; si son 85, les dejo el billete de 100 completo (¡Denme el Nobel de la Paz inmediatamente: lo merezco!).
Todo este rollote se los platico como introducción porque no sé escribir y digo cosas a lo pendejo y sin orden, ni pies, ni cabeza y porque hoy en la mañana me subí a un taxi y el chofer resultó ser muy platicador. El vato traía lentes oscuros, el pelo parado -de cepillo- y una camiseta negra con una máscara de lucha libre estampada. Cuando le pregunté sobre su playera, el chofer me confesó que, aparte de ser taxista, era luchador. “¡Órale, qué chido! ¿Y ésa es su máscara o qué?”, le pregunté señalando su camiseta. "Nel, yo no uso máscara, compirri. Yo soy de la escuela luchística del legendario Pierrot después de que le quitarán la máscara", me respondió orgulloso, y yo nomás hice una expresión facial de ¡a-la-verga-con-este-vato! Total que llegamos a un semáforo en rojo. El chofi me volteó a ver y me preguntó: “¿No me reconoce?”, y se empezó a subir y a bajar los lentes. “¿No me reconoce?”, repitió, haciendo el mismo ademán de los lentes saltarines. Yo nomás me le quedaba viendo con cara de pendejo, pensando que era una broma. Cuando la luz se puso en verde, tuve que responderle muy apenado que yo no era muy asiduo a la lucha libre. “Ah, con razón no me reconoce”, me dijo, con el orgullo zurcido. “¡Soy el Canelo Casas!".
En mi puta vida había escuchado hablar del Canelo Casas. Lo primero que me vino a la mente fue un cabrón trepado en un cuadrilátero con un calzón en la cabeza a manera de máscara. Para contener la risa que me provocó la imagen -y para bolearle un poquito el ego al tal Canelo- le dije: “¡Ah, cómo de que no!, sí he escuchado su nombre y bla bla bla”. Total que le caí bien por mi plática buena onda que me volvió a salvar de ser descuartizado y me dijo que el próximo domingo pelea contra Big Neurosis y El Símbolo (sepa vergas quiénes son ésos) y que estoy cordialmente invitado. Me dijo que nomás pregunte en la entrada por el Canelo Casas y que él sale y le dice a los guardias que me dejen pasar. Voy a llegar a la arena "El Jaguar" -como me dijo que se llamaba el congal- con lentes oscuros, y, cuando lo vea, me los voy a hacer par arriba y para abajo, y le voy a decir: “¿Sí me reconoce?”.
Yo por eso cuando necesito tomar un taxi, me subo en el asiento delantero; para no andar sintiéndome más que el prójimo. Pero subirme en el asiento de adelante también es un problema, pues la cercanía con el chofer es tanta que me incomoda ir en silencio. No es que yo sea un individuo muy pinche platicador que digamos, pero en los taxis no soporto que haya silencio porque el silencio da pie a que le suban a todo el volumen del estéreo con la música más culera que ha inventado la raza humana: el reggaeton.
Por lo tanto, lo que hago es que si el taxista no me saca plática –raro en ellos-, yo empiezo la conversación. Confieso que esto lo hago con toda la intención de que le bajen al volumen y de hacerme “el cliente buena onda”, pues siempre me imagino que los taxistas son asesinos seriales y que si les caigo bien por mi plática, tal vez digan: “¡Órale!, a pesar de tener los ojos verdes, este chavo es bien buenas ondas. No lo voy a descuartizar”. Quizás nunca lo sepa a ciencia cierta, pero no tengo la menor duda de que alguna de mis pláticas buena onda me salvó el pellejo en más de una ocasión.
Total que lo primero que hago estando sentado en el asiento del copiloto, es preguntar: “¿Y el taxi es suyo o lo renta?”. Esta pregunta nunca falla, pues de ahí surgen cuestionamientos suficientes como para no ir en silencio o escuchando mierda durante el trayecto; preguntas como: ¿Cuánto paga de renta?, ¿Cuánto gasta de gasolina?, ¿De qué hora a qué hora trabaja?, ¿Lo han asaltado?, etc. Confieso que siento un alivio en mi lado humano –ése donde se encuentra el corazón de pollo- al escuchar que el taxi es propio. Los taxistas que rentan sus coches me dan algo de lástima porque las pinches rentas rondan entre los 350 y los 450 pesos, dependiendo de qué tan madreada esté la unidad; por lo que me imagino al pobre hombre trabajando en chinga medio día para sacar apenas los 450 pesos de ley para, ya después de la joda que se metió, ahora sí empezar a sacar lo suyo y de su familia. De cierta forma los admiro. Si yo fuera ellos y no sacara la renta, abandonaría el taxi a la verga y ahí que alguien vaya por él y que el pinche dueño culero y explotador chingue a su madre.
Volviendo al tema de la plática: ya entrados en confianza, algunos taxistas me dicen que “sí sale buena lana; nomás chingándole”. Otros -casi siempre los que renta el taxi- dicen que “sale nomás pa´ la botana”, y lloro por dentro, snif, y ahí sí aplico mi política de redondeo, ésa que aplican Soriana y demás cadenas de tiendas criminales: si la carrera es de 42 pesos, les doy 50 y les digo que se queden con el cambio; si son 85, les dejo el billete de 100 completo (¡Denme el Nobel de la Paz inmediatamente: lo merezco!).
Todo este rollote se los platico como introducción porque no sé escribir y digo cosas a lo pendejo y sin orden, ni pies, ni cabeza y porque hoy en la mañana me subí a un taxi y el chofer resultó ser muy platicador. El vato traía lentes oscuros, el pelo parado -de cepillo- y una camiseta negra con una máscara de lucha libre estampada. Cuando le pregunté sobre su playera, el chofer me confesó que, aparte de ser taxista, era luchador. “¡Órale, qué chido! ¿Y ésa es su máscara o qué?”, le pregunté señalando su camiseta. "Nel, yo no uso máscara, compirri. Yo soy de la escuela luchística del legendario Pierrot después de que le quitarán la máscara", me respondió orgulloso, y yo nomás hice una expresión facial de ¡a-la-verga-con-este-vato! Total que llegamos a un semáforo en rojo. El chofi me volteó a ver y me preguntó: “¿No me reconoce?”, y se empezó a subir y a bajar los lentes. “¿No me reconoce?”, repitió, haciendo el mismo ademán de los lentes saltarines. Yo nomás me le quedaba viendo con cara de pendejo, pensando que era una broma. Cuando la luz se puso en verde, tuve que responderle muy apenado que yo no era muy asiduo a la lucha libre. “Ah, con razón no me reconoce”, me dijo, con el orgullo zurcido. “¡Soy el Canelo Casas!".
En mi puta vida había escuchado hablar del Canelo Casas. Lo primero que me vino a la mente fue un cabrón trepado en un cuadrilátero con un calzón en la cabeza a manera de máscara. Para contener la risa que me provocó la imagen -y para bolearle un poquito el ego al tal Canelo- le dije: “¡Ah, cómo de que no!, sí he escuchado su nombre y bla bla bla”. Total que le caí bien por mi plática buena onda que me volvió a salvar de ser descuartizado y me dijo que el próximo domingo pelea contra Big Neurosis y El Símbolo (sepa vergas quiénes son ésos) y que estoy cordialmente invitado. Me dijo que nomás pregunte en la entrada por el Canelo Casas y que él sale y le dice a los guardias que me dejen pasar. Voy a llegar a la arena "El Jaguar" -como me dijo que se llamaba el congal- con lentes oscuros, y, cuando lo vea, me los voy a hacer par arriba y para abajo, y le voy a decir: “¿Sí me reconoce?”.
26 comentarios:
No mame, conocio al Erik "El Canelo" Casas!!! o quien sabe igual y lo mareo y lo quizo chamaquear, busquelo como Heavy Metal en google a ver si es la misma persona que conocio en el taxi, saludos!
Yo desconfío de los pasajeros que se sientan en el asiento delantero, ya van dos que me asaltan; pero en fin, los dos lados del asunto.
Me reí un chingo con tu post ¡chido!
Que te vaya muy bien, Caballero.
que bueno es que vuelvas a tus pinches mentiras de siempre, pinchi pelon mediocre
No se que decir, últimamente tus escritos ya no me convencen tanto como antes, pero no soy critico profesional para señalar eso, solo es mi opinión (aunque esta nadie me la ha pedido).
Lo que si me da risa es tu señalamiento de tus ojos, tus ojos color gargajo (si, me hiciste recordar a un ex compañero que tambien los tenia color gragajo).
Muchos luchadores tienen otro trabajo, tenia un ex compañero de labores que, los dias domingos participaba como rudo (en las peleas de apertura, por que la estelar era de los amigos del dueño y del dueño (osea los populares)) en la arena Jalisco.
Saludos.
Ponc3man: Nah, no es el mismo wey. Se me hace que se está pirateando el nombre, jajaja.
Pherro: Tienes razón. Yo también desconfiaría. Y eso de preguntarles que si ya los han asaltado tampoco es bueno. Una vez me dijo un taxista que casi siempre los pasajeros que preguntan eso, asaltan, y que muchos taxista nomás escuchan eso y "saca el fierro", pa´prevenir. Ay, mamacita. De las que me salvé.
Braulio: ¿No te convencen de qué? ¡Suelta la sopa! Saludos.
Que bueno que no tenias que escribir, regresaste a las mamadas que ponías hace dos años y me gustó, sigue sin saber que escribir.
jajajajaja... pues dejeme presumir que yo en poco tiempo sere compadre de un luchador profesional, que no es taxista y ya esta retirado de eso de los catorrazos, jajajaja....
Me gustan mas este tipo de historias... muchas gracias Guffo!
Che guffo mamón!!! jajajaja estuvo bueno el alucin.
Canelo casas...jajaja
Ve weeeeey, porfa porfa porfa
Yo también hago lo mismo en los taxis. Me voy al frente, hago plática. Y en efecto, así va la conversación: el taxi es rentado o propio, cómo le ha ido con el pasaje y el ingreso, cuánto ha afectado la delincuencia la actividad de los taxis, etcétera.
Che Guffo andas medio webon, un post a la semana, hace ya tiempo que ningun dibujito.. pues que te crees?
sigue asi!!!! jejeje
Shercas del bajio
Cabrón ya conseguistezz viejo o qué?
Tenía meses y meses de haberte mandado a la chaira ya que no escribías como en antaño.
Felicidades, sigo cagado de risa. Te suplico por favor sigue escribiendo así.
Os lo laváis...
te escribí un comentario acá con toda su madre y me marcó error... a que la fregada!
con un calzon en la cabeza jaja.......
no era este ogt:
http://4.bp.blogspot.com/_087jfuSmddg/SwsV3JM-B6I/AAAAAAAAFUA/c7sZpUstBBs/s400/estoesparaustedesbanda.jpg
Saludos, jajajaj
Jajajaa ke risa me gusto me gusto lo que escribiste y me vale si es vdd jaja
hahahahaha, te chamaqueo el taxista. Ademas ese par de weyes disque luchadores nomas son puro pajaro nalgon. No la arman contra verdaderos luchadores como Blue Demon Jr o L.A. Park
Super divertido relato!!!. Antes de tener un carro, por mucho tiempo anduve por mucho tiempo en taxis, y despues de mi accidente otro tanto. Tambien me ponia a platicar con ellos y me subía en la parte de en frente, pero como siempre se me quedaban viendo raro ya no lo hice. El recuerdo mas presente que recuerdo es que una vez me subí, no hallaba el dinero y le dije al taxista: "Uhh no, no hallo el dinero, me voy a quedar empeñada"... El taxita me vió muy serio y me dijo : "Bueno, la acepto."... Un abrazo desde Mexicali, mi estimado Guffo C.T.
Irme enfrente en un taxi? Jaja, ni loco. Para eso pago el taxi, para tener chofer, osea de qué otra manera!!! Y entre menos me platiquen, mejor. Hay algunos casos de taxistas interesantes, pero por lo general prefiero que se limiten para lo que se les paga: manejar. Y si en el servicio pueden no asaltarme o secuestrarme, pues mucho mejor.
Leete la biblia vaquera de carlos velasquez. ahi se aparece el espanto junior a ver si lo lo conoces. jajajja
buen texto. ese guffo.
Muy entretenido. Me desprendió unas cuantas risas, excelentes para empezar el día. Saludossss, Guffo!
Jajajaja Inche Guffo muy bueno el relato y como dices siempre es bueno sacarle platica a los taxistas te cuentan cada Historia!
Lurdos: Jajaja. No sé si sea bueno o malo, jaja.
La Flaca: Se me hace que es ¡Mágico!, mi némesis.
Andrés: GRacias a ti por seguir leyendo.
Anónimo:No fue alucín, ¡fue neta!
Anónimo: No pude ir, snif. Tuve que ir a jalar al periódico. Pero ya sé dónde es. Algún día iré.
Alexander: ¡Saludos!
Shercas: Ya sé. A ver si escribo y dibujo más seguido.
La Vara: Jejejeje. Gracias.
Reve: Yo no tuve nada que ver, carnal. A veces Blogger se aloca. Me hubiera gustado leerlo. Si no te da hueva, redáctalo de nuevo.
Anónimo: Con el rayón de bicicleta al frente.
Unknown: Nel, no era, jaja.
Karla: ¡Sí es verdad!, lo jurito.
Master: Estaría bien un luchador llamado Pájaro Nalgón.
Blanche: Ésa es una buena anécdota, jajaja.
No soy monedita: Jajaja, qué mamilas, snif.
Fernando: Sí, jajaja. Está bueno ese libro. Un experimento literario muy interesante. Aunque disfruté más el de La Marrana Negra...
Luisa: Gracias por reìr. Saludos.
Makros: Simón, son fuente de inspiración. ¡Saludos!
El canelo casas es el más chico de la dinastía. El papa es el referí que sale en la triple a. Le dicen el tropicasas. Dos de sus hijos son el negro casas (ese sale en las luchas de la arena México) y heavy metal (también es famoso). El canelo es el que menos éxito a tenido y supongo qe no le sale vivir nada más de la lucha, pero que cagado que ande dándoselas de famoso.
Dos comentarios: cuando estaba la arena Isabel de Cuernavaca, el canelo era de las estrellas en las funciones del domingo
Otro: hay una llave que invento su papa. Se llama la casita y es una de las más famosas y usadas en estos días.
Diego
Heavy metal??, yo si conocí a heavy metal en los 90's
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