Este post es el de mañana sábado

Después de tanta grosería necesaria para explicar el punto al que quería llegar en el post anterior, pido disculpas a las santas orejitas que haya lastimado y espantado con mi poético lenguaje y prosigo a platicarles unas cosillas que les iba a platicar mañana, pero mejor de una buena vez:

Pues ya empezó el tan cacareado Forum Universal de las Culturas, evento -supuestamente- a la altura de los regiomontanos. El único pedo que yo le veo es que la mayoría de los regiomontanos no están a la altura de este evento. Critican de que, ay, es que costó una millonada que se pudo haber empleado en otras cosas más necesarias para la ciudad, o, ay, pinches políticos rateros y despilfarradores que hacen este evento elitista para pararse el cuello en el extranjero y buscar votos para la presidencia del 2012 y bla bla bla. Pffft. Jaladas. Entre una de las tantas cosas que hicieron para este evento, fue que construyeron (bueno, alargaron) este río bien retebonito de casi tres kilómetros de largo; con pasajes, candilejas, lanchitas, áreas verdes, museos, fuentes, esculturas, restaurantes, etc, etc. No niego que haya costado una fortuna, pero pos ahí está y ahí va a estar muchos años; es patrimonio de la ciudad, ¿por qué no ir y disfrutarlo si es para nosotros? Pero adivinen qué fue lo primero que hicieron el día de la inauguración mis amados paisanos que tanto se quejan de que el gobierno no trabaja: rayaron con graffittis por todos lados, lo llenaron de vasos con elote desgranado, cucharas, servilletas, envases de plástico de Coca Cola, envolturas de paletas de hielo, aventaron un bote de basura al agua y hasta un par de viejas borrachas se cayó con todo y camioneta al río horas antes de que llegara el Presidente Calderón. Si yo fuera el Gobernador, no les construía ni madres, pinches puercos malagradecidos que tenemos por ciudadanos. Es como el eterno ejemplo de los teléfonos públicos: no les puedes poner uno a los barbaritos de los mexicanos porque luego luego lo destrozan. En fin.

Pasando a otra cosa:

Me habían platicado mucho de los chiles en nogada. Me reprochaban que "cómo siendo yo un distinguido mexicano, nunca los había probado" (al igual que me reprochan cuando les digo que el tequila no me gusta matarile rile ron). Me invitaron a un restaurante de comida mexicana donde la comida mexicana cuesta un ojo de la cara y medio testículo depilado, cosa que me parece una grosería y una tomada del poco pelo que me queda porque, estando en México, donde la comida más barata debería de ser la regional, la venden a precios de lujo. Total, siendo yo neófito en eso de la comida gourmet, pedí el mentado chile en nogada (que la verdad no sé qué tiene de gourmet un pinche chile relleno de carne molida). El chilito costaba ni más ni menos que $ 185 pesos. Llega el capitán de meseros (wow, capitán de meseros y todo el pedo) y me entrega el chile bañado en crema de almendra y trozos de granada y no sé qué otras barbaridades. Y que lo pruebo: fríiio... Le hablo al mesero y le digo que si me lo pudiera calentar un poquito se lo agradecería mucho y se me queda viendo con una cara medio extraña. Se lleva el platillo y a los 2 minutos me traen un chile nuevo. Lo pruebo, y otra vez fríiia la chingadera. Le hablo al capitán de meseros para preguntarle si sus muchachos están pendejos o el micro ondas Mabe de la cocina no funciona; pero resulta que el pendejo era yo, pues no sabía que el mentado chile relleno se sirve más frío que las nalgas de un pingüino o, a lo mucho, tibio. Con razón el mesero me vio tan feo, snif. Lo que hice fue tan naco como llegar a un restaurante de comida oriental, ordenar un arroz y pedir que te le pongan un huevito estrellado encima; y fue tan asqueroso como comer un postre de carne y verdura. ¡Guakatelas!

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