
Ahora el momento cuchi cuchi con el Pequeño Chimicuil:


Tanto cabrón que defiende la vida reprobando el aborto, rechazando la eutanasia y desaprobando las drogas y el narco. Muy defensores de la vida, ¿no? Muy metiches defendiendo la vida de otros, ¿no? ¿Quieren de verdad defender la vida, bola de cabrones? Pues entonces hagan algo con todos los derrames de crudo que vierte PEMEX “accidentalmente” en la selva de Tabasco, Chiapas, Oaxaca y Campeche; chínguense –o denles otro empleo- a los tala bosques, a los tiburoneros, tortugueros y vendedores de especies exóticas; hagan auditorias a las empresas que tiran sin parar mierda gris al aire y sustancias tóxicas al agua que todos –TODOS- respiramos y bebemos; prohíban el uso del petróleo como combustible, creen iniciativas de ley para el uso de los coches eléctricos, para el uso de celdillas solares, para que todos los empaques sean biodegradables y sólo se produzcan refrescos en lata y retornables. Encabrónense con los puertos y marinas que arrasan con arrecifes de coral al momento de su construcción, háganla de pedo a los hoteles cinco estrellas que construyen con permisos chuecos sobre manglares o playas donde desovan las tortugas, prohíban que la gente se meta al mar con aceite en el cuerpo, promuevan la cultura de plantar árboles, etc, etc. Tantas cosas que se pueden hacer para defender la vida en situaciones que realmente nos afectan a TODOS, no un abortito que al único que afecta es al feto y a su madre. Lo que aún nadie ha entendido es que, en cuestiones ambientales, sí nos va a cargar la chingada a todos; eso es lo que no entienden los que nos gobiernan y los que se enriquecen de los recursos no renovables de este país. ¿Quieren verdaderamente defender la vida? Hagan algo por el planeta en cuestión ecológica, eduquen a los niños y no se pongan a pendejear con lo del aborto, la eutanasia o las drogas. Con educación de calidad no tendremos niños drogadictos ni chamaquitas que quieran abortar. Aparte, esos son asuntos muy personales de cada individuo. Dejen que cada quien decida qué mierda le mete a su cuerpo; déjenlos que decidan por el feto que, ay, pobechito, no tiene poder de decisión, y que también decidan por el enfermo terminal. Muy pedo de ellos si se quieren arriesgar, morir, tener la conciencia intranquila o lo que sea que vaya a ser. Lo anterior no afecta a nadie más que a ellos: es una o dos personas los afectados, pero la vida en la tierra y los problemas ambientales sí son cuestión de cagarse de miedo en los pantalones porque ahí se llevan de encuentro, no a un fetito, no a un enfermito, no a un droguito; sino a 6 mil millones de humanos.