
Ya está bien la perrita que casi me chingo con mi carro. Es feliz como una lombriz de esas que le sacaron de la panza con las desparasitadas que le hicieron. Ahorita ya es una perrita de pedigrí: bañadita, peinadita, enterita; aunque feita (dirán algunos), pero bien buena onda, juguetona, tierna y coqueta. Ya hasta me lame la cara y se emociona cuando me ve en señal de perdón por haberle trozado su cuerpecito a la mitad con la Euzkadi del Peyot. Corre, juega, muerde, persigue, ladra, se alborota. Ya está del otro lado y tiene sus vacunas completitas. El primer plan era llevarla al rancho de un amigo, pero una pipa se volcó en la carretera nacional y derramó 37 mil litros de sosa cáustica en el Río Ramos –muriendo el chofer prensado- y quién sabe cuándo pase el efecto dañino en el agua. Los perros del rancho de mi compadre, confiadotes en que el agua del río estaba limpia como siempre, pues la bebieron y se murieron dos de ellos. Lo siento mucho por la familia del chofer que murió prensado; así como también lo siento por las toneladas de pescado, langostinos, tortugas, serpientes, agua cristalina, buenos momentos y turistas que se perderán por un buen tiempo de ese paraje. Lo hemos cuidado nosotros durante 16 años, que es lo que llevamos yendo ahí, y en un instante, un camioncito de detergente manda todo a la meritita chingada. ¡Que coraje!, y le mando una rayada de madre a los dueños del camión, por putos. A lo que voy es que: a la perrita no la quiere la señora que me renta, que fue la que le dio de comer la primera vez y por eso se quedó aquí; es un riesgo tenerla aquí porque está medio inocente y es muy probable que la vayan a atropellar porque duerme debajo de los carros, mi papá tiene ya muchos perros y gatos que le han dejado en abandono ahí en su consultorio que ya no puede mantenerlos y los regala; entonces, pues si sale por ahí un alma valiente y caritativa que tenga un patio grande o –de perdido- buen corazón (taqueros absténganse de venir a pedirla), pues que la adopten. La Guffa , como la apodaron (y a mí me apodaron el pendejo que la atropelló) tiene menos de 4 meses, tiene todas sus vacunas, no va a crecer más (pues ya le chingué sus patitas… jajaja, no es cierto, no crece mas porque la raza criolla no se lo permite) y pues es bien cariñosa, chistosa y bien buena la cachorrita. Si no, pues la daré en adopción y, ya en últimas, pues me la quedo y que viva en donde vivían los patitos de Panchito López.
