viernes, mayo 20, 2016

Volver al centro (última parte... ¡ya, por fin!)

Como que ya se alargó mucho esta historia, ¿no? Ya quiero escribir de otras cosas, snif. Pero bueno, prometo que seré breve...

Como les decía, los aguacates con cáscara de piel se me fueron a la garganta y la sangre se me bajó hasta las patas cuando escuché que no habría trato. Nunca había visto a La Fabi petrificada; muda. Ninguno de los dos nos esperábamos esa reacción de la rentera. La casa era la más perfecta de todas las que habíamos visto y la dueña había decidido no rentárnosla en un arranque de aquí-se-hace-lo-que-yo-diga-y-si-no-les-gusta-a-la-chingada. Y fue entonces que tuve que intervenir con diplomacia, utilizando mis dotes de negociador/amansalocas. Sí, yo sé que La Fabi tenía razón respecto a lo del contrato, pues ella es experta en contratos de arrendamiento porque lleva dedicándose a esto casi veinte años; pero la casa estaba bien chingona y posiblemente no encontraríamos otra con sus características, a ese precio, en el mero centro de la ciudad; así que sentí que había que doblar las manos (o como dicen los archiduques de la decencia: "Dar las nalguitas", snif). Total que ahí traté de echar un choro pacificador, dándole por su lado a doña Luly, acá de que "No, sí, yo la entiendo, señora, yo sé que usted no es una persona malintencionada; pero la vida, la vida, la vida, ¿qué es la vida?".

Confieso que en el fondo siempre he sido tan ingenuo y soñador como para querer creer en eso de "gente de palabra", aunque me haya llevado un chingo de fiascos, pero como que me gusta creer en eso porque a mí me gustaría que creyeran eso de mí sin tanto trámite y papeleo para "no obrar mal"; y como sigo esperando el día en que conozca a alguien así, pensé que posiblemente aquel día era El Día.

Total que le dije a la señora Luly que me interesaba mucho la casa, que me diera chance de conseguir otro aval si Fabiola no quería firmar. Pero en eso, en un giro inesperado de este thriller llamado Mi Vida, La Fabi dijo: "No. No hay problema. ¿Dónde le firmo?", y sacó una pluma de su bolsa. Y en eso todo el cine se puso de pie y aplaudió y todos lloraban de la emoción y... bueno, ya, nocierto. Doña Luly puso el contrato sobre la barra de la cocina y firmamos. Así nomás. "Mañana te tengo listos tus comprobantes y el contrato llenado con los datos que me pasaste", dijo. Y pues ya. Esa fue la historia de cómo nos quedamos con la casa.
Al días siguiente me entregaron el contrato, los recibos, las llaves y me dieron chance de entrar 12 días antes de la fecha que el contrato marcaba. Incluso el primer mes, Luly -ya le digo así, sin el "doña" o "señora" o el "usted"- se hizo cargo de los recibos "porque yo nomás había estado ahí 15 días".

Y es bien raro. Como que me siento más "en casa" que antes. Será porque esta yo sí la elegí. No sé, pero hasta inspirado ando. La Fabi me dijo que había vuelto a soñar con el búho, esta vez, escondido entre los árboles; vigilante. Y es que la casa está en una parte del centro que está rodeada de árboles, tanto del lado de la calle como del patio y los patios que dan al mío. De hecho, todas las mañanas llegan pájaros carpinteros, tórtolas y parvadas de loros verdes a comer los frutos de las anacuas, aunque nunca he visto búhos. Con tanto verde, no pareciera que uno está en el centro de una ciudad. Y, obviamente, mi rutina o "estilo de vida" ha cambiado, pues a diario me salgo en la bicicleta, a tomar fotos, a caminar al parque y al mercado; también hago más labores de jardinería y hasta nuevos proyectos han llegado de las formas más curiosas. ¿Saben por qué digo que "de las formas más curiosas"? Porque todos los proyectos tienen que ver con aves. Bien raro.

Y ahí va quedando la casita,  poco a poco, ad hoc a nuestras personalidades y gustos. Las únicas reglas de este hogar, son: nada es nuevo, todo es de segunda mano, regalado, rescatado o hecho por nosotros.

¡Pásenle a lo barrido!

15 comentarios:

Serge dijo...

Qué padre Guffo! Me da gusto saber que la historia tuvo un final feliz. Pues a darle joven, cosas buenas vienen.

Master of Doom dijo...

Chida la estufa del abuelo de Fabi

John N dijo...

Recien cumplí 35 años (el 16 pasado), ya no se cuantos años llevo leyendo este blog, solo por favor, no lo dejes. Y un saludo al escuadro retro, aun uso mi playera.

Anónimo dijo...

Qué linda la decoración, les está quedando genial. Y que bueno que al final pudieron quedarse con esa casa. Seguro habrá mucha inspiración para que sigas escribiendo.

Rolo dijo...

Ahuevo espantan ahi, o no?

Ruvalcaba dijo...

Guffo, felicidades, gracias por compartir, me gusto la historia y las imágenes, saludos

elbibis.blogspot.mx dijo...

Qué chingón que te pudiste quedar con la casa, cómo me gustaría a mí conseguir una de esas casas en el centro, cuando menos poder rentar una de esas por un tiempo...

Anónimo dijo...

Ya se me hacia que te veríamos de nuevo vagando buscando un hogar jijiji , y al ver tus fotografías waw waw , creo que estuvo bien dar las pompitillas jajajajaja

Buena Tarde Guffo !!!

NOTA: Y para la Fabi , MIS RESPETOSSSS !!! :p

Anónimo dijo...

te quedó de excelente, deberías dedicarte a eso mejor... felicidades.

Unknown dijo...

Bueno, uno hablando mal de la jefa Fabi y vean, me hizo comer mis palabras.

Felicidades, hermosa esa casa. Ojala luego la vendan y puedan adquirirla.

Anónimo dijo...

Guffo, y tu escritorio?

Puro Apagado

Guffo Caballero dijo...

Está en el cuarto de la hamaca, pero le tomé de cierta forma pa que no se viera porque estaba un poco desordenado, jejeje.
Muchas gracias a todos por sus comentarios.

Guffo Caballero dijo...

Está en el cuarto de la hamaca, pero le tomé de cierta forma pa que no se viera porque estaba un poco desordenado, jejeje.
Muchas gracias a todos por sus comentarios.

Karlos F. dijo...

Ea! que chingon que esta historia tuvo final feliz. Sip, a veces es necesario ceder, es necesario hacerle mas caso a la intuición (digamos p. ejemplo ese sueño de Fabi) que a la razón. Definitivamente esa casa era para ustedes.

Saludos...

Anónimo dijo...

QUE PADRE CASA, Y LA ESTUFA ESTA UFFF...
YO QUIERO VIVIR TAMBIEN AHI