lunes, octubre 26, 2015

K.O. a la moral

Después del incidente con Jairo, me distancié. No es rencor, decepción o que haya tirado la toalla en cuestión de creer que se puede lograr un cambio positivo en algunas personas; es simplemente precaución: precaución de que a la otra me puedan acusar de negligencia, complicidad o sepa la chingada qué nomás por pasarme de buena gente. Que esté distanciado no significa que ya no platique con él o no haga los crucigramas o no le facilite lecturas, simplemente tuve que retirarle algunos "privilegios" de los que gozaba porque sentí que ya estaba abusando y podía meterme -y meterse- en un problema. Mi intención era que siguiera dibujando, pero me prohibieron rotundamente que tuviera lápices de colores, plumones y hasta gises en su celda; y, como son celdas preventivas y el caso de Jairo es único, las instalaciones no cuentan con facilidades para que los detenidos desarrollen su vena artística.

Su situación sigue sin resolverse. Está en una cuerda floja que parece perderse en el horizonte. Dicen que posiblemente haya novedades hasta febrero, pero nadie sabe si serán buenas o malas noticias; por lo pronto, ya se está haciendo a la idea de que pasará Navidad y Año Nuevo aquí encerrado.
Después de todo este tiempo de conocerlo y, a pesar de lo que ha sucedido, no he visto algo en Jairo que me haga dudar de su inocencia.

Su madre vino a hablar conmigo después de lo del celular. Estaba muy apenada. Me confesó que su hijo le dijo que yo le había dado permiso de tener el teléfono en su celda, y pues ella le creyó. Ese día lo regañó en la sala de visitas. Abrí el cajón del escritorio y le devolví el móvil. "Si me lo hubiera pedido, habría visto la forma de conseguir el permiso para tener el celular en mi oficina y sacar a su hijo de celdas para que mensajeara con su novia; pero así no, señora". La mujer me pidió otra disculpa, ruborizada. Le dije que no había problema y la acompañé a la salida.

Le he traído más de 100 revistas para que el tiempo se le pase volando. Muy Interesante, National Geographic, H para Hombres, Quo, algunos cómics y hasta pinches TV Notas. Estoy reuniendo un buen stock de material como para hacer una pequeña hemeroteca. Lo que sí no sé es cómo convencerlo de que lea libros: novelas, cuentos, fábulas, microrrelatos, etc. Le traje El rey criollo, de Parménides García Saldaña, y un par de libros de José Agustín, para ver si se ganchaba con el lenguaje sencillo y desmadrosón; pero parece que no. En cambio, me preocupa que se la pase releyendo la pequeña biblia que le trajo su abuela; aunque, si eso le da tranquilidad, lo respeto. Espero al menos esté utilizando el diccionario que le presté para que aprenda el significado de las palabras que desconoce.

He de confesar que a veces este trabajo te tumba la moral. Sobre todo con las cosas que sabes que no puedes cambiar. Te horroriza darte cuenta de la magnitud del problema en que estamos metidos, y saber que no habrá solución posible en 20 ó 30 años, aunque se tenga disposición y recursos. Hay un daño profundo que ya está hecho desde hace mucho tiempo. Desde la cantidad de jóvenes de 17 años que caen detenidos intoxicados, con primaria trunca, sin trabajo, con la mujer golpeada y ya tres hijos que mantener; desde ahí se te nubla la fe en el futuro; desde ahí te desmoralizas y sientes que todo es en vano; que es absurdo formar parte de un sistema que ni cambia las cosas ni te beneficias de él. Un sistema en el que eres un engrane reemplazable. También está el temor de acostumbrarte a ver tantos casos similares y volverte insensible. Es un conflicto eterno de emociones.

Como dijo La Chilindrina la última vez que cayó detenido por intentar meterse a una casa que no era la suya, todo borracho: "¿Para qué me siguen trayendo? No voy a cambiar. Para qué gastan policías, patrullas y gasolina en ir por mí para traerme y encerrarme 24 horas? No voy a cambiar: ustedes solos se hacen tontos".
A veces este trabajo te tumba la moral.

5 comentarios:

Alexander Strauffon dijo...

Hiciste bien en distanciarte. Cuida de ti, ante todo. Ya fuiste más allá, diste el "extra mile" como dicen los gringos, en cuanto a ese caso.

En cuanto a leer, lo mejor es iniciarle a los chavos de bajo nivel social y educacional usando cuentos cortos, y que sean de temas que cautiven fácilmente. Antologías de cuentos de horror, y cuentos policiacos / de detectives, del autor que sea. Luego de hallar el gusto con eso se les puede transicionar a novelas y a autores más conocidos.

Por último: si es inocente, esperemos se de una adecuada resolución, aunque sea tardada.

axayacatl dijo...

Saludos guffo, estupendo que lo mande a la chi... ; porque sino, te metería en problemas legales, y aparte te comentare algo, si a este chavo, en la primeras no le gusta leer, nunca lo hará y no pierdas el tiempo con él.
Mira el problema de la lectura, no es simplemente de la gente de bajos recursos, yo conozco amigos, conocidos etc; con Licenciatura, que nunca en su vida han leído, más que sus libros de la escuela.
No importa en que nivel socioecónomico estes, si a uno le gusta la lectura, la escritura, la pintura, la música, siempre buscara la forma de desarrollarlas.

aryana dijo...

Puedes conseguir de segunda mano las trilogías de maze runner y juegos del hambre, para chavos adolescentes si están fáciles de leer y entretenidas. No será la mejor literatura del mundo pero por algo se empieza... Julio Cortázar se me ocurre también que le podría gustar.

Anónimo dijo...

Como veo que todos andan muy intelectuales recomendando lecturas, van mis recomendaciones mamalonas: cuentos de Oscar Wilde y de Roald Dahl. Algo infantiles, pero fáciles y divertidos. Nunca fallan.

Saludos.

Mussgo, Campeche.

Anónimo dijo...

si el jairo tuviera dinero, inocente o culpable ya andaria en la calle.......... asqueroso pais de quinta categoria