La audiencia intermedia de Jairo no fue nada bien.
Llegué a la oficina y entré a celdas con la esperanza de no encontrarlo. Pero ahí estaba. Cabizbajo sobre el colchón. Desparramado por un lado, el periódico del día de hoy. Al verme se puso de pie, sacó la mano entre los barrotes y me saludó con el ánimo más apagado que de costumbre. "¿Qué pasó?", le dije, y me platicó lo sucedido. Todo lo que escuché fue "desahogo de pruebas", "interponer un amparo", "el juicio hasta que salga el amparo", "no me dieron fecha" y "lo que me preocupa es el tiempo perdido". Hablaba sereno, aunque, por su semblante, deduje que minutos antes había estado llorando.
Jairo seguirá en prisión preventiva hasta quién sabe cuándo.
Hoy lo cambiamos de celda. Van a pintar la suya y a arreglar un desperfecto del baño. Durante "la mudanza" se dieron cuenta de la libreta, los lápices, el borrador y el sacapuntas. Los tenía escondidos debajo del colchón. También se percataron de la pequeña bocina y el USB: la tenía metida en la funda de la almohada.
Acepté que yo había tomado esa decisión por convicción propia; que yo le había permitido tener eso en su celda, pues al muchacho le gusta dibujar y lo más correcto es fomentarle esa vena artística. No me llamaron la atención, pero me dijeron que no podía tener ese tipo de consideraciones. "Le puede entrar una depresión y se puede hacer daño". Propuse que el chavo dibujara mientras esté yo ahí presente, pero me dijeron que no. "Lectura toda la que quiera, pero nada de instrumentos que pueda usar para hacerse daño".
Jairo me miró con tristeza mientras me entregaba el cuaderno y los utensilios de dibujo. La bocina no le dolió tanto entregarla. Tampoco puede tener jabón, shampoo y pasta de dientes dentro del calabozo. Todo se le entregará cuando necesite usarlo.
La administración entrante también verá lo de las visitas de sus hermanos. Por ser menores de edad se supone que no pueden estar dentro de las instalaciones. La noticia le cae como bomba.
Ya instalado en la nueva celda, le digo que él sabe que conmigo no hay problema de nada; que por mí puede dibujar, escuchar música y recibir la visita de sus familiares y su novia más del tiempo permitido; pero "son órdenes de arriba", de la nueva administración, y no puedo hacer nada más. "Yo sé, Lic. Muchas gracias". Jairo toma el periódico del suelo y me extiende la página del crucigrama. "Si quiere hágalo usted solo, yo me voy a dormir". Tomo la hoja de papel y la doblo a la mitad. Jairo me vuelve a dar las gracias y se acuesta viendo hacia la pared.
Vuelvo a mi oficina. Guardo la bocina, el cuaderno y los lápices en un cajón. Aprovecho que no hay trabajo para hacer el crucigrama. Las palabras de Jairo me retumban en la cabeza como rebota el eco de todo lo que se dice en los pasillos de la prisión: "Lo que me preocupa es el tiempo perdido".
A mí también.
Llegué a la oficina y entré a celdas con la esperanza de no encontrarlo. Pero ahí estaba. Cabizbajo sobre el colchón. Desparramado por un lado, el periódico del día de hoy. Al verme se puso de pie, sacó la mano entre los barrotes y me saludó con el ánimo más apagado que de costumbre. "¿Qué pasó?", le dije, y me platicó lo sucedido. Todo lo que escuché fue "desahogo de pruebas", "interponer un amparo", "el juicio hasta que salga el amparo", "no me dieron fecha" y "lo que me preocupa es el tiempo perdido". Hablaba sereno, aunque, por su semblante, deduje que minutos antes había estado llorando.
Jairo seguirá en prisión preventiva hasta quién sabe cuándo.
Hoy lo cambiamos de celda. Van a pintar la suya y a arreglar un desperfecto del baño. Durante "la mudanza" se dieron cuenta de la libreta, los lápices, el borrador y el sacapuntas. Los tenía escondidos debajo del colchón. También se percataron de la pequeña bocina y el USB: la tenía metida en la funda de la almohada.
Acepté que yo había tomado esa decisión por convicción propia; que yo le había permitido tener eso en su celda, pues al muchacho le gusta dibujar y lo más correcto es fomentarle esa vena artística. No me llamaron la atención, pero me dijeron que no podía tener ese tipo de consideraciones. "Le puede entrar una depresión y se puede hacer daño". Propuse que el chavo dibujara mientras esté yo ahí presente, pero me dijeron que no. "Lectura toda la que quiera, pero nada de instrumentos que pueda usar para hacerse daño".
Jairo me miró con tristeza mientras me entregaba el cuaderno y los utensilios de dibujo. La bocina no le dolió tanto entregarla. Tampoco puede tener jabón, shampoo y pasta de dientes dentro del calabozo. Todo se le entregará cuando necesite usarlo.
La administración entrante también verá lo de las visitas de sus hermanos. Por ser menores de edad se supone que no pueden estar dentro de las instalaciones. La noticia le cae como bomba.
Ya instalado en la nueva celda, le digo que él sabe que conmigo no hay problema de nada; que por mí puede dibujar, escuchar música y recibir la visita de sus familiares y su novia más del tiempo permitido; pero "son órdenes de arriba", de la nueva administración, y no puedo hacer nada más. "Yo sé, Lic. Muchas gracias". Jairo toma el periódico del suelo y me extiende la página del crucigrama. "Si quiere hágalo usted solo, yo me voy a dormir". Tomo la hoja de papel y la doblo a la mitad. Jairo me vuelve a dar las gracias y se acuesta viendo hacia la pared.
Vuelvo a mi oficina. Guardo la bocina, el cuaderno y los lápices en un cajón. Aprovecho que no hay trabajo para hacer el crucigrama. Las palabras de Jairo me retumban en la cabeza como rebota el eco de todo lo que se dice en los pasillos de la prisión: "Lo que me preocupa es el tiempo perdido".
A mí también.
11 comentarios:
todo por la chava que dijo que si se parecia pero en limpio, mamadas que....... si el jairo tuviera lana no estaria ahi
A mí también.
...no se para que te sigo leyendo tus mamadas al jairo...miento, si se.
Ésto es triste. Pero ya lo que queda es esperar la evolución de los eventos.
Es muy triste leer esto. Solo esperar que haya justicia para Jairo.
Unas crayolas? En serio, si no puede tener lapices por lo menos unas crayolas, que no veo como puedan hacerle daño a menos que se las coma...
El Buho...
Que mal rollo , pero pues asi son las leyes en este bello país , no queda mas que esperar a que se haga justicia y que salga la verdad !!!
Ánimos para el Jairo !!!!
Ese sistema de "justicia" que solo "beneficia" a unos cuantos. Buscar chivos expiatorios su mejor carta.
El apoyo que tu le has brindado ojalá sirva para que sea más llevadero el proceso por el cuál pasa. Esperanzador que existan las buenas personas, como tú.
Saludos!!
Chingao compadre, es una verdadera pena este caso...
Es verdad, con dinero ya estaría fuera. No le fijaron fianza? No puede estar en "arresto domiciliario" en lo que espera el "desahogo de pruebas"? Que triste en verdad que haya gente inocente encerrada cuando los verdaderos violadores, y demás siguen fuera.
Nefasto sistema judicial.
Nefasto sistema judicial, que pena leer esto!
Su familia debería organizar una marcha, exigir justicia. Desde afuera se puede hacer más. Con presión se pueden mover las cosas. Sentarse a esperar es la peor de las decisiones.
Gracias a todos por comentar y estar al pendiente del caso de Jairo.
La familia ya ha hablado con el alcalde varias veces y por lo que sé, éste les ha echado la mano en cuestiones económicas, pero no se ha resuelto nada. El fiscal es el que está ahuevado en que no le convence la versión de que el hermanito se encontró el chip. Cree que Jairo lo está encubriendo. El abogado de Jairo está seguro que es inocente, y la chavita ha presentado un chorro de contradicciones en sus declaraciones. No entiendo que pasa :( Gracias por venir a comentar.
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