jueves, abril 19, 2018

Microcrónica urbana de buenos deseos a un desconocido

Un hombre llena solicitudes de empleo mientras le bolean los zapatos. El bolero da un par de palmadas en el costado de sus botines desgastados: señal de que ha finalizado el trabajo. El hombre guarda apresurado los papeles en un legajo amarillo, se pone de pie y paga 20 pesos con pura morralla; mira hacia abajo y sonríe, como si su rostro se reflejara en la superficie recién lustrada de su calzado viejo. Se acomoda el pantalón brincacharcos y se retira caminando con la seguridad de aquel que siente que el mundo le pertenece. 
¡Ojalá encuentre trabajo, señor!

4 comentarios:

Aristarco dijo...

Siempre me ha sorprendido la claridad, la simpleza y la profundidad de tus textos Guffo, sin importar la extensión de los mismos uno puede echar la imaginación a volar.

Saludos

- M. B. - dijo...

A mi me bolean los zapatos en el parque. No se, tal vez sea tonto pero cuando ya tengo los zapatos recien boleados, me deja como que una sensacion de seguridad , no se como explicar. No me miro en el reflejo, ni tampoco sonrio, pero .. se siente bien.

Rafa Ibarra dijo...

Ojalá.

Hastalamadredependejos dijo...

En este, pomposamente llamado: "Sexenio del empleo"