lunes, febrero 08, 2016

Crónica de un viaje amarillo

Amanece en Izamal, un poblado de Yucatán -a 70 kilómetros de Mérida- cuyas construcciones tienen el color del sol.
Hotel San Miguel Arcángel
A $653 pesitos la noche.
En el hotel hay una pirámide muy bien conservada, transformada en terraza.
En Izamal hay un imponente convento franciscano. De hecho, el Papa Juan Pablo II visitó este lugar en 1993. Si fuera religioso, me interesaría este dato y posiblemente tendría un orgasmo provocado por la emoción; pero como no lo soy, me quedo con la belleza de su arquitectura y con el cuento de que San Francisco de Asís fue el primer animal lover famoso.
Foto de Fabiola Garza
El medio de transporte más común en Izamal es la motocicleta y la bicicleta (sí, podría ser un paraíso hípster, pero qué bueno que no lo es). De hecho, es bien raro, porque uno se siente como en el futuro al entrar a las tiendas de conveniencia y ver a todos los clientes con sus cascos puestos. Cada que los veía me imaginaba que al salir a la calle se pondrían una mochila-cohete en los hombros, le picarían a un botón y saldrían disparados por los aires. También noté que los motociclistas más jóvenes usaban el casco al revés, como si fuera una especie de código o moda para diferenciarse de los adultos.

Para los turistas existen las calandrias: carruajes kitsch jalados por un caballo. Poniéndome medio extremo y sentimental, snif, me parece contradictorio que, siendo San Francisco de Asís el santo del pueblo, se explote de una forma tan ridícula a los animales; pero bueno, imagino que "lo hacen por el turismo" y así sí se vale.
Foto de Fabiola Garza
Foto de Fabiola Garza
Izamal fue declarado Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo del gobierno federal mexicano, uno de los pocos programas que me laten del gobierno; y a veces ni tanto, pero bueno, no entraré en detalles... Les comentaba que Izamal fue construida sobre los vestigios arqueológicos de una importante ciudad maya. El poblado y las pirámides interactúan de forma armoniosa, creando un contraste único entre la arquitectura colonial y el estilo megalítico de las ruinas y cerros. Kinich Kak Moo, la más grande de todas las pirámides, edificada en honor al Dios del mismo nombre, puede verse desde prácticamente cualquier punto de la ciudad. Los guardianes de estos lugares sagrados, son los perros. 
Rentamos unas bicicletas y recorrimos tranquilamente Izamal casi hasta la media noche: sin patrullas haciendo rondines, sin camionetotas sospechosas, sin gente temerosa, sin suciedad en el aire, sin más ruido que los ecos de una civilización pasada. Un paraíso amarillo. No se lo pierdan. ¡Vayan!

6 comentarios:

Licho Lara dijo...

Por alguna razón, muchos usan su casco al revés aquí en Yucatán, desde que hicieron obligatorios dichos aditamentos de protección, ha de ser porque el beisbol es muy popular en estos lares. Según yo, la forma del casco tiene su chiste, así que espero que no salgan mal librados en caso de accidente.

Unknown dijo...

Todos usan casco... por que lo exije el reglamento vial y de no portarlo la multa es muy severa

Karlos F. dijo...

Ah que bonito lugar, dan ganas de visitarlo...

Eduardo dijo...

Al menos usan casco, en el pueblo también es obligatorio pero es raro quien lo use. Ni siquiera por la gran cantidad de accidentes aún siendo un pueblo chico.

Dudo que el uso del casco disminuya la cantidad de accidentes porque todos son producto de la imprudencia y a la fatal de control en la venta de alcohol, solo evitará que se rompan la cabeza.

Punto aparte la descripción de lugar es fenomenal. Siento que si fuéramos menos ambiciosos pensando que crear y vivir en grandes ciudades es sinónimo de prosperidad, habría muchísimos lugares como Izamal.

Sale pues mi Guff, sigue paseando con la Fabi.

Anónimo dijo...

Brother, dejé de leerte un tiempo.
Hace unas semanas, en tu texto de la Fregata me pareció ver a "la Fabi" en una foto. Hoy veo que le das el crédito por las fotos de "Crónica de un Viaje Amarillo" a ella y hablas en plural "rentamos", "recorrimos"...
No sé de qué me perdí, no sé si regresaste con "la Fabi", no sé si ya escribiste al respecto.
No, no soy un stalker, soy uno de tus lectores que, aunque de lejitos, sufrió y lloró con su historia de amor (que pinche telenovela ni que la chingada, para dramas del corazón, acá con el Guffo).
Hermano, me da gusto por ustedes. Deseo de verdad que estén juntos nuevamente.
Lo mejor para ustedes!!

Alexander Strauffon dijo...

Estaría genial poder viajar tan seguido como haces tú, mi buen.