Desde muy temprano las modestas embarcaciones zarpan a mar abierto. Casi todas tienen nombres religiosos: "Pentecostés I", "Sagrado Corazón II" o "El Salvador". Son pocas las bautizadas con nombres de mujer, como creo que es la costumbre.
"Rubia" y "Negrita" son los peces que más atrapan con sus redes los pescadores del puerto. La mayoría de la pesca es para surtir negocios de los alrededores; sólo se quedan con lo necesario para consumo personal; para vivir al día.
Cuando regresan a la playa, sus familias los esperan con hieleras, cubetas y cuchillos. Cada miembro tiene una función específica. Algunos destripan, otros escaman, otros filetean y limpian con agua los excesos de sangre. La coordinación es perfecta.
Dos niños juguetean en la orilla. Su única función es ésa y esperar a que se junten montones de vísceras para aventarlas al agua y ver cómo bajan las gaviotas a recogerlas con sus picos. Uno de los pequeños intenta atrapar a cada una de las aves que descienden. El más viejo de la familia, que dirige a los demás en sus labores, voltea y le grita que las deje en paz. El niño obedecen y se limita a observar el frenesí.
Por encima de la parvada planea una fregata macho. Alcanzo a apreciar la protuberancia roja del pecho, que se les inflama como un globo en época de apareamiento. No se inmuta ante la exaltación que provocan las entrañas flotando en el agua. Planea y observa.
No puedo dejar de pensar en cuando regrese a mi ciudad, en ese ritmo de vida: todos compitiendo por unas cuantas tripas, graznando histéricos como las gaviotas. Es bonito ver este espectáculo de supervivencia con animales, no con personas.
Prefiero a la fregata, que planea en círculos por encima del alboroto, observa y decide que es mejor irse.
No puedo dejar de pensar en cuando regrese a mi ciudad, en ese ritmo de vida: todos compitiendo por unas cuantas tripas, graznando histéricos como las gaviotas. Es bonito ver este espectáculo de supervivencia con animales, no con personas.
Prefiero a la fregata, que planea en círculos por encima del alboroto, observa y decide que es mejor irse.
3 comentarios:
https://www.youtube.com/watch?v=lmxLwC789Hs
qué ganas de estar en el mar y comer pescado fresco
Hay un dicho muy cierto... "El que vive en la costa es imposible que muera de hambre"
Saludos!
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