lunes, marzo 23, 2015

Mandamientos y mandamases

Recorro las calles de mi ciudad. Por todos lados promocionan candidatos a puestos de elección popular. Han ensayado tanto la sonrisa de la fotografía que hasta parece real.

En las avenidas más transitadas, entre baches encharcados, grupos de jóvenes jubilosos ondean banderas y reparten calcomanías con los rostros de los contendientes.

Supongo que los partidos organizan todo este circo porque aún existe gente que vota por quien tapice la mayor parte de la ciudad con la cara de su aspirante. No le encuentro otra explicación a tanto despilfarro de esfuerzo humano y recursos.

El espectáculo me parece tan ridículo y estéril como las planillas de la preparatoria. Más absurdo todavía. Al menos en la preparatoria se conservaban algunos sueños y una pizca de nobleza en el corazón. Ahora, quién sabe.

Más de un candidato se vende como "Un regio para regios", "Padre de familia", "Orgullosamente norteño, como tú", "Aquí estudié y aquí he vivido siempre". Como si eso los hiciera mejores. ¿No se darán cuenta que ese orgullo enfermizo por "la tierra que los vio nacer" sólo reafirma la fama de  xenófobos, cerrados e intolerantes que tenemos los regiomontanos?

Sigo recorriendo las calles de mi ciudad. La imagen de un candidato abrazando a una viejita. "Adulto mayor", me corregiría si leyera mi pensamiento. Una candidata escucha a un grupo de mujeres “como tú”. Otro candidato trae la camisa remangada, listo para realizar una labor inexistente. Otro se muestra "firme"; "decidido": lo que sea que eso signifique. Pero el colmo de colmos es la candidata que dice que cuidará al estado "como tú cuidarías a tus hijos". Lo que nos faltaba: una mamá.
Y es entonces que el quinto mandamiento de manipulación mediática que supuestamente escribió Noam Chomsky -y que al parecer ya desmintió, pero no por eso deja de ser una representación contundente de la realidad-, se hace presente:

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad.

Nos siguen creyendo idiotas. Y para la mayoría de la gente, está bien. Es más cómodo así. Si no me creen, lean el sexto, séptimo y octavo mandamientos. 

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, buenas tardes Guffo. Me tomé la libertad de compartir tu texto en mi Facebook. Lo hize desde aquí, desde el blog. En particular la imagen de la banda que ondea las banderas de "sus" partidos entre baches inundados es algo que últimamente me ha dado vueltas. Saludos.
Alex Angel

Adán Reyes dijo...

En "El hombre que confundió a su esposa con un sombrero", Oliver Sacks cuenta cómo unos pacientes en un hospital reían a carcajadas con el discurso del Presidente en la televisión. Estos pacientes tenían afasia o agnosia, no entendían las palabras pero eran capaces de comprender el significado de las expresiones con base en la actitud y la apariencia de las personas.

Al no prestar atención a lo que decían sino a cómo lo decían, los pacientes encontraban cómicas todas las falsedades de aquel político en su discurso. Lo que a nosotros nos podría parecer sincero, a ellos les resultaba incongruente y grotesco. A las personas normales nos engañan, pero personas con lesiones cerebrales se libraban del engaño.

Algo así pasa con la publicidad. Los mensajes publicitarios buscan una respuesta emotiva no argumentos racionales. Todo es una farsa, igual que sus discursos, pero nos terminan envolviendo con ello a favor o en contra. El común de las personas puede ser engañado: sólo están a salvo los discapacitados, los observadores o los cínicos.

Anónimo dijo...

Creo que Chomsky ya ha dicho que él no escribió esos mandamientos, buen post, tengo la duda de si margarita e ivone hubiesen apelado al "soy mujer" en sus campañas en caso de que ambas fueran candidatas pero como solo está ivone pues está aprovechando que es la única mujer (que yo sepa) en la contienda

Guffo Caballero dijo...

Alex Ángel: Muchas gracias por compartirlo. Házlo cuantas veces quieras con los escritos que te gusten. ¡Saludos!

Adán: Órale... Lo voy a buscar, suena muy interesante. Me gusta que mis lectores aporten conocimiento. ¡Muchas gracias! Un abrazo.

Anónimo: Ya lo chequé y tienes razón: le adjudican a Chomsky esos mandamientos y tal parece que él no los escribió, snif. Buena observación la de Márgara e Ivone.

Guffo Caballero dijo...

Ya corregí mi erro. Puse: "...que supuestamente escribió...". Aunque creo que, los haya escrito o no, no dejan de tener algo de cierto y aplicable para la realidad actual.
Saludos.

Tigrus dijo...

Asi les hablan en las platicas que les dan a los de Amway =D... Supongo que en muchos otros lados hacen lo mismo.

Un saludo Guffo!!!

Anónimo dijo...

consideren esto, si en el gobierno no se ganara buen dinero o no hubiera oportunidad de robat tendriamos un gobierno de gente que no sabe nada de nada....... quien perderia su tiempo y su talento en algo que no deja billetes........

Anónimo dijo...

Hola Guffo.

Hace meses que no visitaba tu blog y causa gusto que ahora que lo hago hallo siempre algo interesante. Y sí, como dices, los mandamientos en un principio atribuidos a Chomsky no dejan de ser ciertos.
Ocurre algo parecido con los ya desacreditadísimos “Protocolos de Sión”: que pese a ser considerados una falsificación, había quien aceptaba que estos no dejaban de cumplirse.
Se asemejan también a lo que Orwell en su conocida novela “1984”, enunciaba:
LA GUERRA ES LA PAZ, LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD, LA IGNORANCIA ES LA FUERZA”