viernes, marzo 06, 2015

Justicia poética (o como dicen por ahí: "¡Qué bueno: por culero!")

Hay un tópico literario llamado “justicia poética”. En pocas palabras: el bueno recibe una recompensa y el malo un castigo. Así de sencillo. La cosa es que en la vida real la justicia verdadera no siempre se hace efectiva.

Me ha tocado presenciar algunas situaciones en las que, tanto la justicia conforme a derecho como la justicia poética, se han hecho presentes. Sobre todo esta última, pero han sido ondas sencillas, tipo “me burlé porque te caíste, me di la media vuelta y me caí”; pero ningún caso tan contundente como el que me tocó vivir esta semana.

Hace un par de días estaba en el trabajo, cumpliendo mi turno de veinticuatro horas. La noche anterior habían detenido a un chavo que andaba borracho gritando afuera de casa de su ex esposa. La mujer le habló a la policía y de inmediato fue una patrulla para traer al escandaloso a las celdas municipales. El tipo no opuso resistencia al momento de su detención y la mujer no quiso levantar cargos, por lo que el hombre salió en libertad al cumplir el arresto "por alterar el orden público".

Al salir de celdas lo pasé a barandilla para entregarle la bolsa con sus pertenencias: una gorra desgastada de los Spurs, un par de agujetas, una cartera del equipo Tigres con velcro, algunas monedas, un encendedor verde, varios piercings y un manojo de llaves. El hombre vestía uniforme de obrero color negro. Estaba todo empolvado y salpicado con mezcla de cemento y pintura blanca. Visiblemente apenado, me dijo que era albañil, y que cada que se tomaba unas cheves le daba por querer volver con su ex. "Ni chance tuve de cambiarme de ropa cuando los oficiales me agarraron, mi jefe", dijo. “No se preocupe”, respondí, “aquí ni quién se fije en eso”.

Me acompañaba en barandilla un oficial y un licenciado de ésos que se creen muy verguitas nomás porque son “Lics.” pero son unos pendejazos; de esos imbéciles que le piden a todo mundo que les digan “Lic.” o les hablen de “Usted” porque de seguro tienen un complejo muy grande (o un pito muy chico).

Total que el chavo me estaba platicando su vida mientras le ponía las agujetas a sus tenis y se colocaba de vuelta todos los piercings que usaba en la cabeza. Pero El Licenciado, con hartazgo y cara de asco (y nomás por andar de mamón), dijo:

–Ándale, ya acaba de ponerte todo, porque estás aquí ensuciando la mesa.

El hombre no le hizo caso.

–Este uniforme es de Caterpillar, mi jefe –dijo señalando un logotipo amarillo, medio borroso, a la altura del pecho–. Hace mucho me mandaron a Canadá a trabajar por tres años. Ahí fue cuando troné con mi vieja, pero pues siempre he querido volver con ella, ¿vedá?

El Licenciado se rió burlonamente y, con tono sarcástico, le dijo:

–¿Canadá? No has de conocer ni Saltillo, cabrón. ¡Ándale, ya acaba, porque estás ensuciando aquí y nos estás quitando el tiempo!

El hombre, que hasta el momento había mantenido la calma, le clavó la mirada a El Licenciado:

–¿A poco porque me ves así crees que no conozco ni Saltillo? –dijo extendiendo los brazos.

El Licenciado se hizo para atrás: todo culo, y el oficial de policía se acercó. Le hice un ademán así como de: “Tranquilo, no hay pedo”; y al Licenciado Pendejo le hice un gesto llevándome el índice a la boca, así como de: “No mames, ya cállate”.

Don Licenciaducho se rió y dijo:

–Tá bueno´mbe, ya. Acaba de ponerte todos tus aretitos y vete a Canadá. Pero nomás a la otra háblame de “Usted”.

El chavo se quedó callado, pero noté que se había tragado el coraje por la forma en que se le marcaron los pómulos. El Licenciaducho sonreía sabiendo que  tenía todas las de ganar si el güey se la hacía de pedo.

–¿En qué parte de Canadá viviste? –le pregunté a Yahir, como se llamaba el albañil. Y fue aquí en donde la justicia poética se hizo presente.

El hombre pudo haber caído otro día, en otra guardia en donde yo no estuviera, con otro alcaide; o pudo haber vivido en Montreal, Vancouver, Edmonton o New Brunswick; pero no.

–Viví en Toronto, jefe –me dijo.

–¿Qué estación del metro te quedaba más cerca de donde vivías?

Se le iluminaron los ojos.

–¿A poco conoce allá, jefe?

–No estuve tanto tiempo como tú, pero sí; algo –respondí. 

Y que se suelta:

–Primero estuve cerca de Islington, mi jefe, porque vivía por Etobicoke; pero luego me cambié allá por el downtown, por Dundas y bla bla bla bla. ¿Usted por dónde vivía?

–Entre Eglinton y Dufferin, por donde pasa el 29 y el 32. Casi enfrente de la biblioteca bla bla bla.

A estas alturas, ya se imaginarán la cara de El Licenciaducho. Nomás pelaba los ojos, todo pendejo; incrédulo.

–¿A poco sí es verdad lo que está diciendo? –interrumpió.

–Ni modo que lo esté inventando –le respondí.

Total que ahí en lo que acababa de ponerse los piercings, estuve platicando con Yahir, que por último se atornilló una bolita de acero que tenía en la lengua, me dio las gracias, se despidió y se fue.

El Licenciaducho seguía con cara de que no lo podía creer.

–Pinche mugroso… Se me quiso poner muy picudo –murmulló cuando Yahir iba cruzando el portón de salida. Obviamente no lo escuchó.

–Pues mugroso mugroso pero está más paseado que  usted, mi Lic. –le dije.

–¿Eso qué? –dijo sin mirarme a los ojos.

–Lo mismo pienso: “¿Eso qué?” cuando pides que te hablen de “Usted”.

Cuando estuvimos solos, el oficial de barandilla me dijo:

–Se la metió hasta el fondo, mi Lic. Si se hubiera puesto un chicle en la puntita, lo hubiera masticado, el cabrón. ¡Qué bueno!, porque ese Lic. es bien mamón.

–Justicia poética, le llaman –dije.

–Pues en mi Rancho le dicen "metérsela con todo y huevos" –remató, y reímos.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, amiguitos y amiguitas. Así de curiosa es. Lo más chistoso es que "siendo Licenciado", tengo más cosas en común –y de que platicar– con ese albañil que con el imbécil ese que quiere que le hablen de “Usted”por ser "Lic.".

P:D. Como el Lic. trajo todo el día la mazacuata adentro y ya no hallaba ni cómo sacársela, me madreba –según él con: "¿Qué onda con su amiguito el albañil? Vivieron juntos allá en Canadá, ¿verdad?". Me daba tanta lástima que nomás le seguía la corriente y me reía y le decía que sí; que nos quitábamos el frío a besos y arrimones. El Lic. nomás sonreía, creyendo que había triunfado.

Pobre imbécil.

14 comentarios:

Master of Doom dijo...

Es mejor darles avion a esas personas que tienen complejo de inferioridad. Y pues como siempre, chido relato de tu vida, alcaide Caballero :D

Merar dijo...

¿No será de Veracrú?
O es que las frases "En mi rancho le decimos" y "metérsela con todo y huevos" es tan popular que lo aplican en todos los estados de la república.

Anónimo dijo...

Estimado Guffo, ya hace tiempo soy lector asiduo de tu blog,solo para animarte y agradecer lo que compartes con nosotros,y espero no te moleste, pero seguido le tomo fotos a la pantalla de los monos que dibujas para enviarselos a mi esposa y alegrarle el dia.un abrazo y es agradable que haya gente como tu con los pies en la tierra. Atte Micmen

Guffo Caballero dijo...

Master: Jejeje. Gracias. Sí, tienes razón, es mejor no pelarlos, pero cuando se presenta una oportunidad como ésta, hay que aprovecharla, jajaja. Saludos.

Merar: Le voy a preguntar de dónde es, jajaja, porque ahora que lo mencionas, sí tiene el tonito de veracruzano, jaja. Saludos.

Micmen: Muchas gracias por tus palabras, compadre. Claro que no me molesta que hagas eso. Para eso subo mis dibujos y escritos: para que los disfruten y los compartan. Puedes guardar y rolar cuanta imagen o escrito te guste. Son tuyos. De hecho, si llegaras a querer alguno en alta resolución, nomás mándame un correo y te lo envío, porque aquí los pongo en baja resolución, pa´que no pesen.

Anónimo dijo...

Ah como cagan el palo esos mamoncitos que se creen superiores. lo peor que e ha tocado ver contactos de FB, que se ponen el "Lic." (cual titulo de nobleza), que cuando le escarbas tantito, resulta que son licenciados en cualquier mugre que solo lleva el prefijo "Lic." solo para que el nombre de la carrera se escuche mas 'pauperrima'.

a veces cuando me dicen la famosa frase "dime licencia@ que trabajo me ha costado", me dan ganas de darles un zape y decirles "alivianese!"

pero en fin, gente cuyo unico logro ha sido ese, agregarle una abreviatura como prefijo a su nombre, y creerse mejor que el resto de la humanidad, para esos cuates, no hay nada mejor que preguntarles "donde te ves en 10 años?".y ver como inicia el show de como se congelan al no pensar en que hay mas vida que el momento en el que estan.

Atte: Alberto

diamondz macabre dijo...

No dejes de compartir, soy nueva leyéndote por aquí. Te conocí en mi libro "Diarios del fin del mundo" y quedé fascinada, gracias por la dedicatoria en mi libro, fue el mejor regalo en mi navidad 2014. Saludos desde Aguascalientes.

Guffo Caballero dijo...

Alberto: Sí. Hay gente que sigue fascinada con eso del "Lic" y del "Inge". Y posiblemente sea lógico en un país donde más de la mitad de sus habitantes no tiene acceso a esos niveles educativos y creen que quienes lo logran son algo así como dioses. Pero bueno. Saludos.

Diamondz: Gracias por venir a leer. Aquí andaré por un buen tiempo. Un honor que te haya gustado ese proyecto "literario". Muchos saludos.

Rick dijo...

Tsss padrino.
como cagan esos gueyes que por tener una carrera ya se sienten la gran verga. no mamen.
yo soy maestro pero no me gusta que me digan maestro ni licenciado. soy Ricardo o Richard. y aunque me haya costado dos tres mi carrera no voy a ponerme mamon. que pasó.

saludos y en vista de que quieres que te recomiende un blog te recomiendo el de http://egosumqui.blogspot.mx/ muy muy reocmendado.

Anónimo dijo...

cualquier idiota saca una licenciatura..........pffffff

Puro Apagado dijo...

A huevo Guffo . . . recomienda libros Guffo para hacer amena las guardias de 36 horas acá en SLP

Guffo Caballero dijo...

Rick:Está muy bueno el blog. Gracias por la recomendación. Lo voy a poner en mi cuenta de Twitter. Saludos.

Anónimo: Lo mismo pienso. Saludos.

Puro Apagado: Híjole, pues no sé qué gustos tengas; pero, cuando no sé eso, recomiendo "entretenimiento, por así decirlo: los de Bef: Hielo Negro, Cuello Blanco; o la trilogía Millenium, de Stieg Larsson; o los de Carlos Ruiz Zafón; o los de Paco Ignacio Taibo II, donde sale el detective Belascoarán... Dime qué género te gusta, para más o menos guiarme, y te paso más recomendaciones. Saludos.

Javy Regio dijo...

saludos guffo,todavia estas en pie de guerra aqui en el casi extinto blogger............

ya haste una cuenta de facebook cabron

Guffo Caballero dijo...

¡Qué onda, mi buen Javy!; otro de los blogueros regios más representativos de aquella época, snif. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Jaja que bueno, andele por pendejo!! Yo todavía espero la justicia poetica en uno que otro vato que se pasa de listo.