Pues nomás para avisarles que ya están las tarjetas del día del amor que había prometido y ya mandé algunas en los paquetes de revistas a los suscriptores, y también ya mandé a hacer más porque se acabaron, snif. Algunas son del Chimicuil y otras traen otros dibujillos cursis. A todo aquel que se suscriba a ¡#$%&! Cómics se le enviará un six pack de tarjetas para que conquisten el corazón de esa morrita (o morrito) que no les hace caso, snif.
A continuación, la muestra de las tarjetas:
¡Aaaayyy, qué monitas!!!
Ayer me puse a pensar que todavía existen juguetes nobles, que desarrollan la imaginación y no apendejan a los chavitos. Los Hot Wheels son excelentes y muy baratos (no cuestan ni el dólar los cabrones). Además, uno como adulto puede adquirir el coche que sueña a muy bajo precio, imaginar que nos hacemos del tamaño de una tachuela y manejarlo por la sala o el comedor de la casa.
Recuerdo que de niño, cada que íbamos a McAllen o Laredo, mi padre me compraba algunos cochecitos de esos (de las mejores y pocas cosas que han inventado los gringos) y, al regreso, les regalaba uno a cada amigo del barrio. Podíamos pasar horas en la bajada de la cochera de la casa de Doña Pelos jugando carreritas, que consistían en poner los coches en hilera, detenerlos con el antebrazo, subir el brazo y dejar que la fuerza de gravedad decidiera al ganador. La diversión acababa cuando la pinche Doña Pelos llegaba y nos gritaba -tronido de dedos incluido- su ya característico: "¡Se me largan de aquí, cabrones!".
Aquí abajito, una muestra de los dichosos cochecitos:
Soy un de lo "pior". No les había deseado feliz "navidá" ni esas cosas. Y pues bueno, ya se los "desié". Espero la hayan pasado tan bien como yo o mejor. Ah, y para todos mis lectores de las Islas Mauricio, Costa de Marfil y la parte este de Albania que no conocen las tradiciones mexicanas y me preguntan que qué significa eso del "recalentado"; pues aquí se los explica mi abuela rockera:
Y ya por último; pues resulta que me voy de viaje. Tomaré un tren de los Mochis a Chihuahua y recorreré la sierra. Planeo no bañarme en esos 7 días, conocer al colega Kabeza, leer, tomar muchas fotos, etc, etc. A ver qué tal. Los veo en una semana.
P.D. Anoche, no sé si fueron las dos botellas de vino barato que me tomé, pero soñé con esta mujer:
El amor platónico de todo monero y no monero, ¡ay mamachita!
Creo que voy a tomar más vino de ese, jojojo.
"El hombre es la especie más insensata: venera a un Dios invisible y masacra a una naturaleza visible, sin saber que esta naturaleza que masacra es ese Dios invisible que venera". Hubert Reeves
martes, diciembre 25, 2007
miércoles, diciembre 19, 2007
La escarcha que no ha caído
Cuando esta ciudad estaba menos pinche que ahora, nevaba de vez en cuando. Alfileres de hielo colgaban de los desagües del techo y las cornisas de las ventanas. Yo los usaba como frágiles espadas o lanzas de cristal que duraban un par de minutos. Los jardines escarchados servían de resbaladeros y la nieve de los coches para hacer bolas que ponían a correr a las niñas del barrio. Podía pasar horas con la boca abierta y la lengua de fuera, imaginando que cada copo era de un sabor distinto. Terminando de jugar, las mamás siempre decían que nos metiéramos a bañar con agua caliente para no enfermarnos. Los días eran tan blancos como la inocencia de la época en que nos metíamos a la regadera con nuestras hermanas y la espuma del shampoo se convertía en nieve imaginaria que nos embarrábamos en el rostro.
Volví a ver nieve cuando me mandaron de intercambio a un pueblo de Kansas. La nieve rebasaba la pista de atletismo que rodeaba al campo de fútbol americano del Instituto franciscano. Todo era un espectacular desierto blanco. Los estudiantes que no estábamos acostumbrados a ver nevar, salíamos a jugar como niños. Recuerdo que nos poníamos bolsas de plástico adentro de los tenis y bajo el pantalón, enrolladas en las piernas, porque no teníamos ropa especial que nos protegiera del hielo. Entre algunos compañeros de clase compramos un trineo en el K Mart, que nos turnábamos para deslizarnos cuesta abajo de la loma donde estaban los dormitorios. Los estudiantes gringos y japoneses nos veían raro; los de Pakistán, no tanto, y hasta cooperaron para comprar otro trineo.
Varios años después, ahorré y viajé a Europa, y vi nieve en algunos lugares, mientras un tsunami arrasaba islas asiáticas y se tragaba cuerpos, sillas de playa y coches. El suave y novedoso efecto del hachís no fue el mismo mientras mirábamos por el televisor del hotel a gente que lo estaba perdiendo todo. Pero afuera nevaba.
Hoy, cuando mi ciudad está más pinche que nunca, no ha vuelto a nevar. Sólo hay nieve en el cabello de los viejos y escarcha en el corazón de la mayoría de sus habitantes.
Volví a ver nieve cuando me mandaron de intercambio a un pueblo de Kansas. La nieve rebasaba la pista de atletismo que rodeaba al campo de fútbol americano del Instituto franciscano. Todo era un espectacular desierto blanco. Los estudiantes que no estábamos acostumbrados a ver nevar, salíamos a jugar como niños. Recuerdo que nos poníamos bolsas de plástico adentro de los tenis y bajo el pantalón, enrolladas en las piernas, porque no teníamos ropa especial que nos protegiera del hielo. Entre algunos compañeros de clase compramos un trineo en el K Mart, que nos turnábamos para deslizarnos cuesta abajo de la loma donde estaban los dormitorios. Los estudiantes gringos y japoneses nos veían raro; los de Pakistán, no tanto, y hasta cooperaron para comprar otro trineo.
Varios años después, ahorré y viajé a Europa, y vi nieve en algunos lugares, mientras un tsunami arrasaba islas asiáticas y se tragaba cuerpos, sillas de playa y coches. El suave y novedoso efecto del hachís no fue el mismo mientras mirábamos por el televisor del hotel a gente que lo estaba perdiendo todo. Pero afuera nevaba.
Hoy, cuando mi ciudad está más pinche que nunca, no ha vuelto a nevar. Sólo hay nieve en el cabello de los viejos y escarcha en el corazón de la mayoría de sus habitantes.
lunes, diciembre 17, 2007
Hablando del blog...
Si dejaba el mismo post por más de una semana, recibía entre 30 y 60 comentarios.
Los posts diarios recibían entre diecitantos y veintitantos.
Quité la modalidad de comments y ahora recibo dos o tres correos electrónicos a la semana.
Es cierta esa teoría que dice que los lectores de blogs son bieeen huevones, jejeje.
AVISO: Suscripción gratis por un año a ¡#$%&! Cómics para quien me dé información confidencial de más plagiadores y piratas de mis escritos, ideas, personalidad o dibujos. Prometo darles su crédito (o guardar su anonimato, si así lo prefieren), exhibir a los rateritos, hacer un post muy requetedivertido sobre el tema y -of course- mandarles su colección de revistas por un año.
Por cierto, dense la vuelta a ¡#$%&! Cómics, pues hay entrevista nueva.
¡Ah! Y cambié mis Datos Personales porque los otros estaban muy mamones y éstos se apegan más a la realidad del hombre serio y maduro que soy.
Saludos.
Los posts diarios recibían entre diecitantos y veintitantos.
Quité la modalidad de comments y ahora recibo dos o tres correos electrónicos a la semana.
Es cierta esa teoría que dice que los lectores de blogs son bieeen huevones, jejeje.
AVISO: Suscripción gratis por un año a ¡#$%&! Cómics para quien me dé información confidencial de más plagiadores y piratas de mis escritos, ideas, personalidad o dibujos. Prometo darles su crédito (o guardar su anonimato, si así lo prefieren), exhibir a los rateritos, hacer un post muy requetedivertido sobre el tema y -of course- mandarles su colección de revistas por un año.
Por cierto, dense la vuelta a ¡#$%&! Cómics, pues hay entrevista nueva.
¡Ah! Y cambié mis Datos Personales porque los otros estaban muy mamones y éstos se apegan más a la realidad del hombre serio y maduro que soy.
Saludos.
jueves, diciembre 13, 2007
Tiras y más tiras...
Es época navideña, y como yo soy bien contreras, a continuación los dejo con unas tiras cómicas (?) que hice de halloween y que no había subido por considerarlas muy ñoñas y sin chiste... pero así he andado últimamente:
Ya la segunda parte me dio hueva colorearla...
Y bueno, ahí les va una tira cómica navideña para que no digan que soy un Grinch:
Suficiente por hoy... Saludos.
Ya la segunda parte me dio hueva colorearla...
Y bueno, ahí les va una tira cómica navideña para que no digan que soy un Grinch:
Suficiente por hoy... Saludos.
martes, diciembre 11, 2007
Gente que vuelve insoportables estas fechas
No. No es tu mamá pidiéndote que vayas a misa "a dar gracias" o le ayudes a poner el pinito de navidad o los foquitos de colores en el contorno de la barda de tu casa. Tampoco es tu abuelita pidiéndote que en la posada familiar cantes los villancicos, cargues al niñito Jesús o le pegues a la piñata como todos tus primitos bebés. Tampoco los culturosos y sus atuendos estrafalarios.
No. Nada de eso es tan pesado y fastidioso como los güeyes -amigos, compañeros, conocidos, primos, etc.- que desde el fin de semana pasado no han parado de vanagloriar y hablar acerca del Maratón Guadalupe Reyes. Estos güeyes, a la menor provocación, mencionan esta práctica, y eso simplemente los vuelve personas non gratas. Si se toman una cheve: ay, el Maratón Guadalupe Reyes; si va a haber una posada: ay, el Maratón Guadalupe Reyes; si van a una fiesta o una boda, el puto Maraton Guadalupe Reyes sale al tema para todo como si fueramos muy cabroncitos, fuera obligación o algo que nos distingue orgullosamente como cultura. Y lo peor: los que usan nicks como: "Listo para el Guadalupe-Reyes ¡AJUA!", "Yo hago el Maratón Reyes-Guadalupe porque soy más cabrón", "¡¡¡Que empiece el Guadalupe-Reyes!!! Joto el que no le entre" o "1 día para que empiece el Guadalupe Reyes"
...y luego por qué me cagan estas fechas...
No. Nada de eso es tan pesado y fastidioso como los güeyes -amigos, compañeros, conocidos, primos, etc.- que desde el fin de semana pasado no han parado de vanagloriar y hablar acerca del Maratón Guadalupe Reyes. Estos güeyes, a la menor provocación, mencionan esta práctica, y eso simplemente los vuelve personas non gratas. Si se toman una cheve: ay, el Maratón Guadalupe Reyes; si va a haber una posada: ay, el Maratón Guadalupe Reyes; si van a una fiesta o una boda, el puto Maraton Guadalupe Reyes sale al tema para todo como si fueramos muy cabroncitos, fuera obligación o algo que nos distingue orgullosamente como cultura. Y lo peor: los que usan nicks como: "Listo para el Guadalupe-Reyes ¡AJUA!", "Yo hago el Maratón Reyes-Guadalupe porque soy más cabrón", "¡¡¡Que empiece el Guadalupe-Reyes!!! Joto el que no le entre" o "1 día para que empiece el Guadalupe Reyes"
...y luego por qué me cagan estas fechas...
lunes, diciembre 10, 2007
Más de Coolturosos e Intelectuales de Pacotilla.
Ya había hablado de lo insoportables y ridículos que me precen los culturosos, intelectualoides y poetas de café en este post y en este otro.
Si en ese par de escritos presenté mis razones, teorías y pruebas del por qué son tan insufribles estos bodrios de persona; en esta nueva invetigación revelo el por qué, durante el invirno, la arrogante mamonería y "actitud pose" de estos engendros de la cultura chafita se acrecenta. El frío tiene algo qué ver, eso que ni qué, pero aún no sé a ciencia cierta la relación inversamente directa (?) en el incremento del culturosismo cuando la temperatura baja.
¿Que por qué digo esto? Pues miren nomás cómo se visten durante estas fechas:
Estos güeyes viven a la moda tratando de huir de ella; eso es lo más cómico. Según ellos, la moda son todos esos males que ellos odian: los paradigmas y reglas que dicta una sociedad de consumo, la carencia de significado y valor propio como indivuiduos y bla bla bla. Pero estos pinches culturosos son más vanidosos que un metrosexual; eso sí: disfrazan esa vanidad con looks -según ellos- "despreocupados" y "únicos": huarachitos, camisetas de manta, chaquetas desgastadas, sacos con parches en los codos, gorritos bordados que le compraron a un hippie verdadero, cabello y barba larga. Pero no son otra cosa que looks trabajadísimos para que parezca que realmente les vale madre la moda y "son distintos" porque han alcanzado un grado supremo de iluminación con tanto filósofo que han leído.
En pocas palabras: lo culturosos son puro pedo, no les creas nada de lo que dicen porque ni ellos se lo creen y patea en el culo a uno de ellos todos los días para que vivas feliz.
Saludos.
Si en ese par de escritos presenté mis razones, teorías y pruebas del por qué son tan insufribles estos bodrios de persona; en esta nueva invetigación revelo el por qué, durante el invirno, la arrogante mamonería y "actitud pose" de estos engendros de la cultura chafita se acrecenta. El frío tiene algo qué ver, eso que ni qué, pero aún no sé a ciencia cierta la relación inversamente directa (?) en el incremento del culturosismo cuando la temperatura baja.
¿Que por qué digo esto? Pues miren nomás cómo se visten durante estas fechas:
Estos güeyes viven a la moda tratando de huir de ella; eso es lo más cómico. Según ellos, la moda son todos esos males que ellos odian: los paradigmas y reglas que dicta una sociedad de consumo, la carencia de significado y valor propio como indivuiduos y bla bla bla. Pero estos pinches culturosos son más vanidosos que un metrosexual; eso sí: disfrazan esa vanidad con looks -según ellos- "despreocupados" y "únicos": huarachitos, camisetas de manta, chaquetas desgastadas, sacos con parches en los codos, gorritos bordados que le compraron a un hippie verdadero, cabello y barba larga. Pero no son otra cosa que looks trabajadísimos para que parezca que realmente les vale madre la moda y "son distintos" porque han alcanzado un grado supremo de iluminación con tanto filósofo que han leído.
En pocas palabras: lo culturosos son puro pedo, no les creas nada de lo que dicen porque ni ellos se lo creen y patea en el culo a uno de ellos todos los días para que vivas feliz.
Saludos.
jueves, diciembre 06, 2007
Continúa Guffo con su trágica lucha contra el imperialismo de gringolandia
Úkela… Como que mi crítica a Taco Bell y Starbucks no le cayó en gracia a mucha gente. El trasfondo del asunto era señalar cómo mi ciudad se ha convertido en una sucursal – pero en feo y en sucio- de cualquier ciudad de Texas, California o el estado norteamericano fronterizo que les venga en mente. El propósito del escrito era señalar la facilidad con la que México le abre las patas a los gringos para que vengan y nos introduzcan sus intereses económicos, políticos, militares y way of life.
Pero nel, nadie captó el mensaje. De “comunista”, “izquierdista”, “perredista”, “globalifóbico”, "indio" y “pinche jodido” no me bajaron. Luego, cuando fueron a leer en Big Blogger toda la mierda que le echo a los iPods, iPhones, Blackberrys y de más chucherías tecnológicas, siguieron con más ardor los insultos, como si les hubiera exprimido un limón en las hemorroides de su fundillo.
“Ay, sí, como si tu no fueras a Estados Unidos de compras o de vacaciones”, dijeron algunos. Y pues sí; sí cruzo la frontera, pero cuando lo considero estrictamente necesario y no hay de otra. Además, aquí el tema no es ir para allá, sino que aquí se convierta en un clon de allá. Y no me salgan con que usar Blogger me hace incoherente con lo que pienso por ser un "producto gringo". Por favor.
“De seguro no tienes dinero para pasar una tarde en un Starbucks, indio de mierda”, alegaban otros de los ofendidos que, asumo, son consumidores compulsivos de los menjurjes que vende esa franquicia. La realidad es que no tengo nada a qué ir a un pinche Starbucks. Nada. El día que vendan cerveza, puede ser que vaya, pero los seguiré odiando, jojojo.
“De seguro criticas todo eso porque no puedes tenerlo porque eres un pinche jodido”, decían otros refiriéndose a los aparatejos modernos a los que les tiré mierda. Chale. Como si tener cosas que nunca he necesitado fuera lo máximo.
La hija de 11 años de la Fabi -y una que otra de sus amiguitas de la primaria- tienen un iPod, una cámara digital y un celular mejores que los de muchos amantes de la música, de la fotografía, de los celulares y de los que me escriben agredidos por mis críticas. No sé por qué se sienten tan chingones de tener algo que unas nenas de 11 años –casi 12- usan a diario, o por qué yo debiera sentirme mal por no querer tenerlo.
Por Dios, si hasta los serranitos de Tamazunchale que se pasean en la Alameda de mi ciudad los domingos y vienen en busca de mejores oportunidades de empleo, traen esos aparatejos. ¿Por qué creer que quien los tiene es dueño de un estatus alto o es muy verga?
A lo que voy es que siempre he considerado las ideologías gringas como peores que el comunismo, el socialismo o el izquierdismo extremo. Ese afán por el consumo desmedido de: “Si tienes, eres alguien; si no tienes para tener lo que te decimos que debes tener, no existes”.
Eso de imponer en todos lados su imperio y su estilo de vida sin chiste se me hace de lo más bárbaro; más bárbaro aún que Chávez, Castro, Evo Morales y de más loquitos que, con su bravuconería, de perdido le ponen sazón a la nota del día y le bajan los huevos a las devastadoras potencias mundiales.
Por ejemplo: ¿Alguna vez se han paseado por el aeropuerto de Houston? Ese que lleva el nombre del papá del actual presidente de los EUA. Bueno, pues en las bocinas de todo el agriopuerto se escucha, cada cinco minutos, una voz femenina que advierte: "Quien haga un comentario desfavorable o una broma referente a la seguridad de esa nación o su gobierno, será consignado a las autoridades y las consecuencias serán graves". ¡Háganme el puto favor! Ahora hasta lo que pensamos tenemos qué guardárnoslo. Por favor. Al rato nos van a negar la visa a quienes escribimos estas cosas en un blog. Pero ¿qué respeto se le puede tener a una nación paranoica que en sus aeropuertos obliga a los visitantes a quitarse los zapatos y a ser esculcados hasta por debajo de los huevos?
Estos putos al rato van a inventar un aparato para leer la mente y entonces ahí sí valdría madre todo, pues lo único que nos hace libres, sería también controlado por los gringos.
De hecho, ya están aplicando esa tecnología; si no me creen, vean este producto:
Pero nel, nadie captó el mensaje. De “comunista”, “izquierdista”, “perredista”, “globalifóbico”, "indio" y “pinche jodido” no me bajaron. Luego, cuando fueron a leer en Big Blogger toda la mierda que le echo a los iPods, iPhones, Blackberrys y de más chucherías tecnológicas, siguieron con más ardor los insultos, como si les hubiera exprimido un limón en las hemorroides de su fundillo.
“Ay, sí, como si tu no fueras a Estados Unidos de compras o de vacaciones”, dijeron algunos. Y pues sí; sí cruzo la frontera, pero cuando lo considero estrictamente necesario y no hay de otra. Además, aquí el tema no es ir para allá, sino que aquí se convierta en un clon de allá. Y no me salgan con que usar Blogger me hace incoherente con lo que pienso por ser un "producto gringo". Por favor.
“De seguro no tienes dinero para pasar una tarde en un Starbucks, indio de mierda”, alegaban otros de los ofendidos que, asumo, son consumidores compulsivos de los menjurjes que vende esa franquicia. La realidad es que no tengo nada a qué ir a un pinche Starbucks. Nada. El día que vendan cerveza, puede ser que vaya, pero los seguiré odiando, jojojo.
“De seguro criticas todo eso porque no puedes tenerlo porque eres un pinche jodido”, decían otros refiriéndose a los aparatejos modernos a los que les tiré mierda. Chale. Como si tener cosas que nunca he necesitado fuera lo máximo.
La hija de 11 años de la Fabi -y una que otra de sus amiguitas de la primaria- tienen un iPod, una cámara digital y un celular mejores que los de muchos amantes de la música, de la fotografía, de los celulares y de los que me escriben agredidos por mis críticas. No sé por qué se sienten tan chingones de tener algo que unas nenas de 11 años –casi 12- usan a diario, o por qué yo debiera sentirme mal por no querer tenerlo.
Por Dios, si hasta los serranitos de Tamazunchale que se pasean en la Alameda de mi ciudad los domingos y vienen en busca de mejores oportunidades de empleo, traen esos aparatejos. ¿Por qué creer que quien los tiene es dueño de un estatus alto o es muy verga?
A lo que voy es que siempre he considerado las ideologías gringas como peores que el comunismo, el socialismo o el izquierdismo extremo. Ese afán por el consumo desmedido de: “Si tienes, eres alguien; si no tienes para tener lo que te decimos que debes tener, no existes”.
Eso de imponer en todos lados su imperio y su estilo de vida sin chiste se me hace de lo más bárbaro; más bárbaro aún que Chávez, Castro, Evo Morales y de más loquitos que, con su bravuconería, de perdido le ponen sazón a la nota del día y le bajan los huevos a las devastadoras potencias mundiales.
Por ejemplo: ¿Alguna vez se han paseado por el aeropuerto de Houston? Ese que lleva el nombre del papá del actual presidente de los EUA. Bueno, pues en las bocinas de todo el agriopuerto se escucha, cada cinco minutos, una voz femenina que advierte: "Quien haga un comentario desfavorable o una broma referente a la seguridad de esa nación o su gobierno, será consignado a las autoridades y las consecuencias serán graves". ¡Háganme el puto favor! Ahora hasta lo que pensamos tenemos qué guardárnoslo. Por favor. Al rato nos van a negar la visa a quienes escribimos estas cosas en un blog. Pero ¿qué respeto se le puede tener a una nación paranoica que en sus aeropuertos obliga a los visitantes a quitarse los zapatos y a ser esculcados hasta por debajo de los huevos?
Estos putos al rato van a inventar un aparato para leer la mente y entonces ahí sí valdría madre todo, pues lo único que nos hace libres, sería también controlado por los gringos.
De hecho, ya están aplicando esa tecnología; si no me creen, vean este producto:
lunes, diciembre 03, 2007
Mamá: No quiero ser chambelán.
Hace 15 años, mi guapura florecía cual guayabo en primavera. En aquella época, un servidor -yo, para los que no entendieron- era muy solicitado como chambelán para las fiestas de quince años de vecinitas, hijas de comadres y demás niñas ñoñas del barrio. Siempre me negué, rompiendo el corazón de todas y evitándoles una vergüenza pública con mis atarantados pasos de baile.
Recuerdo que una vez, la mamá de una niña trató de sobornarme con una gorra de los Bulls de Chicago que me había traído de McAllen, Texas, como regalo para que aceptara. En aquella época andaba de moda ese equipo, cosa que, obviamente, a mí me valía verga, como todos los deportes. Me quedé con la gorra –y creo que se la vendí a un amigo que tenía sueños húmedos con Michael Jordan- y me negué a ser chambelán por milésima vez.
Después de muchos años, la gente entendió el mensaje de: "Favor de no estarme chingando" y no me volvieron a pedir ser chambelán de niñas-nalgas-miadas, ahorrándome la pena de decirles mi ya famoso y rotundo NO. A causa de eso, me convertí en el "raro", el "amargado", el "antisocial" el "cero cool", "el chavo al que no le gustan las fiestas" y de más estigmas que a cualquier adolescente pendejo le pesarían y lo pondrían al borde del suicidio. Pero a mí nel. Recuerdo que hasta mi madre se preguntaba qué había hecho mal para tener un hijo así: un hijo que no quería ser chambelán como todos los muchachitos normales de su edad. ¡Ay, snif! Qué tragedia…
Pero así fue. Desde temprana edad no podía prestarme a esas mamadas; mi integridad me lo prohibía. No podía fomentar esas payasadas, ni promover esos eventos atroces del ridículo personal en público para beneplácito de otros y el alimento personal del orgullo de a tres centavos de los padres.
¿Que por qué llamo payasadas a estos bonitos eventos que, ¡ay!, con tanto esfuerzo le organizaban sus papás a la quinceañera en su día?
Bueno, pues porque los chambelanes de aquella época –principios de los noventa- tenían que ir tres veces por semana, dos horas, a "ensayar sus pasos de baile" (¡háganme el chingado favor!) con un mariconchas de moda que creo que se llamaba Ricky Barragán (pero ahora le dicen Ricky Barrigón, porque los años no le pasaron en vano), que era bailarín, coreógrafo y loca profesional. Entonces, los chambelanes tenían que ir al estudio de este güey a practicar sus coreografías “modernas” y aprenderse los pasos de “Can´t Touch This” de MC Hammer o “Short Dick Man” de Gillete a la perfección para bailarlos el día de la fiesta con la cumpleañera; mientras la loca (no la festejada, el coreógrafo) gritaba, regañaba y se paniqueaba porque a los puñetas de los chambelanes no les salía bien el pasito de “la garra”, o la vuelta "en remolino”, o no estaban en sincronía cuando se tiraban al piso a hacer “la araña” para después pararse con “el paso del gusanito”. ¡Dios mío con esos nombres!. Aparte de todo lo anterior, había que comprar un vestuario multicolor, pantalones bombachos y mil mamadas más que rayaban en lo grotesco y que pocas veces pagaban los padres de la quinceañera.
Cabe mencionar que mis compas de la cuadra se sentían soñados cuando les pedían ser chambelanes. Chaaale…
No sé si yo era el que estaba mal por no ser tan simple y feliz como ellos, o ellos por ser felices con esas pendejadas tan simples.
En fin. Ya me desahogué. Buen lunes. Ahí luego les cuento más aventuritas.
Recuerdo que una vez, la mamá de una niña trató de sobornarme con una gorra de los Bulls de Chicago que me había traído de McAllen, Texas, como regalo para que aceptara. En aquella época andaba de moda ese equipo, cosa que, obviamente, a mí me valía verga, como todos los deportes. Me quedé con la gorra –y creo que se la vendí a un amigo que tenía sueños húmedos con Michael Jordan- y me negué a ser chambelán por milésima vez.
Después de muchos años, la gente entendió el mensaje de: "Favor de no estarme chingando" y no me volvieron a pedir ser chambelán de niñas-nalgas-miadas, ahorrándome la pena de decirles mi ya famoso y rotundo NO. A causa de eso, me convertí en el "raro", el "amargado", el "antisocial" el "cero cool", "el chavo al que no le gustan las fiestas" y de más estigmas que a cualquier adolescente pendejo le pesarían y lo pondrían al borde del suicidio. Pero a mí nel. Recuerdo que hasta mi madre se preguntaba qué había hecho mal para tener un hijo así: un hijo que no quería ser chambelán como todos los muchachitos normales de su edad. ¡Ay, snif! Qué tragedia…
Pero así fue. Desde temprana edad no podía prestarme a esas mamadas; mi integridad me lo prohibía. No podía fomentar esas payasadas, ni promover esos eventos atroces del ridículo personal en público para beneplácito de otros y el alimento personal del orgullo de a tres centavos de los padres.
¿Que por qué llamo payasadas a estos bonitos eventos que, ¡ay!, con tanto esfuerzo le organizaban sus papás a la quinceañera en su día?
Bueno, pues porque los chambelanes de aquella época –principios de los noventa- tenían que ir tres veces por semana, dos horas, a "ensayar sus pasos de baile" (¡háganme el chingado favor!) con un mariconchas de moda que creo que se llamaba Ricky Barragán (pero ahora le dicen Ricky Barrigón, porque los años no le pasaron en vano), que era bailarín, coreógrafo y loca profesional. Entonces, los chambelanes tenían que ir al estudio de este güey a practicar sus coreografías “modernas” y aprenderse los pasos de “Can´t Touch This” de MC Hammer o “Short Dick Man” de Gillete a la perfección para bailarlos el día de la fiesta con la cumpleañera; mientras la loca (no la festejada, el coreógrafo) gritaba, regañaba y se paniqueaba porque a los puñetas de los chambelanes no les salía bien el pasito de “la garra”, o la vuelta "en remolino”, o no estaban en sincronía cuando se tiraban al piso a hacer “la araña” para después pararse con “el paso del gusanito”. ¡Dios mío con esos nombres!. Aparte de todo lo anterior, había que comprar un vestuario multicolor, pantalones bombachos y mil mamadas más que rayaban en lo grotesco y que pocas veces pagaban los padres de la quinceañera.
Cabe mencionar que mis compas de la cuadra se sentían soñados cuando les pedían ser chambelanes. Chaaale…
No sé si yo era el que estaba mal por no ser tan simple y feliz como ellos, o ellos por ser felices con esas pendejadas tan simples.
En fin. Ya me desahogué. Buen lunes. Ahí luego les cuento más aventuritas.
viernes, noviembre 30, 2007
Mi propósito en la vida...
jueves, noviembre 29, 2007
Guffo y su trágica lucha contra las franquicias gringas
Increíble… Pusieron una franquicia de Taco Bell en mi ciudad y amenazan con saturar la zona con más sucursales.
Pregúntome yo: ¿A quién chingados se le ocurre venir a poner franquicias gringas de tacos al país precursor del taco? Si para pendejo no se estudia, decía mi abuelo; pero más pendejo el que va a tirar su dinero ahí para tragarse unos tacos de picadillo con queso amarillo (¡¿queso amarillo?!) en tortilla dura con salsa de sobrecito que sabe más pinche que lamerle el culo al diablo y a su chingada madre juntos.
Vender tacos emanados de la cultura del fast food, en tortilla dura, con salsa procesada y empaquetada en sobrecitos, teniendo aquí en el país, en cada esquina, taquerías donde tienen las tortillas de maíz recién hechas y la salsa recién licuada o molcajeteada, ¿les parece algo sano? ¿algo lógico? ¿creerán estos "visionarios empresarios" que somos pendejos o qué pedo? Posiblemente la respuesta sea "sí".
Siento este mismo repudio con el Starbucks. Teniendo uno de los mejores cafés del mundo aquí en México ¿tiene que venir un franquicia gringa a vendernos espeluznantes batidos de leche, azúcar, trozos de galleta, cajeta, chocolate líquido, crema batida y chispas de colores como "cafés" modernos?… ¡qué asco! Pagar $40 pesos por un “café” me parece un robo. Para cafés, ahí está el Sanborns, Toks o cualquier merendero de medio pelo del centro de la ciudad, que apuesto venden mejores cafés que en la gringada esa.
Y sí, ya sé que uno no sólo está pagando el mentado café, sino todo un estilo de vida aspiracional y wireless y bla bla bla. Y sí, también ya sé que estos negocios generan empleos y bla bla bla; pero qué tipo de empleos. Puro empleo charchino, transitorio y mal pagado; empleos para chavitos fresitas y pseudos fresitas que quieren trabajar en vacaciones y están tan influenciados con la televisión gringa que piensan que servir mesas o atender la caja en una de estas franquicias es lo máximo en la vida. Además, ¿por qué tiene qué venir una franquicia gringa a darle empleo a nuestra gente?
Lo que detonó mi ira contra esta franquicia de “cafés” gringa, fue lo siguiente. Ayer por la noche me di cuenta que a ladito de la casa donde pasé mi infancia, donde tuve mis primeros alucines con monstruos, mis primeros juegos y amigos imaginarios, pusieron uno de estos negocitos; justo ahí donde estaba La Placita del Ricky Love -famoso taquero y hamburguesero de mis años mozos, snif- y no dudo que vayan a tumbar también la casa donde viví para poner alguna mamada gringa… quizá un Taco Bell.
Lo incomprensible es que, a un kilómetro de distancia, hay otra franquicia del mismo negocio; y a una kilómetro de esa franquicia, hay otra. ¿Por qué ese afán de abrir negocios a lo bárbaro?
Chale... Estaba con madre el nombre de “El Ricky Love”, jejeje; nada qué ver con el insípido nombre de “Starbucks”, ¡bleh!
En resumidas cuentas: chingue a su madre Taco Bell y Starbucks, y chingo a mi madre si alguna vez llego a pararme en una de esas mierdas. La última vez que lo hice, por cuestiones laborales, tiré entero lo que compré porque era incomible e imbebible. Y eso que yo considero un crimen tirar la comida. Imaginense...
Pregúntome yo: ¿A quién chingados se le ocurre venir a poner franquicias gringas de tacos al país precursor del taco? Si para pendejo no se estudia, decía mi abuelo; pero más pendejo el que va a tirar su dinero ahí para tragarse unos tacos de picadillo con queso amarillo (¡¿queso amarillo?!) en tortilla dura con salsa de sobrecito que sabe más pinche que lamerle el culo al diablo y a su chingada madre juntos.
Vender tacos emanados de la cultura del fast food, en tortilla dura, con salsa procesada y empaquetada en sobrecitos, teniendo aquí en el país, en cada esquina, taquerías donde tienen las tortillas de maíz recién hechas y la salsa recién licuada o molcajeteada, ¿les parece algo sano? ¿algo lógico? ¿creerán estos "visionarios empresarios" que somos pendejos o qué pedo? Posiblemente la respuesta sea "sí".
Siento este mismo repudio con el Starbucks. Teniendo uno de los mejores cafés del mundo aquí en México ¿tiene que venir un franquicia gringa a vendernos espeluznantes batidos de leche, azúcar, trozos de galleta, cajeta, chocolate líquido, crema batida y chispas de colores como "cafés" modernos?… ¡qué asco! Pagar $40 pesos por un “café” me parece un robo. Para cafés, ahí está el Sanborns, Toks o cualquier merendero de medio pelo del centro de la ciudad, que apuesto venden mejores cafés que en la gringada esa.
Y sí, ya sé que uno no sólo está pagando el mentado café, sino todo un estilo de vida aspiracional y wireless y bla bla bla. Y sí, también ya sé que estos negocios generan empleos y bla bla bla; pero qué tipo de empleos. Puro empleo charchino, transitorio y mal pagado; empleos para chavitos fresitas y pseudos fresitas que quieren trabajar en vacaciones y están tan influenciados con la televisión gringa que piensan que servir mesas o atender la caja en una de estas franquicias es lo máximo en la vida. Además, ¿por qué tiene qué venir una franquicia gringa a darle empleo a nuestra gente?
Lo que detonó mi ira contra esta franquicia de “cafés” gringa, fue lo siguiente. Ayer por la noche me di cuenta que a ladito de la casa donde pasé mi infancia, donde tuve mis primeros alucines con monstruos, mis primeros juegos y amigos imaginarios, pusieron uno de estos negocitos; justo ahí donde estaba La Placita del Ricky Love -famoso taquero y hamburguesero de mis años mozos, snif- y no dudo que vayan a tumbar también la casa donde viví para poner alguna mamada gringa… quizá un Taco Bell.
Lo incomprensible es que, a un kilómetro de distancia, hay otra franquicia del mismo negocio; y a una kilómetro de esa franquicia, hay otra. ¿Por qué ese afán de abrir negocios a lo bárbaro?
Chale... Estaba con madre el nombre de “El Ricky Love”, jejeje; nada qué ver con el insípido nombre de “Starbucks”, ¡bleh!
En resumidas cuentas: chingue a su madre Taco Bell y Starbucks, y chingo a mi madre si alguna vez llego a pararme en una de esas mierdas. La última vez que lo hice, por cuestiones laborales, tiré entero lo que compré porque era incomible e imbebible. Y eso que yo considero un crimen tirar la comida. Imaginense...
lunes, noviembre 26, 2007
El Loco Max
Nunca he sido fan de los superhéroes; mucho menos de los superhéroes gringos. A pesar de que me gustan las historietas y a eso me dedico de vez en cuando, nunca he comprado un cómic de superhéroes, ni me sé la historia de sus poderes, ni voy al cine cuando sale la película de dicho monigote. Pagar 45 pesos por ver a los 4 Fantásticos “en acción”, no me emociona; comprar su dvd, me parece caer dos veces en el mismo error; ver la secuela de dicha película y -aparte- comprar el dvd, es dejarse robar.
Y ni qué decir de los inexistentes -o desaparecidos- superhéroes mexicanos, que se reducen a Kalimán, Karmatrón, Fantomas o algún luchador enmascarado de barriga caguamera y axilas con olor a maistro de albañilería. No sé quién le dijo a los mexicanos que los luchadores pueden ser superhéroes cool. Debió ser el mismo pendejo que les dijo a los gringos que el póquer es un deporte y por eso ahora lo pasan en el ESPN.
En fin. Si hasta Capulina, Chabelo y Los Parchis han sido personajes de historieta, imaginen lo jodido del medio de la historieta en un país donde el mamón de Memín Pinguín era líder en ventas.
Por ahí de finales de los años ochenta y principios de los noventa, surgió el mejor héroe mexicano que ha existido. Su nombre: El Loco Max.
El Loco Max era una mezcla de Mad Max, Boggie el Aceitoso, Valentín Trujillo, los hermanos Almada, todas las películas de Schwarzenegger y Stallone juntas, pero con humor muy negro y dibujos chileros. De hecho, en alguna de sus aventuras, el Loco Max se iba de peda con Cobra, Rambo y Commando, y a todos en bolita les ponía sus chingazos.
¡Snif!, qué tiempos aquellos. Agradezco que mi jefecita nunca cumplió sus amenazas de romperme mis revistas del Loco Max y de Video Risa cuando me iba mal en la escuela, porque hubiera sido un tesoro invaluable y tal vez hubiera perdido la inspiración y la influencia que tuvieron en mí estos pasquines, con todo y sus dibujos culeros, sus malas palabras y su papel amarillento.
Pasando a otra cosa: aquí va una probadita de la portada del número 3 de ¡#$%&! Comics; portada realizada por el mítico Caballo Negro.
Les recuerdo que si quieren recibir su colección completa de ¡#$%&! Comics, ¡suscríbanse ya!, porque nomás quedan 40 ejemplares del número 1 y unos 80 del número 2. El tercer ejemplar saldrá el 15 de diciembre. Más información de cómo y dónde conseguir sus ejemplares y cómo suscribirse, visitando la página de ¡#$%&! Comics, o mandándome un mail a mi cuenta (ver mi perfil) o al de la revista.
Saludos a todos.
Y ni qué decir de los inexistentes -o desaparecidos- superhéroes mexicanos, que se reducen a Kalimán, Karmatrón, Fantomas o algún luchador enmascarado de barriga caguamera y axilas con olor a maistro de albañilería. No sé quién le dijo a los mexicanos que los luchadores pueden ser superhéroes cool. Debió ser el mismo pendejo que les dijo a los gringos que el póquer es un deporte y por eso ahora lo pasan en el ESPN.
En fin. Si hasta Capulina, Chabelo y Los Parchis han sido personajes de historieta, imaginen lo jodido del medio de la historieta en un país donde el mamón de Memín Pinguín era líder en ventas.
Por ahí de finales de los años ochenta y principios de los noventa, surgió el mejor héroe mexicano que ha existido. Su nombre: El Loco Max.
El Loco Max era una mezcla de Mad Max, Boggie el Aceitoso, Valentín Trujillo, los hermanos Almada, todas las películas de Schwarzenegger y Stallone juntas, pero con humor muy negro y dibujos chileros. De hecho, en alguna de sus aventuras, el Loco Max se iba de peda con Cobra, Rambo y Commando, y a todos en bolita les ponía sus chingazos.
¡Snif!, qué tiempos aquellos. Agradezco que mi jefecita nunca cumplió sus amenazas de romperme mis revistas del Loco Max y de Video Risa cuando me iba mal en la escuela, porque hubiera sido un tesoro invaluable y tal vez hubiera perdido la inspiración y la influencia que tuvieron en mí estos pasquines, con todo y sus dibujos culeros, sus malas palabras y su papel amarillento.
Pasando a otra cosa: aquí va una probadita de la portada del número 3 de ¡#$%&! Comics; portada realizada por el mítico Caballo Negro.
Les recuerdo que si quieren recibir su colección completa de ¡#$%&! Comics, ¡suscríbanse ya!, porque nomás quedan 40 ejemplares del número 1 y unos 80 del número 2. El tercer ejemplar saldrá el 15 de diciembre. Más información de cómo y dónde conseguir sus ejemplares y cómo suscribirse, visitando la página de ¡#$%&! Comics, o mandándome un mail a mi cuenta (ver mi perfil) o al de la revista.
Saludos a todos.
sábado, noviembre 24, 2007
Ludopatía
No soporto a las viejas ludópatas. Las pocas veces que he ido a tirar mi dinero a un casino he estado a punto de consumar un atentado terrorista con pedos químicos y bombas de humo, sin contar las mil ochocientas veinticatorce veces que por la cabeza me ha pasado darles una patada en su enorme y bofo culo a este tipo de mujeres.
En uno de los tantos casinos que han proliferado en mi ciudad, estaba yo muy tranquilamente sentado frente a una maquinita que se mamaba mi dinero en fracciones de segundo. Era uno de esos sábados en que los amigotes están todos dormidos por la cruda del viernes y uno se levantó bien temprano por causas desconocidas. En eso, atrás de mí, se para una ñora de esas que fuman como si les regalaran los cigarros, que andan todas fodongas y tienen el cuerpo parecido a un tanquecito de gas de 10 kgs de capacidad. Cuando la ñora se puso atrás de mi, lo primero que pensé fue: “Esta vieja ha de haber leído mi blog y sabe que tengo debilidad por las señoras, pero lástima: ella no es mi tipo”. Pero mi pensamiento no pudo haber estado más equivocado, porque en eso, que llega la hija -igual de huevona, fodonga y fea- y le dice: “¿Por qué no está jugando, amá?” (ante todo está el respeto a los padres, por eso hay que hablarles de “usted”). Y la ñora le responde: “Es que este joven está en MI máquina”, haciendo énfasis en MI.
¡Ah, chinga! Ahora resulta que cada una de las maquinitas tiene su dueño, ¿o qué pedo? Habiendo tantas putas maquinitas, ¡ah, no!, la gordinflas de lentes quería a huevo sentarse en la que yo estaba jugando. Che vieja cagalera. Y lo peor del caso es que a uno, que no frecuenta esos lugares, lo ven como bicho raro, como intruso, como ave de mal agüero.
Mujeres ludópatas de mundo, viciosas de estar apachurrando botoncitos y chingándose la lana de las tandas que organizan con la comadre o la colegiatura de sus pobres chamacos: en vez de estar alucinando que esa es "su maquinita” y que “su maquinita” las va a hacer millonarias porque ya tienen una estrecha relación sentimental con ella; mejor deberían de estarle preparando sus huevitos rancheros a su viejo, hirviendo frijoles para prepararlos a la charra para las posadas que vienen, vendiendo productos Avon casa por casa o ayudándoles en la tarea a sus hijos sin futuro.
Lo más chido de este post es que un chingo de conocidos, amigos y familiares se van a sentir aludidos, ofendidos o agredidos; como cuando he escrito sobre bodas, política, los nicks del messenger, fútbol, religión y demás. Eso está bien a toda madre porque, cada que escribo un post “controvertido” (según ellos) o “tirando pedradas” (según ellos) y me los topo en algún evento, empiezan a justificarse. “Eh… jeje, por cierto: leí tu blog de los jugadores viciosos, jejeje… a mi vieja sí le gusta ir a jugar al Caliente, pero no es tan picada como dices, jeje… ella nomás se gasta 500 pesos a la semana pero bla bla bla”.
Uuuuy, como si me importara o mi opinión tuviera tanto peso.
En uno de los tantos casinos que han proliferado en mi ciudad, estaba yo muy tranquilamente sentado frente a una maquinita que se mamaba mi dinero en fracciones de segundo. Era uno de esos sábados en que los amigotes están todos dormidos por la cruda del viernes y uno se levantó bien temprano por causas desconocidas. En eso, atrás de mí, se para una ñora de esas que fuman como si les regalaran los cigarros, que andan todas fodongas y tienen el cuerpo parecido a un tanquecito de gas de 10 kgs de capacidad. Cuando la ñora se puso atrás de mi, lo primero que pensé fue: “Esta vieja ha de haber leído mi blog y sabe que tengo debilidad por las señoras, pero lástima: ella no es mi tipo”. Pero mi pensamiento no pudo haber estado más equivocado, porque en eso, que llega la hija -igual de huevona, fodonga y fea- y le dice: “¿Por qué no está jugando, amá?” (ante todo está el respeto a los padres, por eso hay que hablarles de “usted”). Y la ñora le responde: “Es que este joven está en MI máquina”, haciendo énfasis en MI.
¡Ah, chinga! Ahora resulta que cada una de las maquinitas tiene su dueño, ¿o qué pedo? Habiendo tantas putas maquinitas, ¡ah, no!, la gordinflas de lentes quería a huevo sentarse en la que yo estaba jugando. Che vieja cagalera. Y lo peor del caso es que a uno, que no frecuenta esos lugares, lo ven como bicho raro, como intruso, como ave de mal agüero.
Mujeres ludópatas de mundo, viciosas de estar apachurrando botoncitos y chingándose la lana de las tandas que organizan con la comadre o la colegiatura de sus pobres chamacos: en vez de estar alucinando que esa es "su maquinita” y que “su maquinita” las va a hacer millonarias porque ya tienen una estrecha relación sentimental con ella; mejor deberían de estarle preparando sus huevitos rancheros a su viejo, hirviendo frijoles para prepararlos a la charra para las posadas que vienen, vendiendo productos Avon casa por casa o ayudándoles en la tarea a sus hijos sin futuro.
Lo más chido de este post es que un chingo de conocidos, amigos y familiares se van a sentir aludidos, ofendidos o agredidos; como cuando he escrito sobre bodas, política, los nicks del messenger, fútbol, religión y demás. Eso está bien a toda madre porque, cada que escribo un post “controvertido” (según ellos) o “tirando pedradas” (según ellos) y me los topo en algún evento, empiezan a justificarse. “Eh… jeje, por cierto: leí tu blog de los jugadores viciosos, jejeje… a mi vieja sí le gusta ir a jugar al Caliente, pero no es tan picada como dices, jeje… ella nomás se gasta 500 pesos a la semana pero bla bla bla”.
Uuuuy, como si me importara o mi opinión tuviera tanto peso.
jueves, noviembre 22, 2007
Chin#$%& a su bancaria madre
Las diminutas tragedias diarias son las que vuelven loco al hombre, decía mi papá Charles Bukowski. Que pierdas las llaves del coche, que se te ponche una llanta o te encuentres atrapado en un embotellamiento cuando tienes prisa es lo que te llevará al manicomio. Una de tantas tragedias diarias es ir al pinche banco. A cualquier banco; “todos tiran pal monte”, como decían en mi antiguo barrio.
Hace un par de meses a mi padre (no Bukowski, mi verdadero padre) le robaron 6 cheques. El ladrón los cambió sin ningún pedo. La cantidad ascendía a los cien mil pesos. Cuando mi padre se percató del robo, fue al banco donde tiene su cuenta (allá en el D.F., dónde radica), les explicó lo que había pasado y le dijeron que investigarían y tomarían cartas en el asunto. Tardaron y tardaron y les valía verga. Mi padre estuvo insistiendo e insistiendo. Total que cuando le entregaron las pruebas de las transacciones que se habían realizado (todas en menos de tres horas en dos sucursales de Bancomer de la ciudad de Monterrey), le entregaron también las copias de los cheques que habían cambiado.
Si la firma de mi padre es un círculo perfecto, el ladrón puso una tacha de firma; una vil cruz.
Era más que obvio que mi progenitor no había firmado esos cheques, hasta el empleado más puñetas sospecharía y se daría cuenta de eso; pero el gerente, muy amablemente, le dijo a mi padre que él mismo, de puño y letra, había firmado los cheques porque esa era su "firma idéntica” y que no le devolverían su dinero. Cabe mencionar que cuando mi padre pidió las grabaciones de las cámaras de seguridad, le dijeron que se tardaban no sé que tantos meses en dárselas y que le costaban arriba de 5 mil pesos. Ok.
La cosa cambió cuando llegó mi padre con todo el apoyo del Congreso, una institución tipo la PROFECO pero que se dedica a fraudes bancarios y de más conocidos poderosos a demandar al banco pedorro, obviamente los empleaduchos, gerentes y demás bichos rastreros -inmiscuidos todos en el robo seguramente- se asustaron y le pidieron disculpas a mi papá y le devolvieron su dinero completito. No quiero ni imaginar que esto pudiera sucederle a un simple mortal como nosotros: sin amigos poderosos o puestos que ponen a temblar a cualquiera, pues, seguramente, no volveríamos a ver nuestro dinero.
A lo que voy es que, hoy fui a ese mismo pinche banco a cambiar un cheque de 3500 pesos. Después de hacer media hora de fila, la cajera me dijo que el cheque no me lo podía cambiar porque en el cheque dice Gustavo Caballero Talavera y en mi identificación dice Gustavo Fernando Caballero Talavera. ¡Háganme el chingado favor! Ahora sí muchas medidas de seguridad los culeros. Hampones, eso es lo que son. Ah, y todavía saliendo de la sucursal, me detiene una vieja fea y me dice:
- Buenos días, joven: ¿ya cuenta con su tarjeta de ahorro no-sé-qué-madres?
- No gracias, no me interesa…
- Se la podemos tramitar ahora mismo y en cinco minutos la tiene lista para poder usarla.
- ¡En 5 minutos! ¿En serio tan rápido? ¡Wooow! Deme 2 para llevar pero ya…
…pendeja…
P.D. Me caga que me paguen con cheque.
P.D.2 Me caga doblemente que el cheque con el que me paguen diga “para depósito en cuenta del beneficiario”.
¿Por qué nadie trae efectivo? ¿Por qué nadie trae los piches billetes en la cartera o en la bolsa del pantalón envueltos en una bolsa de pan Bimbo para despistar a los posibles enemigos? ¿Por qué la gente no sonríe, por qué las armas en las manos? ¿Por qué?
Hace un par de meses a mi padre (no Bukowski, mi verdadero padre) le robaron 6 cheques. El ladrón los cambió sin ningún pedo. La cantidad ascendía a los cien mil pesos. Cuando mi padre se percató del robo, fue al banco donde tiene su cuenta (allá en el D.F., dónde radica), les explicó lo que había pasado y le dijeron que investigarían y tomarían cartas en el asunto. Tardaron y tardaron y les valía verga. Mi padre estuvo insistiendo e insistiendo. Total que cuando le entregaron las pruebas de las transacciones que se habían realizado (todas en menos de tres horas en dos sucursales de Bancomer de la ciudad de Monterrey), le entregaron también las copias de los cheques que habían cambiado.
Si la firma de mi padre es un círculo perfecto, el ladrón puso una tacha de firma; una vil cruz.
Era más que obvio que mi progenitor no había firmado esos cheques, hasta el empleado más puñetas sospecharía y se daría cuenta de eso; pero el gerente, muy amablemente, le dijo a mi padre que él mismo, de puño y letra, había firmado los cheques porque esa era su "firma idéntica” y que no le devolverían su dinero. Cabe mencionar que cuando mi padre pidió las grabaciones de las cámaras de seguridad, le dijeron que se tardaban no sé que tantos meses en dárselas y que le costaban arriba de 5 mil pesos. Ok.
La cosa cambió cuando llegó mi padre con todo el apoyo del Congreso, una institución tipo la PROFECO pero que se dedica a fraudes bancarios y de más conocidos poderosos a demandar al banco pedorro, obviamente los empleaduchos, gerentes y demás bichos rastreros -inmiscuidos todos en el robo seguramente- se asustaron y le pidieron disculpas a mi papá y le devolvieron su dinero completito. No quiero ni imaginar que esto pudiera sucederle a un simple mortal como nosotros: sin amigos poderosos o puestos que ponen a temblar a cualquiera, pues, seguramente, no volveríamos a ver nuestro dinero.
A lo que voy es que, hoy fui a ese mismo pinche banco a cambiar un cheque de 3500 pesos. Después de hacer media hora de fila, la cajera me dijo que el cheque no me lo podía cambiar porque en el cheque dice Gustavo Caballero Talavera y en mi identificación dice Gustavo Fernando Caballero Talavera. ¡Háganme el chingado favor! Ahora sí muchas medidas de seguridad los culeros. Hampones, eso es lo que son. Ah, y todavía saliendo de la sucursal, me detiene una vieja fea y me dice:
- Buenos días, joven: ¿ya cuenta con su tarjeta de ahorro no-sé-qué-madres?
- No gracias, no me interesa…
- Se la podemos tramitar ahora mismo y en cinco minutos la tiene lista para poder usarla.
- ¡En 5 minutos! ¿En serio tan rápido? ¡Wooow! Deme 2 para llevar pero ya…
…pendeja…
P.D. Me caga que me paguen con cheque.
P.D.2 Me caga doblemente que el cheque con el que me paguen diga “para depósito en cuenta del beneficiario”.
¿Por qué nadie trae efectivo? ¿Por qué nadie trae los piches billetes en la cartera o en la bolsa del pantalón envueltos en una bolsa de pan Bimbo para despistar a los posibles enemigos? ¿Por qué la gente no sonríe, por qué las armas en las manos? ¿Por qué?
miércoles, noviembre 21, 2007
De blogs...
Respuestas a algunas dudas que pudieran intrigar o sacar de onda a los lectores de este blog:
Quité la modalidad de comments porque dejó de ser divertido. Hay mucho pinche loquito, plagiador, traumado y reprimido del otro lado de los monitores. A pesar de las muchas cosas buenas que me ha traído el blog (trabajo, contactos, amistades, proyectos, invitaciones a convenciones, eventos, etc.), también son muchos los pedos que me ha generado y he perdido cosas muy valiosas.
Además, hablando honestamente, eso de inflamarse el ego con cierta cantidad de comentarios diarios o nuevos lectores o "fans", nunca ha sido lo mío. El ego siempre me lo he pasado por los huevos. Me gusta escribir y dibujar, punto. Me gusta que les guste lo que escribo o dibujo y, si es así, aquí seguirán leyendo sin necesidad de dejar un comentario.
Tenía la modalidad de comments para que hubiera retroalimentación, críticas, consejos, recomendaciones y contacto directo con mis lectores, pero algunas personas lo usaban para otras pendejadas. Por eso, si me quieren contactar, háganlo por favor a mi mail (de hecho, aprecio más un mail que un comment, pues lo siento más personal; a veces ni siquiera leía todos los comentarios que me dejaban porque se notaba que era nomás para que me diera la vuelta por ese blog y respondiera la atención que tuvieron conmigo al comentarme, o simplemente me daban hueva porque sabía que la mayoría era nada más para chingar) o me pueden contactar en el blog y el mail de ¡#$%&! Comics.
Otra de las cosas que me preguntan es por qué nunca puse links a otros blogs. Primero, porque en un principio no sabía cómo ponerlos, después que aprendí, decidí no hacerlo para no darle preferencia a nadie ni poner direcciones por puro amiguismo o agradecimiento por algo. No sería justo ni honesto de mi parte. Además: imaginen linkear a todos los blogs de las personas que me visitan: sería una lista muuuy larga de blogs que ni siquiera leo.
Otra de las cosas que me preguntan es que cuántas visitas diarias o a la semana tengo. La respuesta es que nunca he sabido cuántas visitas diarias o a la semana tengo porque es algo que siempre me tuvo sin cuidado. Nunca me ha interesado. Cuando inicié este blog quise ponerle un contador, pero me di cuenta que era pura vanidad porque luego ahí anda uno preocupado por puras estupideces y creyendo que, en realidad, el blog lo va a hacer famoso. Por dios. Pura cagada que se mete uno en la cabeza: que si esta semana hubo menos visitas que la semana pasada, ay, qué tristeza; que si ya soy blogstar porque tengo 1000 visitas a la semana, que si nadie me ha linkeado, que si me visitó un blogstar pero no me dejó comment, que si esto, que si lo otro… por eso mejor decidí quitarlo a la chingada antes de que me enfermara y el ego de tres pesos dominara mi conducta como lo ha hecho con muchos blogueros. Tampoco sé cómo dieron con mi blog, ni quiénes me visitan, ni de dónde me visitan, ni los ips de quienes me visitan ni de nada de eso tengo o llevo un registro.
También dejé de leer muchos blogs porque es mucha perdedera de tiempo. A lo mucho leo 10 blogs, los que leía desde que me inicié este pedo y uno que otro que me ha ganchado con su narrativa o humor.
Ya tampoco quise desgastarme respondiéndole a los anónimos o averiguando quiénes son. Una vez lo hice y me di cuenta que mucha de la gente que me comenta en buen pedo es la misma que se hace pasar por anónimo y se pone a chingar y a joder sin razón. Eso me intrigó bien cabrón. Me di cuenta que muchos conocidos –y hasta cercanos a mí- lo hacían, lo cual me dio mucha tristeza pues se agarraban de cosas que sólo ellos sabían y las usaban en mi contra para chingar sin motivo. A veces, para calarlos, les decía cosas que nadie más sabía o les decía alguna mentirilla para ver si caían; y caían, eso era lo más triste, y ni cómo decir que ellos no fueron. También hay muchos fans from hell de otros estados de la república, que chingan y joden hasta por mail, con direcciones imposibles de descifrar y remailers y demás chingaderas que, cuando les respondía, el mail se me rebotaba o me decía que esa dirección ya no existía, cosa que me parece cobarde y de pocos huevos pues es como pelear con molinos de viento o enemigos invisibles.
En fin…
Quité la modalidad de comments porque dejó de ser divertido. Hay mucho pinche loquito, plagiador, traumado y reprimido del otro lado de los monitores. A pesar de las muchas cosas buenas que me ha traído el blog (trabajo, contactos, amistades, proyectos, invitaciones a convenciones, eventos, etc.), también son muchos los pedos que me ha generado y he perdido cosas muy valiosas.
Además, hablando honestamente, eso de inflamarse el ego con cierta cantidad de comentarios diarios o nuevos lectores o "fans", nunca ha sido lo mío. El ego siempre me lo he pasado por los huevos. Me gusta escribir y dibujar, punto. Me gusta que les guste lo que escribo o dibujo y, si es así, aquí seguirán leyendo sin necesidad de dejar un comentario.
Tenía la modalidad de comments para que hubiera retroalimentación, críticas, consejos, recomendaciones y contacto directo con mis lectores, pero algunas personas lo usaban para otras pendejadas. Por eso, si me quieren contactar, háganlo por favor a mi mail (de hecho, aprecio más un mail que un comment, pues lo siento más personal; a veces ni siquiera leía todos los comentarios que me dejaban porque se notaba que era nomás para que me diera la vuelta por ese blog y respondiera la atención que tuvieron conmigo al comentarme, o simplemente me daban hueva porque sabía que la mayoría era nada más para chingar) o me pueden contactar en el blog y el mail de ¡#$%&! Comics.
Otra de las cosas que me preguntan es por qué nunca puse links a otros blogs. Primero, porque en un principio no sabía cómo ponerlos, después que aprendí, decidí no hacerlo para no darle preferencia a nadie ni poner direcciones por puro amiguismo o agradecimiento por algo. No sería justo ni honesto de mi parte. Además: imaginen linkear a todos los blogs de las personas que me visitan: sería una lista muuuy larga de blogs que ni siquiera leo.
Otra de las cosas que me preguntan es que cuántas visitas diarias o a la semana tengo. La respuesta es que nunca he sabido cuántas visitas diarias o a la semana tengo porque es algo que siempre me tuvo sin cuidado. Nunca me ha interesado. Cuando inicié este blog quise ponerle un contador, pero me di cuenta que era pura vanidad porque luego ahí anda uno preocupado por puras estupideces y creyendo que, en realidad, el blog lo va a hacer famoso. Por dios. Pura cagada que se mete uno en la cabeza: que si esta semana hubo menos visitas que la semana pasada, ay, qué tristeza; que si ya soy blogstar porque tengo 1000 visitas a la semana, que si nadie me ha linkeado, que si me visitó un blogstar pero no me dejó comment, que si esto, que si lo otro… por eso mejor decidí quitarlo a la chingada antes de que me enfermara y el ego de tres pesos dominara mi conducta como lo ha hecho con muchos blogueros. Tampoco sé cómo dieron con mi blog, ni quiénes me visitan, ni de dónde me visitan, ni los ips de quienes me visitan ni de nada de eso tengo o llevo un registro.
También dejé de leer muchos blogs porque es mucha perdedera de tiempo. A lo mucho leo 10 blogs, los que leía desde que me inicié este pedo y uno que otro que me ha ganchado con su narrativa o humor.
Ya tampoco quise desgastarme respondiéndole a los anónimos o averiguando quiénes son. Una vez lo hice y me di cuenta que mucha de la gente que me comenta en buen pedo es la misma que se hace pasar por anónimo y se pone a chingar y a joder sin razón. Eso me intrigó bien cabrón. Me di cuenta que muchos conocidos –y hasta cercanos a mí- lo hacían, lo cual me dio mucha tristeza pues se agarraban de cosas que sólo ellos sabían y las usaban en mi contra para chingar sin motivo. A veces, para calarlos, les decía cosas que nadie más sabía o les decía alguna mentirilla para ver si caían; y caían, eso era lo más triste, y ni cómo decir que ellos no fueron. También hay muchos fans from hell de otros estados de la república, que chingan y joden hasta por mail, con direcciones imposibles de descifrar y remailers y demás chingaderas que, cuando les respondía, el mail se me rebotaba o me decía que esa dirección ya no existía, cosa que me parece cobarde y de pocos huevos pues es como pelear con molinos de viento o enemigos invisibles.
En fin…
martes, noviembre 20, 2007
...
Tropezar en lo más alto de un acantilado y caer sobre lajas afiladas y cactus de todo tipo para ser devorado horas después por animales carroñeros, moscas y gusanos amarillentos que palpitan mientras engullen. Desplomarse al instante de ser decapitado por la lámina de un anuncio panorámico que fue arrancada y lanzada por los aires por un furioso huracán. Estrellarse de cara contra la escollera de un hotel durante un maremoto que nadie previno. Estar sentado debajo del árbol que atrae el rayo. Chocar de frente contra un trailer en una carretera que no es de cuota. Tener la mala suerte de estar en medio de un tiroteo entre policías y policías que se hicieron delincuentes. Ser rebanado como sushi por las aspas de un helicóptero militar. Ser ese uno en mil millones al que golpea fatalmente en la cabeza un pedazo de planeta. Tener el agua hasta el cuello rodeado de cables de alta tensión. Nadar contra corriente -y de noche- en un mar infestado de sangre, vísceras y tiburones. Romper la superficie de un lago congelado y hundirse hasta el fondo con las extremidades inutilizadas por el frío. Volarse la mano con una granada, volarse los brazos con una dinamita, partirse a la mitad con una mina terrestre, quedar hecho papilla después de una manada de elefantes, rinocerontes y búfalos.
De todo lo anterior, moriríamos irremediablemente, pero dicen que uno se repone de todo cuando existe el “verdadero amor”. Hablar del amor verdadero es como hablar de fantasmas y chupacabras; es como platicar que vimos un ovni o hicimos un viaje astral: nadie cree en eso hasta que lo vive o cree vivirlo, y a nadie le gusta no creer en nada de eso, sobre todo cuando de amor verdadero se trata.
La mayoría preferiríamos todas esas formas de morir -y hasta algunas más crueles- antes que perder el amor verdadero. Es la realidad de algo que muchas veces pareciera ficticio. Suena absurdo optar por la muerte, pero perder ese amor y la muerte son sinónimos; sólo que en el primero hay más posibilidades de volver a empezar y renacer. No muchas, pero existen.
De todas las fatalidades anteriores, uno se recupera y revive, porque así lo dicen los cuentos con finales felices que nos gustan, nuestras canciones favoritas y las películas que quisiéramos fueran nuestra vida. Nos lo dice el pecho y -a veces- hasta la razón. Nos lo dice el temblor en las piernas, las fotografías de toda una historia juntos, los oscuros secretos compartidos e incluso los demonios que no nos dejan dormir por las noches. Nos lo dice la intensidad del primer encuentro accidental: intensidad que no desapareció con los años; nos lo dice la sabiduría de la primera mirada y el registro perfecto de un rostro más perfecto en la memoria; me lo recuerda la efervescencia que provocó tu aroma esa primera noche que, sin conocerte y por pura corazonada, decidí que el resto de mi vida quería que oliera así; que a diario quería que me burbujearan las tripas con esa fuerza que el corazón está seguro nadie más logrará.
El corazón no es pendejo; no es como el niño al que se le engaña con otro perrito similar cuando le atropellan el suyo. Las historias de amor no son como las columnas y muros de una ciudad griega, o como los enormes bloques de una pirámide que se desgastan con el viento y el tiempo. Una historia de amor perfecta dura más que la piedra y el olvido.
Cuando el corazón late por alguien como nunca lo hizo por nadie, seguirá latiendo irremediablemente por esa persona, así estemos desmembrados a causa de errores, placebos, hartazgos, peleas, rutinas, rencores, mil defectos, pocas virtudes y falsas esperanzas; así estemos despedazados -en cachitos- y el corazón sea lo único que quede... seguirá latiendo... siempre y cuando no hayamos confundido las luces de un avión con un platillo volador o una sombra nocturna con un fantasma.
De todo lo anterior, moriríamos irremediablemente, pero dicen que uno se repone de todo cuando existe el “verdadero amor”. Hablar del amor verdadero es como hablar de fantasmas y chupacabras; es como platicar que vimos un ovni o hicimos un viaje astral: nadie cree en eso hasta que lo vive o cree vivirlo, y a nadie le gusta no creer en nada de eso, sobre todo cuando de amor verdadero se trata.
La mayoría preferiríamos todas esas formas de morir -y hasta algunas más crueles- antes que perder el amor verdadero. Es la realidad de algo que muchas veces pareciera ficticio. Suena absurdo optar por la muerte, pero perder ese amor y la muerte son sinónimos; sólo que en el primero hay más posibilidades de volver a empezar y renacer. No muchas, pero existen.
De todas las fatalidades anteriores, uno se recupera y revive, porque así lo dicen los cuentos con finales felices que nos gustan, nuestras canciones favoritas y las películas que quisiéramos fueran nuestra vida. Nos lo dice el pecho y -a veces- hasta la razón. Nos lo dice el temblor en las piernas, las fotografías de toda una historia juntos, los oscuros secretos compartidos e incluso los demonios que no nos dejan dormir por las noches. Nos lo dice la intensidad del primer encuentro accidental: intensidad que no desapareció con los años; nos lo dice la sabiduría de la primera mirada y el registro perfecto de un rostro más perfecto en la memoria; me lo recuerda la efervescencia que provocó tu aroma esa primera noche que, sin conocerte y por pura corazonada, decidí que el resto de mi vida quería que oliera así; que a diario quería que me burbujearan las tripas con esa fuerza que el corazón está seguro nadie más logrará.
El corazón no es pendejo; no es como el niño al que se le engaña con otro perrito similar cuando le atropellan el suyo. Las historias de amor no son como las columnas y muros de una ciudad griega, o como los enormes bloques de una pirámide que se desgastan con el viento y el tiempo. Una historia de amor perfecta dura más que la piedra y el olvido.
Cuando el corazón late por alguien como nunca lo hizo por nadie, seguirá latiendo irremediablemente por esa persona, así estemos desmembrados a causa de errores, placebos, hartazgos, peleas, rutinas, rencores, mil defectos, pocas virtudes y falsas esperanzas; así estemos despedazados -en cachitos- y el corazón sea lo único que quede... seguirá latiendo... siempre y cuando no hayamos confundido las luces de un avión con un platillo volador o una sombra nocturna con un fantasma.
domingo, noviembre 11, 2007
El envase de Martín
A la hora de la comida era cuando más tristecilla me daba Martín.
En punto de las dos de la tarde todos íbamos al Oxxo de la esquina a comprar refrescos. Por lo general eran refrescos enlatados, que son dos o tres pesos más caros que los de envase de vidrio; pero Martín siempre sacaba de su horrible portafolios desgastado color vino una botella retornable de Coca Cola envuelta en una bolsa de plástico blanca que asimilaba el sonido del fuego al crepitar cada que la desenvolvía.
De regreso de la tienda, todos los empleados de la radiodifusora –bueno, los de nuestro nivel- comíamos juntos en un pequeño patio de la estación que tenía algunas mesas de lámina y sillas de plástico. Martín siempre nos ofrecía muy amablemente del lonche que le preparaba su señora madre: taquitos de huevo con chorizo en tortillas de harina hechas a mano, algunas veces tamales recalentados, otras albóndigas con arroz y sopa de letras con garbanzos. Muchas veces le acepté un taco. Recuerdo que estaban deliciosos. Al terminar la hora de comida –que en realidad eran 45 minutos- Martín lavaba meticulosamente sus vasijas en el lavabo del baño y enjuagaba muy bien el envase de Coca Cola: lo sacudía en el aire, lo envolvía de nuevo en la bolsa de plástico que crepitaba como el fuego y lo metía en su feo portafolios.
Verlo a diario cargando un envase de refresco dentro de su maleta me causaba mucha lástima. Martín cuidaba su envase de Coca Cola como si fuera lo único que tuviera en la vida. Muchas veces comentamos esto entre la raza de la chamba y, durante nuestras visitas al Oxxo, planeábamos invitarle el refresco para que ya no anduviera cargando la botella todos los días, pero Martín siempre se negaba con mucha dignidad. Nunca nos lo aceptó.
Martín Zamora tenía como 36 años de edad, era operador de cabina en la estación de radio donde trabajé a regañadientes todo un verano por órdenes de mi padre, a quien no le gustaba “que me quedara de huevón durante las vacaciones”. Martín vivía con su madre: una mujer de edad avanzada -“pero bien sana”, nos presumía cada que hablaba de ella- que se levantaba a las cinco de la madrugada los 365 días del año para prepararle el desayuno y el lonche al menor de sus hijos. Era curioso, pero de su padre nunca hablaba; ignoro si murió o nunca tuvo. Tampoco hablaba de mujeres, como los demás operadores, que siempre platicaban de congales y putas.
Debo aceptar que Martín era el más trabajador de todos los que laborábamos en el tercer piso de la estación de radio porque a él sí le gustaba su trabajo; muchas veces nos lo dijo entusiasmado. Se sentía feo saber que una persona tan enamorada de lo que hacía ganara una mierda de salario. Una vez vi su cheque de reojo, un día quince que fuimos a cobrar. Martín ganaba una mierda como todos los operadores de cabina, pues son lo más bajo del organigrama de las radiodifusoras; sólo están por encima del personal de intendencia, que ganan menos que eso. A mí no me importaba si yo ganaba una mierda, pues mi trabajo no me gustaba; pero Martín…
Recuerdo que una vez alguien movió de lugar la maleta de Martín y el mentado envase cayó al piso haciéndose añicos. Martín volteó sobresaltado y miro al suelo con tristeza. Balbuceó algo así como “chin… ya descompleté la caja de Cocas de la casa…”, pero dijo que no había problema y hasta limpió el desastre que hizo el culpable.
A mis 18 años no podía ver el verdadero valor de las cosas, lo mucho que cuesta para algunos lo que no vale nada para otros. No comprendía el significado vital de ahorrar dos o tres pesos diarios no comprando un refresco enlatado. Tampoco podía creer que un “señor” de 36 años no estuviera casado, viviera aún con su madre y fuera feliz en un trabajo de mierda.
Varias veces, saliendo del trabajo, subía con Martín al mismo camión que nos llevaba al centro de la ciudad. Hacíamos una última parada obligada en el Oxxo de la esquina, donde Martín compraba su Coca en envase de vidrio y yo en lata de aluminio. Durante el trayecto Martín me platicaba sus sueños y se bebía su refresco. Quería comprar un teléfono celular y regalarle otro a su madre. También quería arreglar las jaulas de las gallinas que tenían en el patio porque los gatos se las habían destrozado y matado algunas aves. Cuando supo que mi padre era veterinario me pidió que le preguntara por un veneno para matar gatos. Nunca le pregunté eso a mi padre, y me sentí muy culpable cuando Martín me platicó que los gatos se habían comido a la última gallina que les quedaba en el patio.
A mis 18 años no podía creer que alguien tuviera jaulas con gallinas en su patio para comerse los huevos y hacerlas en caldo en ocasiones especiales, como por ejemplo, en su cumpleaños. No podía creer que un par de gatos callejeros pudieran ser el enemigo público número uno de los que sólo tienen gallinas para comer. A los 18 años el león cree que todos son de su condición.
Llegando al centro Martín se despedía con un "hasta mañana, morro", tomaba una ruta de camión que hacía una hora y media de camino hasta su colonia y lo dejaba a 15 cuadras de su casa. Yo tomaba un taxi, algo que Martín consideraba un súper lujo, como los refrescos enlatados.
En punto de las dos de la tarde todos íbamos al Oxxo de la esquina a comprar refrescos. Por lo general eran refrescos enlatados, que son dos o tres pesos más caros que los de envase de vidrio; pero Martín siempre sacaba de su horrible portafolios desgastado color vino una botella retornable de Coca Cola envuelta en una bolsa de plástico blanca que asimilaba el sonido del fuego al crepitar cada que la desenvolvía.
De regreso de la tienda, todos los empleados de la radiodifusora –bueno, los de nuestro nivel- comíamos juntos en un pequeño patio de la estación que tenía algunas mesas de lámina y sillas de plástico. Martín siempre nos ofrecía muy amablemente del lonche que le preparaba su señora madre: taquitos de huevo con chorizo en tortillas de harina hechas a mano, algunas veces tamales recalentados, otras albóndigas con arroz y sopa de letras con garbanzos. Muchas veces le acepté un taco. Recuerdo que estaban deliciosos. Al terminar la hora de comida –que en realidad eran 45 minutos- Martín lavaba meticulosamente sus vasijas en el lavabo del baño y enjuagaba muy bien el envase de Coca Cola: lo sacudía en el aire, lo envolvía de nuevo en la bolsa de plástico que crepitaba como el fuego y lo metía en su feo portafolios.
Verlo a diario cargando un envase de refresco dentro de su maleta me causaba mucha lástima. Martín cuidaba su envase de Coca Cola como si fuera lo único que tuviera en la vida. Muchas veces comentamos esto entre la raza de la chamba y, durante nuestras visitas al Oxxo, planeábamos invitarle el refresco para que ya no anduviera cargando la botella todos los días, pero Martín siempre se negaba con mucha dignidad. Nunca nos lo aceptó.
Martín Zamora tenía como 36 años de edad, era operador de cabina en la estación de radio donde trabajé a regañadientes todo un verano por órdenes de mi padre, a quien no le gustaba “que me quedara de huevón durante las vacaciones”. Martín vivía con su madre: una mujer de edad avanzada -“pero bien sana”, nos presumía cada que hablaba de ella- que se levantaba a las cinco de la madrugada los 365 días del año para prepararle el desayuno y el lonche al menor de sus hijos. Era curioso, pero de su padre nunca hablaba; ignoro si murió o nunca tuvo. Tampoco hablaba de mujeres, como los demás operadores, que siempre platicaban de congales y putas.
Debo aceptar que Martín era el más trabajador de todos los que laborábamos en el tercer piso de la estación de radio porque a él sí le gustaba su trabajo; muchas veces nos lo dijo entusiasmado. Se sentía feo saber que una persona tan enamorada de lo que hacía ganara una mierda de salario. Una vez vi su cheque de reojo, un día quince que fuimos a cobrar. Martín ganaba una mierda como todos los operadores de cabina, pues son lo más bajo del organigrama de las radiodifusoras; sólo están por encima del personal de intendencia, que ganan menos que eso. A mí no me importaba si yo ganaba una mierda, pues mi trabajo no me gustaba; pero Martín…
Recuerdo que una vez alguien movió de lugar la maleta de Martín y el mentado envase cayó al piso haciéndose añicos. Martín volteó sobresaltado y miro al suelo con tristeza. Balbuceó algo así como “chin… ya descompleté la caja de Cocas de la casa…”, pero dijo que no había problema y hasta limpió el desastre que hizo el culpable.
A mis 18 años no podía ver el verdadero valor de las cosas, lo mucho que cuesta para algunos lo que no vale nada para otros. No comprendía el significado vital de ahorrar dos o tres pesos diarios no comprando un refresco enlatado. Tampoco podía creer que un “señor” de 36 años no estuviera casado, viviera aún con su madre y fuera feliz en un trabajo de mierda.
Varias veces, saliendo del trabajo, subía con Martín al mismo camión que nos llevaba al centro de la ciudad. Hacíamos una última parada obligada en el Oxxo de la esquina, donde Martín compraba su Coca en envase de vidrio y yo en lata de aluminio. Durante el trayecto Martín me platicaba sus sueños y se bebía su refresco. Quería comprar un teléfono celular y regalarle otro a su madre. También quería arreglar las jaulas de las gallinas que tenían en el patio porque los gatos se las habían destrozado y matado algunas aves. Cuando supo que mi padre era veterinario me pidió que le preguntara por un veneno para matar gatos. Nunca le pregunté eso a mi padre, y me sentí muy culpable cuando Martín me platicó que los gatos se habían comido a la última gallina que les quedaba en el patio.
A mis 18 años no podía creer que alguien tuviera jaulas con gallinas en su patio para comerse los huevos y hacerlas en caldo en ocasiones especiales, como por ejemplo, en su cumpleaños. No podía creer que un par de gatos callejeros pudieran ser el enemigo público número uno de los que sólo tienen gallinas para comer. A los 18 años el león cree que todos son de su condición.
Llegando al centro Martín se despedía con un "hasta mañana, morro", tomaba una ruta de camión que hacía una hora y media de camino hasta su colonia y lo dejaba a 15 cuadras de su casa. Yo tomaba un taxi, algo que Martín consideraba un súper lujo, como los refrescos enlatados.
viernes, noviembre 09, 2007
Nombres para mascotas
Como hijo de buen veterinario, es lógico que yo tenga todas mis vacunas en orden, esté desparasitado y tenga mi corte de raza con la cola esponjada y... digo... ejem... cof cof... perdón…
Como hijo de buen veterinario, a lo largo de los años he sido testigo de los nombres más ridículos y mamilas que a una mascota se le pueden poner.
Empecemos con los cabrones que se les cierra el mundo y le ponen a sus perros:
Rocky, Rambo, Daisy, Lady, Princes o Linda.
Ah, pero también están todas las variaciones de estos nombres femeninos, tales como: Lynda, Leydy, Deysy, Princcess y demás sofisticaciones naquísimas. Esto, en años perro, es el equivalente a ponerle Jocelyn Lizzeth a una hija o Kevin de Jesús a un hijo. No lo hagan, por favor: no críen hijos o mascotas traumadas.
Por lo general los dueños de las mascotas creen que los Boxers, Pastores Alemanes, Doberman y Rottweiler deben que tener nombres de “tipos duros” como el tal “Rambo” y el tal “Rocky”, y también les ponen nombres como Killer, Zeuz, Ares, Monster o Tony Montana; pero eso es de nacos, amiguitos. Estos dueños son los mismos que llegan en "su troca" al negocio y piensan que a las French Poodle y Cocker Spaniel se les debe poner nombres dulces como los mencionados anteriormente con muchas "i griegas".
Tampoco faltan los mamones que le ponen a sus perros nombres, ¿cómo decirlo?... pues sí, nombres mamones. Como por ejemplo: Toulouse, Siqueiros, Tolstoi, Stalin, Kafka, Nietzsche, Kundera, Beethoven, Mozart, Tarkovski, Tarantino y demás nombres jalados que denoten la carga cultural de su cerebro y sus gustos musicales, de cine o literarios. Si son gatos los que llevan estos nombres, pues qué mejor, pues los gatos son la mascota oficial de los culturosos, artistas y de más entes solitarios e incomprendidos por la sociedad. El gato es el amigo del culturoso. Punto.
Otros güeyes están peor que los anteriores. Estos güeyes como que nomás le echan un ojo a la cantina de la casa del suegro y de ahí agarran el nombre para el pinche perro que le regalarán a la novia. Por ejemplo: Whisky, Vodka, Midori, Tequila, Brandy, Baileys, Jaibol, Cuba... ¡Dios mío! Si quieren ya de una vez póngales "Rompope", "Cruda", "No Vuelvo a Tomar", "Viejo Vergel con Pepsi", "Ginebra con Fanta de Naranja", "Sex on the Beach", "Medias de Seda" o demás chingaderas.
Otros -¡ay, cositas!- le ponen el nombre al animal de acuerdo a su aspecto físico. Si el perro es negro, pues le ponemos Negro; si el gato es blanco, pues le ponemos Leche; si el perro es un Chihuahueño, pues lo ponemos Enano; si tiene una mancha en el ojo, le ponemos Pirata. Cosita yu yu…
Y por último, los más, más, más mamones del mundo, son los clientes ricachones que le ponen nombres de humano a sus perros. Por ejemplo: Maximiliano, Federico, Ximena, Ramón, Plácido o Frida; pero “Frida” es el más mamón de todos los nombres porque abarca un chingo de categorías. Veamos: aplica en el de los nombres culturosos, en el de los gustos "sofisticados", en el de que es hembra y en el de nombres de persona física humanas. Por lo tanto: si tienes una perra o una gata que se llama Frida, huye de este blog porque está prohibido para ti y vas instantáneamente a chingar a veinte.
Dios los bendiga y proteja de que sus mascotas no tomen conciencia un día y se venguen de tan crueles nombres. Espero no suceda como en el libro de George Orwell, Rebelión en la Granja, que de seguro ni han leído, bola de hue...
Buen fin de semana.
Como hijo de buen veterinario, a lo largo de los años he sido testigo de los nombres más ridículos y mamilas que a una mascota se le pueden poner.
Empecemos con los cabrones que se les cierra el mundo y le ponen a sus perros:
Rocky, Rambo, Daisy, Lady, Princes o Linda.
Ah, pero también están todas las variaciones de estos nombres femeninos, tales como: Lynda, Leydy, Deysy, Princcess y demás sofisticaciones naquísimas. Esto, en años perro, es el equivalente a ponerle Jocelyn Lizzeth a una hija o Kevin de Jesús a un hijo. No lo hagan, por favor: no críen hijos o mascotas traumadas.
Por lo general los dueños de las mascotas creen que los Boxers, Pastores Alemanes, Doberman y Rottweiler deben que tener nombres de “tipos duros” como el tal “Rambo” y el tal “Rocky”, y también les ponen nombres como Killer, Zeuz, Ares, Monster o Tony Montana; pero eso es de nacos, amiguitos. Estos dueños son los mismos que llegan en "su troca" al negocio y piensan que a las French Poodle y Cocker Spaniel se les debe poner nombres dulces como los mencionados anteriormente con muchas "i griegas".
Tampoco faltan los mamones que le ponen a sus perros nombres, ¿cómo decirlo?... pues sí, nombres mamones. Como por ejemplo: Toulouse, Siqueiros, Tolstoi, Stalin, Kafka, Nietzsche, Kundera, Beethoven, Mozart, Tarkovski, Tarantino y demás nombres jalados que denoten la carga cultural de su cerebro y sus gustos musicales, de cine o literarios. Si son gatos los que llevan estos nombres, pues qué mejor, pues los gatos son la mascota oficial de los culturosos, artistas y de más entes solitarios e incomprendidos por la sociedad. El gato es el amigo del culturoso. Punto.
Otros güeyes están peor que los anteriores. Estos güeyes como que nomás le echan un ojo a la cantina de la casa del suegro y de ahí agarran el nombre para el pinche perro que le regalarán a la novia. Por ejemplo: Whisky, Vodka, Midori, Tequila, Brandy, Baileys, Jaibol, Cuba... ¡Dios mío! Si quieren ya de una vez póngales "Rompope", "Cruda", "No Vuelvo a Tomar", "Viejo Vergel con Pepsi", "Ginebra con Fanta de Naranja", "Sex on the Beach", "Medias de Seda" o demás chingaderas.
Otros -¡ay, cositas!- le ponen el nombre al animal de acuerdo a su aspecto físico. Si el perro es negro, pues le ponemos Negro; si el gato es blanco, pues le ponemos Leche; si el perro es un Chihuahueño, pues lo ponemos Enano; si tiene una mancha en el ojo, le ponemos Pirata. Cosita yu yu…
Y por último, los más, más, más mamones del mundo, son los clientes ricachones que le ponen nombres de humano a sus perros. Por ejemplo: Maximiliano, Federico, Ximena, Ramón, Plácido o Frida; pero “Frida” es el más mamón de todos los nombres porque abarca un chingo de categorías. Veamos: aplica en el de los nombres culturosos, en el de los gustos "sofisticados", en el de que es hembra y en el de nombres de persona física humanas. Por lo tanto: si tienes una perra o una gata que se llama Frida, huye de este blog porque está prohibido para ti y vas instantáneamente a chingar a veinte.
Dios los bendiga y proteja de que sus mascotas no tomen conciencia un día y se venguen de tan crueles nombres. Espero no suceda como en el libro de George Orwell, Rebelión en la Granja, que de seguro ni han leído, bola de hue...
Buen fin de semana.
miércoles, noviembre 07, 2007
Cuando el otoño se disipa...
El otoño que se despide me ha dejado una carraspera y obligado a cerrar las ventanas del departamento para no volverlas a abrir hasta primavera. Nadie me reconoce la voz cuando contesto el teléfono, todos creen que estoy muy grave, todos se sienten doctores y aseguran que sus medicinas, pastillitas y cucharadas de miel con limón son el mejor remedio para mejorar mi salud. A mí así me gusta, pues combina con el sonido de las hojas que arrastra el aire por el pavimento.
Abrí los cajones con suéteres bien doblados y bajé un cobertor del clóset. He vuelto a conectar el calentador del tanque de los peces, aunque ya no es tan agradable mirarlos por las noches desde el sillón de la sala porque está inundada de frío: la punta del iceberg de lo que nos espera en diciembre. El frío está por todas partes, también en el baño donde, por las mañanas, pongo un pequeño calentador de aceite las pocas veces que me dan ganas de bañarme con este tiempo. Mi habitación permanece nublada todo el día. Durante estas fechas mi casa oscurece a las 6 de la tarde. Afuera los colores son estáticos y aburridos. Los días entre semana parecen todos domingo, pero con tráfico y gente loca que nunca tiene tiempo, pero siempre tiene cosas qué hacer para tener más cosas de las que necesita.
Si del balcón pudiera ver una playa y no mares de incertidumbre, caos y corrupción, no me quejaría tanto. Si mi ronquera no se pareciera al rugido de los camiones urbanos o al sonido que emite la escoba cuando la casera barre la banqueta de enfrente, podría ser más feliz. Si esta voz flemosa se pareciera más al ronco lenguaje de un mar en libertad -no encerrado en las cuatro paredes de un televisor polvoso- o al de un trueno que pega cerca, tal vez así no tendría ninguna queja de esta frágil llovizna que no termina y hace más largos los días…
El otoño en la ciudad se despide de maneras algo crueles. Simple mimetismo, creo yo.
Abrí los cajones con suéteres bien doblados y bajé un cobertor del clóset. He vuelto a conectar el calentador del tanque de los peces, aunque ya no es tan agradable mirarlos por las noches desde el sillón de la sala porque está inundada de frío: la punta del iceberg de lo que nos espera en diciembre. El frío está por todas partes, también en el baño donde, por las mañanas, pongo un pequeño calentador de aceite las pocas veces que me dan ganas de bañarme con este tiempo. Mi habitación permanece nublada todo el día. Durante estas fechas mi casa oscurece a las 6 de la tarde. Afuera los colores son estáticos y aburridos. Los días entre semana parecen todos domingo, pero con tráfico y gente loca que nunca tiene tiempo, pero siempre tiene cosas qué hacer para tener más cosas de las que necesita.
Si del balcón pudiera ver una playa y no mares de incertidumbre, caos y corrupción, no me quejaría tanto. Si mi ronquera no se pareciera al rugido de los camiones urbanos o al sonido que emite la escoba cuando la casera barre la banqueta de enfrente, podría ser más feliz. Si esta voz flemosa se pareciera más al ronco lenguaje de un mar en libertad -no encerrado en las cuatro paredes de un televisor polvoso- o al de un trueno que pega cerca, tal vez así no tendría ninguna queja de esta frágil llovizna que no termina y hace más largos los días…
El otoño en la ciudad se despide de maneras algo crueles. Simple mimetismo, creo yo.
martes, noviembre 06, 2007
Algunas dudas del martes...
¿Dónde está el "Presidente Legítimo" ahorita que tanto se le necesita en su estado natal?
¿Dónde está el otro candidato bigotón que fue gobernador de Tabasco y dice ser un hombre recto -a pesar de tomar atajos en los maratones- y amar a la tierra que lo vio nacer?
¿Dónde está el papá de los niños Peña Coss asesinados -supuestamente- por Diego Santoy? ¿Por qué nunca ha dado la cara? ¿Por qué el único que ha declarado es el padrastro? ¿Será tan poderoso y conocido como dicen que es que no puede tomar el riesgo de quemarse en sociedad, o simplemente le vale madre?
¿Por qué Patrick Swayze y Kurt Russell se parecen tanto?
Por hoy, me retiro...
¿Dónde está el otro candidato bigotón que fue gobernador de Tabasco y dice ser un hombre recto -a pesar de tomar atajos en los maratones- y amar a la tierra que lo vio nacer?
¿Dónde está el papá de los niños Peña Coss asesinados -supuestamente- por Diego Santoy? ¿Por qué nunca ha dado la cara? ¿Por qué el único que ha declarado es el padrastro? ¿Será tan poderoso y conocido como dicen que es que no puede tomar el riesgo de quemarse en sociedad, o simplemente le vale madre?
¿Por qué Patrick Swayze y Kurt Russell se parecen tanto?
Por hoy, me retiro...
Sueños nada dulces
Hace un par de meses que a mis sueños les pongo más atención que antes. De hecho, ahora los apunto en una libreta y luego los paso al Word. Eso sí: siempre les pongo la fecha, pues me han estado sucediendo cosas algo curiosas. No sé si premoniciones, pero algo por el estilo; por eso los apunto luego luego al despertarme, porque hablar de esto es tema de chiflados, charlatanes y Walters Mercados y luego piensan que uno alucina o está igual de orate que esos güeyes esotéricos. No sé si alguna vez les haya pasado a ustedes lo que a continuación platicaré. El pedo es que esto que escribo nada más lo sabe una persona: la única persona que no creería que estoy loco o que soy un mentiroso y que conoce mis cosas más personales; entonces, lo dejo a su consideración, queridos lectores. Cuando suceda algo interesante que pueda probar, entonces les avisaré y les mostraré las pruebas.
Todo empezó la vez que soñé a un tío que casi ni veo. Fue por ahí de agosto. Me llamó la atención que lo soñara a él, pues, por lo general, sueño a gente que frecuento o veo seguido.
Soñé que estábamos en su funeral y que yo le insistía a mi familia que mi tío estaba dormido porque -según yo- lo había escuchado roncar cuando me acerqué al cajón de madera; cosa que nadie me creía y se reían cuando les decía que roncaba bien fuerte. Total que, ante mi insistencia, su familia se acerca al féretro y mi tía -la esposa del difunto- lo empieza a mover del hombro, tratándolo de despertar diciendo su nombre. En eso, que mi tío se voltea y abraza el ataúd como si fuera una almohada, sacando una pata por un lado y diciendo encabronado que lo dejaran dormir a gusto. En eso todos gritaron en el sueño y yo me desperté.
Una o dos semanas después del sueño fui a visitar a mis padres y, mientras leía el periódico, mi padre me dice riendo: "Nombre, mijo: ¿no te dijo tu mamá el pedote que nos sacamos porque creímos que tu tío Beto se había muerto?". Ah, cabrón... me quedé helado y los huevos se me fueron a las patas cuando escuché el nombre de mi tío el que había soñado muerto y revivía. "¿Por qué?... ¿qué pasó?", le pregunté. "Es que en el periódico de ayer -o antier, no me acuerdo- salieron unas felicitaciones por un reconocimiento que le acaba de dar la UANL a tu tío, y tu mamá pensó que eran esquelas, jaja… ya andaba haciendo llamadas alarmando gente, jajaja".
Busqué el periódico de días atrás que siempre guarda mi madre en el closet de la lavandería porque lo utilizan para las jaulas de los perros en la clínica veterinaria. Lo encontré y, en efecto, vi la cantidad de "esquelas" dedicadas a mi tío.
Confieso que el espinazo se me erizó y se me sigue erizando cada que recuerdo o escribo esto. Me arrepiento de no haber dicho nada en el momento porque como que todos en mi casa andaban en su pedo o distraídos con otras cosas, por lo que pensé que nadie me creería. Además, como que entré en shock cuando el sueño vino como flashback a mi mente.
Unos días después soñé a un compa de la infancia que era karateca y que también tenía mucho de no ver. Soñé que se peleaba a golpes en las escaleras eléctricas de la tienda Liverpool con mi compa de la universidad: el gorroso que se la pasa en rehabilitación y llamándome en las mañanas para preguntarme pendejadas. Total que en mi sueño mi compa el gorroso le da un chingazo en la cara a mi compa el que era karateca, lo manda de nalgas hasta el suelo y mi compa el karate kid se levanta lleno de sangre de la nariz y de la boca, diciendo que ahí moría la pelea. En eso me desperté.
Total que a la semana me topo a mi compa el karateca en una carne asada de la racilla del barrio, que teníamos ya algunos meses sin juntarnos, y me platica que sigue trabajando en Cemex, que todavía no tiene hijos, que se acaba de comprar una moto y que se metió a clases de box. Cuando se despidió, por ahí de las 11, todos alegamos y le dijimos que no se fuera, que no fuera joto y se quedara. Su respuesta fue que tenía que levantarse más temprano de lo habitual al día siguiente porque iría a checarse la nariz con un primo doctor, porque su maestro de la clase de box le había puesto un chingazo que lo mandó de nalgas al suelo en un combate de prueba.
Ah, chinga… la neta que me asusté. El sueño se recreó en mi mente y tampoco dije nada. Es el pedo de estas cosas: nadie las cree si no le suceden a uno.
Esa noche, de regreso a casa, sentí como si alguien estuviera vigilándome. Ni en mi coche me sentía seguro. El vello de la espalda se me crispaba. Sentía que si volteaba por el retrovisor alguien estaría viéndome desde el asiento trasero; que alguien iba conmigo en el coche para entrar a mi departamento, mirarme dormir en las noches y soplarme las pistas de los acontecimientos que sucederían días después.
Empecé a sentir algo de miedo antes de dormir. Ahora duermo menos. Me levanto más temprano de lo habitual y me duermo más tarde de lo que acostumbraba. De repente me da algo así como que una locura y pánico que nubla la razón y madurez de un hombre de 31 años. Pero pienso que son simples coincidencias y me tranquilizo. A veces me pongo a recordar si esto ya antes me había pasado o lo que pasaba es que no era tan atento con lo que soñaba y ni cuenta me daba si sucedían las cosas o no.
Lo que ahora me preocupa es que anoche soñé que estaba en la cárcel. Que la cárcel estaba en uno de los salones de la esuela primaria donde estudié y me metían con una mujer que no logro identificar quién es. Estábamos los dos en la celda y en eso llegaba el director del Montessori y nos decía: "Ustedes son los que salieron más altos en todos los exámenes... pero qué lástima que estén aquí y aquí se vayan a quedar por un buen tiempo...". El director –Francisco, se llamaba- se iba y ahí nos dejaba. Yo lograba salir de la celda a punta de chingazos y patadas y gritos en los barrotes, que me dejan las piernas y los brazos molidos, casi fracturados, y sólo me podía arrastrar por el suelo para escapar de ahí. De pronto, alguien me tomaba de un pie y me jalaba de nuevo a la celda y me envolvía una desesperación tremenda. En eso me desperté.
Me intriga lo que pueda significar este sueño. Por eso ahora escribo todos los sueños que me intrigan; porque sin pruebas, suenan a palabras de loco.
Todo empezó la vez que soñé a un tío que casi ni veo. Fue por ahí de agosto. Me llamó la atención que lo soñara a él, pues, por lo general, sueño a gente que frecuento o veo seguido.
Soñé que estábamos en su funeral y que yo le insistía a mi familia que mi tío estaba dormido porque -según yo- lo había escuchado roncar cuando me acerqué al cajón de madera; cosa que nadie me creía y se reían cuando les decía que roncaba bien fuerte. Total que, ante mi insistencia, su familia se acerca al féretro y mi tía -la esposa del difunto- lo empieza a mover del hombro, tratándolo de despertar diciendo su nombre. En eso, que mi tío se voltea y abraza el ataúd como si fuera una almohada, sacando una pata por un lado y diciendo encabronado que lo dejaran dormir a gusto. En eso todos gritaron en el sueño y yo me desperté.
Una o dos semanas después del sueño fui a visitar a mis padres y, mientras leía el periódico, mi padre me dice riendo: "Nombre, mijo: ¿no te dijo tu mamá el pedote que nos sacamos porque creímos que tu tío Beto se había muerto?". Ah, cabrón... me quedé helado y los huevos se me fueron a las patas cuando escuché el nombre de mi tío el que había soñado muerto y revivía. "¿Por qué?... ¿qué pasó?", le pregunté. "Es que en el periódico de ayer -o antier, no me acuerdo- salieron unas felicitaciones por un reconocimiento que le acaba de dar la UANL a tu tío, y tu mamá pensó que eran esquelas, jaja… ya andaba haciendo llamadas alarmando gente, jajaja".
Busqué el periódico de días atrás que siempre guarda mi madre en el closet de la lavandería porque lo utilizan para las jaulas de los perros en la clínica veterinaria. Lo encontré y, en efecto, vi la cantidad de "esquelas" dedicadas a mi tío.
Confieso que el espinazo se me erizó y se me sigue erizando cada que recuerdo o escribo esto. Me arrepiento de no haber dicho nada en el momento porque como que todos en mi casa andaban en su pedo o distraídos con otras cosas, por lo que pensé que nadie me creería. Además, como que entré en shock cuando el sueño vino como flashback a mi mente.
Unos días después soñé a un compa de la infancia que era karateca y que también tenía mucho de no ver. Soñé que se peleaba a golpes en las escaleras eléctricas de la tienda Liverpool con mi compa de la universidad: el gorroso que se la pasa en rehabilitación y llamándome en las mañanas para preguntarme pendejadas. Total que en mi sueño mi compa el gorroso le da un chingazo en la cara a mi compa el que era karateca, lo manda de nalgas hasta el suelo y mi compa el karate kid se levanta lleno de sangre de la nariz y de la boca, diciendo que ahí moría la pelea. En eso me desperté.
Total que a la semana me topo a mi compa el karateca en una carne asada de la racilla del barrio, que teníamos ya algunos meses sin juntarnos, y me platica que sigue trabajando en Cemex, que todavía no tiene hijos, que se acaba de comprar una moto y que se metió a clases de box. Cuando se despidió, por ahí de las 11, todos alegamos y le dijimos que no se fuera, que no fuera joto y se quedara. Su respuesta fue que tenía que levantarse más temprano de lo habitual al día siguiente porque iría a checarse la nariz con un primo doctor, porque su maestro de la clase de box le había puesto un chingazo que lo mandó de nalgas al suelo en un combate de prueba.
Ah, chinga… la neta que me asusté. El sueño se recreó en mi mente y tampoco dije nada. Es el pedo de estas cosas: nadie las cree si no le suceden a uno.
Esa noche, de regreso a casa, sentí como si alguien estuviera vigilándome. Ni en mi coche me sentía seguro. El vello de la espalda se me crispaba. Sentía que si volteaba por el retrovisor alguien estaría viéndome desde el asiento trasero; que alguien iba conmigo en el coche para entrar a mi departamento, mirarme dormir en las noches y soplarme las pistas de los acontecimientos que sucederían días después.
Empecé a sentir algo de miedo antes de dormir. Ahora duermo menos. Me levanto más temprano de lo habitual y me duermo más tarde de lo que acostumbraba. De repente me da algo así como que una locura y pánico que nubla la razón y madurez de un hombre de 31 años. Pero pienso que son simples coincidencias y me tranquilizo. A veces me pongo a recordar si esto ya antes me había pasado o lo que pasaba es que no era tan atento con lo que soñaba y ni cuenta me daba si sucedían las cosas o no.
Lo que ahora me preocupa es que anoche soñé que estaba en la cárcel. Que la cárcel estaba en uno de los salones de la esuela primaria donde estudié y me metían con una mujer que no logro identificar quién es. Estábamos los dos en la celda y en eso llegaba el director del Montessori y nos decía: "Ustedes son los que salieron más altos en todos los exámenes... pero qué lástima que estén aquí y aquí se vayan a quedar por un buen tiempo...". El director –Francisco, se llamaba- se iba y ahí nos dejaba. Yo lograba salir de la celda a punta de chingazos y patadas y gritos en los barrotes, que me dejan las piernas y los brazos molidos, casi fracturados, y sólo me podía arrastrar por el suelo para escapar de ahí. De pronto, alguien me tomaba de un pie y me jalaba de nuevo a la celda y me envolvía una desesperación tremenda. En eso me desperté.
Me intriga lo que pueda significar este sueño. Por eso ahora escribo todos los sueños que me intrigan; porque sin pruebas, suenan a palabras de loco.
domingo, noviembre 04, 2007
Mis huevillos
Caminando un par de cuadras hacia el poniente de donde vivo hay una tienda de abarrotes; pero no es una tienda cualquiera (insertar rolita de película dihorror aquí). Di con ella una vez que quería cambiar por más cerveza las chingaderitas azules que traen arriba las Tecate Light y que se jalan para abrirlas: "Pssssst... glug, glug, glug... Aaaahhh...".
En ese entonces había una promoción: ocho arillos de esos equivalían a "un" Tecate gratis (me molesta la gente que insiste en masculinizar a la cerveza: ¿acaso no le ven el agujerito?). Bueno, el caso es que por hueva de no pedirle a mis guaruras la flamante y nada naca limusina Escalade que poseo para ir al OXXO de la esquina, decidí darme un baño de pueblo por mi barrio y caminar por entre sus pintorescas callejuelas.
Y ahí iba yo, cargando una bolsa del OXXO con sesenta y tantos arillos canjeables; fue entonces que descubrí el tendajo misterioso. Con "misterioso" me refiero a que no vende lo que vendería una tiendita normal: Doritos, Gansitos, Canelitas, La Torta del Chavo del 8 (ahora tan de moda), Mayonesa Hellmans, verduritas enlatadas y demás mugrero que nomás afloja el estómago y nos hace cagar de color anaranjado.
Los dueños de este negocio sin nombre están bien raros. Venden bolsitas de plástico con shampoo de varios colores a 3 pesos, bolillo suave, ginger ale, bolsitas de papel con garbanzos asados y enchilados, chayote, grajea a granel, estropajo y mi producto predilecto, el cuál, revelaré al final.
Con decirles que la señora ya me confesó que soy el único cliente que compra las chingaderas que compra y que nomás por mí las sigue vendiendo. Ya es como una madre para mí, snif. Está bien contenta porque ya no se le quedan sus productos bizarros. Dice que pensaba dejar de adquirirlos por el escaso éxito que tenían... hasta que llegué yo.
Quiero pensar que mi paladar es tan sofisticado que las cosas que me gustan no se encuentran en cualquier parte, nomás en tienditas misteriosas. He aquí un ejemplo de mis compras y el secreto de mi virilidad revelado:
Cabe mencionar que sí venden los productos que uno menos espera, pero que no me canjearon los arillos de Tecate Light por más cerveza y tuve que ir al OXXO.
En ese entonces había una promoción: ocho arillos de esos equivalían a "un" Tecate gratis (me molesta la gente que insiste en masculinizar a la cerveza: ¿acaso no le ven el agujerito?). Bueno, el caso es que por hueva de no pedirle a mis guaruras la flamante y nada naca limusina Escalade que poseo para ir al OXXO de la esquina, decidí darme un baño de pueblo por mi barrio y caminar por entre sus pintorescas callejuelas.
Y ahí iba yo, cargando una bolsa del OXXO con sesenta y tantos arillos canjeables; fue entonces que descubrí el tendajo misterioso. Con "misterioso" me refiero a que no vende lo que vendería una tiendita normal: Doritos, Gansitos, Canelitas, La Torta del Chavo del 8 (ahora tan de moda), Mayonesa Hellmans, verduritas enlatadas y demás mugrero que nomás afloja el estómago y nos hace cagar de color anaranjado.
Los dueños de este negocio sin nombre están bien raros. Venden bolsitas de plástico con shampoo de varios colores a 3 pesos, bolillo suave, ginger ale, bolsitas de papel con garbanzos asados y enchilados, chayote, grajea a granel, estropajo y mi producto predilecto, el cuál, revelaré al final.
Con decirles que la señora ya me confesó que soy el único cliente que compra las chingaderas que compra y que nomás por mí las sigue vendiendo. Ya es como una madre para mí, snif. Está bien contenta porque ya no se le quedan sus productos bizarros. Dice que pensaba dejar de adquirirlos por el escaso éxito que tenían... hasta que llegué yo.
Quiero pensar que mi paladar es tan sofisticado que las cosas que me gustan no se encuentran en cualquier parte, nomás en tienditas misteriosas. He aquí un ejemplo de mis compras y el secreto de mi virilidad revelado:
Cabe mencionar que sí venden los productos que uno menos espera, pero que no me canjearon los arillos de Tecate Light por más cerveza y tuve que ir al OXXO.
viernes, noviembre 02, 2007
Nada qué ver en tv de paga...
Qué horror el Discovery Channel y sus absurdos programas de ciencia y tecnología. Puras mentiras que transmiten. ¿Llamar "desastres naturales", "tormentas" y demás incoherencias a la Furia del Señor? Jaja, no me hagan reír. Qué depravación la del National Geographic y sus programas de animales y plantas que apoyan las teorías Darwinistas y esas locuras que niegan el paraíso en el que viviríamos si Adán y Eva no hubieran comido el fruto prohibido. Pena deberían sentir los productores del People & Arts por pasar a las 8 de la noche -hora de ir a misa- programas interpretados por jóvenes descarriados que se pintan su cuerpo -el templo de Jesucristo- con dragones y signos paganos y aberraciones por el estilo. Vergüenza debería de darles al MTV y al VH1 por pasar a todas horas esos videos con jovencitas moviendo las caderas y que sólo incitan a la masturbación y a una vida de perdición con camino sin retorno al infierno; canales televisivos donde se la pasan hablando de drogas, sexo con condón y damitas que se tiñen los cabellos de rubio y no usan calzones cuando se bajan de su carro. De igual forma me refiero a toda esa programación del E Entertainment Televisón, donde sale pura gente abusando de su desnudez, embriagándose y actuando como orangutanes en celo en playas donde nuestro señor Jesús caminó sobre el agua.
¡Qué horror! Y qué decir de las "comedias" yankis del Sony, del Warner y del Fox: la mayoría son historias de divorciados, de adolescentes que quieren perder su virginidad -¡jesús, maría y josé!-, de madres solteras, familias disfuncionales o de jóvenes treintones que no están casados y tienen sexo con su concubina/novia y beben café todo el día, que es un producto del mismísmo Satánas, o ¿por qué creen que el brevaje ese es tan caliente? Pues porque el Demonio lo cosecha en el infierno, porque el Diablo es muy astuto y seduce a los jóvenes ingenuos como tú.
Yo por eso veo MaríaVisión. Es la pura crema de la televisión moderna.
¡Qué horror! Y qué decir de las "comedias" yankis del Sony, del Warner y del Fox: la mayoría son historias de divorciados, de adolescentes que quieren perder su virginidad -¡jesús, maría y josé!-, de madres solteras, familias disfuncionales o de jóvenes treintones que no están casados y tienen sexo con su concubina/novia y beben café todo el día, que es un producto del mismísmo Satánas, o ¿por qué creen que el brevaje ese es tan caliente? Pues porque el Demonio lo cosecha en el infierno, porque el Diablo es muy astuto y seduce a los jóvenes ingenuos como tú.
Yo por eso veo MaríaVisión. Es la pura crema de la televisión moderna.
jueves, octubre 25, 2007
Despiértenme cuando termine octubre...
El día que nací mi padre tuvo dos razones para llorar, o al menos eso creo. Por un lado, había nacido su primer hijo varón después de dos abortos que tuvo mi madre a consecuencia de un tumor en una de las paredes de su matriz. Por el otro, ese mismo día se cumplía el primer año del fallecimiento de su papá, mi abuelo: abuelo al que conozco sólo por pláticas y algunas fotos desgastadas en blanco y negro donde aparece con bastón y la boca chueca debido a un tumor cerebral que lo encorvó e inutilizó estando aún joven. Era un hombre alto y calvo, del tipo de Pedro Armendáriz papá. Lo de alto y calvo sí se lo heredé.
Todas esas tías que uno no conoce, tienen nombre como “Socorrito” o “Gudelia”, están ya muy viejitas y viven en otras partes del país siempre me dicen que soy el vivo retrato de mi abuelo, mientras me agarran y apachurran los cachetes con sus manos frías, esqueléticas y temblorosas. Ellas no me dice Guffo, ni Tavito, ni Pilo, como acostumbra decirme la familia, ellas me dicen Taviche, como supongo le decían a mi abuelo.
Recuerdo que una vez entré sin avisar al pequeño estudio que tenía mi padre, donde a veces se encerraba a tocar órgano, escuchar música o leer; el mismo lugar donde tenía guardada su colección de MAD y Playboy que compró de chamaco y descubrí años después. Lo encontré sentado en la mecedora, con un vaso de vino y lágrimas en los ojos rojos. Me asusté mucho. Tendría yo unos 7 años. Me explicó por qué lloraba; esa frustración e impotencia que sentía –y que sólo siendo padre lo podría comprender- de que mi abuelo no me hubiera conocido. Me habló de todos esos gustos y aficiones que a su padre le hubiera gustado dedicarse y no pudo, gustos y aficiones que desde muy niño a mí también me interesaron sin saber que eran del agrado de mi abuelo. Había algo de magia y coincidencia en ello. Creo que en eso entró mi hermana y también se asustó mucho y se puso a llorar. Se escuchaba de fondo la canción de “viejo mi querido viejo, ahora ya camina lerdo, como perdonando el viento…”
Recuerdo que una vez me dijo mi hermana que cada que escuchaba esa canción le daba miedo. Yo reí, pero en el fondo sentía lo mismo.
Desde ese incidente nunca más volví a ver a los adultos igual. Esa noche me di cuenta que los papás eran vulnerables y que era pura mentira esa perfección y fortaleza que intentaban aparentar con nosotros. Entendí que los adultos no tenían las respuestas correctas, ni las soluciones a los problemas y, sobretodo, que van aprendiendo en el andar pero no nos lo dicen para darnos seguridad. Que no dejan de ser niños indefensos que chillan pos su papi y mami, pero se ponen corazas que los vuelven rígidos ante un mundo inflexible que así lo exige.
Digo esto porque ahora, como el adulto de 31 años que soy, así me siento. Sigo siendo el niño aquel que le cagaba el mes de octubre a pesar de ser el mes en que cumplo años. Porque era el mes que sabía que vería llorar a mi padre con un vaso de vino y la tétrica canción esa de fondo. Soy ese niño que lo ponía de nervios que alguien del salón se enterara que ese día era su cumpleaños, le chismeara a la maestra y ésta optara por comprar un pastel, cantarme las mañanitas en coro con mis compañeritos y hacerme la típica "¡mordida, mordida!". Si nadie se enteraba, me libraba de las mañanitas y la embarrada de betún, salía victorioso de colegio y octubre se transformaba en el mejor de todos los meses.
Soy ese niño que sigue disfrutando la brisa del otoño que huele a invierno cuando golpea en el rostro, el niño que deja al viento frío arrancar las oxidadas corazas que el adulto se ha ido poniendo con los años y la experiencia, escudos que caen y se pudren como las hojas desteñidas de los árboles que buscan florecer.
Todas esas tías que uno no conoce, tienen nombre como “Socorrito” o “Gudelia”, están ya muy viejitas y viven en otras partes del país siempre me dicen que soy el vivo retrato de mi abuelo, mientras me agarran y apachurran los cachetes con sus manos frías, esqueléticas y temblorosas. Ellas no me dice Guffo, ni Tavito, ni Pilo, como acostumbra decirme la familia, ellas me dicen Taviche, como supongo le decían a mi abuelo.
Recuerdo que una vez entré sin avisar al pequeño estudio que tenía mi padre, donde a veces se encerraba a tocar órgano, escuchar música o leer; el mismo lugar donde tenía guardada su colección de MAD y Playboy que compró de chamaco y descubrí años después. Lo encontré sentado en la mecedora, con un vaso de vino y lágrimas en los ojos rojos. Me asusté mucho. Tendría yo unos 7 años. Me explicó por qué lloraba; esa frustración e impotencia que sentía –y que sólo siendo padre lo podría comprender- de que mi abuelo no me hubiera conocido. Me habló de todos esos gustos y aficiones que a su padre le hubiera gustado dedicarse y no pudo, gustos y aficiones que desde muy niño a mí también me interesaron sin saber que eran del agrado de mi abuelo. Había algo de magia y coincidencia en ello. Creo que en eso entró mi hermana y también se asustó mucho y se puso a llorar. Se escuchaba de fondo la canción de “viejo mi querido viejo, ahora ya camina lerdo, como perdonando el viento…”
Recuerdo que una vez me dijo mi hermana que cada que escuchaba esa canción le daba miedo. Yo reí, pero en el fondo sentía lo mismo.
Desde ese incidente nunca más volví a ver a los adultos igual. Esa noche me di cuenta que los papás eran vulnerables y que era pura mentira esa perfección y fortaleza que intentaban aparentar con nosotros. Entendí que los adultos no tenían las respuestas correctas, ni las soluciones a los problemas y, sobretodo, que van aprendiendo en el andar pero no nos lo dicen para darnos seguridad. Que no dejan de ser niños indefensos que chillan pos su papi y mami, pero se ponen corazas que los vuelven rígidos ante un mundo inflexible que así lo exige.
Digo esto porque ahora, como el adulto de 31 años que soy, así me siento. Sigo siendo el niño aquel que le cagaba el mes de octubre a pesar de ser el mes en que cumplo años. Porque era el mes que sabía que vería llorar a mi padre con un vaso de vino y la tétrica canción esa de fondo. Soy ese niño que lo ponía de nervios que alguien del salón se enterara que ese día era su cumpleaños, le chismeara a la maestra y ésta optara por comprar un pastel, cantarme las mañanitas en coro con mis compañeritos y hacerme la típica "¡mordida, mordida!". Si nadie se enteraba, me libraba de las mañanitas y la embarrada de betún, salía victorioso de colegio y octubre se transformaba en el mejor de todos los meses.
Soy ese niño que sigue disfrutando la brisa del otoño que huele a invierno cuando golpea en el rostro, el niño que deja al viento frío arrancar las oxidadas corazas que el adulto se ha ido poniendo con los años y la experiencia, escudos que caen y se pudren como las hojas desteñidas de los árboles que buscan florecer.
martes, octubre 23, 2007
El elefante alado y la cebra trapecista
Ya hay suscripción por 1 año para ¡#$%&! Comics dentro del país. Chequen cómo adquirir los primeros 12 números aquí.
Los que depositaron para el libro de Chistes Alowey, avísenme si ya les llegó su paquete y si les parece justo el trato.
En otras noticias:
Aquí estoy yo a lado del logo/mascota que hice para Libro Libre, un proyecto chido al que me invitaron a trabajar. Un honor que les haya gustado mi humilde propuesta. El mono menos pelón soy yo:
Por otro lado, Pixeli y Epson sacarán 20 únicas litografías de una de mis pinturas mafufas, firmada y seriada cada una, con certificado de autenticidad y garantía de durabilidad de impresión; por lo tanto, sólo se venderán aquí en Monterrey, para que la entrega sea segura, evitar broncas, dar factura, comprobantes y demás, porque así se manejan estas empresas. La imagen mide 100 cms de alto por 80 cms de ancho, cuesta $1800 pesitos más IVA (en dado caso que necesiten factura), se puede imprimir en canvas (si desean montarlo en un marco de madera) o en papel fotográfico (si desean enmarcarlo en vidrio). Éste es el cuadro, por si no les alcanza para tener un Dalí, pues pueden tener un Guffo en su casa, snif:
Se llama El Elefante Alado y La Cebra Trapecista y lo realicé hace algunos años pero nunca he querido vender el original porque tiene sus historias. Una de tantas es que mi amigo el necio: ese que me habla para preguntarme pendejadas, ese que entra y sale de rehabilitación, acaba de tener un hijo que dice que no es suyo y quiere formar una banda de rock pesado a sus casi 31 años de edad, cree que este cuadro es de su propiedad nada más porque una vez en una peda, para que ya no estuviera chingando que se lo regalara, le dije que era suyo, jojojo... Pensé que se le olvidaría -como se le ha olvidado varias veces pagarme dinero que le presto o las pendejadas que hace en la borrachera-, pero como es un necio, cada que me habla me pregunta por su pintura y tengo que inventarle escusas para no darsela. "Qué onda... ¿y cuándo me vas a dar mi cuadro para colgarlo en mi cuarto?". Chale, y luego para ponerlo en su cuarto: como si fuera un pinche póster más de los que tiene de Morrison, Cobain o Guns and Roses. Creo que mi compa se va a suicidar o -mínimo- caer en otro centro de rehabilitación cuando sepa que no se lo voy a dar nunca, jojojo.
Los que depositaron para el libro de Chistes Alowey, avísenme si ya les llegó su paquete y si les parece justo el trato.
En otras noticias:
Aquí estoy yo a lado del logo/mascota que hice para Libro Libre, un proyecto chido al que me invitaron a trabajar. Un honor que les haya gustado mi humilde propuesta. El mono menos pelón soy yo:
Por otro lado, Pixeli y Epson sacarán 20 únicas litografías de una de mis pinturas mafufas, firmada y seriada cada una, con certificado de autenticidad y garantía de durabilidad de impresión; por lo tanto, sólo se venderán aquí en Monterrey, para que la entrega sea segura, evitar broncas, dar factura, comprobantes y demás, porque así se manejan estas empresas. La imagen mide 100 cms de alto por 80 cms de ancho, cuesta $1800 pesitos más IVA (en dado caso que necesiten factura), se puede imprimir en canvas (si desean montarlo en un marco de madera) o en papel fotográfico (si desean enmarcarlo en vidrio). Éste es el cuadro, por si no les alcanza para tener un Dalí, pues pueden tener un Guffo en su casa, snif:
Se llama El Elefante Alado y La Cebra Trapecista y lo realicé hace algunos años pero nunca he querido vender el original porque tiene sus historias. Una de tantas es que mi amigo el necio: ese que me habla para preguntarme pendejadas, ese que entra y sale de rehabilitación, acaba de tener un hijo que dice que no es suyo y quiere formar una banda de rock pesado a sus casi 31 años de edad, cree que este cuadro es de su propiedad nada más porque una vez en una peda, para que ya no estuviera chingando que se lo regalara, le dije que era suyo, jojojo... Pensé que se le olvidaría -como se le ha olvidado varias veces pagarme dinero que le presto o las pendejadas que hace en la borrachera-, pero como es un necio, cada que me habla me pregunta por su pintura y tengo que inventarle escusas para no darsela. "Qué onda... ¿y cuándo me vas a dar mi cuadro para colgarlo en mi cuarto?". Chale, y luego para ponerlo en su cuarto: como si fuera un pinche póster más de los que tiene de Morrison, Cobain o Guns and Roses. Creo que mi compa se va a suicidar o -mínimo- caer en otro centro de rehabilitación cuando sepa que no se lo voy a dar nunca, jojojo.
lunes, octubre 22, 2007
Varios escritos y tiras cómicas para un apestoso lunes...
El Filósofo de Cantina alguna vez le dijo esta cursilería a la mujer que amaba:
"Leí en una revista que los cosméticos son muy malos para la piel, pues contienen muchas sustancias químicas tóxicas. Por eso, amor, yo estoy seguro que a tu lado moriré envenenado: porque no me canso de comer el labial rojo de tu boca, ni de lamer el perfume de tu cuello y tus hombros, ni de inhalar el polvo rosa de tus mejillas. Al menos ya encontré una razón por la que valga la pena morir... y te la debo a ti..."
Hace poco me escribieron al mail varios... mmm... llamémosles: "adolescentes" -porque sería una pena que tuvieran más de 20 años y escribieran tanta pendejada- reclamándome una de las tantas estupideces que escribí en Big Blogger. Era un post donde me burlaba de las chucherías y novedades tecnológicas y señalaba lo absurdo que me parecía comprar una cosa de esas y a los seis meses tener que comprar el mismo producto pero ahora más nuevo, "con más funciones", más "megapixeles" o "colores más juveniles" nada más porque la publicidad así lo ordena y manda. De "¡Pinche indio jodido, de seguro no tienes dinero para comprar todo eso que criticas!" no me bajaron las criaturitas estas. Traté de explicarles amablemente, como el gentleman que soy, que yo no acostumbro a comprar cosas por estatus o por moda, que todo lo que compro es por necesidad y que un XBOX 360, un iPod, un iPhone o un teléfono celular nuevo con más chingaderitas que el mío -que tiene 5 años de antigüedad- no los considero artículos necesarios. Es más: la señora que hace el aseo en casa de mis padres trae mejor celular que yo y está ahorrando para comprarle un iPod -que yo no tengo- a su chamaco en navidad. Entonces, esos insultos clasisistas y aires de grandeza burguesa como que no aplican en la adquisición de aparatejos modernos. Concluí que si estos fans from hell me escribieron lo que me escribieron y de "pobretón muerto de hambre" no me bajaron, fue porque les cayó el saco y ellos acostumbran comprar por estatus o por moda cualquier mamadita electrónica que les vendan.
Yo paso.
Me cagan las películas con escenas en donde ponen música prendida de fondo y una vieja entra y sale infinidad de veces de un vestidor de una tienda departamental haciendo poses estúpidas con la ropa que se va probando mientras un par de amigas sentadas aprueban o desaprueban sus elecciones y, cuando escoge el vestido correcto, sale del dressing room, se da una vuelta dizque sexy, alza los brazos en señal de triunfo y las amigas aplauden y gritan y se ponen de pie y la abrazan emocionadas. Ches mamadas.
Volviendo al tema de las modas y la tecnología, yo, que soy fan del cine, no tengo ni televisor de mil pulgadas ni home theatre ni esas cosas porque siento que mi televisión y sus bocinas me son suficientes. Eso sí, tengo una colección de casi 200 dvds originales: nunca compro piratas porque se ven de la chingada. Tengo amigos que, ni fans del cine son y tienen sus pinches televisionzotas de chingosmil de pulgadas con pantalla de plasma y sus bocinotas que ni caben en sus casas. Ah, y todo eso lo deben. Y lo peor: cuando ves su "colección" de dvds te das cuenta que está compuesta por "Una Pareja Explosiva" pirata, "Scary Movie 4" pirata, "Spiderman 3" pirata y "Los Simpson" también pirata. Vuelvo a lo mismo: ¿por qué comprar cosas que no necesitan? Tener algo que se asemeja a un cine en tu casa para ver mierda y, aparte, pirata, no mamaaar.
Y ya para terminar, van algunas tiras cómicas de las que hago para las ediciones juveniles del diario de mayor circulación de mi ciudad (¡ahijueshuuu!); esto es a petición de algunos "fans" (uy sí, cuántos fans) que no pueden leer dicho periódico porque no les llega hasta su planeta de origen.
"Leí en una revista que los cosméticos son muy malos para la piel, pues contienen muchas sustancias químicas tóxicas. Por eso, amor, yo estoy seguro que a tu lado moriré envenenado: porque no me canso de comer el labial rojo de tu boca, ni de lamer el perfume de tu cuello y tus hombros, ni de inhalar el polvo rosa de tus mejillas. Al menos ya encontré una razón por la que valga la pena morir... y te la debo a ti..."
Hace poco me escribieron al mail varios... mmm... llamémosles: "adolescentes" -porque sería una pena que tuvieran más de 20 años y escribieran tanta pendejada- reclamándome una de las tantas estupideces que escribí en Big Blogger. Era un post donde me burlaba de las chucherías y novedades tecnológicas y señalaba lo absurdo que me parecía comprar una cosa de esas y a los seis meses tener que comprar el mismo producto pero ahora más nuevo, "con más funciones", más "megapixeles" o "colores más juveniles" nada más porque la publicidad así lo ordena y manda. De "¡Pinche indio jodido, de seguro no tienes dinero para comprar todo eso que criticas!" no me bajaron las criaturitas estas. Traté de explicarles amablemente, como el gentleman que soy, que yo no acostumbro a comprar cosas por estatus o por moda, que todo lo que compro es por necesidad y que un XBOX 360, un iPod, un iPhone o un teléfono celular nuevo con más chingaderitas que el mío -que tiene 5 años de antigüedad- no los considero artículos necesarios. Es más: la señora que hace el aseo en casa de mis padres trae mejor celular que yo y está ahorrando para comprarle un iPod -que yo no tengo- a su chamaco en navidad. Entonces, esos insultos clasisistas y aires de grandeza burguesa como que no aplican en la adquisición de aparatejos modernos. Concluí que si estos fans from hell me escribieron lo que me escribieron y de "pobretón muerto de hambre" no me bajaron, fue porque les cayó el saco y ellos acostumbran comprar por estatus o por moda cualquier mamadita electrónica que les vendan.
Yo paso.
Me cagan las películas con escenas en donde ponen música prendida de fondo y una vieja entra y sale infinidad de veces de un vestidor de una tienda departamental haciendo poses estúpidas con la ropa que se va probando mientras un par de amigas sentadas aprueban o desaprueban sus elecciones y, cuando escoge el vestido correcto, sale del dressing room, se da una vuelta dizque sexy, alza los brazos en señal de triunfo y las amigas aplauden y gritan y se ponen de pie y la abrazan emocionadas. Ches mamadas.
Volviendo al tema de las modas y la tecnología, yo, que soy fan del cine, no tengo ni televisor de mil pulgadas ni home theatre ni esas cosas porque siento que mi televisión y sus bocinas me son suficientes. Eso sí, tengo una colección de casi 200 dvds originales: nunca compro piratas porque se ven de la chingada. Tengo amigos que, ni fans del cine son y tienen sus pinches televisionzotas de chingosmil de pulgadas con pantalla de plasma y sus bocinotas que ni caben en sus casas. Ah, y todo eso lo deben. Y lo peor: cuando ves su "colección" de dvds te das cuenta que está compuesta por "Una Pareja Explosiva" pirata, "Scary Movie 4" pirata, "Spiderman 3" pirata y "Los Simpson" también pirata. Vuelvo a lo mismo: ¿por qué comprar cosas que no necesitan? Tener algo que se asemeja a un cine en tu casa para ver mierda y, aparte, pirata, no mamaaar.
Y ya para terminar, van algunas tiras cómicas de las que hago para las ediciones juveniles del diario de mayor circulación de mi ciudad (¡ahijueshuuu!); esto es a petición de algunos "fans" (uy sí, cuántos fans) que no pueden leer dicho periódico porque no les llega hasta su planeta de origen.
viernes, octubre 19, 2007
Anuncio comiquero
¡#$%&! Comics ya está en los Comic Castle de Monterrey, Guadalajara y el D.F. También la pueden encontrar en la Feria del Libro Monterrey en el stand de Conarte; en el Café Nuevo Brasil, en la tienda Monster del Barrio Antiguo y en la Cantina La Nacional de Avenida Madero.
La próxima semana les daremos más puntos donde la pueden conseguir y les diremos la forma de adquirirla por medio de una suscripción por un año.
Los que mandaron material para publicar en la revista, mándenme su dirección y les hago llegar el ejemplar sin costo. Los que son de aquí de Monterrey, mándenme un mail para ponernos de acuerdo y vernos.
Ya mandé los paquetes a los que depositaron para el fallido libro de Chistes Alowey. Les mandé un ejemplar del número 1 de ¡#$%&! Comics y 4 o 5 de las desaparecidas revistas PONX.
Una pregunta: ¿les parece justo que les mande otros dos números de ¡#$%&! Comics (el de noviembre y el de diciembre) para quedar a mano con los 70 pesos (que sería el equivalente al costo de tres envíos) que depositaron para el libro de Chistes Alowey? Respóndanme por aquí o por mail si les parece la idea.
Lo mismo para los que me pidieron más de un libro. Les mandaré cinco (o el número que hayan pedido) ejemplares de los primeros tres números de ¡#$%&! Comics más la misma cantidad en paquetes de las revistas PONX.
Díganme si les parece justo el trato, si no, para devolverles su dinero. No hay problema.
Muchas gracias a tochos. Saludos.
La próxima semana les daremos más puntos donde la pueden conseguir y les diremos la forma de adquirirla por medio de una suscripción por un año.
Los que mandaron material para publicar en la revista, mándenme su dirección y les hago llegar el ejemplar sin costo. Los que son de aquí de Monterrey, mándenme un mail para ponernos de acuerdo y vernos.
Ya mandé los paquetes a los que depositaron para el fallido libro de Chistes Alowey. Les mandé un ejemplar del número 1 de ¡#$%&! Comics y 4 o 5 de las desaparecidas revistas PONX.
Una pregunta: ¿les parece justo que les mande otros dos números de ¡#$%&! Comics (el de noviembre y el de diciembre) para quedar a mano con los 70 pesos (que sería el equivalente al costo de tres envíos) que depositaron para el libro de Chistes Alowey? Respóndanme por aquí o por mail si les parece la idea.
Lo mismo para los que me pidieron más de un libro. Les mandaré cinco (o el número que hayan pedido) ejemplares de los primeros tres números de ¡#$%&! Comics más la misma cantidad en paquetes de las revistas PONX.
Díganme si les parece justo el trato, si no, para devolverles su dinero. No hay problema.
Muchas gracias a tochos. Saludos.
martes, octubre 16, 2007
Chocheman
El Gigante de América -antes Bronco-, agrupación cachirria que tiene como lead singer al papucho de Lupe Esparza, se unió a las críticas y protestas del mentado muro que están construyendo los gringos en la frontera.
Espero la canción y el video los haga reflexionar tanto como a mí.
Lo crítica social empieza por ahí del minuto 1:33
Saludos.
Espero la canción y el video los haga reflexionar tanto como a mí.
Lo crítica social empieza por ahí del minuto 1:33
Saludos.
sábado, octubre 13, 2007
Ya existen los ¡#$%&! Comics
La próxima semana inundaremos la ciudad de ¡#$%&! Comics
He aquí una de las tantas cajas de cartón con contenido gráfico, humorístico y mamón.
Pronto les avisaremos de los puntos en donde podrán conseguir gratuitamente esta publicación, así como también de las presentaciones, eventos especiales y de más.
Igualmente, la próxima semana mandaré los paquetes a la raza con la que tengo el compromiso del fallido libro de Chistes Alowey como primer pago a la deuda, la confianza y paciencia que depositaron en mí.
Saludos a todos y gracias.
He aquí una de las tantas cajas de cartón con contenido gráfico, humorístico y mamón.
Pronto les avisaremos de los puntos en donde podrán conseguir gratuitamente esta publicación, así como también de las presentaciones, eventos especiales y de más.
Igualmente, la próxima semana mandaré los paquetes a la raza con la que tengo el compromiso del fallido libro de Chistes Alowey como primer pago a la deuda, la confianza y paciencia que depositaron en mí.
Saludos a todos y gracias.
viernes, octubre 12, 2007
Post del fin... de semana
Nunca me había cortado tanto el cabello. Mis compas dicen que yo ya no me tengo que cortar el pelo, sino ponerme, snif. Dicen que mi único propósito para ir a una estética/peluquería sería para recoger todo el cabello del piso y pegármelo con UHU en la cabezota.
Creo que de ahora en adelante, éste será mi nuevo look, pues no quiero empezar a peinarme como Queso Oaxaca.
Tres datos algo curiosos de mi vida que no vienen al caso:
1.- A un compa le decíamos el "100 años 100 kilos" porque siempre se agarraba de "novias" a ñoras 20 años mayores que él y bien gordas. Cuando dejó el cuarto que le rentaba un amigo en el negocio de su papá, entre las pertenencias que olvidó estaba una colección de revistas porno de mega gordotas y mujeres over fifty.
2.- En mi etapa de secundaria se hablaba de unas películas en las que pasaban muertes reales. En aquella época todos queríamos verlas porque era tan prohibido como fumar a los 12 años de edad. Un amigo decía tenerlas pero nunca las llevó al salón porque le daba miedo que se las cacharan. Fue hasta la universidad que vi dos de ellas: La uno de Faces of Death y la segunda parte de Traces of Death. La escena que no olvido: un soldado de medio oriente amarrado por los brazos a las defensas de dos jeeps gringos. Los dos jeeps arrancan y... ya se imaginarán. Pero ahí no acaba: todavía llega un valiente soldado del ejercito norteamericano a darle como cinco o seis tiros en la cara al hombre desmembrado. No las vean; no dejan nada bueno.
3.- Mis novias casi siempre fueron apretadas y católicas, de esas que creían en llegar vírgenes al matrimonio; he ahí la razón de mi inicio tardío en el morboso mundo de la sexualidad activa, muajajaja. Después, mejor opté por las que no iban a misa, las foráneas o las divorciadas; mujeres más divertidas, más honestas, más libres y menos apretadas.
Para todos aquellos que quieren ver lo que dibujo en los periódicos de aquí y no pueden verlo por no vivir aquí (y porque no lo suben a Internet o se necesita una clave), aquí les dejo tres tiras cómicas de las que me publican en las ediciones juveniles del periódico El Norte.
Creo que de ahora en adelante, éste será mi nuevo look, pues no quiero empezar a peinarme como Queso Oaxaca.
Tres datos algo curiosos de mi vida que no vienen al caso:
1.- A un compa le decíamos el "100 años 100 kilos" porque siempre se agarraba de "novias" a ñoras 20 años mayores que él y bien gordas. Cuando dejó el cuarto que le rentaba un amigo en el negocio de su papá, entre las pertenencias que olvidó estaba una colección de revistas porno de mega gordotas y mujeres over fifty.
2.- En mi etapa de secundaria se hablaba de unas películas en las que pasaban muertes reales. En aquella época todos queríamos verlas porque era tan prohibido como fumar a los 12 años de edad. Un amigo decía tenerlas pero nunca las llevó al salón porque le daba miedo que se las cacharan. Fue hasta la universidad que vi dos de ellas: La uno de Faces of Death y la segunda parte de Traces of Death. La escena que no olvido: un soldado de medio oriente amarrado por los brazos a las defensas de dos jeeps gringos. Los dos jeeps arrancan y... ya se imaginarán. Pero ahí no acaba: todavía llega un valiente soldado del ejercito norteamericano a darle como cinco o seis tiros en la cara al hombre desmembrado. No las vean; no dejan nada bueno.
3.- Mis novias casi siempre fueron apretadas y católicas, de esas que creían en llegar vírgenes al matrimonio; he ahí la razón de mi inicio tardío en el morboso mundo de la sexualidad activa, muajajaja. Después, mejor opté por las que no iban a misa, las foráneas o las divorciadas; mujeres más divertidas, más honestas, más libres y menos apretadas.
Para todos aquellos que quieren ver lo que dibujo en los periódicos de aquí y no pueden verlo por no vivir aquí (y porque no lo suben a Internet o se necesita una clave), aquí les dejo tres tiras cómicas de las que me publican en las ediciones juveniles del periódico El Norte.
martes, octubre 09, 2007
La calle que da al parque
De niño viví en la esquina donde cruza la calle que da al parque.
Las personas que buscaban una dirección en aquel barrio nuevo cometían siempre el mismo error: Subían por esa calle, topaban con el parque (proyecto en vías de desarrollo) y bajaban desubicados, volteando para todos lados a ver si encontraban algún señalamiento con el nombre de esa arteria; rótulo de metal que todavía no ponía el ayuntamiento de la ciudad. Era de regreso cuando los conductores se aventuraban a preguntar por el domicilio que buscaban a la bola de niños que jugábamos entre la maleza de los lotes baldíos y construcciones en obra negra de futuras residencias.
Al menos a mí, el hecho de que me preguntaran una dirección, me hacía sentir “grande” y me ponía al tú por tú con los adultos. Los mayores casi nunca creen en nada que dicen los niños y, quienes preguntaban por un domicilio, no les quedaba de otra mas que confiar en nuestra palabra. Recuerdo que salíamos del monte a toda velocidad y nos amontonábamos en la puerta del coche del conductor preguntón. Nos peleábamos por dar santo y seña de cómo llegar al lugar en cuestión. Algunas veces guiábamos a los coches hasta el domicilio que buscaban montados en nuestras bicicletas Vagabundo, bicis que nunca más volvieron a producirse. "¡Aquí es, señor!". "Muchas gracias, mijo" y meneaban la mano fuera del coche. No esperábamos dinero, ni juguetes ni nada; al menos yo no, pues el agradecimiento me hacía sentir como el superhéroe que ya había cumplido con su misión del día.
El parque sigue estando ahí, abarcando las mismas cuatro calles que topan con él y forman rotondas que muchas veces nos sirvieron como canchas de futbeis. “Calles privadas”, les dicen ahora, tal vez para que los residentes de Nuño de Guzmán –nombre de la arteria según el señalamiento de lámina que puso el ayuntamiento de la ciudad hace ya algunos años- se sientan seguros o adinerados. Lo mejor es que los árboles del parque ahora tienen troncos más gruesos y proyectan sombras frescas por todos lados. También se escuchan más aves y zumbidos de insectos. Las bancas de metal son las mismas de hace veintitantos años; casi treinta, cuando el parque era sólo un proyecto y un estorbo para los automovilistas que buscaban orientarse.
Ya no pasa la granadera como antes porque ya hay postes de luz mercurial que hacen segura la noche y ya no hay niños a quienes puedan impresionar con su sirena y torreta multicolor o sus policías montados en la defensa trasera. Tampoco pasan eloteros, ni paleteros, ni vendedores de algodones de azúcar o manzanas acarameladas. Ya la gente sólo utiliza el parque para ponerse en forma. Ya nadie juega en él porque ya no hay niños en el barrio.
Un hombre de barriga prominente entra al parque por la privada Hernán Cortés –la última calle- casi al mismo tiempo que el primer destello del alba. Luego llega otro que tal vez se puso de acuerdo con el primero.
Cuando mejor está este lugar -uno de los pocos que han conservado y respetado en el barrio- me es imposible disfrutarlo pues, cada que lo intento, me remonta a un pasado que fue mejor para mí, pero con mejor futuro para el parque; cosa que me da gusto, pero me es imposible aceptar…
Las personas que buscaban una dirección en aquel barrio nuevo cometían siempre el mismo error: Subían por esa calle, topaban con el parque (proyecto en vías de desarrollo) y bajaban desubicados, volteando para todos lados a ver si encontraban algún señalamiento con el nombre de esa arteria; rótulo de metal que todavía no ponía el ayuntamiento de la ciudad. Era de regreso cuando los conductores se aventuraban a preguntar por el domicilio que buscaban a la bola de niños que jugábamos entre la maleza de los lotes baldíos y construcciones en obra negra de futuras residencias.
Al menos a mí, el hecho de que me preguntaran una dirección, me hacía sentir “grande” y me ponía al tú por tú con los adultos. Los mayores casi nunca creen en nada que dicen los niños y, quienes preguntaban por un domicilio, no les quedaba de otra mas que confiar en nuestra palabra. Recuerdo que salíamos del monte a toda velocidad y nos amontonábamos en la puerta del coche del conductor preguntón. Nos peleábamos por dar santo y seña de cómo llegar al lugar en cuestión. Algunas veces guiábamos a los coches hasta el domicilio que buscaban montados en nuestras bicicletas Vagabundo, bicis que nunca más volvieron a producirse. "¡Aquí es, señor!". "Muchas gracias, mijo" y meneaban la mano fuera del coche. No esperábamos dinero, ni juguetes ni nada; al menos yo no, pues el agradecimiento me hacía sentir como el superhéroe que ya había cumplido con su misión del día.
El parque sigue estando ahí, abarcando las mismas cuatro calles que topan con él y forman rotondas que muchas veces nos sirvieron como canchas de futbeis. “Calles privadas”, les dicen ahora, tal vez para que los residentes de Nuño de Guzmán –nombre de la arteria según el señalamiento de lámina que puso el ayuntamiento de la ciudad hace ya algunos años- se sientan seguros o adinerados. Lo mejor es que los árboles del parque ahora tienen troncos más gruesos y proyectan sombras frescas por todos lados. También se escuchan más aves y zumbidos de insectos. Las bancas de metal son las mismas de hace veintitantos años; casi treinta, cuando el parque era sólo un proyecto y un estorbo para los automovilistas que buscaban orientarse.
Ya no pasa la granadera como antes porque ya hay postes de luz mercurial que hacen segura la noche y ya no hay niños a quienes puedan impresionar con su sirena y torreta multicolor o sus policías montados en la defensa trasera. Tampoco pasan eloteros, ni paleteros, ni vendedores de algodones de azúcar o manzanas acarameladas. Ya la gente sólo utiliza el parque para ponerse en forma. Ya nadie juega en él porque ya no hay niños en el barrio.
Un hombre de barriga prominente entra al parque por la privada Hernán Cortés –la última calle- casi al mismo tiempo que el primer destello del alba. Luego llega otro que tal vez se puso de acuerdo con el primero.
Cuando mejor está este lugar -uno de los pocos que han conservado y respetado en el barrio- me es imposible disfrutarlo pues, cada que lo intento, me remonta a un pasado que fue mejor para mí, pero con mejor futuro para el parque; cosa que me da gusto, pero me es imposible aceptar…
lunes, octubre 08, 2007
Enfermito viendo TV Azteca
Con esta inutilidad, hasta ganas de leer dan. El problema es que no he comprado libros nuevos y, "los encarguitos" que le hice a mi jefe ahora que anduvo de gira diplomática por Argentina, ya los leí todos. Como podrán darse cuenta, son puros libros altamente filosófico y de contenidos más densos y existencialistas que leer a Nietzsche antes de que le pegaran la sífilis.
Total que dije: "Me voy a poner a ver televisión, ¡pero televisión mexicana!, porque tengo ganas de mentar madres sin razón -como las viejas lo hacen cuando andan en sus días- y quiero sentir que quiero matar a alguien -como lo siente Bush cada mañana mientras se desayuna sus Count Chocula-". Total que le puse en TV Azteca, profesionales en sacar a ese Charles Manson dormido que televidentes cultos y preparados como yo tienen muy en el fondo. Aquí en esta foto estoy viendo la tele. Me tomé la libertad de retocar un poco mis ojos verdes que no salen porque evité usar el flash de la cámara para no dañar su pigmentación, pero casi ni se nota el photoshopazo.
Lo mejor de ver TV Azteca ese día fue que estaban pasando un programa acerca de El Glison, el pinche torero loco que disfruta de torear bovinos con las costillas, las nalgas, los muslos, los chamorros y de más partes de su cuerpo.
¡Qué sana combinación! -pensé- TV Azteca y Tauromaquia al mismo tiempo: ¡mis dos pasiones! Y ahí estaba yo, rayándole la madre a cuanto torero entrevistado salía a cuadro: "¡Pinche joto! A ver: métete a torear el día de la Pamplonada a ver si eres tan hombrecito, hijo de puuuta". Bien divertido que estaba; hasta parecía el indigente que habla solo, le grita a su mano y hace aspavientos que asustan a los clientes en el Super Siete de la esquina.
Pero, ¡oh, Dios Pagano de los escandinavos! Mientras la conductora actuaba -según ella- con mucho profesionalismo y seriedad, haciendo preguntas, pffft, "incisivas", que pasan esta joyita:
Cavazos con "B". Y en la hora y pelos que duró el programa, no lo corrigieron: así salió más de 20 veces al aire.
No he tenido el valor de agarrar la lámpara del buró y aventarla contra la tele nada más porque tengo sólo una tele; pero no me faltaron ganas.
Por eso evito ver televisión mexicana.
Total que dije: "Me voy a poner a ver televisión, ¡pero televisión mexicana!, porque tengo ganas de mentar madres sin razón -como las viejas lo hacen cuando andan en sus días- y quiero sentir que quiero matar a alguien -como lo siente Bush cada mañana mientras se desayuna sus Count Chocula-". Total que le puse en TV Azteca, profesionales en sacar a ese Charles Manson dormido que televidentes cultos y preparados como yo tienen muy en el fondo. Aquí en esta foto estoy viendo la tele. Me tomé la libertad de retocar un poco mis ojos verdes que no salen porque evité usar el flash de la cámara para no dañar su pigmentación, pero casi ni se nota el photoshopazo.
Lo mejor de ver TV Azteca ese día fue que estaban pasando un programa acerca de El Glison, el pinche torero loco que disfruta de torear bovinos con las costillas, las nalgas, los muslos, los chamorros y de más partes de su cuerpo.
¡Qué sana combinación! -pensé- TV Azteca y Tauromaquia al mismo tiempo: ¡mis dos pasiones! Y ahí estaba yo, rayándole la madre a cuanto torero entrevistado salía a cuadro: "¡Pinche joto! A ver: métete a torear el día de la Pamplonada a ver si eres tan hombrecito, hijo de puuuta". Bien divertido que estaba; hasta parecía el indigente que habla solo, le grita a su mano y hace aspavientos que asustan a los clientes en el Super Siete de la esquina.
Pero, ¡oh, Dios Pagano de los escandinavos! Mientras la conductora actuaba -según ella- con mucho profesionalismo y seriedad, haciendo preguntas, pffft, "incisivas", que pasan esta joyita:
Cavazos con "B". Y en la hora y pelos que duró el programa, no lo corrigieron: así salió más de 20 veces al aire.
No he tenido el valor de agarrar la lámpara del buró y aventarla contra la tele nada más porque tengo sólo una tele; pero no me faltaron ganas.
Por eso evito ver televisión mexicana.
jueves, octubre 04, 2007
Mi mejor ángulo...
Mamá: ¡¿Pero qué te pasóoo?!
Yo: Ah, nombre, es que el lunes me tropecé en la escalera del departamento, jejeje.
Mamá: ¿Cómo que te tropezaste el lunes? ¡Hoy es jueves! ¿Por qué no me habías dicho? Por eso no habías venido a comer, ¿verdad? ¿Ya te fuiste a checar ese pie?, ¿ya te tomaste una radiografía? ¡Ya ni la chingas, Gustavooo! Mira nomás cómo lo traes...
Yo: Nombre, es que no te quería mortificar; además se cura solo. En los libros naturistas de Rius dice que el cuerpo se cura solito de todo. Es normal que esté así de inflamado y morado y oliendo a podrido.
Mamá: Vamos a la Clínica San Felipe pero ya, cabrón... ¡¡¡Es tu saluuud, eso no se haaace mijooo, ya ni la chiiingaaas!!!
Yo: No, ma, ya sabes que yo no creo en la medicina moderna, son puros rateros. Además, ya me puse un Lonol que me encontré en un cajón abandonado de la oficina y bolsas con hielo.
Mamá: ¡Súbete al carro!
Yo: Pero entonces llévame al Seguro Social, porque no tengo dinero para andar gastando en lujos como clínicas con nombres de santitos que cobran un ojo de la cara, tienen salas de espera con sillones, pasillos sin manchas de sangre y doctores con tapabocas que se creen los muy muy nomás porque tienen un título.
Mamá: En el Seguro Social les vale madre: si te ven ese pie van a querer ponerte un yeso hasta los huevos o mochártelo; entiende, cabrón.
Yo: Ta bueno...
Ventajas de haberme chingado el pie:
1.- Escuchar maldecir a mi madre y decir "yeso hasta los huevos".
2.- Ya no tengo que fingir mi disfraz de zombie recién salido de la tumba en halloween porque el cojeo me sale bien natural y el maquillaje de la pata también.
3.- Estoy tirado todo el día.
Desventajas:
1.- Me aburre estar tirado todo el día.
2.- Me chingué la pata de la manera más pendeja: bajando de dos en dos escalones. ¿Qué es eso? Vergüenza me debería de dar. Debí haberme jodido la pata jugando fútbol, celebrando borracho lo de la beca, bailando break dance o peleando contra un ninja galáctico.
3.- El martes tuve que bañarme tirado como perro en la regadera porque no podía mantenerme en pie, snif.
4.- Enfermarse, romperse la madre y morirse son un lujo.
5.- Si planeas quedarte sólo el resto de tu vida porque eres un poeta, un misántropo, un amargado o simplemente las mujeres evaden tu fealdad, más vale que tengas un buen seguro de gastos médicos, tu jefa viva más de 100 años, ahorres mucho dinero para contratar una enfermera que te cuide de tiempo completo o, de perdido, tengas una pistola y una bala.
Por lo pronto, en la santa Clínica San Felipe a mi pie le pusieron una máscara de luchador que hace las mismas funciones que una férula.
Comentario que se llevó el día: El del médico que me atendió:
"Te voy a poner una férula, pero no te mortifiques: es igualita a un tenis Converse... ¡vas a andar bien a la moda!, jajaja... ja..."
martes, octubre 02, 2007
Eureka!
¡#$%&! Comics -o Mayúscula 3456 Comics, para los puritanos- es una realidad impresa.
Ayer recibimos la beca de CONARTE, snif, para sacar doce números en un año. Gracias a todos los que han colaborado mandando sus tiras cómicas desde hace casi un año, por tener fe en el proyecto y -sobre todo- paciencia. Valió la pena la espera.
Ahí en el link pueden checar a los ganadores donde dice "Convocatorias", "Resultados Financiarte 2007" y "Ver resultados"; en la tercer página sale mi nombre, bujujuju.
Gracias a todos y les aviso de novedades.
P.D. A los que depositaron para el fallido libro Chistes Alowey les enviaré algunas revistas de ¡#$%&! Comics, algunos números del desaparecido PONX Magazine y las tarjetas de San Valentín que estoy sacando como una parte de la deuda y compromiso que tengo con ustedes... ya que salga el otro proyecto del libro se los mandaré sin pago extra alguno. Les aviso pronto. Muchas gracias.
P.D. 2: Hay un loquito que deja comentarios en mi blog diciendo que me conoce y poniendo frases o pláticas que según él ha tenido conmigo; como en el post de abajo en el comment número 18... creo. Ignórenlo por favor, es uno más de los tantos locos que se pasea por aquí.
Ayer recibimos la beca de CONARTE, snif, para sacar doce números en un año. Gracias a todos los que han colaborado mandando sus tiras cómicas desde hace casi un año, por tener fe en el proyecto y -sobre todo- paciencia. Valió la pena la espera.
Ahí en el link pueden checar a los ganadores donde dice "Convocatorias", "Resultados Financiarte 2007" y "Ver resultados"; en la tercer página sale mi nombre, bujujuju.
Gracias a todos y les aviso de novedades.
P.D. A los que depositaron para el fallido libro Chistes Alowey les enviaré algunas revistas de ¡#$%&! Comics, algunos números del desaparecido PONX Magazine y las tarjetas de San Valentín que estoy sacando como una parte de la deuda y compromiso que tengo con ustedes... ya que salga el otro proyecto del libro se los mandaré sin pago extra alguno. Les aviso pronto. Muchas gracias.
P.D. 2: Hay un loquito que deja comentarios en mi blog diciendo que me conoce y poniendo frases o pláticas que según él ha tenido conmigo; como en el post de abajo en el comment número 18... creo. Ignórenlo por favor, es uno más de los tantos locos que se pasea por aquí.
lunes, octubre 01, 2007
El Ocelote Verde is back...
Uniendo esfuerzos con algunos colegas moneros y blogueros ante la ola de culturosos e intelectuales de pacotilla que surgen a diario -sobre todo en mi ciudad, ahora con esta onda del Forum y las exposiciones de Frida Kahlo y Julio Galán- me solidarizo para acabar con esta peligrosa especie que vive de las poses, la ingesta de café, las entradas gratis a los museos, los canapés y el vino barato de las lecturas de poesía y las pláticas pseudointeligentes y superaburridas entregando la segunda tira de El Capitán Coolotura y el Agente Moleskine.
Para los que no agarren onda de quiénes son estos tipos, aquí les va un pequeño resumen de su personalidad y modus operandi para que entiendan y los denuncien ante las autoridades porque... ¡puede ser tu hermano!... ¡o tu hijo!... ¡Dios nos libre!
Después del fatal destino que tuvo la tira ¿cómica? Chistes Alowey, el Ocelote Verde entró en una depresión terrible que lo llevó a malcopearse y a declararle su amor a cuanta vieja se le pusiera enfrente cada que bebía jugo de naranja con ginebra Oso Negro. Y, como todo borracho asqueroso que pierde la esperanza y las ganas de seguir viviendo, nuestro héroe fue en busca de Dios... y que lo encuentra el muy cabrón.
He aquí el divino encuentro:
Moraleja: No hablen con Dios porque a veces es bien mamón y no les va a responder lo que le pregunten.
Para los que no agarren onda de quiénes son estos tipos, aquí les va un pequeño resumen de su personalidad y modus operandi para que entiendan y los denuncien ante las autoridades porque... ¡puede ser tu hermano!... ¡o tu hijo!... ¡Dios nos libre!
Después del fatal destino que tuvo la tira ¿cómica? Chistes Alowey, el Ocelote Verde entró en una depresión terrible que lo llevó a malcopearse y a declararle su amor a cuanta vieja se le pusiera enfrente cada que bebía jugo de naranja con ginebra Oso Negro. Y, como todo borracho asqueroso que pierde la esperanza y las ganas de seguir viviendo, nuestro héroe fue en busca de Dios... y que lo encuentra el muy cabrón.
He aquí el divino encuentro:
Moraleja: No hablen con Dios porque a veces es bien mamón y no les va a responder lo que le pregunten.
viernes, septiembre 28, 2007
Jueves por la tarde...
Ayer por la tarde fui a comer con un amigo. Pasé a su oficina que está en el último piso de una televisora local. Mientras terminaba sus pendientes y hacía unas llamadas, me pasó una carpeta y me dijo que le echara un ojo. Había solicitudes de empleo y algunas fotografías grapadas a las hojas. Fotos de rostros y cuerpos de mujeres; algunas guapas y otras algo feas.
Experiencia laboral: Participé en dos obras de teatro estudiantil, actué en un cortometraje de la carrera y quedé finalista en la Academia 5 pero no me escogieron.
Disponibilidad: De lunes a viernes después de las 4 porque trabajo en un centro de copiado para pagarme mis estudios de canto.
Aspiraciones: Desarrollarme profesionalmente en cualquiera de estas actividades: baile, canto, televisión o modelaje. Soy muy profesional y ese es mi sueño.
Las fotos dejaron de tener importancia y me clavé más en lo que escribían estas chavas -y no tan chavas- sobre los renglones negros. Me llamó la atención lo que soñaban ser y no eran, lo que tenían que hacer para lograrlo y a cuántas de ellas se les cumpliría o no ese deseo. Era como leer las cartas a Santa Clos de niños que quieren ser futbolistas y terminarán como capturistas de datos en una oficina.
Todos tenemos sueños y sueños frustrados. Algunos los abandonan por falta de talento, otros por falta de huevos, otros por falta de dinero, otros porque las circunstancias así lo ameritaron y otros más porque optan por una vida "normal", o porque una vida "normal" es el sueño al que aspiran.
Leyendo la carpeta recordé las muchas veces que llené solicitudes de empleos cuando iban las famosas "bolsas de trabajo" a la facultad. Todos eran empleos que no me interesaban, pero yo ya no quería pedirle dinero a mis papás. Me acuerdo que tenía que pensar muy bien lo que iba a poner para que me contrataran, echar alguna mentirilla y parecer un tipo optimista. Llenar la hoja de frases que no sentía como: Soy una persona que le gusta competir y que sabe trabajar en equipo, soy muy eficiente en mi trabajo y siempre busco el beneficio de la compañía y la perfección en las áreas en las que me desempeño sea cual sea el nivel de dificultades que se presenten.
Casi todas las solicitudes de empleo las rompí antes de entregarlas.
Todos tenemos sueños frustrados. Todos realizamos cosas que no nos gustan para poder hacer lo que nos gusta. Muchas veces los sueños no se cumplen, algunas otras la realidad hace que nunca se cumplan y los olvidamos para no vivir resignados.
Salimos del edificio y caminamos un par de cuadras. Entramos a un negocio de comidas corridas y tacos a donde va la gente que trabaja por esos rumbos; pura gente que se ha desanudado la corbata y arremangado la camisa para sentirse libre -para sentirse "ellos"- aunque sea por una hora y volverse a anudar la corbata y abotonarse las mangas de la camisa para seguir trabajando en el empleo que consiguieron llenando una solicitud de sueños y actitudes que no son propias pero son las que a las empresas les gusta leer y escuchar.
Y ahí estábamos los dos: maquinando un plan para dejar de ser empleados y hacer lo que nos gusta de lleno y que sea igual de redituable que un trabajo como empleado más o menos bien pagado; pero mientras tanto, habrá qué seguir checando tarjeta, comiendo con los demás iguales a nosotros milanesas empanizadas con frijoles y arroz por 35 pesos mas la soda, yendo a la tiendita por un café y el paquete de galletas para comer a media tarde y seguir despierto... y seguir soñando que algún día la necesidad no nos impedirá dedicarnos de tiempo completo a lo que realmente nos llena.
Experiencia laboral: Participé en dos obras de teatro estudiantil, actué en un cortometraje de la carrera y quedé finalista en la Academia 5 pero no me escogieron.
Disponibilidad: De lunes a viernes después de las 4 porque trabajo en un centro de copiado para pagarme mis estudios de canto.
Aspiraciones: Desarrollarme profesionalmente en cualquiera de estas actividades: baile, canto, televisión o modelaje. Soy muy profesional y ese es mi sueño.
Las fotos dejaron de tener importancia y me clavé más en lo que escribían estas chavas -y no tan chavas- sobre los renglones negros. Me llamó la atención lo que soñaban ser y no eran, lo que tenían que hacer para lograrlo y a cuántas de ellas se les cumpliría o no ese deseo. Era como leer las cartas a Santa Clos de niños que quieren ser futbolistas y terminarán como capturistas de datos en una oficina.
Todos tenemos sueños y sueños frustrados. Algunos los abandonan por falta de talento, otros por falta de huevos, otros por falta de dinero, otros porque las circunstancias así lo ameritaron y otros más porque optan por una vida "normal", o porque una vida "normal" es el sueño al que aspiran.
Leyendo la carpeta recordé las muchas veces que llené solicitudes de empleos cuando iban las famosas "bolsas de trabajo" a la facultad. Todos eran empleos que no me interesaban, pero yo ya no quería pedirle dinero a mis papás. Me acuerdo que tenía que pensar muy bien lo que iba a poner para que me contrataran, echar alguna mentirilla y parecer un tipo optimista. Llenar la hoja de frases que no sentía como: Soy una persona que le gusta competir y que sabe trabajar en equipo, soy muy eficiente en mi trabajo y siempre busco el beneficio de la compañía y la perfección en las áreas en las que me desempeño sea cual sea el nivel de dificultades que se presenten.
Casi todas las solicitudes de empleo las rompí antes de entregarlas.
Todos tenemos sueños frustrados. Todos realizamos cosas que no nos gustan para poder hacer lo que nos gusta. Muchas veces los sueños no se cumplen, algunas otras la realidad hace que nunca se cumplan y los olvidamos para no vivir resignados.
Salimos del edificio y caminamos un par de cuadras. Entramos a un negocio de comidas corridas y tacos a donde va la gente que trabaja por esos rumbos; pura gente que se ha desanudado la corbata y arremangado la camisa para sentirse libre -para sentirse "ellos"- aunque sea por una hora y volverse a anudar la corbata y abotonarse las mangas de la camisa para seguir trabajando en el empleo que consiguieron llenando una solicitud de sueños y actitudes que no son propias pero son las que a las empresas les gusta leer y escuchar.
Y ahí estábamos los dos: maquinando un plan para dejar de ser empleados y hacer lo que nos gusta de lleno y que sea igual de redituable que un trabajo como empleado más o menos bien pagado; pero mientras tanto, habrá qué seguir checando tarjeta, comiendo con los demás iguales a nosotros milanesas empanizadas con frijoles y arroz por 35 pesos mas la soda, yendo a la tiendita por un café y el paquete de galletas para comer a media tarde y seguir despierto... y seguir soñando que algún día la necesidad no nos impedirá dedicarnos de tiempo completo a lo que realmente nos llena.