Entré a un concursillo de minicuento acá en Monterrey. El único requisito era redactar en menos de 200 palabras una historia; y escribí un cuento de terror. Los premios van desde 5 mil pesos hasta 2 mil. Es obvio que si no gano el concurso es porque estaba de antemano arreglado o los jueces son unos pendejos, jejeje. Aquí les presento el cuento, el cual, espero me apremie con el agrado y deleite de mis lectores, o sea: ustedes. Saludos.
¿Y ESE HOMBRE?
Por: Guffo Caballero
El detective entregó a su cliente el paquete de fotografías. El hombre las barajó como si tuviera una mala mano en una partida de póker. Había imágenes de su mujer en un centro comercial, en un café cercano y entrando a un motel de mala muerte acompañada de un joven. El investigador observó con pena cómo cada imagen era un cincel que le atravesaba el pecho. El hombre retrocedió con prisa hasta la primera foto y volvió a pasarlas como carrusel frente a sus ojos. Detectó algo que le hizo olvidar el adulterio de su esposa; algo que, por la expresión en su rostro, le heló la sangre hasta cristalizarla. Un hombre calvo y horrible aparecía en todas las fotografías: siempre mirando a la cámara.
¿Y ESE HOMBRE?
Por: Guffo Caballero
El detective entregó a su cliente el paquete de fotografías. El hombre las barajó como si tuviera una mala mano en una partida de póker. Había imágenes de su mujer en un centro comercial, en un café cercano y entrando a un motel de mala muerte acompañada de un joven. El investigador observó con pena cómo cada imagen era un cincel que le atravesaba el pecho. El hombre retrocedió con prisa hasta la primera foto y volvió a pasarlas como carrusel frente a sus ojos. Detectó algo que le hizo olvidar el adulterio de su esposa; algo que, por la expresión en su rostro, le heló la sangre hasta cristalizarla. Un hombre calvo y horrible aparecía en todas las fotografías: siempre mirando a la cámara.