con el filósofo en la taverna...

Llegó bien ardido mi amigo el casado a la cantina de el Filósofo de Cantina. Quería suicidarse con puro caballito de tequila barato y con una sobredosis de tacos de asado de puerco. El Filósofo de Cantina lo miró y lo dejó que hablara. "Mi pinche vieja se vio con su ex novio a escondidas: ¡me lo confesó!!". El Sabio le dijo: "Entonces no se vio a escondidas; agradece que te lo haya dicho...". "¡Ni madres, es una pinche puta!!!", respondió mi amigo entre lágrimas mariconas y sollozos. "No pensabas lo mismo cuando me la presumías y decías que era vírgen y que era una muchacha de buena familia", le dijo el Filósofo de Cantina, "recuerdo que hasta me criticaste cuando te dije que las mejores mujeres, y las más entregadas, eran las mujeres con pasado indigno que quieren construir un presente digno". Sorbió la espuma de la chela y continuó el Maestro: "¿Qué me decías de las mujeres con las que te acostabas esa misma noche?¿qué me decías de tus primas las divorciadas?¿qué me decías de las mujeres maduras y correteadas que yo te aconsejaba que trataras?". Mi amigo guardó silencio y el Filósofo de Cantina le respondió: "Me decías que eran unas pinches putas, ¿no?... Pues tu vieja, por más vírgen que fuera, salió igual de puta que ellas... ese es el karma del macho aferrado e ignorante, esa es la garantía de el güey que cree que casándose y encerrándo a su vieja va a ser feliz. Si no lo aceptas así, mejor déjala o date un tiro, porque los tequilas te van a salir muy caros...".
Se retiró el Filósofo a su casa... su vieja lo esperaba con velas aromáticas, Baileys y abierta de patas.