"El hombre es la especie más insensata: venera a un Dios invisible y masacra a una naturaleza visible, sin saber que esta naturaleza que masacra es ese Dios invisible que venera". Hubert Reeves
lunes, agosto 31, 2009
sábado, agosto 29, 2009
Cartones de la semana
Con orgullo podemos decir que México es tierra fértil para los astronautas...
...y que es un país seguro...
...y que en materia de educación, estamos evolucionando: de humanos a burros...
Pero no hay que estar tristes por la situación general que se vive, si hasta San Pedro, el supuesto municipio más rico de América Latina, trae broncas de lana, de drogas, de robos a mansiones, a autos de lujo, etc. Ya ni los riquillos se salvan. Y si así están las cosas ahí, no quiero ni imaginar cómo están las cosas en los municipios olvidados de mi estado.
En Recolectivo también hay algo de mi basura hecha arrrrrte.
...y que es un país seguro...
...y que en materia de educación, estamos evolucionando: de humanos a burros...
Pero no hay que estar tristes por la situación general que se vive, si hasta San Pedro, el supuesto municipio más rico de América Latina, trae broncas de lana, de drogas, de robos a mansiones, a autos de lujo, etc. Ya ni los riquillos se salvan. Y si así están las cosas ahí, no quiero ni imaginar cómo están las cosas en los municipios olvidados de mi estado.
En Recolectivo también hay algo de mi basura hecha arrrrrte.
viernes, agosto 28, 2009
jueves, agosto 27, 2009
La farsa de lo ecológico y lo reciclado
Me topé con un amigo que ahora se dedica a hacer adoquines. Antes era mago de fiestas infantiles. Me dio su catálogo por si tenía algún conocido que necesitara empedrar algo. Al hojearlo llamó mi atención uno de los diferentes estilos: el “ecológico”. Le pregunté que por qué el mentado ladrillito ése era ecológico, y me dijo que porque era una losa con un hueco en medio que permitía crecer el césped. “¡Óooorale!, ahora resulta que dejar crecer el césped es ecología", pensé. “Si los pinches pastizales provocados son lo que más madrea los ecosistemas”. Pero en fin. No quise bajarlo de su nube explicándole todo eso, y me limité a decir: “Como por arte de magia, jejeje”, aludiendo a su antigua profesión. Sonrió ante mi pésimo chiste y me dijo: “Sí, son ecológicos, mi Gus: ya ves que ahora anda de moda lo ecológico”. Y bullí en furia.
Siempre me ha molestado –bueno, pero a mí qué no me molesta- la gente que agarra causas nobles como si fueran “moditas”, y, aparte, ignoran todo sobre esa causa. Creen que por haber visto la película de Al Gore, repetir la palabra “ecológico” como pericos y etiquetar a sus productos con ella, ya cumplen con las características para serlo.
Ahora ya hay hasta hamburguesas ecológicas (porque en vez de panes traen dos lechugas), taxis ecológicos (porque van pintados de verde), edificios ecológicos (porque en las azoteas tienen dos pinches macetitas con florecitas) y mil chingaderas más que ni son ecológicas ni salvan el planeta ni dan sombra ni reducen el calor infernal en la ciudad ni hacen ni madres por la ecología.
Ayer por la tarde creí ver la luz de la esperanza cuando llegó un par de morros al negocio –muy entusiastas ellos- ofreciéndome “productos de cartón reciclado”. El tema del desarrollo sostenible siempre me ha interesado y lo practico lo más que puedo, por lo que escuché atento su propuesta, a pesar de que como franquicia tenemos prohibido comprar productos que no sean de la misma empresa.
Yo no reciclo el cartón que vendo, pero les propongo a mis clientes que las cajas que se lleven se las vuelvo a comprar; así el cliente recupera algo de su dinero, las cajas tienen doble o triple uso y yo le saco más lana a un mismo producto. Hace un año, cuando les planteé esta idea a los meros meros de la franquicia, no les pareció buena quesque por la imagen del negocio, quesque porque la gente prefiere mejor tirar las cajas a recibir 3 o 5 pesos por cada una de ellas y mil jaladas. A uno de los ejecutivo como que le cayó el veinte y me dijo: “Aaaah, es que a ti te gusta toda esa onda de la ecología y los arbolitos, ¿verdad?”.
¿Esa “onda” de la ecología? Sentí pena y comoquiera puse en práctica mi propuesta en el negocio y está jalando. Me vale madre; total si no les gusta que me demanden.
Tonces les decía que llegaron estos morros con sus productos ecológicos, y uno de ellos me dice: “Hablaría muy bien de tu negocio si vendieras productos ecológicos: ya ves que ahorita todo esto de la ecología anda de moda” ¿De moda? Chale, tan bien que iba con su rollo y lo arruinó con esta última sentencia.
Entre los productos que manejaban y que a mí me podían servir, estaban las cajas de pizza; nomás que si yo vendo una caja de pizza en 4 pesos, la misma caja -pero reciclada- ellos la vendían en 15. ¿Cómo ayudar al planeta con esos precios? Yo pensé que por ser todo reciclado sería muchísimo más barato.
Los archiveros que yo vendo en 15, estos güeyes los traían en 75; los sobres que yo vendo en 3 pesos, estos vatos los traía en 12. Imposible, snif.
También traían unas plumas muy curiositas y a la vez muy mamonas: de plástico reciclado que, al acabársele la tinta, uno la entierra, la riega y brota un girasol de la tierra porque dentro del empaque traen una semillita. Y ahí ya fue donde todo me pareció una enorme payasada, peor que las que se aventaba mi amigo el mago en las fiestas infantiles. ¿O a poco sembrar girasolitos revertirá el problema ambiental que tenemos?
Total que me decepcioné un chingo al darme cuenta que la mayoría de las cosas que traen la etiqueta de “ecológico” o reciclado” son puro pinche pedo y es más la faramalla que le hacen.
Nomás de puro coraje, a partir del lunes voy a publicar un muchas tiras de La Neta del Planeta.
Siempre me ha molestado –bueno, pero a mí qué no me molesta- la gente que agarra causas nobles como si fueran “moditas”, y, aparte, ignoran todo sobre esa causa. Creen que por haber visto la película de Al Gore, repetir la palabra “ecológico” como pericos y etiquetar a sus productos con ella, ya cumplen con las características para serlo.
Ahora ya hay hasta hamburguesas ecológicas (porque en vez de panes traen dos lechugas), taxis ecológicos (porque van pintados de verde), edificios ecológicos (porque en las azoteas tienen dos pinches macetitas con florecitas) y mil chingaderas más que ni son ecológicas ni salvan el planeta ni dan sombra ni reducen el calor infernal en la ciudad ni hacen ni madres por la ecología.
Ayer por la tarde creí ver la luz de la esperanza cuando llegó un par de morros al negocio –muy entusiastas ellos- ofreciéndome “productos de cartón reciclado”. El tema del desarrollo sostenible siempre me ha interesado y lo practico lo más que puedo, por lo que escuché atento su propuesta, a pesar de que como franquicia tenemos prohibido comprar productos que no sean de la misma empresa.
Yo no reciclo el cartón que vendo, pero les propongo a mis clientes que las cajas que se lleven se las vuelvo a comprar; así el cliente recupera algo de su dinero, las cajas tienen doble o triple uso y yo le saco más lana a un mismo producto. Hace un año, cuando les planteé esta idea a los meros meros de la franquicia, no les pareció buena quesque por la imagen del negocio, quesque porque la gente prefiere mejor tirar las cajas a recibir 3 o 5 pesos por cada una de ellas y mil jaladas. A uno de los ejecutivo como que le cayó el veinte y me dijo: “Aaaah, es que a ti te gusta toda esa onda de la ecología y los arbolitos, ¿verdad?”.
¿Esa “onda” de la ecología? Sentí pena y comoquiera puse en práctica mi propuesta en el negocio y está jalando. Me vale madre; total si no les gusta que me demanden.
Tonces les decía que llegaron estos morros con sus productos ecológicos, y uno de ellos me dice: “Hablaría muy bien de tu negocio si vendieras productos ecológicos: ya ves que ahorita todo esto de la ecología anda de moda” ¿De moda? Chale, tan bien que iba con su rollo y lo arruinó con esta última sentencia.
Entre los productos que manejaban y que a mí me podían servir, estaban las cajas de pizza; nomás que si yo vendo una caja de pizza en 4 pesos, la misma caja -pero reciclada- ellos la vendían en 15. ¿Cómo ayudar al planeta con esos precios? Yo pensé que por ser todo reciclado sería muchísimo más barato.
Los archiveros que yo vendo en 15, estos güeyes los traían en 75; los sobres que yo vendo en 3 pesos, estos vatos los traía en 12. Imposible, snif.
También traían unas plumas muy curiositas y a la vez muy mamonas: de plástico reciclado que, al acabársele la tinta, uno la entierra, la riega y brota un girasol de la tierra porque dentro del empaque traen una semillita. Y ahí ya fue donde todo me pareció una enorme payasada, peor que las que se aventaba mi amigo el mago en las fiestas infantiles. ¿O a poco sembrar girasolitos revertirá el problema ambiental que tenemos?
Total que me decepcioné un chingo al darme cuenta que la mayoría de las cosas que traen la etiqueta de “ecológico” o reciclado” son puro pinche pedo y es más la faramalla que le hacen.
Nomás de puro coraje, a partir del lunes voy a publicar un muchas tiras de La Neta del Planeta.
miércoles, agosto 26, 2009
Pregunta para comprobar que la humanidad no es tan superficial... ¿o sí?
¿Hay por aquí alguna mujer –o floripondio- que considere a Giovani Dos Santos un papucho? Me refiero a que les atraiga físicamente, y no lo que representa.
Sonará frívolo, pero: ¿a poco si al tal Giovani le pusieran un huesito atravesado en el pelo y una cerbatana para cazar -o un gorro hecho con periódico y una cucharilla con mezcla- la tal cantante Belinda suspiraría por él?
Yo nomás pregunto.
Sonará frívolo, pero: ¿a poco si al tal Giovani le pusieran un huesito atravesado en el pelo y una cerbatana para cazar -o un gorro hecho con periódico y una cucharilla con mezcla- la tal cantante Belinda suspiraría por él?
Yo nomás pregunto.
martes, agosto 25, 2009
Guffo V.S. la influenza
Tanto me burlé de la influenza que el domingo amanecí con todos sus síntomas: fiebre, tos seca, cuerpo cortado, congestión nasal, etcétera.
Todo empezó el sábado al medio día, cuando no se me antojó una cerveza. “Aquí algo anda mal”, me dije. Por la noche, al intentar dormir, la garganta comenzó a rasparme y, en la mañana al despertar, me dolían los ojos y me hervía tanto la frente que se podía freír un huevo de pterodáctilo en ella.
“Tengo 8 años de conocerte y nunca te habías sentido mal”, me dijo preocupada mi enfermera del amor al momento que volteaba un par de tortillas de harina para hacer burritos en mi amplio comal facial.
Lo primero que pensé fue que alguien del gobierno gringo que tiene tratos oscuros con la industria farmacéutica se enojó mucho al leer mis post de incredulidad ante la influenza y me mandó el virus vía satélite en venganza; entonces, al contestar una llamada en mi celular, fue cuando me contagié. Suena lo más lógico, ¿no?
El caso es que ante mi negativa de ir con un doctor serio -de esos que no tienen gallinas desplumadas ni estampitas de la santa muerte en su despacho- estuve tirado dos días en cama, intentando curarme con métodos naturales: naranjas, papayas, mandarinas, líquidos, temporadas atrasadas de los Simpson y danzas rituales con lanzas alrededor del fuego.
Cuando mi madre se enteró de esto, me regañó y me dijo tajantemente que tenía que ver a un médico. Le puse como condición que iría sólo si me recomendaba a uno honesto, que no me fuera a retacar de medicamentos inútiles y me dijera: “En una semana vienes otra vez a consultarte para ver cómo sigues”. ¿Para qué chingados recetan tantos medicamentos si en una semana uno tiene que volver?
Total que me recomendó a un tal doctor Contreras que tiene su consultorio a un lado de la secundaria 10.
Pero ya saben cómo son las mamases de despistadas, que le cambian el nombre a todo y a Pedrito Fernández le dicen Pablito Hernández, a Tom Cruise le dicen Ben Kruzer y al Price Costco le dicen Prins Co.
Tomé el coche y manejé hasta la secundaria 10, como mi jefecita dijo, pero no encontré ni madres. La llamé por teléfono y le dije que si el consultorio estaba del lado de las florerías del panteón o del lado de la escuela, frente a la plaza.
-¿Qué panteón?, ¿qué florerías?, ¿qué plaza? –dijo mi amá.
No era la secundaría 10 a la que se refería, sino a la secundaria 20. Total que manejé hasta la secundaría 20, que está en el otro extremo de la ciudad, y, en efecto, el consultorio estaba a un lado de la escuela, pero el galeno no se apellidaba Contreras, sino Cortinas. Y estaba cerrado.
¡Ay, estas jefecitas! De la risa que me dio, ya hasta me curé.
Espero seguir por muchos años pasándome por los huevos a la ciencia y a la medicina moderna.
Guffo:1, Influenza: 0. ¡Unga Bunga!
Todo empezó el sábado al medio día, cuando no se me antojó una cerveza. “Aquí algo anda mal”, me dije. Por la noche, al intentar dormir, la garganta comenzó a rasparme y, en la mañana al despertar, me dolían los ojos y me hervía tanto la frente que se podía freír un huevo de pterodáctilo en ella.
“Tengo 8 años de conocerte y nunca te habías sentido mal”, me dijo preocupada mi enfermera del amor al momento que volteaba un par de tortillas de harina para hacer burritos en mi amplio comal facial.
Lo primero que pensé fue que alguien del gobierno gringo que tiene tratos oscuros con la industria farmacéutica se enojó mucho al leer mis post de incredulidad ante la influenza y me mandó el virus vía satélite en venganza; entonces, al contestar una llamada en mi celular, fue cuando me contagié. Suena lo más lógico, ¿no?
El caso es que ante mi negativa de ir con un doctor serio -de esos que no tienen gallinas desplumadas ni estampitas de la santa muerte en su despacho- estuve tirado dos días en cama, intentando curarme con métodos naturales: naranjas, papayas, mandarinas, líquidos, temporadas atrasadas de los Simpson y danzas rituales con lanzas alrededor del fuego.
Cuando mi madre se enteró de esto, me regañó y me dijo tajantemente que tenía que ver a un médico. Le puse como condición que iría sólo si me recomendaba a uno honesto, que no me fuera a retacar de medicamentos inútiles y me dijera: “En una semana vienes otra vez a consultarte para ver cómo sigues”. ¿Para qué chingados recetan tantos medicamentos si en una semana uno tiene que volver?
Total que me recomendó a un tal doctor Contreras que tiene su consultorio a un lado de la secundaria 10.
Pero ya saben cómo son las mamases de despistadas, que le cambian el nombre a todo y a Pedrito Fernández le dicen Pablito Hernández, a Tom Cruise le dicen Ben Kruzer y al Price Costco le dicen Prins Co.
Tomé el coche y manejé hasta la secundaria 10, como mi jefecita dijo, pero no encontré ni madres. La llamé por teléfono y le dije que si el consultorio estaba del lado de las florerías del panteón o del lado de la escuela, frente a la plaza.
-¿Qué panteón?, ¿qué florerías?, ¿qué plaza? –dijo mi amá.
No era la secundaría 10 a la que se refería, sino a la secundaria 20. Total que manejé hasta la secundaría 20, que está en el otro extremo de la ciudad, y, en efecto, el consultorio estaba a un lado de la escuela, pero el galeno no se apellidaba Contreras, sino Cortinas. Y estaba cerrado.
¡Ay, estas jefecitas! De la risa que me dio, ya hasta me curé.
Espero seguir por muchos años pasándome por los huevos a la ciencia y a la medicina moderna.
Guffo:1, Influenza: 0. ¡Unga Bunga!
viernes, agosto 21, 2009
Caricaturas de la semana
Hay dos frases que a los dirigentes de este país les encanta repetir cuando la situación es crítica. Una es: "Hay que apretarse el cinturón", y la otra es: "Hago un llamado a la austeridad". Espero con este par de cartones ser más claro –y sarcástico- al respecto.
Sin embargo, el mexicano aguanta todo, y, por más jodido que esté, el panorama lo ve con optimismo, ¡sí, señor! Sobre todo los regiomontanos, esos seres trabajadores y siempre luchones a pesar de padecer temperaturas infernales de su ciudad.
Las únicas noticias que sorprendieron, fueron la del diputado que devolvió una lana y la del "tope" a los salarios de los funcionarios; las demás, son las de siempre: matazones, aumentos contemplados para fin de año, invención de algún otro impuesto, extorsiones policiacas, extorsiones de agentes de tránsito, extorsiones del crimen organizado, bla bla bla.
Y luego no quieren que hablemos mal del país fuera del país.
Sin embargo, el mexicano aguanta todo, y, por más jodido que esté, el panorama lo ve con optimismo, ¡sí, señor! Sobre todo los regiomontanos, esos seres trabajadores y siempre luchones a pesar de padecer temperaturas infernales de su ciudad.
Las únicas noticias que sorprendieron, fueron la del diputado que devolvió una lana y la del "tope" a los salarios de los funcionarios; las demás, son las de siempre: matazones, aumentos contemplados para fin de año, invención de algún otro impuesto, extorsiones policiacas, extorsiones de agentes de tránsito, extorsiones del crimen organizado, bla bla bla.
Y luego no quieren que hablemos mal del país fuera del país.
jueves, agosto 20, 2009
No acostumbro hacer esto, pero hoy pondré un fragmento de un libro. Siento que esta pequeña porción de letras retrata de manera sencilla, fiel y sabia los tiempos que vivimos y lo que nos espera de seguir por el mismo rumbo.
El extracto es del libro "No es País para Viejos", de Cormac McCarthy.
Borren de sus mentes la insípida película de los culturosos hermanos Coen- donde el personaje de Javier Bardem pesa más que todo lo demás- y mejor compren la novela y pongan atención en las reflexiones del sheriff, que son de lo más chingón:
"Me parece saber hacia dónde vamos. Nos están comprando con nuestro propio dinero. Y no son sólo las drogas. Hay por ahí fortunas acumuladas de las que nadie tiene ni idea. ¿Qué pensamos que va a salir de ese dinero? Un dinero que puede comprar naciones enteras. Ya lo ha hecho. ¿Puede comprar este país? Lo dudo. Pero hará que tengas tratos con quien no deberías... Narcóticos siempre han existido. Pero la gente no decide drogarse así porque sí. A millones. No tengo respuesta para eso. En concreto no tengo una respuesta que me dé ánimos... Todo se origina cuando se empiezan a descuidar los buenos modales. En cuanto dejas de oír Señor y Señora el fin está a la vuelta de la esquina"
El extracto es del libro "No es País para Viejos", de Cormac McCarthy.
Borren de sus mentes la insípida película de los culturosos hermanos Coen- donde el personaje de Javier Bardem pesa más que todo lo demás- y mejor compren la novela y pongan atención en las reflexiones del sheriff, que son de lo más chingón:
"Me parece saber hacia dónde vamos. Nos están comprando con nuestro propio dinero. Y no son sólo las drogas. Hay por ahí fortunas acumuladas de las que nadie tiene ni idea. ¿Qué pensamos que va a salir de ese dinero? Un dinero que puede comprar naciones enteras. Ya lo ha hecho. ¿Puede comprar este país? Lo dudo. Pero hará que tengas tratos con quien no deberías... Narcóticos siempre han existido. Pero la gente no decide drogarse así porque sí. A millones. No tengo respuesta para eso. En concreto no tengo una respuesta que me dé ánimos... Todo se origina cuando se empiezan a descuidar los buenos modales. En cuanto dejas de oír Señor y Señora el fin está a la vuelta de la esquina"
miércoles, agosto 19, 2009
Todos debemos conocer a alguno de esos cabrones cogelones cuya pregunta de batalla siempre es: "¿Tiene agujero?". Si la respuesta es afirmativa, el güey en cuestión va directo y mete el chile en el hoyo, sin ningún recato y sin importar que el hoyo sea alcantarilla, tubería de pvc, hormiguero, Fabiruchis o bote vacío de Maestro Limpio.
Para las computadoras, yo soy igual. Pregunto:"¿Puedo escribir mis mamadas?", "¿puedo ver videitos?", "¿puedo pintar mis monitos", y, si la encargada de la tienda -que de seguro no acabó ni la primaria- me dice que sí, estoy más que satisfecho.
Por eso a veces siento vergüenza de mí mismo -tanta que hasta me cuesta ponerme frente al monitor, snif- cuando vienen mis lectores a cuestionarme -o a espetarme, yo qué sé- la razón por la que uso Windows, por la que uso Explorer, por la que tengo una PC y ondas de esas que sólo alguien que se la pasa todo el día frente a una máquina de escribir con televisión (computadora) conoce; pero que gente corriente como uno, con familia, amigos, mujer que no es de “sexy o no” y perro en vez de Tamagochi, ignoramos.
Debido a esta falta de cultura, no sé si vengan a regañarme, no sé si vengan a decirme que soy un burro, que soy un pobre, un jodido, uno de tantos mexicanos en la inopia. No sé si me estén diciendo que estoy pasado de moda, que soy un ruco, que usar Explorer es como seguir usando el Atari o correr con walkman. He llegado a pensar que pudiera ser alguna forma de agresión que utilizan los ñoños para decirse "nacos" entre sí. Pero no estoy seguro.
Si alguien pudiera explicarme qué onda, se lo agradecería.
Si ya decía yo que hasta para ser ñoño hay niveles, snif.
Para las computadoras, yo soy igual. Pregunto:"¿Puedo escribir mis mamadas?", "¿puedo ver videitos?", "¿puedo pintar mis monitos", y, si la encargada de la tienda -que de seguro no acabó ni la primaria- me dice que sí, estoy más que satisfecho.
Por eso a veces siento vergüenza de mí mismo -tanta que hasta me cuesta ponerme frente al monitor, snif- cuando vienen mis lectores a cuestionarme -o a espetarme, yo qué sé- la razón por la que uso Windows, por la que uso Explorer, por la que tengo una PC y ondas de esas que sólo alguien que se la pasa todo el día frente a una máquina de escribir con televisión (computadora) conoce; pero que gente corriente como uno, con familia, amigos, mujer que no es de “sexy o no” y perro en vez de Tamagochi, ignoramos.
Debido a esta falta de cultura, no sé si vengan a regañarme, no sé si vengan a decirme que soy un burro, que soy un pobre, un jodido, uno de tantos mexicanos en la inopia. No sé si me estén diciendo que estoy pasado de moda, que soy un ruco, que usar Explorer es como seguir usando el Atari o correr con walkman. He llegado a pensar que pudiera ser alguna forma de agresión que utilizan los ñoños para decirse "nacos" entre sí. Pero no estoy seguro.
Si alguien pudiera explicarme qué onda, se lo agradecería.
Si ya decía yo que hasta para ser ñoño hay niveles, snif.
martes, agosto 18, 2009
Lección 583 para ser un "ciberloser"
Analicemos la siguiente charla:
Hoy es un EXCELENTE día y mañana será mejor dice:
Ke chida ezta eza foto… Kien ezzzz?
A veCes en La viDa las CosaS no saLen como una las PlaneA dice:
Mi sobrinito
Aparte de lo triste de ambos nicks, la horrenda forma de redactar del primero y la pésima mentira -"qué chida foto"-para romper el hielo , ¿qué más ven de curioso en la situación anterior?, ¿quién creen que se lleve los honores por su patetismo?
En efecto: la personita que escribe con color rosita; pero no por escribir en tono rosita, sino por poner una foto de su sobrinito en su display.
Entiendo a quienes ponen fotos de sus hijos -incluso a quienes ponen fotos con sus perros-, pero: ¿sus sobrinitos?
Peor aún quienes ponen al bebé de su prima o a la bebé de una amiga.
¿No les parece penoso? Me temo que sí.
Recuerden que una imagen dice más que mil palabras, y, al poner la foto de un sobrinito o bebé ajeno, por lógica deducimos que no tienen hijos y se la están pelando por tenerlos, y lo único que transmiten es una urgencia por ser madres y una frustración al no tener quién les haga el chamaco. O puede ser que sí tengan quién se los haga -sobran güeyes que se dedican a sembrar chile-, pero puede ser que quieran todo como papi, mami, tía, güelita, prima, primo, Diosito y sociedad lo dictan, y eso, a veces, tarda en llegar y por eso se frustran y terminan poniendo fotos de sobrintos y niños ajenos, snif.
Si eres hombre y pones este tipo de fotos, mejor ve redactando una nota suicida, pues nunca encontrarás el amor.
Hoy es un EXCELENTE día y mañana será mejor dice:
Ke chida ezta eza foto… Kien ezzzz?
A veCes en La viDa las CosaS no saLen como una las PlaneA dice:
Mi sobrinito
Aparte de lo triste de ambos nicks, la horrenda forma de redactar del primero y la pésima mentira -"qué chida foto"-para romper el hielo , ¿qué más ven de curioso en la situación anterior?, ¿quién creen que se lleve los honores por su patetismo?
En efecto: la personita que escribe con color rosita; pero no por escribir en tono rosita, sino por poner una foto de su sobrinito en su display.
Entiendo a quienes ponen fotos de sus hijos -incluso a quienes ponen fotos con sus perros-, pero: ¿sus sobrinitos?
Peor aún quienes ponen al bebé de su prima o a la bebé de una amiga.
¿No les parece penoso? Me temo que sí.
Recuerden que una imagen dice más que mil palabras, y, al poner la foto de un sobrinito o bebé ajeno, por lógica deducimos que no tienen hijos y se la están pelando por tenerlos, y lo único que transmiten es una urgencia por ser madres y una frustración al no tener quién les haga el chamaco. O puede ser que sí tengan quién se los haga -sobran güeyes que se dedican a sembrar chile-, pero puede ser que quieran todo como papi, mami, tía, güelita, prima, primo, Diosito y sociedad lo dictan, y eso, a veces, tarda en llegar y por eso se frustran y terminan poniendo fotos de sobrintos y niños ajenos, snif.
Si eres hombre y pones este tipo de fotos, mejor ve redactando una nota suicida, pues nunca encontrarás el amor.
lunes, agosto 17, 2009
Dos emails que valen la pena
Un tal Tuto Pérez Troka me escribió este correo. Tan lindo él.
Hay personas que simplemente no pueden dejar ir las cosas. Desde la semana pasada -y hasta el día de hoy- he recibido un montón de correos por lo del “incidente lunar”.
Leí y respondí cada uno de ellos –incluso los más ofensivos, snif- pero la gente no acepta un: “Tengo mis dudas” por respuesta. Y sí, okey: puse videos dudosos en mis posts y pedí que me refutaran pendejadas que ya todos sabemos cómo refutar y que me comprobaran cosas que están más que comprobadas con los mismos argumentos sobados de hace años que ya todos conocemos. En resumen, nadie aportó nada nuevo.
Lo que me sorprendió, es lo intensos que pueden llegar a ser algunos lectores cuando se meten con sus creencias o idealizan algo.
Hay quienes, muy decepcionados, me escribieron diciendo: “Dime que es broma lo que escribiste, dime que no piensas así, Guffo. Yo te consideraba una persona inteligente”. Chale. ¿En qué momento al ver las mamadas que dibujo y leer las jaladas que escribo, llegaron a considerarme inteligente?
Otros me dijeron que soy un ignorante y un burro que debe regresar al primer año de primaria; todo lo anterior redactado con una ortografía tristísima. Al explicarles mi percepción de la educación básica –donde más mentiras y datos erróneos se les transmiten a los niños y, aparte, se les enseña a repetirlos como cotorritos- me dijeron que me estaba saliendo del tema. Cuando los ponía como ejemplo de la pobre educación señalándoles su ortografía, ya ni me respondían. Es lo malo de vivir en un país heterogéneo con una educación centralizada y masificada: creen que todos somos el mismo chango y aprendemos las mismas maromas con el mismo método.
Obviamente no faltaron los mails de los sabihondos que, sin haber estado en la luna, tienen pruebas científicas y tecnológicas que sólo un loco ignorante –como yo, snif- negaría. Yo me limité a responderles de la manera más humanista posible. Les dije que sí, que puede haber mucha ciencia y mucha tecnología, pero que mientras el mundo esté en un retroceso evolutivo, por mí ambas cosas pueden ir a chingar a su madre; y que si ambas cosas se emplearon para mandar a un par de pendejos a un lugar donde de antemano sabían que no había nada, a tomarse fotos dando saltitos y a dejar unos espejitos que miden la distancia de la tierra a la luna -¡wow!, justo lo que la humanidad necesitaba: saber la distancia de la tierra a la luna- nada más para demostrar qué nación tenía el chile más grande, pues con más razón: ¡que chingue a su madre la ciencia y la tecnología!
En fin. El otro correo que me llamó la atención, fue el siguiente. Pero como dudo de todo, ya ni sé qué pensar.
Hay personas que simplemente no pueden dejar ir las cosas. Desde la semana pasada -y hasta el día de hoy- he recibido un montón de correos por lo del “incidente lunar”.
Leí y respondí cada uno de ellos –incluso los más ofensivos, snif- pero la gente no acepta un: “Tengo mis dudas” por respuesta. Y sí, okey: puse videos dudosos en mis posts y pedí que me refutaran pendejadas que ya todos sabemos cómo refutar y que me comprobaran cosas que están más que comprobadas con los mismos argumentos sobados de hace años que ya todos conocemos. En resumen, nadie aportó nada nuevo.
Lo que me sorprendió, es lo intensos que pueden llegar a ser algunos lectores cuando se meten con sus creencias o idealizan algo.
Hay quienes, muy decepcionados, me escribieron diciendo: “Dime que es broma lo que escribiste, dime que no piensas así, Guffo. Yo te consideraba una persona inteligente”. Chale. ¿En qué momento al ver las mamadas que dibujo y leer las jaladas que escribo, llegaron a considerarme inteligente?
Otros me dijeron que soy un ignorante y un burro que debe regresar al primer año de primaria; todo lo anterior redactado con una ortografía tristísima. Al explicarles mi percepción de la educación básica –donde más mentiras y datos erróneos se les transmiten a los niños y, aparte, se les enseña a repetirlos como cotorritos- me dijeron que me estaba saliendo del tema. Cuando los ponía como ejemplo de la pobre educación señalándoles su ortografía, ya ni me respondían. Es lo malo de vivir en un país heterogéneo con una educación centralizada y masificada: creen que todos somos el mismo chango y aprendemos las mismas maromas con el mismo método.
Obviamente no faltaron los mails de los sabihondos que, sin haber estado en la luna, tienen pruebas científicas y tecnológicas que sólo un loco ignorante –como yo, snif- negaría. Yo me limité a responderles de la manera más humanista posible. Les dije que sí, que puede haber mucha ciencia y mucha tecnología, pero que mientras el mundo esté en un retroceso evolutivo, por mí ambas cosas pueden ir a chingar a su madre; y que si ambas cosas se emplearon para mandar a un par de pendejos a un lugar donde de antemano sabían que no había nada, a tomarse fotos dando saltitos y a dejar unos espejitos que miden la distancia de la tierra a la luna -¡wow!, justo lo que la humanidad necesitaba: saber la distancia de la tierra a la luna- nada más para demostrar qué nación tenía el chile más grande, pues con más razón: ¡que chingue a su madre la ciencia y la tecnología!
En fin. El otro correo que me llamó la atención, fue el siguiente. Pero como dudo de todo, ya ni sé qué pensar.
sábado, agosto 15, 2009
El crimen sí paga
Hubo una balacera a cuatro cuadras del negocio. Duró una hora y hasta granadas aventaron.
Al día siguiente llegó gente por montones a comprar cajas para mudanza. Con eso pude completar para los sueldos y pagarle al contador lo que le debía.
Al día siguiente llegó gente por montones a comprar cajas para mudanza. Con eso pude completar para los sueldos y pagarle al contador lo que le debía.
viernes, agosto 14, 2009
Cortina de humo
Déjenme crear un post que sirva como cortina de humo para desviar la atención de la furibunda comunidad científica poniendo fotos de bellas mujeres en poca ropa.
Oh, Dafne. ¿Cómo no iba yo a estar enamorado de ti? Siempre raptada y amordazada a una silla por los villanos, y yo sufriendo desde el sillón de la sala, comiéndome mis frutilupis, deseando que fueran Scooby galletas que me dieran las fuerzas suficientes para irte a salvar. Cuando te hicieron de carne y hueso, vomité; y volví a vomitar por lo pésimas que son las películas. Con decirte que vi con mejores ojos a la ñoña de los lentes.
Oh, Betty. Verónica estaba más buenona que tú por ser morena, pero era la ricachona arrogante del grupito y eso me caía bien gordo de ella. Se lo hubiera soportado nomás para ir a nadar a la alberca de su mansión, jeje. En cambio tú, Betty, siempre tan estudiosa, con tu enorme corazón, ayudando a los viejitos, a los animalitos, a los niños y al pendejo del Archie que no sabía nada de mecánica y tenías que echarle a andar su chatarra de coche.
Oh, morra que tocaba el pandero en la banda de Mandibulín. Morenaza ojona y trompuda, como siempre te soñé. Sí, en efecto: yo fui tu primer groupie y no me perdía tus conciertos en XHGC.
Oh, Zayaka. Valiente mujer que piloteaba un robot que disparaba sus tetas como misiles. Una vez te defendí de un güey de la cuadra que se andaba haciendo el gracioso diciendo: “A Zayaka a Zayaka le saco la cacayaka”. Paré como 15 patadas con mi estómago y 5 puñetazos con el ojo derecho para que no te volviera a decir así.
Oh, Ángel, la niña de las flores. Tenía que ver tu caricatura a escondidas para que mis hermanas no se burlaran de mí. Fue bonito (y en blanco y negro, como la tele de la cocina), porque era algo así como un amor secreto y prohibido. Sólo un “pero” te pongo: siempre me cayó bien gordo tu perro porque traía un globo de moco en la nariz que se le inflaba y desinflaba.
Oh, Mafafa Musguito. No, no es zoofilia ni me falta un tornillo. No pueden negar que si no fuera una lagartija, sería una mujer hermosa y estaría bien buena. Siempre le tuve celos al pinche Patas Verdes, por eso, cada que voy a un restaurante de mariscos, pido ancas de rana en venganza. Como dato adicional, Mafafa era la única que enseñaba la cola.
Oh, Dafne. ¿Cómo no iba yo a estar enamorado de ti? Siempre raptada y amordazada a una silla por los villanos, y yo sufriendo desde el sillón de la sala, comiéndome mis frutilupis, deseando que fueran Scooby galletas que me dieran las fuerzas suficientes para irte a salvar. Cuando te hicieron de carne y hueso, vomité; y volví a vomitar por lo pésimas que son las películas. Con decirte que vi con mejores ojos a la ñoña de los lentes.
Oh, Betty. Verónica estaba más buenona que tú por ser morena, pero era la ricachona arrogante del grupito y eso me caía bien gordo de ella. Se lo hubiera soportado nomás para ir a nadar a la alberca de su mansión, jeje. En cambio tú, Betty, siempre tan estudiosa, con tu enorme corazón, ayudando a los viejitos, a los animalitos, a los niños y al pendejo del Archie que no sabía nada de mecánica y tenías que echarle a andar su chatarra de coche.
Oh, morra que tocaba el pandero en la banda de Mandibulín. Morenaza ojona y trompuda, como siempre te soñé. Sí, en efecto: yo fui tu primer groupie y no me perdía tus conciertos en XHGC.
Oh, Zayaka. Valiente mujer que piloteaba un robot que disparaba sus tetas como misiles. Una vez te defendí de un güey de la cuadra que se andaba haciendo el gracioso diciendo: “A Zayaka a Zayaka le saco la cacayaka”. Paré como 15 patadas con mi estómago y 5 puñetazos con el ojo derecho para que no te volviera a decir así.
Oh, Ángel, la niña de las flores. Tenía que ver tu caricatura a escondidas para que mis hermanas no se burlaran de mí. Fue bonito (y en blanco y negro, como la tele de la cocina), porque era algo así como un amor secreto y prohibido. Sólo un “pero” te pongo: siempre me cayó bien gordo tu perro porque traía un globo de moco en la nariz que se le inflaba y desinflaba.
Oh, Mafafa Musguito. No, no es zoofilia ni me falta un tornillo. No pueden negar que si no fuera una lagartija, sería una mujer hermosa y estaría bien buena. Siempre le tuve celos al pinche Patas Verdes, por eso, cada que voy a un restaurante de mariscos, pido ancas de rana en venganza. Como dato adicional, Mafafa era la única que enseñaba la cola.
jueves, agosto 13, 2009
Actualización
Chale. Se vale sobar. Qué buena madriza me arrimaron. No pensé que tomarían TAN en serio mi post de la selección mexicana y la luna.
Después de haber perdido a 12764950 trillones de lectores por mis locos cuestionamientos sobre el alunizaje, me queda ponerme serio y aclarar algo que no aclaré porque -como les repito- no lo creí necesario, el post no era sobre eso, nadie lee los comentarios y pensé que se tomarían a la ligera mi arranque de "¡me vale verga y nunca pisamos la luna!".
Yo lo que cuestiono es el MOMENTO y las CONDICIONES del alunizaje del Apolo 11 (bueno, y también algunas de las fotografías de ESA misión). Y todo lo que ya mencioné sobre los Estados Unidos y su afán protagónico.
Y sí, conozco las bases científicas que desmienten cualquier supuesto fraude (que la cámara era una Hasselblad 500 semiautomática resistente a temperaturas extremas que iba colgada al pecho por medio de un arnés, con un rollo especial sensible a la luz fabricado por Kodak para ese propósito, adaptada para ser operada con guantes y bla bla bla), también estoy enterado de los argumentos que derriban cualquier teoría de conspiración y estoy familiarizado con los términos científicos que comprueban que el hombre, en efecto, pisó la luna (los espejitos que reflejan rayos láser, los cientos de piedras lunares que hay en la tierra, etcétera) .
Ni siquiera me estoy metiendo en ese argumento facilista de: “Si ya fuimos a la luna, ¿entonces por qué no hemos vuelto desde hace tanto tiempo?”, porque caería en otro facilismo al decir que no hemos vuelto porque los gringos ya se dieron cuenta que allá no hay petróleo, jojojo.
Insisto: lo que me hace ruido es el MOMENTO y las CONDICIONES del primer alunizaje. Punto.
Fin del tema. Gracias a todos por ofenderse, encabronarse y llamarme ignorante de mierda, snif. No aguantan nada.
Después de haber perdido a 12764950 trillones de lectores por mis locos cuestionamientos sobre el alunizaje, me queda ponerme serio y aclarar algo que no aclaré porque -como les repito- no lo creí necesario, el post no era sobre eso, nadie lee los comentarios y pensé que se tomarían a la ligera mi arranque de "¡me vale verga y nunca pisamos la luna!".
Yo lo que cuestiono es el MOMENTO y las CONDICIONES del alunizaje del Apolo 11 (bueno, y también algunas de las fotografías de ESA misión). Y todo lo que ya mencioné sobre los Estados Unidos y su afán protagónico.
Y sí, conozco las bases científicas que desmienten cualquier supuesto fraude (que la cámara era una Hasselblad 500 semiautomática resistente a temperaturas extremas que iba colgada al pecho por medio de un arnés, con un rollo especial sensible a la luz fabricado por Kodak para ese propósito, adaptada para ser operada con guantes y bla bla bla), también estoy enterado de los argumentos que derriban cualquier teoría de conspiración y estoy familiarizado con los términos científicos que comprueban que el hombre, en efecto, pisó la luna (los espejitos que reflejan rayos láser, los cientos de piedras lunares que hay en la tierra, etcétera) .
Ni siquiera me estoy metiendo en ese argumento facilista de: “Si ya fuimos a la luna, ¿entonces por qué no hemos vuelto desde hace tanto tiempo?”, porque caería en otro facilismo al decir que no hemos vuelto porque los gringos ya se dieron cuenta que allá no hay petróleo, jojojo.
Insisto: lo que me hace ruido es el MOMENTO y las CONDICIONES del primer alunizaje. Punto.
Fin del tema. Gracias a todos por ofenderse, encabronarse y llamarme ignorante de mierda, snif. No aguantan nada.
Con los posts que escribí ayer comprobé algunas cosas:
1.- La mayoría de la gente cree tener la verdad absoluta. Existe su verdad y nada más que su verdad. Cuando alguien se atreve a contradecirlos, se encabronan y tachan de ignorante a quien los contradice.
2.- No se puede contradecir a alguien que, sin ser científico, dice que sus argumentos son "pruebas científicas" o los vio en el Discovery Channel o en internet. Ah, pero cuando les dices que científicamente es imposible que Dios exista, ahí sí se echan pa´trás.
El Discovery sacó un "documental" sobre la existencia de los dragones, con científicos y toda la cosa. Entonces debe ser real.
3.- Por más información que tengamos a la mano, nuestros conocimientos siempre van a ser limitados si tenemos una mente estrecha. Es la crisis que padecemos: entre más herramientas para informarnos, mayor es nuestra desinformación.
Y el último punto que comprobé, es la arrogancia de algunos: "Tú no opines y mejor diviértenos", "tú no opines y mejor dibuja", "tú no opines y mejor escribe otras cosas". Con ese pensamiento nos han hecho creer mil mamadas y han sometido países enteros. Tú no opines, tú cállate, tú no pienses y nomás cree en lo que yo digo porque lo que yo digo es la ley. Órale...
Muchas gracias por participar.
1.- La mayoría de la gente cree tener la verdad absoluta. Existe su verdad y nada más que su verdad. Cuando alguien se atreve a contradecirlos, se encabronan y tachan de ignorante a quien los contradice.
2.- No se puede contradecir a alguien que, sin ser científico, dice que sus argumentos son "pruebas científicas" o los vio en el Discovery Channel o en internet. Ah, pero cuando les dices que científicamente es imposible que Dios exista, ahí sí se echan pa´trás.
El Discovery sacó un "documental" sobre la existencia de los dragones, con científicos y toda la cosa. Entonces debe ser real.
3.- Por más información que tengamos a la mano, nuestros conocimientos siempre van a ser limitados si tenemos una mente estrecha. Es la crisis que padecemos: entre más herramientas para informarnos, mayor es nuestra desinformación.
Y el último punto que comprobé, es la arrogancia de algunos: "Tú no opines y mejor diviértenos", "tú no opines y mejor dibuja", "tú no opines y mejor escribe otras cosas". Con ese pensamiento nos han hecho creer mil mamadas y han sometido países enteros. Tú no opines, tú cállate, tú no pienses y nomás cree en lo que yo digo porque lo que yo digo es la ley. Órale...
Muchas gracias por participar.
miércoles, agosto 12, 2009
Update
Ni pedo: ganó México. A seguir creyendo que son excepcionales y algún día ganarán el mundial. Lo que me preocupó fue enterarme que el estadio Azteca estaba lleno: eso quiere decir que en verdad el desempleo está bien cabrón. Pero luego me reanimé pensando que la cosa era al revés: que hay tanto empleo que la gente puede darse el lujo de ir a un estadio, en miércoles, a las 3 de la tarde, a ver un partido. Bendito país.
Respecto a lo del viaje a la luna y mi, ay, snif, carencia de conocimientos científicos (ignoro por qué tanto científico se mete a leer mi blog), lo único que digo es que es IMPOSIBLE generar imágenes tan nítidas y con ciertas características cuestionables como las fotos que conocemos sobre el alunizaje. Es imposible hacer eso -y lo digo con los pocos conocimientos que tengo de fotografía- sin equipo de iluminación de apoyo; más aún en esas condiciones atmosféricas.
Pero bueno, supongo que hablar de esto es como debatir la existencia de Dios, pues habrá muchos de ustedes que tengan pruebas "irrefutables" sobre su existencia.
Respecto a lo del viaje a la luna y mi, ay, snif, carencia de conocimientos científicos (ignoro por qué tanto científico se mete a leer mi blog), lo único que digo es que es IMPOSIBLE generar imágenes tan nítidas y con ciertas características cuestionables como las fotos que conocemos sobre el alunizaje. Es imposible hacer eso -y lo digo con los pocos conocimientos que tengo de fotografía- sin equipo de iluminación de apoyo; más aún en esas condiciones atmosféricas.
Pero bueno, supongo que hablar de esto es como debatir la existencia de Dios, pues habrá muchos de ustedes que tengan pruebas "irrefutables" sobre su existencia.
La Selección y la luna
Dicen que el poder es algo que nunca llegamos a conocer ni estando parados en sus más altas esferas, pues siempre habrá ese rincón oscuro e impenetrable, donde habita el hombre detrás de la cortina.
Para ejemplificar el poder –el verdadero poder, no que tu tío sea alcalde o tu mamá trabaje en la SEP o tengas un primo directivo de Televisa- me gusta hablar de ese bonito cuento llamado “El Viaje a la Luna”. El alunizaje es el más grande y absurdo engaño jamás perpetrado en la historia de la humanidad, sin embargo, en todas las escuelas de todo el mundo, año con año, se lo enseñan a los niños como verdad absoluta. Díganme si eso no es tener los tentáculos demasiado largos.
¿Quién controla esos tentáculos?, ¿quién permite que se siga celebrando tal farsa?, ¿quién permite que se siga poniendo en los libros de texto? Si el mismo Henry Kissinger y Donald Rumsfeld (ambos criminales en la era Nixon y en la era Bush; y uno de ellos Premio Nobel… chale) han declarado que todo fue un montaje dirigido por Kubrick, entonces ¿por qué se empeñan en sostener tal mentira?
Sólo el hombre detrás de la cortina lo sabe.
(Nota: Si creen que por mis ideas soy comunista, perredista, antiyanki, mariguano, alucinado y demás, va un par de links que los sacarán de muchas dudas. Éste y éste)
Hoy, llegando a la oficina, me acordé que juega México contra Estados Unidos; y, pensando en el poder, la hipocresía y la mierda que nos enseñan en la escuela y nos venden los medios, me pregunté qué será peor:
¿Legalizar las drogas o permitir que poderosas empresas –tan poderosas como los cárteles- como la Bimbo, la Coca Cola, la Sabritas, Del Monte, Danone, Kellogs o Fud le vendan su mierda con aspartame, amarillo No. 5, benzoatos y demás químicos cancerígenos a niños; a los mismos niños que sueñan con ser astronautas porque creen que alguna vez un trío de gringos desabridos llegó a la luna?
¿No que el gobierno no iba a permitir que la droga llegue a nuestros hijos? Si siempre lo han permitido, nomás que se hacen pendejos y la ofrece en paquetitos llamativos, le atribuyen poderes que no tienen (creci-calcio, 8 vitaminas y hierro, omega 3 y demás mamadas), te ponen en chiquito que comas frutas y verduras (cosas que nunca anuncian en la tele) y la venden a precios de risa para, supuestamente, "apoyar la economía familiar". ¿Alimentos tan completos en un país de obesos y desnutridos? ¡Qué ironía!
Y con esto volvemos a lo mismo: todo es un hermoso montaje, como lo del viaje a la luna.
Por eso, no es de sorprenderse que dichas empresas que venden mierda, que generan cantidades industriales de basura con sus empaques, que vierten gases a la atmósfera sin que nos demos cuenta, que producen chimuelos y enfermos y economías locales quebradas, patrocinen más mierda, como la selección mexicana de fútbol: otra farsa, otro montaje, otro evento sobrevalorado, otro producto dañino; la popó más grande y pestilente del momento, generadora de deportistas pasivos, patriotas de a peso, barrigones frustrados y bebedores empedernidos que les gusta que les roben su dinero. Por eso les repito: ya no sé qué sea peor.
Nunca entenderé el poder ni estando parado en sus más altas esferas. Quizá el poder de uno no sea suficiente para combatir el poder del engaño, el poder del sistema, de la matrix. Sin embargo, no pierdo la esperanza y, con todas mis fuerzas y el poder que mis fuerzas puedan tener, pido que México no vaya al pinche mundial. Por un país sin mentiras, por un país menos pendejo y por un mundo igual: ojalá México pierda hoy.
Para ejemplificar el poder –el verdadero poder, no que tu tío sea alcalde o tu mamá trabaje en la SEP o tengas un primo directivo de Televisa- me gusta hablar de ese bonito cuento llamado “El Viaje a la Luna”. El alunizaje es el más grande y absurdo engaño jamás perpetrado en la historia de la humanidad, sin embargo, en todas las escuelas de todo el mundo, año con año, se lo enseñan a los niños como verdad absoluta. Díganme si eso no es tener los tentáculos demasiado largos.
¿Quién controla esos tentáculos?, ¿quién permite que se siga celebrando tal farsa?, ¿quién permite que se siga poniendo en los libros de texto? Si el mismo Henry Kissinger y Donald Rumsfeld (ambos criminales en la era Nixon y en la era Bush; y uno de ellos Premio Nobel… chale) han declarado que todo fue un montaje dirigido por Kubrick, entonces ¿por qué se empeñan en sostener tal mentira?
Sólo el hombre detrás de la cortina lo sabe.
(Nota: Si creen que por mis ideas soy comunista, perredista, antiyanki, mariguano, alucinado y demás, va un par de links que los sacarán de muchas dudas. Éste y éste)
Hoy, llegando a la oficina, me acordé que juega México contra Estados Unidos; y, pensando en el poder, la hipocresía y la mierda que nos enseñan en la escuela y nos venden los medios, me pregunté qué será peor:
¿Legalizar las drogas o permitir que poderosas empresas –tan poderosas como los cárteles- como la Bimbo, la Coca Cola, la Sabritas, Del Monte, Danone, Kellogs o Fud le vendan su mierda con aspartame, amarillo No. 5, benzoatos y demás químicos cancerígenos a niños; a los mismos niños que sueñan con ser astronautas porque creen que alguna vez un trío de gringos desabridos llegó a la luna?
¿No que el gobierno no iba a permitir que la droga llegue a nuestros hijos? Si siempre lo han permitido, nomás que se hacen pendejos y la ofrece en paquetitos llamativos, le atribuyen poderes que no tienen (creci-calcio, 8 vitaminas y hierro, omega 3 y demás mamadas), te ponen en chiquito que comas frutas y verduras (cosas que nunca anuncian en la tele) y la venden a precios de risa para, supuestamente, "apoyar la economía familiar". ¿Alimentos tan completos en un país de obesos y desnutridos? ¡Qué ironía!
Y con esto volvemos a lo mismo: todo es un hermoso montaje, como lo del viaje a la luna.
Por eso, no es de sorprenderse que dichas empresas que venden mierda, que generan cantidades industriales de basura con sus empaques, que vierten gases a la atmósfera sin que nos demos cuenta, que producen chimuelos y enfermos y economías locales quebradas, patrocinen más mierda, como la selección mexicana de fútbol: otra farsa, otro montaje, otro evento sobrevalorado, otro producto dañino; la popó más grande y pestilente del momento, generadora de deportistas pasivos, patriotas de a peso, barrigones frustrados y bebedores empedernidos que les gusta que les roben su dinero. Por eso les repito: ya no sé qué sea peor.
Nunca entenderé el poder ni estando parado en sus más altas esferas. Quizá el poder de uno no sea suficiente para combatir el poder del engaño, el poder del sistema, de la matrix. Sin embargo, no pierdo la esperanza y, con todas mis fuerzas y el poder que mis fuerzas puedan tener, pido que México no vaya al pinche mundial. Por un país sin mentiras, por un país menos pendejo y por un mundo igual: ojalá México pierda hoy.
domingo, agosto 09, 2009
No sé si en algún momento de la vida llega a desaparecer esa aversión por los domingos, como cuando uno crece y le pierde el miedo al monstruo del clóset o a bajar por un vaso de agua en la madrugada. Bueno, aunque eso no desaparece del todo. No puedo negar que a veces siento que hay alguien detrás de mí, escondido en la penumbra, y subo corriendo -de dos en dos- los escalones.
De niño, el domingo era un día desperdiciado. Lo odiaba y no comprendía su razón de existir. Hacía tareas atrasadas, arreglaba los libros de la escuela y me dormía temprano. A veces comíamos en algún restaurante con familiares o amigos; también íbamos a misa e imaginaba a Dios dormido en una hamaca, mientras una bola de insensatos le daba las gracias o le pedía favores el único día que descansa.
A la fecha, me es imposible disfrutar un domingo sin remordimientos. Así esté con la gente más maravillosa en el lugar más chingón del mundo. El simple hecho de pensar que al día siguiente se tiene que trabajar, arruina cualquier intento de goce.
Me molesta tener que regresar a casa si estoy en algún rancho o quinta campestre; me molesta dejar de tomar cerveza durante la comida para que el lunes no me pegue la cruda; me molesta pensar en todos los pendientes de la semana laboral: abrir temprano, ir al banco, pagar facturas, mandar correos, buscar clientes, etc. Me resulta triste esperar que el bullicio de la mañana me despierte para reanudar una rutina.
Si alguien tiene una receta efectiva para disfrutar plenamente de un domingo, por favor pásemela.
De niño, el domingo era un día desperdiciado. Lo odiaba y no comprendía su razón de existir. Hacía tareas atrasadas, arreglaba los libros de la escuela y me dormía temprano. A veces comíamos en algún restaurante con familiares o amigos; también íbamos a misa e imaginaba a Dios dormido en una hamaca, mientras una bola de insensatos le daba las gracias o le pedía favores el único día que descansa.
A la fecha, me es imposible disfrutar un domingo sin remordimientos. Así esté con la gente más maravillosa en el lugar más chingón del mundo. El simple hecho de pensar que al día siguiente se tiene que trabajar, arruina cualquier intento de goce.
Me molesta tener que regresar a casa si estoy en algún rancho o quinta campestre; me molesta dejar de tomar cerveza durante la comida para que el lunes no me pegue la cruda; me molesta pensar en todos los pendientes de la semana laboral: abrir temprano, ir al banco, pagar facturas, mandar correos, buscar clientes, etc. Me resulta triste esperar que el bullicio de la mañana me despierte para reanudar una rutina.
Si alguien tiene una receta efectiva para disfrutar plenamente de un domingo, por favor pásemela.
sábado, agosto 08, 2009
jueves, agosto 06, 2009
Cuando llegué y mi casa estaba abierta
La casa que rento tiene dos cuartos en la segunda planta. En uno tengo mi recámara y en otro “mi estudio".
“Mi estudio” no es otra cosa que el cuarto donde tengo la computadora, mi restirador, un estéreo del año del kikirikí, ropa, zapatos, cajas, unos cuadros al óleo que no he terminado, papeles, pinturas, maderita de sacapuntas y un chingo de cosas tiradas. Cuando alguien va a mi casa no me gusta que entre a ese cuarto porque siempre está así y me da hueva recogerlo.
Hoy que llegué a mi casa, por ahí de las 8 pm, la puerta de la entrada estaba abierta. “¡Puta madre, ya se me metieron a robar lo poco que tengo!”, pensé.
Me armé de valor y con todos mis huevos grité: “¡Ay, auxiiiliooo, policíiiiaaaa!”. Después fui corriendo con un par de vecinos a los que no conozco y que estaban tomando el fresco de la noche para que me cubrieran la retaguardia -o mandaran flores a mi jefecita- en dado caso que hubiera un viejo feo adentro.
Total que nos metimos armados con un palo de escoba, una cruceta y un pedazo de block. Prendí las luces y avancé gritando que mataría a todo aquel que estuviera dentro, con dosis extra de sufrimiento al que encontrara mi escondite secreto de revistas porno y las haya hojeado (sobre todo mi Playboy de Lourdes Murguía, snif).
Abajo no había nadie y todo parecía estar en su lugar. No creo que los ladrones quisieran robarse unas jarras con agua, una lata de chiles La Costeña y 4 servilletas Azalea.
Total que subimos a la parte de arriba. No había nadie en el baño y no había nadie en mi recámara, por lo que empecé a tranquilizarme y a pensar que posiblemente había dejado la puerta sin atrancar al salir a trabajar en la mañana… pero faltaba checar “mi estudio”, que siempre tengo cerrado.
Chan chan chan chaaaaan…
Abrí la puerta de una patada con doble giro invertido y pasito de Michael Jackson. Encendí la luz a palazos de escoba y, cuando todo se iluminó, a mis vecinos se les desencajó el rostro.
-Hay que llamar a una patrulla: ya te chingaron, compadre –dijo uno.
-Sí, qué mal pedo. Hay que ver qué se llevaron y levantar una denuncia –dijo el otro.
Yo no sabía a qué se referían, pues ahí estaba todo: mi computadora, mi estéreo, mi ropa, mi… Aaaah…
Creo que ya le hace falta una arregladita a “mi estudio”.
“Mi estudio” no es otra cosa que el cuarto donde tengo la computadora, mi restirador, un estéreo del año del kikirikí, ropa, zapatos, cajas, unos cuadros al óleo que no he terminado, papeles, pinturas, maderita de sacapuntas y un chingo de cosas tiradas. Cuando alguien va a mi casa no me gusta que entre a ese cuarto porque siempre está así y me da hueva recogerlo.
Hoy que llegué a mi casa, por ahí de las 8 pm, la puerta de la entrada estaba abierta. “¡Puta madre, ya se me metieron a robar lo poco que tengo!”, pensé.
Me armé de valor y con todos mis huevos grité: “¡Ay, auxiiiliooo, policíiiiaaaa!”. Después fui corriendo con un par de vecinos a los que no conozco y que estaban tomando el fresco de la noche para que me cubrieran la retaguardia -o mandaran flores a mi jefecita- en dado caso que hubiera un viejo feo adentro.
Total que nos metimos armados con un palo de escoba, una cruceta y un pedazo de block. Prendí las luces y avancé gritando que mataría a todo aquel que estuviera dentro, con dosis extra de sufrimiento al que encontrara mi escondite secreto de revistas porno y las haya hojeado (sobre todo mi Playboy de Lourdes Murguía, snif).
Abajo no había nadie y todo parecía estar en su lugar. No creo que los ladrones quisieran robarse unas jarras con agua, una lata de chiles La Costeña y 4 servilletas Azalea.
Total que subimos a la parte de arriba. No había nadie en el baño y no había nadie en mi recámara, por lo que empecé a tranquilizarme y a pensar que posiblemente había dejado la puerta sin atrancar al salir a trabajar en la mañana… pero faltaba checar “mi estudio”, que siempre tengo cerrado.
Chan chan chan chaaaaan…
Abrí la puerta de una patada con doble giro invertido y pasito de Michael Jackson. Encendí la luz a palazos de escoba y, cuando todo se iluminó, a mis vecinos se les desencajó el rostro.
-Hay que llamar a una patrulla: ya te chingaron, compadre –dijo uno.
-Sí, qué mal pedo. Hay que ver qué se llevaron y levantar una denuncia –dijo el otro.
Yo no sabía a qué se referían, pues ahí estaba todo: mi computadora, mi estéreo, mi ropa, mi… Aaaah…
Creo que ya le hace falta una arregladita a “mi estudio”.
miércoles, agosto 05, 2009
El cliente del año
No dejan de sorprenderme los clientes que llegan al negocio.
Algunos pasan hoooras decidiéndose por una caja para empaquetar tornillos. Otros llegan en pareja, felices, a comprar cajas para mudanza, pero terminan de pleito por un simple cubo de cartón. Por lo general, el hombre siempre busca las cajas más baratas y usadas, y la mujer se guía por las más bonitas o las más grandes, en las que le quepan más cosas y no tengan que doblar sus vestidos. El marido casi siempre le reprocha que como ella no es la que las carga, por eso quiere las más grandes y pesadas; que como ella no es la que paga, no piensa en el precio del producto y bla bla bla. Total que se van encabronados, sin comprar nada; dejándome una sensación de pena ajena muy gacha.
Otros clientes llegan pidiendo cajas que no existen. Cajas “marcianas” o “mafufas”, como las llamo yo con todo mi profesionalismo empresarial. "¿No tendrás una caja un poquito más chiquita que ésta, pero más alargadita, con agarraderas a los costados, que no traiga la flecha indicando hacia arriba y con una pestaña doble para que cierre como un maletín?". Cuando les dices que ésa es una caja especial (o espacial, jijiji), que se tiene que mandar a hacer a partir de un diseño, fabricar un suaje y como pedido mínimo tienen que ser 500 unidades, el cliente sale con que sólo necesita UNA, y que no seas malito y se la fabriques. Ah, y que le salga a precio de regalo.
Pero quien hasta el día de hoy se ha graduado con honores –summa cum laude- de la Universidad de Clientes Freaks, es uno que llegó ayer por la tarde. Incluso se chinga al señor que una vez llegó pidiendo “piso de plástico negro para alberca” después de leer el letrerote de afuera que dice en letras mayúsculas “CAJAS DE CARTÓN”.
El hombre de ayer me pidió una "casita de cartón". Me disculpé porque creí no haber escuchado bien lo que me pedía, y me repitió: “Sí, necesito una casita de cartón”. Imaginé que necesitaba lámina de cartón o cartón corrugado para hacer alguna manualidad, maqueta o trabajo escolar de sus hijos. Cuando le di opciones, me dijo que no le entendía lo que me pedía. “No, esto no es lo que busco. Necesito algo donde quepa una persona sentada. Es que el guardia de la colonia se nos asolea mucho y ya se nos desmayó una vez y quería algo así como una caseta de vigilancia”. ¿WTF?
¿Por qué dejan que esa gente ande suelta en la calle?
Algunos pasan hoooras decidiéndose por una caja para empaquetar tornillos. Otros llegan en pareja, felices, a comprar cajas para mudanza, pero terminan de pleito por un simple cubo de cartón. Por lo general, el hombre siempre busca las cajas más baratas y usadas, y la mujer se guía por las más bonitas o las más grandes, en las que le quepan más cosas y no tengan que doblar sus vestidos. El marido casi siempre le reprocha que como ella no es la que las carga, por eso quiere las más grandes y pesadas; que como ella no es la que paga, no piensa en el precio del producto y bla bla bla. Total que se van encabronados, sin comprar nada; dejándome una sensación de pena ajena muy gacha.
Otros clientes llegan pidiendo cajas que no existen. Cajas “marcianas” o “mafufas”, como las llamo yo con todo mi profesionalismo empresarial. "¿No tendrás una caja un poquito más chiquita que ésta, pero más alargadita, con agarraderas a los costados, que no traiga la flecha indicando hacia arriba y con una pestaña doble para que cierre como un maletín?". Cuando les dices que ésa es una caja especial (o espacial, jijiji), que se tiene que mandar a hacer a partir de un diseño, fabricar un suaje y como pedido mínimo tienen que ser 500 unidades, el cliente sale con que sólo necesita UNA, y que no seas malito y se la fabriques. Ah, y que le salga a precio de regalo.
Pero quien hasta el día de hoy se ha graduado con honores –summa cum laude- de la Universidad de Clientes Freaks, es uno que llegó ayer por la tarde. Incluso se chinga al señor que una vez llegó pidiendo “piso de plástico negro para alberca” después de leer el letrerote de afuera que dice en letras mayúsculas “CAJAS DE CARTÓN”.
El hombre de ayer me pidió una "casita de cartón". Me disculpé porque creí no haber escuchado bien lo que me pedía, y me repitió: “Sí, necesito una casita de cartón”. Imaginé que necesitaba lámina de cartón o cartón corrugado para hacer alguna manualidad, maqueta o trabajo escolar de sus hijos. Cuando le di opciones, me dijo que no le entendía lo que me pedía. “No, esto no es lo que busco. Necesito algo donde quepa una persona sentada. Es que el guardia de la colonia se nos asolea mucho y ya se nos desmayó una vez y quería algo así como una caseta de vigilancia”. ¿WTF?
¿Por qué dejan que esa gente ande suelta en la calle?
martes, agosto 04, 2009
El día que la televisión murió
Ahora resulta que el talentosísimo Alex Ibarra tendrá un reality show (ya a cualquier mierda la justifican con esa palabra) donde buscará el amor.
Está de más decir que el proyecto es una copia descarada de dos pésimos programas gringos: “Rock of Love” y “The Flavor of Love”. Y no me sorprende, pues su productor, Miguel Ángel Fox, tiene fama de bandido de ideas.
Incluso la decena de viejas con las que vivirá el tal Alex tienen nombres tan mamones como las participantes de los shows gringos; sólo que en éste rayan en lo ridículo (hay una participante que se llama “Diva”, háganme el puto favor).
Lo triste del asunto es que Alex Ibarra ni es rockstar, ni es un ícono de la música, ni es estrella, ni es galán ni es nada (creo que su único mérito es haberse cogido a la Thalía cuando estaba feita y naquita); y más triste aún es recurrir a un método tan tramposo como un supuesto reality show para conseguir trabajo y vieja. ¿Qué no eres el gran Alex Ibarra, el de “Vaselina”?
No conformes con seguir dándole en la madre a la televisión mexicana, también sacarán un reality con la tal Anahí, que será otro desvergonzado fusil del programa de la cuerpo-de-perro-parado Paris Hilton, donde la ex Chiquilladas buscará una “mejor amiga” (¿tan insoportable es que no puede conseguir amigas en la vida real?) y así tener con quien ir al dentista a blanquearse los dientes de mazorca que tiene y vomitar en el baño la hoja de lechuga que comió en el desayuno.
La tele ha muerto.
Está de más decir que el proyecto es una copia descarada de dos pésimos programas gringos: “Rock of Love” y “The Flavor of Love”. Y no me sorprende, pues su productor, Miguel Ángel Fox, tiene fama de bandido de ideas.
Incluso la decena de viejas con las que vivirá el tal Alex tienen nombres tan mamones como las participantes de los shows gringos; sólo que en éste rayan en lo ridículo (hay una participante que se llama “Diva”, háganme el puto favor).
Lo triste del asunto es que Alex Ibarra ni es rockstar, ni es un ícono de la música, ni es estrella, ni es galán ni es nada (creo que su único mérito es haberse cogido a la Thalía cuando estaba feita y naquita); y más triste aún es recurrir a un método tan tramposo como un supuesto reality show para conseguir trabajo y vieja. ¿Qué no eres el gran Alex Ibarra, el de “Vaselina”?
No conformes con seguir dándole en la madre a la televisión mexicana, también sacarán un reality con la tal Anahí, que será otro desvergonzado fusil del programa de la cuerpo-de-perro-parado Paris Hilton, donde la ex Chiquilladas buscará una “mejor amiga” (¿tan insoportable es que no puede conseguir amigas en la vida real?) y así tener con quien ir al dentista a blanquearse los dientes de mazorca que tiene y vomitar en el baño la hoja de lechuga que comió en el desayuno.
La tele ha muerto.
sábado, agosto 01, 2009
Epílogo
Hoy la playa amaneció con manchas de chapopote.
-¿Estás triste? –me preguntó.
-Cómo no estarlo…
Volvimos a la habitación. En casi todos los canales del televisor transmitían el incidente. Un oleoducto cercano había tronado durante la noche.
Volví al mar por la tarde. Enormes máquinas cribadoras limpiaban la orilla, escondiendo un problema que no tendrá solución hasta que los culpables se descuarticen por la última gota de petróleo.
Regresé al cuarto. Frotó crema en mis hombros ardidos por el sol.
-¿Sigues triste? –me preguntó.
-Ya menos –respondí sonriendo, para no mortificarla.
Me puse una camiseta, hicimos maletas, subimos al coche y viajamos de vuelta a casa.
-¿Todavía tienes que regresar el sábado? –le pregunté después de llenar el tanque de gasolina y sentirme estúpidamente culpable al recordar la imagen de la playa.
-Sí. Ya tengo el boleto para salir el domingo temprano.
Respiré hondo y entrecerré los ojos para que los rayos del sol no me calaran tanto.
-Allá en Mérida no hay manchas de chapopote en el mar. Todavía no –dijo.
Me tomó de la mano y la miré.
-Allá no te vas a poner triste.
Posé la vista de vuelta en el camino y conduje hasta que anocheció. No soltamos nuestras manos ni para espantar al mosquito que accidentalmente se había metido por una de las ventanas.
-¿Estás triste? –me preguntó.
-Cómo no estarlo…
Volvimos a la habitación. En casi todos los canales del televisor transmitían el incidente. Un oleoducto cercano había tronado durante la noche.
Volví al mar por la tarde. Enormes máquinas cribadoras limpiaban la orilla, escondiendo un problema que no tendrá solución hasta que los culpables se descuarticen por la última gota de petróleo.
Regresé al cuarto. Frotó crema en mis hombros ardidos por el sol.
-¿Sigues triste? –me preguntó.
-Ya menos –respondí sonriendo, para no mortificarla.
Me puse una camiseta, hicimos maletas, subimos al coche y viajamos de vuelta a casa.
-¿Todavía tienes que regresar el sábado? –le pregunté después de llenar el tanque de gasolina y sentirme estúpidamente culpable al recordar la imagen de la playa.
-Sí. Ya tengo el boleto para salir el domingo temprano.
Respiré hondo y entrecerré los ojos para que los rayos del sol no me calaran tanto.
-Allá en Mérida no hay manchas de chapopote en el mar. Todavía no –dijo.
Me tomó de la mano y la miré.
-Allá no te vas a poner triste.
Posé la vista de vuelta en el camino y conduje hasta que anocheció. No soltamos nuestras manos ni para espantar al mosquito que accidentalmente se había metido por una de las ventanas.