Mamá Fratelli, mi rentera extraterrestre, acostumbra comprar lo más barato que encuentra en el supermercado: paquetes de jamón ahumado de dos dólares y misteriosa fecha de caducidad, cereal más pinche duro que el Maizoro que trae el dibujo del gorila morado, leche tan transparente como la bolsa de plástico en que viene empaquetada, y frutas y verduras que, por lo magulladas, juraría que las roba de la huerta de la casa de al lado.
Pero no todo es comida barata en la mansión Fratelli. Una noche -aunque ustedes, amados lectores, no lo crean- Mamá Fratelli cocinó mejillones. Sí: mejillones. Y sí: sé que muchos de ustedes no los conocen por no ser de paladar fino; pero qué le vamos a hacer.
La primera reacción que tuve cuando mi mamá adoptiva me preguntó si me gustaba dicho molusco, fue un “¡Ahijuelachingada!”, acompañado de una relamida de bigotes. Le dije que obviamente me gustaba comer mitílidos, sobre todo porque su forma se parece tanto a la del órgano reproductor femenino porque tiene una… digo… ejem… nada. Bueno, total que, incrédulo todavía de que fueran mejillones –pues son costosos-, me acerqué a la estufa, abrí la olla que humeaba para ver de cerca su contenido y corroborar que no fueran piedras de río con musgo y sal. Y no. En efecto eran mejillones. Por una vez en su vida Mamá Fratelli se había vuelto loca, pero loca en el sentido chido de la palabra, snif.
Total que para degustar tal manjar me puse mi sombrero de copa, mis guantes blancos, mi monóculo y caminé hasta el comedor dándole vueltas a mi bastón de oro con diamantes. Tomé asiento en la cabecera de la kilométrica mesa y Mamá Fratelli puso frente a mí un plato hondo que rebosaba mejillones. Esa tarde –recuerden que acá la cena es a las seis de la tarde- me comí como tres kilos –sin concha-, porque he de aceptar que le quedaron muy buenos a mi rentera.
El pedo ahora es que Mamá Fratelli se la pasa cocinando mejillones. Tooodos los pinches días me quiere dar a tragar mejillones nomás porque le dije que me gustaban y que le habían quedado ricos. Sí, son deliciosos, Mamá Fratelli, pero no es un platillo que pueda comer todos los días, como mis mega sándwiches, que nunca aprendiste a prepararme, snif.
Lo más gacho es que yo pensé que mi mamá postiza me estaba consintiendo porque le había gustado tanto que le dijera que le habían quedado muy ricos y por eso me los preparaba, pero resulta que su hijo entró a trabajar al mercado de productos marinos, y resulta que le regalaron un chingó de mejillones y Mamá Fratelli no quiere que se le echen a perder ni que le apesten el congelador.
He comido tres veces mejillones en una semana, pero hoy sí ya de plano dije: “No mame, pinche vieja, ya cámbiele al menú”, y mejor me preparé fruta con yogurt y abrí unas galletas de granola. Cuando Mamá Fratelli vio mi osadía de haber rechazado su cena, me dijo:
-Ahí hay mejillones, los preparé para la cena, ¿no vas a comer mejillones?
-No, señora, muchas gracias. Hoy quiero cenar otra cosa.
-Pensé que te gustaban los mejillones. Me dijiste que te gustaban los mejillones.
-Sí señora, sí me gustan…
-¿Entonces por qué no te los comes? ¿No te gustan? Pensé que te gustaban los mejillones.
-Sí, señora, sí me gustan, ¡PERO NO TODOS LOS PUTOS DÍAS!
Bueno, esto último no lo grité, nomás lo pensé, snif.
jajaja fratelli aventuras........
ResponderBorraryo opino que el guffo debe hablar de su vieja y sus tensiones romantico sexuales..........
eso si le añadiria sabor al caldo....
pobre mamá fratelli, pues que es divorciada o dejada la señora? sin duda que le falta un poco de afecto a su vida.
ResponderBorrarel maizoro, jajajaja
Hola Guffo
ResponderBorrarYo si tengo un par de dudas, que ya no estabas viviendo con mamá Fratelli? o es una historia pasada?
Segundo en uno de los post decias que vivias con una chava... es tu novia? jeje es que me surgieron esas dudas y ya no supe si me perdi de algo
Saludos mi Guffo!
Hacía falta una anécdota de Mamá Fratelli.
ResponderBorrarBuenísima.
Saludos.
Matala, y tambien a su hijo, y cobra su pension por ella hasta que te vayas de canada =D
ResponderBorrarP.D. Es broma, jejeje... o tal vez no.
Claro que es su novia la chava con la que vive Guffo. Se llama Mama Fratelli. Es ella De quien habla cuando dice que se fue a recorrer Montreal en bicicleta. Recuerden que a Guffo le gustan maduritas.
ResponderBorrarguffo y mama fratelli
ResponderBorrarcronica de un amor anunciado
animate guffo robate a mama fratelli y el marido hasta depa les pone del agradecimiento.....
Estos canijos quieren saber con quien ves mapaches (No de los electorales). Supongo que es F., tambien van a querer que te hagas unos sandwiches de mejillones. Y que te cases con Fratelli.
ResponderBorrarHay un cuento de B. Traven, creo que se llama 3 burros...
Un abrazo y un saludo
ya decía yo que era extraño el que no hubiera nuevas y jocosas aventuras en la mansión fratelli... me estaba preocupando
ResponderBorrarSabes, con estas anécdotas bien podrías hacer un libro de historias breves... Quien sabe... podrías llevarlo a alguna editorial y a ver que pasa...
ResponderBorrarSaludos Guffo, y recuerda las sabias palabras de ese gran filósofop conocido como Kalimán: "Serenidad y Paciencia, mucha Paciencia"
No sería muy forzado meter un personaje Fratelli al escuadrón Retro?
ResponderBorrarslds!
W
jajaja, el Guffo Catrin de pipa y guante.
ResponderBorrarSaludos.
Anónimos: Mamá Fratelli es casada y con hijo, y sí, sigo viviendo con ella, snif.
ResponderBorrarDavid: Estoy planeando algo chido para cuando el blog cumpla 10 años.
W: Se me hace que sí sería forzado, jajaj. Primero lo que tengo que hacer es ponerme a dibujar el Escuadrón Retro, que tengo años sin hacerlo.
Saludos a todos y gracias por comentar.