viernes, abril 13, 2012

La historia de amor que jamás pudo ser

Es la estación más fría del año y Jaime Jiménez no tiene el valor de meterse en la regadera.

Se olfatea los sobacos, se pone mucha loción y la chamarra azul de plumas de ganso. Se prepara un bocadillo, lo mete en la mochila y camina hacia la estación de trenes más cercana. Nunca imaginó estar tan lejos de casa.

El sándwich de atún ya tiene humedecida una de sus tapas. Jaime desprende con cuidado y a pedacitos la servilleta pegada al pan. Le da varias mordidas y tira el resto en el contenedor de basura en donde hurga una ardilla. El tren llega un minuto antes de lo anunciado en la pizarra.

Jaime toma asiento junto a la ventana, de espaldas al paisaje. Él dice que lo hace para sentir que va dejando todo atrás, pero la verdad es que siempre ha tenido miedo a un choque frontal. Según las estadísticas tienen más probabilidad de sobrevivir los pasajeros que se sientan como él. Se escucha el ruido de los mecanismos hidráulicos y los vagones avanzan.

Es la estación más calurosa del año y Jimena Jaimes se da el segundo regaderazo del día.

Se viste de prisa, bebe los restos de un jugo de naranja con hielos, desconecta todos los aparatos eléctricos y sale de casa arrastrando una enorme maleta para tomar un taxi al aeropuerto. Nunca imaginó tener el valor para emprender un viaje tan largo.

Jimena pide un sándwich de pavo en el restaurante de la terminal C. Derrama accidentalmente su vaso y el agua moja una de las tapas del pan. El mesero pasa un trapo por la mesa y le retira el plato sin antes preguntar si seguirá comiéndolo. Se pone de pie, paga la cuenta y se mete en el baño un minuto antes de que anuncien su vuelo por los altavoces.

Jimena se sienta a un lado de la ventanilla, atrás de una de las salidas de emergencia. Según las estadísticas, los pasajeros que se sientan cerca de éstas tienen las mismas probabilidades de morir que el resto. Se escucha el ruido de las turbinas y los timbres que indican abrocharse el cinturón y no fumar. Jimena mira hacia abajo y piensa en todo lo que está dejando atrás; levanta la vista y piensa en todo lo que la puede estar esperando.

En algún momento ese día, Jaime y Jimena coinciden en el mismo aeropuerto. Él tomará su primer avión y ella tomará un taxi a la estación de trenes más cercana. No se conocen. Nunca se han visto. Coinciden un par de segundos cuando pasan uno a un lado del otro. Se ven a los ojos cuando el aroma de su loción le trae un recuerdo. Y cada quien sigue su camino.

Si la vida fuera más justa en cuestión de coincidencias, quizás la suya habría sido la historia de amor más bonita del mundo.

18 comentarios:

  1. Ni tan Anónimo8:37 a.m.

    No encuentro adjetivos para calificar lo que acabo de leer, y tal vez no debería. Todas esas coincidencias existen, simplemente a veces queremos todo evidente y sin esfuerzos.
    Miles de personas, cientos de kilómetros, diferentes estados, solo un pequeño lazo (UN BLOG).

    No se si llamarle destino, dharma, astrología, o mera “coincidencia”, pero de lo que si estoy segura, es que es real.♥

    ResponderBorrar
  2. Estupidamente romántico. Ash ...

    jajajaja. Muy bueno maese.

    ResponderBorrar
  3. Anónimo11:15 a.m.

    que inspirada andas pelona mediocre...te dio mucho camote tu negro africano?

    ResponderBorrar
  4. Como dice la canción: "tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… y coincidir"

    Pero cuando no se coincide, es cuando esas historias que pudieron nacer no lo hacen...

    Saludos Guffo.

    ResponderBorrar
  5. Según las estadísticas que acabo de inventar las mejores historias de amor se dan entre personas con personalidad muy opuesta.

    ResponderBorrar
  6. muy romantico compadre, esos pequeños lapsos de tiempo, donde una hermosa historia se pudo haber escrito y solo quedo en una mirada furtiva, snif.

    ResponderBorrar
  7. Anónimo12:59 a.m.

    muy romantico relato...bien

    ResponderBorrar
  8. Anónimo3:52 p.m.

    Chingon simplemente... muchas veces nos pasa esa idea por la cabeza... pero nadie se atreve a romper la barrera de la indiferencia.

    ResponderBorrar
  9. No se si estoy mal pero creo que está historia ya la habías posteado anteriormente ¿No es así? Como sea, muy buena...
    Saludos Guffo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Anónimo10:18 p.m.

      "habías posteado anteriormente"
      subir para arriba
      bajar para abajo

      Borrar
  10. a mí me gustó.


    Saludos, compadre.

    ResponderBorrar
  11. Excelente "Pelona"
    ajajajaja me dio un chingo de risa
    ese comentario.
    Mis respetos señor muy buena.

    Saludos

    ResponderBorrar
  12. Mmm..El mundo está repleto de estas historias, mi estimado Guffo, tal vez por eso hay tanta gente sola...Una abrazo!

    ResponderBorrar
  13. Panzon Z11:15 p.m.

    ..se parece a una que escribio el huevo hace poco tiempo...igual muy triste pero muy buena...cuantas se habran perdido de nuestro amor...ja ..

    ResponderBorrar
  14. Anónimo1:17 a.m.

    esta muy bonito, a veces no nos damos cuenta de las cosas que tenemos a un lado. es lo mas bonito como un año nuevo con la persona que quieres

    ResponderBorrar
  15. Gracias a todos por comentar. Este escrito lo puse hace como tres años en Recolectivo, igual y ahí lo leyeron.

    Disculparán que no escriba ya tan seguido, pero entre la escuela de idiomas, los talleres de escritura creativa, las clases de anatomía y perspectiva y el trabajo que sigo haciendo para el periódico en el que trabajo en Monterrey, me queda bien poco tiempo. Pero ya mero subo algo...

    Un abrazo. Nos seguimos leyendo.

    ResponderBorrar
  16. justamente iba a comentarte que me parecia que ya lo habia leido en otro lado antes, pero me sacaste la duda de en donde, igual me sigue pareciendo excelente, igual me animo a releer los diarios del fin del mundo que amablemente me mandaste autografiado, mucho exito en canada

    ResponderBorrar