No extraño a mis clientes y sus excentricidades –por no decir “y sus mamadas”- porque la señora que me renta el cuarto donde vivo es igual de insoportable que ellos.
Es una señora como de unos 50 años, pero parece de 70. La mujer siempre trae la misma ropa puesta, siempre dice que está enferma, camina arrastrando los pies y se parece físicamente a Mamá Fratelli, la villana de la película Los Goonies, detalle que la hace ver todavía más graciosa de lo que está y ser más insoportable de lo que es. Aquí se las presento. En serio que es igualita:
He de mencionar que para esta señora todo es un estereotipo erróneo. Por ejemplo: si soy mexicano, por regla general debo de comer hartos burritos; por lo que la semana pasada la señora compró unos burritos de microondas que nomás de verlos deduje que estaban bien pinches horrorosos.
Como soy un caballero, no quise hacerles el feo y parecer un malagradecido, lo que me llevó a pensar que quizás los burritos mejorarían su sabor y consistencia si los ponía un rato en un sartén y esperaba a que la tortilla se dorara un poco, como le hace uno cuando calienta los tamales con todo y hoja sobre un comal.
Total que ahí estaba yo, calentando mis burritos de "microwey", cuando de repente se me apareció Mamá Fratelli por la espalda, quien, al verme haciendo aquello, me dijo que no, que esos burritos no se calentaban así, que se calientan en el microondas porque eso dice en el envoltorio. Y por más que le decía que en México así se calientan las tortillas y los tacos, no sacaba de su necedad a la pinche vieja, que me insistía en que las tortillas y los burritos se calientan en el microondas y no en un sartén, que porque "un mexicano" le había dicho que así se queman, y que en el microondas no se queman y aparte se calienta lo que tienen adentro.
Es fecha que los pinches burritos siguen ahí en el congelador, esperando a que algún valiente se los trague.
Otro inconveniente que tengo de vivir en esta casa es que no me gusta que me preparen mi comida, y a esta señora -cuando no compra comida congelada- le encanta prepararme el desayuno, la comida y la cena. Neta que ya no hallo cómo decirle de la manera más educada que vaya mejor a chingar a su madre y me deje a mí solito prepararme mis sagrados alimentos, snif.
Desde que vivo solo desarrollé esta manía de que nadie toque mi comida; sólo mi mamá y mi abuela tenían permitido eso por el hecho de ser ellas y por tener excelente sazón, virtud de la cual carece mi rentera.
Y aclaro que no le tengo miedo a los gérmenes ni me imagino a Mamá Fratelli rascándose la covacha antes de tocar la comida que me voy a comer; no, para nada, lo que pasa es que la gente no sabe –por ejemplo- la cantidad exacta de mayonesa -según yo- que debe de llevar un sándwich, o la cantidad exacta de aceite y ajo -según yo- que se necesita para cocinar un filete de pescado; y eso me enloquece. La gente no sabe el orden de las carnes frías y el queso para que un sándwich tenga armonía, ni la forma, el tamaño y la consistencia que deben de tener las rebanadas de aguacate para poder acomodarlas ordenadamente en la tapa de un pan. Tampoco saben cómo poner la lechuga y las espinacas entre el queso y el jamón para que el pan no se moje, ni el tamaño que deben de tener los cuadritos de chile, tomate y cebolla para hacer un pico de gallo que sepa más a tomate y menos a cebolla. Y esos detalles, que si no los hago yo no me laten y la comida me sabe distinta; detallitos que cualquier loquito no peligroso como yo toma en cuenta al momento de preparar los alimentos a su modo, pues es el único modo correcto que existe, snif.
Total que lo que hice para evitar que la señora me dejara de preparar el desayuno y la comida –la cena no puedo evitar que la prepare, pues a esa hora no estoy en casa- fue empezar a levantarme más temprano, antes de que Mamá Fratelli se levante de sus aposentos y se ponga a cocinar. El pedo es que cada que me ve en la cocina me dice que me siente, que ella me prepara el desayuno y la comida que me llevaré a la escuela, y si no le hago caso me pregunta que si no me gusta cómo cocina, que si yo sé cocinar, que en México quién me cocinaba y bla bla bla, y la neta no me gusta hablar con ella porque hace muchas preguntas muy pendejas y como que no piensa mucho.
Por ejemplo, hace poco no pude despertarme más temprano que ella y mi desayuno ya estaba en la mesa –un huevo con rebanadas de jamón más grandes de lo normal, al que obviamente no le puso ni chile ni tomate ni cebolla- y mi comida ya estaba guardada en una bolsa de plástico. Abrí la bolsa de plástico para ver qué era. Ya que no podía salvar el desayuno, de perdido ver si podía salvar o mejorar la comida. Era una mandarina, una manzana, una bolsa con almendras y un sándwich de carnes frías. Espulgué el sándwich y me pareció justa la cantidad de rebanadas de jamón y de queso, al igual que su acomodo; lo que no me pareció es que el sándwich tenía sólo como 4 pinchurrientas rebanadas de aguacate. Me paré de la mesa, abrí el refrigerador, la ñora se me apareció a mis espaldas, me sacó un pedo y me dijo:
-¿Qué buscas?
-El aguacate.
-¿Le vas a poner aguacate a tu huevo?
-No, le voy a poner aguacate al sándwich que me voy a llevar a la escuela.
-Pero ya le puse aguacate a tu sándwich.
-Sí, pero le quiero poner más.
-Pero ya le puse. Ya tiene aguacate.
-Eeeeh, sí... ya sé... pero...
Me quedé mudo. No sabía si me estaba cobrando el aguacate o qué pedo, pero pues fue lo primero que sospeché. Entonces le dije:
-Puedo pagarle los aguacates. ¿Cuánto le costaron?
La señora como que se sacó de onda con mi comentario y me dijo:
-No, esa comida la compro con lo que me pagas de renta. No tienes que pagarme nada extra. Puedes tomar lo que quieras -me dijo.
-¿Entonces puedo ponerle más aguacate a mi sándwich si quiero? –le pregunté.
-Claro... pero ya le puse –me respondió. Y de ahí no la saqué.
Total que agarré el aguacate, caminé al refrigerador, abrí la puerta y lo volví a poner en su lugar. ¡¿Y qué creen que me dijo la pinnnche vieja?!
-¿Pues no que le ibas a poner más aguacate a tu sándwich?
¡Ahi-ja-de-la-chin-gaaa-da!… Abrí el refri, saqué otra vez el aguacate, lo partí en rebanadas y le puse una montañota del fruto de la persea americana (aguacate) a mi sándwich. Volví a envolverlo en el aluminio, lo metí en la bolsa de plástico y me comí mis huevos con jamón que ya estaban casi fríos. Y en eso, la ñora salió con uno de sus estereotipos:
-Vaya, no sabía que a los mexicanos les gustara tanto el aguacate.
-Eeeeh... pues no sé si a todos los mexicanos les guste el aguacate; pero a mí sí me gusta mucho –le respondí, y me terminé los huevos fríos en silencio.
Ya ni los quise calentar porque cuando caliento comida en el microondas pasa lo mismo. La ñora me sale con un: “Pero está caliente, la acabo de preparar”, y yo le digo: “Sí, pero a mí me gusta más caliente”, y ella me dice: “¿Más caliente?", y yo le digo: “Sí, señora, más caliente”, y ella sale con su maquinita estereotipadora y me dice: “Vaya, a los mexicanos les gusta su comida muy caliente”, y ya mejor me quedo callado porque nunca llego a nada.
Y ya también mejor les sigo contando otro día sobre mi rentera porque si le sigo ahorita se me va a botar el ombligo del pinche coraje.
Es una señora como de unos 50 años, pero parece de 70. La mujer siempre trae la misma ropa puesta, siempre dice que está enferma, camina arrastrando los pies y se parece físicamente a Mamá Fratelli, la villana de la película Los Goonies, detalle que la hace ver todavía más graciosa de lo que está y ser más insoportable de lo que es. Aquí se las presento. En serio que es igualita:
He de mencionar que para esta señora todo es un estereotipo erróneo. Por ejemplo: si soy mexicano, por regla general debo de comer hartos burritos; por lo que la semana pasada la señora compró unos burritos de microondas que nomás de verlos deduje que estaban bien pinches horrorosos.
Como soy un caballero, no quise hacerles el feo y parecer un malagradecido, lo que me llevó a pensar que quizás los burritos mejorarían su sabor y consistencia si los ponía un rato en un sartén y esperaba a que la tortilla se dorara un poco, como le hace uno cuando calienta los tamales con todo y hoja sobre un comal.
Total que ahí estaba yo, calentando mis burritos de "microwey", cuando de repente se me apareció Mamá Fratelli por la espalda, quien, al verme haciendo aquello, me dijo que no, que esos burritos no se calentaban así, que se calientan en el microondas porque eso dice en el envoltorio. Y por más que le decía que en México así se calientan las tortillas y los tacos, no sacaba de su necedad a la pinche vieja, que me insistía en que las tortillas y los burritos se calientan en el microondas y no en un sartén, que porque "un mexicano" le había dicho que así se queman, y que en el microondas no se queman y aparte se calienta lo que tienen adentro.
Es fecha que los pinches burritos siguen ahí en el congelador, esperando a que algún valiente se los trague.
Otro inconveniente que tengo de vivir en esta casa es que no me gusta que me preparen mi comida, y a esta señora -cuando no compra comida congelada- le encanta prepararme el desayuno, la comida y la cena. Neta que ya no hallo cómo decirle de la manera más educada que vaya mejor a chingar a su madre y me deje a mí solito prepararme mis sagrados alimentos, snif.
Desde que vivo solo desarrollé esta manía de que nadie toque mi comida; sólo mi mamá y mi abuela tenían permitido eso por el hecho de ser ellas y por tener excelente sazón, virtud de la cual carece mi rentera.
Y aclaro que no le tengo miedo a los gérmenes ni me imagino a Mamá Fratelli rascándose la covacha antes de tocar la comida que me voy a comer; no, para nada, lo que pasa es que la gente no sabe –por ejemplo- la cantidad exacta de mayonesa -según yo- que debe de llevar un sándwich, o la cantidad exacta de aceite y ajo -según yo- que se necesita para cocinar un filete de pescado; y eso me enloquece. La gente no sabe el orden de las carnes frías y el queso para que un sándwich tenga armonía, ni la forma, el tamaño y la consistencia que deben de tener las rebanadas de aguacate para poder acomodarlas ordenadamente en la tapa de un pan. Tampoco saben cómo poner la lechuga y las espinacas entre el queso y el jamón para que el pan no se moje, ni el tamaño que deben de tener los cuadritos de chile, tomate y cebolla para hacer un pico de gallo que sepa más a tomate y menos a cebolla. Y esos detalles, que si no los hago yo no me laten y la comida me sabe distinta; detallitos que cualquier loquito no peligroso como yo toma en cuenta al momento de preparar los alimentos a su modo, pues es el único modo correcto que existe, snif.
Total que lo que hice para evitar que la señora me dejara de preparar el desayuno y la comida –la cena no puedo evitar que la prepare, pues a esa hora no estoy en casa- fue empezar a levantarme más temprano, antes de que Mamá Fratelli se levante de sus aposentos y se ponga a cocinar. El pedo es que cada que me ve en la cocina me dice que me siente, que ella me prepara el desayuno y la comida que me llevaré a la escuela, y si no le hago caso me pregunta que si no me gusta cómo cocina, que si yo sé cocinar, que en México quién me cocinaba y bla bla bla, y la neta no me gusta hablar con ella porque hace muchas preguntas muy pendejas y como que no piensa mucho.
Por ejemplo, hace poco no pude despertarme más temprano que ella y mi desayuno ya estaba en la mesa –un huevo con rebanadas de jamón más grandes de lo normal, al que obviamente no le puso ni chile ni tomate ni cebolla- y mi comida ya estaba guardada en una bolsa de plástico. Abrí la bolsa de plástico para ver qué era. Ya que no podía salvar el desayuno, de perdido ver si podía salvar o mejorar la comida. Era una mandarina, una manzana, una bolsa con almendras y un sándwich de carnes frías. Espulgué el sándwich y me pareció justa la cantidad de rebanadas de jamón y de queso, al igual que su acomodo; lo que no me pareció es que el sándwich tenía sólo como 4 pinchurrientas rebanadas de aguacate. Me paré de la mesa, abrí el refrigerador, la ñora se me apareció a mis espaldas, me sacó un pedo y me dijo:
-¿Qué buscas?
-El aguacate.
-¿Le vas a poner aguacate a tu huevo?
-No, le voy a poner aguacate al sándwich que me voy a llevar a la escuela.
-Pero ya le puse aguacate a tu sándwich.
-Sí, pero le quiero poner más.
-Pero ya le puse. Ya tiene aguacate.
-Eeeeh, sí... ya sé... pero...
Me quedé mudo. No sabía si me estaba cobrando el aguacate o qué pedo, pero pues fue lo primero que sospeché. Entonces le dije:
-Puedo pagarle los aguacates. ¿Cuánto le costaron?
La señora como que se sacó de onda con mi comentario y me dijo:
-No, esa comida la compro con lo que me pagas de renta. No tienes que pagarme nada extra. Puedes tomar lo que quieras -me dijo.
-¿Entonces puedo ponerle más aguacate a mi sándwich si quiero? –le pregunté.
-Claro... pero ya le puse –me respondió. Y de ahí no la saqué.
Total que agarré el aguacate, caminé al refrigerador, abrí la puerta y lo volví a poner en su lugar. ¡¿Y qué creen que me dijo la pinnnche vieja?!
-¿Pues no que le ibas a poner más aguacate a tu sándwich?
¡Ahi-ja-de-la-chin-gaaa-da!… Abrí el refri, saqué otra vez el aguacate, lo partí en rebanadas y le puse una montañota del fruto de la persea americana (aguacate) a mi sándwich. Volví a envolverlo en el aluminio, lo metí en la bolsa de plástico y me comí mis huevos con jamón que ya estaban casi fríos. Y en eso, la ñora salió con uno de sus estereotipos:
-Vaya, no sabía que a los mexicanos les gustara tanto el aguacate.
-Eeeeh... pues no sé si a todos los mexicanos les guste el aguacate; pero a mí sí me gusta mucho –le respondí, y me terminé los huevos fríos en silencio.
Ya ni los quise calentar porque cuando caliento comida en el microondas pasa lo mismo. La ñora me sale con un: “Pero está caliente, la acabo de preparar”, y yo le digo: “Sí, pero a mí me gusta más caliente”, y ella me dice: “¿Más caliente?", y yo le digo: “Sí, señora, más caliente”, y ella sale con su maquinita estereotipadora y me dice: “Vaya, a los mexicanos les gusta su comida muy caliente”, y ya mejor me quedo callado porque nunca llego a nada.
Y ya también mejor les sigo contando otro día sobre mi rentera porque si le sigo ahorita se me va a botar el ombligo del pinche coraje.
Juajuajuajuajua inche Guffostafio ya tienes mamá postiza canadiense, no se queje tanto uste y agradezca, dirían los sabios si te cae de arriba una manzana de un árbol y te pega y te duele y te quejas ni modo wey, por lo menos tienes que comer, y que tal si tiene varo y se muere y te deja todo, ehhh ehhh, saludos amigo.
ResponderBorrarA pesar de todos sigues igual de educado.
ResponderBorrarMe imagine una música especial para esas conversaciones que tienes con la rentera. A ver si no te lleva mariachi en tu cumpleaños.
que feo tu caso... yo así tengo una tía...
ResponderBorrarno es por mala onda pero tus penurias me causan mucha risa, ojala yo estuviera ahi en Canada estudiando y no en el D.F.
ResponderBorrarSaludos Guffo y ya no te encabrones con la doña, solo quiere ser amistosa
No hagas coraje Guffo. Acuérdate que comiste aguacate. Ja ja ja ja.
ResponderBorrarNo, pues sí que te la pasas con madre allá, ja ja ja.
Un abrazo.
Jajajaja No mames.
ResponderBorrarYo no sabía que los mexicanos fueran tan quisquillosos.
Hazle el amor..
ResponderBorrarNo manches Guffo, ¡¡¡necesitas ayuda profesional!!! ¡eres más obsesivo que mi esposa!
ResponderBorrarjajaja pinche neuras !!
ResponderBorrarjajaja ya sabía esto :P ... yo digo que aparte de pinche loca hay otra cosa en la que tiene media razón, es que los aguacates aquí son bien caros!! cada uno cuesta 2.45 CA más o menos, barato es cuando los encuentras a un dólar me imagino que le duele que te comas algo tan caro, pero aún así es re coda porque para lo que pagas deberías de comer como rey. bueeeno, saludos Guffo, ahora sí te perdiste u.u ... adiuuuu Ale
ResponderBorrarHabría también que escuchar lo que ella piensa de ti...
ResponderBorrarPero por lo que nos permites conocer en el relato los dos tienen características de personalidad similares y que a la vez los hace mutuamente irritantes. Malo.
Como sea, no voy a siquiera intentar dar algún consejo de convivencia pues soy la persona menos calificada para eso. Mejor te dejo un par de rolas para distraer la mente y que se pase el coraje:
http://youtu.be/PkgXArxRxy8
Weyyy, entiéndela, ya está viejita.
ResponderBorrarY honestamente tienes demasiada suerte de haber caído en un lugar donde te tengan tantas atenciones, conozco muchos caseros que no regalan ni un baro y mucho menos se "dignarían" a prepararme un sandwichito :c
Ay pero qué espanto!!!
ResponderBorrarYo creo que a estas alturas del partido vas a acabar extrañando a la finísima clientela que tenías!
Esta senora suena 'awful' con a mayúscula y probablemente 'means well' pero...
Qué mala onda.
jajaja, acabo de descubrir por que me gusta tanto leerte soy igual de ideatica? para la comida y cosas asi.... saludos.
ResponderBorrar"Vaya, no sabia que a los mexicanos les gustaba el aguacate"
ResponderBorrarLe hubieras dicho.. "¿¿Ha escuchado del GUA-CA-MO-LE??"
O mejor aún.. "¿Sabe ud. que 'avocado' (en inglés) viene del español 'aguacate' que a su vez viene de 'ahuacatl' que es un vocablo NAHUATL que es un pueblo de MEXICO? ..y que esto se debe a que el aguacate.. ES MEXICANO??" xP jaja a ver que hubiera dicho.
Que por cierto el aguacate mexicano es de los más ricos del mundo, si no es que el más sabroso.
Guffo, no estaria mal considerar moverse a un depa por tu cuenta. Al igual sale mas bara no? y tienes mayores libertades? estas en un homestay?
ResponderBorrarel abajo firmante
jajaja. Conmadre!! Me imagino a la vieja como la pelicula de Danny de Vito, Bota a mama del tren, viejisima. y que su casa apesta a cigarro, y encerrado.
ResponderBorrarMejor disfruta wey, y ya no nos hagas quedar mal a los mexicanos y dale una buena cogida pa que se aliviane.
jojojojo.. A los mexicanos les hace daño el aguacate si se lo comen con coraje.
ResponderBorrarÁnimo amigo Guffo,algunas personas de esos lugares son así,( por el clima ) hay que ntenerles paciencia.alguien tiene que ceder,aqui en la costa todo es alegría. ( carbe mexicano ) Cancún. saludos. Aguante vara.
ResponderBorrarse quieren y no son novios!
ResponderBorrartas como Sheldon Cooper we, (respecto a lo de la comida)
ResponderBorrarsaludos!!!!
a ver si se arman las luchas de mujeres jajaja
Suena tonto mi consejo dude, pero porque no le pagas con la misma para ver si le cae el 20: Prepárale tu (como a ti te gusta) la comida para que vea como se hace. A final de cuenta estamos hablando de sazón que se puede adquirir como costumbre.
ResponderBorrarSiento que es chido cuando tienes a alguien que le importa lo suficiente como para hacerte de comer o preocuparse porque no pases hambre.
Si me hizo reír lo de: "No que le ibas a poner aguacate?.."..jajá la neta me saco la risa sin querer.
Pero pues X. Let it be.
Por cierto: Bastante buena la rola de esta banda CAKE. Me latieron.
Saludos desde el bajío.
Estoy seguro que la doña lo hace con la mejor de las intenciones, y aunque de eso estén llenos los panteones, pues uno debe de encontrar manera de sobrellevar a esa gente...
ResponderBorrarAunque a mi también me parece gracioso el hecho de que se parece a la vieja de los Goonies.
Saludos.
Ay Guffo como seras malo, pobrecita a lo mejor por dentro ya te quiere...saludos!!!
ResponderBorrarTen cuidado de lo que escribes, capaz que una noche cuando menos lo sientas, se te va a aparecer la doña detras tuyo y un buen pedo con premio si te anda sacando... jajajaja
ResponderBorrarNo mames!!!!
ResponderBorrarNo puedes ser tan pinche remilgoso y maniático cabrón....ya me imagino el pinche viejillo amargoso que vas a ser....jajajajajaja.
Saludos de un ex-regiomontano que, como tu, se escapó de la ahora triste Sultana del Norte.
Baix.
JAJAJAJAJ..
ResponderBorrarLadies and Gentlemen, Sheldon Copper was cloned and one of his dopplegangers is Mr G. Caballero...
che guffo quejumbroso a donde vayas estara de la chingada por que tu eres el del pedo jajaja "piensas" ese es el pedo jajajaja
ResponderBorrarjajajaja, genial.
ResponderBorrarEsperamos más relatos de tu rentera Guffo
Dime que también te preparas los tacos sólo por el lado correcto de la tortilla!
ResponderBorrarY yo que me creía remamixtle porque tengo por los mejores sandwiches del mundo a los de mi mamá: mantequilla y mostaza en la base (en ese orden) jamón, queso y complementos (en ese orden, ¿a quién se le ocurriría poner el queso antes del jamón o lechuga entre jamón y queso? ¡Nuncamente!) y en el pan de arriba siempre la mayonesa.
Un abrazote hasta allá mi Guffo!!
jajajajajajajaja te la rejalaste pinche gus estoy miado de la risa!
ResponderBorrary a mi que me cagaba la ñora del fracc porque siempre queria platicar cuando estaba sentada en la cochera y yo iba entrando a mi cuarto, a tu pinche rentera yo ya se la hubiera echado a los mapaches!
saludos mi gus
ulises z.
Paciencia que la ñora lo hace en buen puedo, culera fuera que te peleara la comida.
ResponderBorrarEres pariente de mi novio?!?!
ResponderBorrarNo sabia q entre mexicanos podían parecerse mucho!
Jajajajajja