Vivíamos en el centro de la ciudad, sobre una calle con el nombre de algún héroe de la historia de este país. Según mis libros del tercer año, murió en combate, defendiendo la patria de invasores extranjeros. La calle que pasa por detrás tiene el nombre de la batalla donde murió. Ahora hay un Starbucks en la esquina.
Diez cuadras al fondo, sigue estando mi antigua escuela primaria: rodeada de cantinas disfrazadas de restaurantes y paradas de camión.
Tenía un portón con barrotes de hierro en el patio. Don Chon llegaba empujando su carrito de Helados Pingüino en punto de la hora del recreo. Todos nos amontonábamos contra el portón, metíamos las manos con monedas entre los barrotes y don Chon nos daba nuestras paletas o vasos de nieve (con su cucharita de madera). Nunca faltaba el hijo de puta que, al ver que no había espacio para meter la mano, se ponía a picar culos o a arrimarles el pito a los que querían comprar para que se quitaran rápido.
Yo prefería las paletas de vainilla, coco y pepino con chile. A veces don Chon llevaba a su esposa, que era la que preparaba las paletas y la nieve. La mujer era aún más morena que don Chon. Un compañero del salón juraba por su madre que la esposa de don Chon era la que hacía el aseo en su casa.
Un día, sin previo aviso, el director de la escuela quitó el portón con barrotes de hierro, tapó con bloques de cemento el hueco y corrió a don Chon de los alrededores. La esposa del director –muy blanca en comparación con la de don Chon- comenzó a llevar hieleras con paletas para vendernos, pero no sabían tan ricas y aparte estaban más caras.
Don Chon empezó a ponerse en una esquina alejada de la escuela, para que el director no lo viera.
Antes no había tanto tráfico y podíamos caminar pateando piedras hasta donde se ponía nuestro amigo paletero con su carrito; un carrito con pingüinos dibujados en los costados, que en realidad parecían focas. Se le iluminaba la sonrisa cuando nos veía llegar.
Ayer, caminando de regreso a casa, me topé con un paletero que me recordó mucho a don Chon. Le compré cuatro gelatinas de coco y cuatro paletas de vainilla. Se le iluminó el rostro cuando le dije que se quedara con el resto del billete.
“Va por don Chon”, pensé. Nunca en mi vida había brindado por alguien con una paleta helada.
Diez cuadras al fondo, sigue estando mi antigua escuela primaria: rodeada de cantinas disfrazadas de restaurantes y paradas de camión.
Tenía un portón con barrotes de hierro en el patio. Don Chon llegaba empujando su carrito de Helados Pingüino en punto de la hora del recreo. Todos nos amontonábamos contra el portón, metíamos las manos con monedas entre los barrotes y don Chon nos daba nuestras paletas o vasos de nieve (con su cucharita de madera). Nunca faltaba el hijo de puta que, al ver que no había espacio para meter la mano, se ponía a picar culos o a arrimarles el pito a los que querían comprar para que se quitaran rápido.
Yo prefería las paletas de vainilla, coco y pepino con chile. A veces don Chon llevaba a su esposa, que era la que preparaba las paletas y la nieve. La mujer era aún más morena que don Chon. Un compañero del salón juraba por su madre que la esposa de don Chon era la que hacía el aseo en su casa.
Un día, sin previo aviso, el director de la escuela quitó el portón con barrotes de hierro, tapó con bloques de cemento el hueco y corrió a don Chon de los alrededores. La esposa del director –muy blanca en comparación con la de don Chon- comenzó a llevar hieleras con paletas para vendernos, pero no sabían tan ricas y aparte estaban más caras.
Don Chon empezó a ponerse en una esquina alejada de la escuela, para que el director no lo viera.
Antes no había tanto tráfico y podíamos caminar pateando piedras hasta donde se ponía nuestro amigo paletero con su carrito; un carrito con pingüinos dibujados en los costados, que en realidad parecían focas. Se le iluminaba la sonrisa cuando nos veía llegar.
Ayer, caminando de regreso a casa, me topé con un paletero que me recordó mucho a don Chon. Le compré cuatro gelatinas de coco y cuatro paletas de vainilla. Se le iluminó el rostro cuando le dije que se quedara con el resto del billete.
“Va por don Chon”, pensé. Nunca en mi vida había brindado por alguien con una paleta helada.
este post me recordo al mitico helado de choco crispis del viejito de la bicicicleta que pasaba por mi casa. yo brindaria de igual forma si alguien supiera hacer un helado tan bueno como ese.
ResponderBorrarBonito post, muy nostálgico. Me hizo recordar aquellos personajes de la vida que al parecer pasan inadvertidos pero que en realidad quedaron grabados en nuestra memoria.
ResponderBorrarSaludos.
Parece que todos en nuestra infancia guardamos el recuerdo de un buen viejito vende-paletas en la escuela, de igual manera en mi primaria había un anciano que haía helados deliciosos pero cuando murió sus hijos se encargaron del negocio y pus sus paletas fueron perdiendo calidad.
ResponderBorrarSaludos.
Estan al pedo tus sillones.
ResponderBorrarQue chinga, caminan un puterisimo para vender poquito. Y aun asi no estan mendigando. Todavia les pregunta uno, esta buena esta? esta buena esta otra? Como si supiera no?
¿De qué sabor es esa paleta de la foto? Se ve muy rara.
ResponderBorrarpor que esta azul tu paleta???
ResponderBorrarúltimamente a estado muy nostalgico don Guffo...
... sera acaso usted el nuevo integrante del escuadrón retro???
Haber "lectores de Guffo" que hacen como que lo leen y no lo leen en realidad.
ResponderBorrarSi ponen atención al final del blog el señor don Guffi dijo que compró 4 paletas de VAINILLA, por consiguiente la paleta de la foto ES DE VAINILLAAAAAAAA.
.
ResponderBorrar.
.
La esencia de los post se hacen presente nuevamente, aunque leo todos tus posts son los de este tipo los que me ponen nostlagico. Gracias por los recuerdos
En ningún lugar del planeta la vainilla es color aqua.
ResponderBorrarBienvenido a la tierra Guffo!!!
ResponderBorrarShercas del bajio
Salud por don Chon!
ResponderBorraren brisas teniamos a Don Mairo, vendia yukis en verano y elotes en invierno, durante años lo vi puntual todas las tardes en las calles de la colonia.
ResponderBorrarluego descubrí que su jornada tenía ruta desde la estanzuela hasta burócratas!
Buen post Guffo, la paleta de pepino con chile que exotico, son esas cosas cotidianas lo que hacen aun disfrutar más la vida.
ResponderBorrarSaludos
como que en ningun lugar dle mundo la vainilla es azul?
ResponderBorraren monterrey si lo es al menos en paletas y gelatinas
y eso explica todo lo que pasa en MTY
ResponderBorraren el resto del mundo, los postres de vainilla son amarillos, como deben ser
Cuando tenia 6... un paletero me exigio el pago de una paleta que nunca me dió y es que estaba lleno de chamacos que como yo, buscaban ese trozo de paraiso frio en la calida costa.
ResponderBorrarHoy día otro pasa todos los días frente a la casa y no puedo evitar comprarle un vaso de $10 pesos para después de comer.
Malditos paleteros... nos seguiran hasta el infierno donde seguro también haremos cola.
Tuffo benedetti
ResponderBorrarTengo una historia similar con un personaje llamado don Cuco, allá en donde crecí. Don Cuco todavía vive y le compro paletas, que bonito es recordar...
ResponderBorrarCOMO EL HELADO DE CHOCO CRISPIS (SI, ESE QUE MENCIONA EL MANGOS) DEL CUAL NUNCA VOLVIMOS A SABER (y a comer)... LÁSTIMA!, EL VIEJITO QUIZA YA HASTA SE MURIO Y SE LLEVO EL SECRETO A LA TUMBA... SNIFF!!
ResponderBorrarBONITO POST...
AaaH! la nostalgia, paletas, helados, elotes, trolelotes, gelatinas, el señor de los dulces y cuanta golosina nos podiamos arremangar en nuestros pequeños estomagitos, a veces hasta pareciamos cachorros comiendo cada 3 horas... Lo unico que no recuerdo que fuera nostalgico fue que cuando el señor de los elotes se murio comenzo a ir otro wey que le queria meter mano a las niñas a cambio de elotes, lo bueno es que por mi hiba mi papa.
ResponderBorrary también extrañas los piquetes de culo? jeje
ResponderBorrarUna nostalgia muy fria . . . va por todos los paleteros que nos alegraron el dia cuando niños . . . salud
ResponderBorrarEn efecto: acá las paletas y gelatinas de hielo azules son las de vainilla. Lo más chingón del mundo.
ResponderBorrarSaludos.
Chido y nostalgico post...
ResponderBorrarClaro que se puede brindar con paleta de vainilla por todas aquellas personas que marcaron de alguna manera cierto momento de nuestras vidas, especialmente en la infancia.
Muchas veces al recordar las injusticias y desigualdad social en contra de los debiles, no se puede evitar el sentir nostalgia y preguntarse que habra sucedido con todos estos personajes...
Saludos
te va a dar cólera cabrón...
ResponderBorrara que huerco tan bruto este!! de veras!!
DON CHON!! 'AY VA JOSÉ!
ResponderBorrarFelicidades Guffo... tu blog se ha llenado de ñoños y pendejos!!!!!
ResponderBorrarva por don chon!
ResponderBorrarpinche director chacal y su blanca esposa
Al paletero que se ponía afuera de la primaria donde estudié le decían el huevón
ResponderBorrarAaaaay!... yo quiero una paleta de vainilla azul! cuiii!, aqui no las hacen así :( ... sólamente una vez probé paletas de limón de color azul, EN MI VIDA HABÍA VISTO ALGO ASÍ, y que bonito!, ya no he vuelto a ver algo así, pero es tan genial engañar al cerebro, jajaja, porque piensas que la paleta sabrá rara o que tendrá un sabor a mora o a algo chicloso, menos al que traen :P
ResponderBorrary bueno, tengo una intriga enorme: GELATINAS DE HIELO??? ... No entiendo cómo puede alguna cosa estar en dos estados de la materia diferente, jeje, pero puede que solamente la gelatina se haya congelado... pero bueno, mejor te pregunto para que resuelvas mi duda :D
Saludos al buen Guffo, que mejora mi humor cuando lo leo :D
diría el (antiguo y amargado) Guffo:
ResponderBorrarqué ni el #$%& título del post pueden leer?
v-a-i-n-i-l-l-a
tssss la onda este relato
ResponderBorrarA mosotros nos ponían a vender en la "tiendita de la escuela" pizzas y tacos, cosas así y nunca supe como le hacíamos pero siempre nos sobraban como $40
ResponderBorrarSimon, como olvidar los bollos, y antes que digan que en su ciudad se llaman bolis o cualquier otra palabra, dejenme recordar las tostadas de don Panchito, los tacos papita de la guera, las tostadas de banderita de doña Fela, y claro cuando doña Josefina tambien atraves de la reja de la escuela nos vendia empanadas de cajeta y taquitos de harina ...
ResponderBorrarGelatinas le llaman aqui, aveces como sabalitos, nombre mas moderno los BonIce ...
saludos
jojojo ahora después de tanto tiempo entiendo este pedo de la nostalgia... algunos de mis posts comienzan a parecerse a los tuyos, de esos que empiezan con la frase "me acuerdo de..." jajajaja te mando un saludo, compa!! que estés bien!!!
ResponderBorrarultimamente me he estado acordando de mi no tan lejana infancia :P y, ahora que estoy en eso, yo terminaba mi trabajo antes para poder salir al recreo primero y apañar los angelitos que hacia don chuy...mmm..saludos !!
ResponderBorrarY tampoco faltaba en la escuela el cabron que se ponia mero enfrente pero nunca compraba paletas,hoy es el estilista de la cuadra.
ResponderBorrarSin comentarios, que buen post.
ResponderBorrarÓrale. Me acordé de Don Juanito, el elotero que pasaba por el barrio donde vivía. ¡Ah, aquellos tiempos!
ResponderBorrarÑOÑOS TODOS!!
ResponderBorrarYo recorde al "campeón" era un vato que bendía afuera de la secu nieve de limón y siempre te decía: ahí le va campeón,, cúantas nieves campeón?? aquí tiene su fria campeón,, y siempre con una energía y una sonrisa gustosa de hacer su trabajo,, uno se sentía atendido como UN CAMPEON DE ORO EN LOS JUEGOS OLIMPICOS mejor que cualquier pinche italianis, sierra madre, vips y otros pinches lugares de gente mal encarada,, que recuerdos,,,
ResponderBorrarhttp://www.youtube.com/watch?v=7MHScheBeC0
¿Qué onda con el anónimo?, che resentido social... le debería de valer pistola quien escribe y deja de escribir en los comentarios... seguramente el o ella es ñoño(a) y por eso le cala tanto para manifestarse así... such an asshole...
ResponderBorrarQué bonito post =))))
ResponderBorrarA mi no me dejaban comer paletas de hielo jaja :/
Oye enserio la arrimaban? En la primaria!?!?! wow
Mugres directores, pobre don chon :(
Cuidate, saludos!
¿con qué tomas las fotos que subes?
ResponderBorrar¿cel o cámara?
la cosa esa que pusiste al lado para dibujar mejor que tú, es como la página de jackson pollock, verdad?
ResponderBorrarCon cámara digital.
ResponderBorrarY, en efecto: el juguetito ese de a lado se llama Pollock.
Saludos.
hola me llamo roberto soy fan de tus blogs beesos!
ResponderBorrarEl paletero de mi escuela era simplemente conocido como "el señor de las paletas"... llegaba con su hielera de unicel todos los días y se acomodaba en una banquita a la hora de la salida.
ResponderBorrarPero él corrió con mejor suerte: terminaron por dejarle la tiendita de la escuela y así fue como se hizo millonario... :D
Ya te diste cuenta que Roberto tu fan al unico blog que sigue es al tuyo???? Ay ay te tiene bien linkeadito....
ResponderBorrarPINCHE PAR DE PUTOTEEESSSSSS.
Cucamonga se va a poner celosaaaa. Su culo va a llorar.
Exquisito amigo! Deberías hacer un compilado de estos relatos y editar un libro parecido a Las Batallas en El Desierto.
ResponderBorrarTu escribes de esa forma, cuentas historias de un lugar que ahora, dificilmente existe.
Hace mucho que no veo a un señor con su carrito de paletas. Echo tanto de menos eso...
ResponderBorrarBonito post, ojalá que don Chon pudiera leerlo :)