domingo, septiembre 18, 2005

la mamá de pollito

A mí siempre me han gustado más las nalgas de las mujeres que sus chichis. Todos mis amigos decían que la mamá del Pollito tenía unas chichotas bien grandotas y bien sabrosas, pero a mí, dijeran lo que dijeran, me seguían gustando más las nalgas de su mamá. El Pollito se juntaba con nosotros y era el menor del grupo: tenía como cuatro años menos que todos. Sin embargo, era el único niño de esa edad al que permitíamos entrar al club secreto que teníamos en el monte baldío -donde estaba el Huizache- sólo porque su mamá estaba bien buenota y porque era el único del barrio al que le habían comprado un Nintendo. Nos gustaba ir a su casa con el pretexto de jugar al BurgerTime y, mientras unos jugaban, otros nos metíamos al cuarto de su jefa a hurgar en los cajones llenos de calzones y ropa interior bien loca. Había tangas de colores y sostenes de todo tipo de estampados que usaba para conseguirle un nuevo papá a Pollito. Aunque tenía novio: un chavo más joven que era bien buena onda y llegaba en moto por ella y a veces nos daba vueltas en su moto bien chingón. Todas las señoras de la colonia la criticaban por ser guapa y por el novio joven; pero a todos nos caía muy bien –el novio y la mamá de Pollito- y sentíamos que nuestras mamás le tenían un poco de envidia por ser joven y hermosa (y bien puta, decía Lacho). En los cajones debajo de la cómoda encontrábamos condones, cremas y aceites que olían bien rico; como a frutas y a playa. La mamá de Pollito siempre nos saludaba bien a todo dar y se ponía a platicar con nosotros, eso era lo que más me gustaba de ella -a parte de sus nalgas- que no hacía diferenciación entre las edades o brecha generacional, la mamá de Pollito nos daba nuestro lugar como individuos pensantes y se interesaba por nuestras pláticas. Claro que nuestras madres pensaban que platicar con la mamá del Pollito era sinónimo de que nos enseñara las chichas o nos hiciera tocamientos. ¡Bueno fuera!, pensábamos todos. Ya no se anden metiendo a mi cuarto porque luego me faltan calzones, cabrones, ¿se los llevan a sus novias, verdad?, nos decía la mamá de Pollito y ahí andábamos todos sonrojados. Pollito nomás se hacía pendejo. A mi me sonrojaba más el hecho de ver a Pollito haciendo como que jugaba al Nintendo y no oía. No sé si Pollito no se daba cuenta o se hacía pendejo de que entrábamos al cuarto de su jefa y le robábamos los calzones y los condones, que terminaban inflados y en manos de las niñas, como si fueran globos; y las muy estúpidas se la creían que eran globos. Este globo huele raro, decían, y todos no atacábamos de la risa. Lacho prefería escarbar en el cesto de la ropa sucia donde estaban los calzones usados, porque decía que olían bien rico: olían como a cuando acompañaba a su mamá de compras al Gigante y pasaban por la pescadería. Se le quitó el gusto por buscar tangas en el cesto de la ropa sucia una vez que encontró un calzón ensangrentado. Había algunos calzones que ni siquiera le cubrían las nalgas y era nomás un hilito que se le metía entre las nalgas para ser masticado a cada paso. El novio de la mamá de Pollito me dio un rol en la moto, mientras ésta se arreglaba. Cuando salimos de la privada, mi padre iba llegando a mi casa en el coche. Me vio con cara de “ya te llevó la chingada cuando llegues a la casa”. La vuelta en la moto no la disfruté por la angustia. Llegué a mi casa y, en efecto, me llevó la chingada.

18 comentarios:

  1. A que chamaco tan travieso, y dime a donde fueron a parar los calzones robados?

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  2. jjajaja y ahora ke tal esta la mama de pollito sigue buenazaaa o no?.
    buen post

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  3. y ahora a uno de tus amigos de la cuadra le gusta la ropa de mujer y le hace al travesti ...?
    jajaja
    Oye si, como dice el capitan, cómo esta ahora la mamá del "pollito"?
    Saludos guff

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  4. Anónimo12:45 a.m.

    Pobre Pollito, se ha de haber sentido utilizado, ya que solo lo aceptaron porque su sacrosanta madre estaba (o está) bien buenota.. aaaay de ternura...*
    Jajaja..

    Saludos Guffo!

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  5. ja ja asi son los papas de culeros, creo que todos tuvimos algo de esa experiencia, recuerdo la mama del pañal (tambien un wey mucho menor) y su mama bien buenota daba clases de fisica en la facultad, siempre quise que me enseñara el tiro parabolico y el choque elastico...

    saludos mi buen

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  6. jajaja inche guffo, fijate la mama de un ex asi estaba la mugre vieja buenisima ....saludos

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  7. Carnal... tu barrio esta digno de mujer , casos de la vida real...jejeje... Chidas las historias...

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  8. Pos sí, la mamá de Pollito sigue muy buenona, jejejeje. Saludos.

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  9. Compadre me encanta su narrativa, y que chidas memorias tiene uste..
    saludos!

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  10. Anónimo6:26 p.m.

    Pobre Pollito, era utilizado, jajajajajaja. Saludos!

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  11. Ups, ya me imagino la cueriza del jefe enojado por verte en moto. Por otro lado, había mamás de compas y maestras que se robaban el imaginario de uno, no?
    Saludos. HB

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  12. Ahhhhhh niños... inocentes e hijos de la tostada... jajaja

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  13. Si sigue de buenota como dice, pues ya nomas consigase la moto mi guffo y ya no tendra que robarle las tangas del cajon.

    Era broma Fabiola.... jojojo

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  14. yo hacia eso pero con las jefas de mis novias, incluso la semana pasada fue la ultima, trofeo: una tanga de leopardo con olorcito a sudor femenino...

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  15. Generalmente cuando alguna mamá de un compa mío se me hacía sabrosona, tenía el defecto de ser medio mamerta.

    Que suerte la tuya, pues.

    Saludos! chida semana...

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  16. jajaja me gusto tu historieta, no manches tus padres pensaban que ibas a jugar y ya andabas de coqueton con la doña, jajaja

    Oye pero como esta que a ti te paseaba el novio mientras ella se arreglaba, sabes con razon se aguito tu sr. padre, jijiji
    Saludillos Guffo

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  17. Anónimo6:47 p.m.

    Ja ja ja ja ja... guacala con los calzones sucios.

    Ay Don G, como me cae bien.

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  18. jajaja q historias tienes guffo... quise comentar en los otros posts y no me dejo :P

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