yo isla...

El tráfico vehícular zarandea como las olas al romper. El sucio humo se mete en la nariz como torbellino de arena salada. Incluso, el ruido mudo -como mar contenido en caracola- que se escucha bajo el agua mientras la ola te revuelca, es muy similar al de los embotellamientos en la ciudad. Navegas -manejas- por océanos asfaltados y cielos del mismo color y la misma dureza, buscando una isla dónde poder naufragar. Pero no hay porque ya se las chingaron todas, justo como con las islas de a deveras. Algunas veces es mejor darse por vencido a tratar de luchar -y ganarles- a una mayoría de psicóticos. Uno mismo es su isla y nada más; en ningún otro lado encontraremos refugio. No te claves con todo lo aprendido porque es mentira. Las formulitas para triunfar, ser exitoso, premio, castigo y demás filosofía del optimismo y pesimismo, tampoco funciona. El narco se persigna, el político vive bien, al narco no lo matan, ambos viven con la conciencia tranquila. Claro, viven con sus preocupaciones y matan a algunos de ellos, así como matan y muere gente buena e inocente que también se persignaba y tenía preocupaciones. Si uno se aferra a creencias que no son las de uno mismo; a creencias impuestas, castrantes y absurdas, será infeliz de por vida porque siempre se cuestionará lo absurdo e injusto del funcionamiento de esa creencia o "verdad universal". ¿Lo mejor es estar bien con Dios y con el Diablo?, ¿vender droga y con una parte del dinero construir un hospital?, ¿matar a alguien que hacía daño a la comunidad?, ¿ser micha y micha, fifty-fifty, mitad bueno y mitad malo como Robin Hood de pacotilla? Los buenos pierden y algunas veces ganan. Los malos ganan y algunas otras pierden... así veo que las cosas funcionan en este mundo; pero me vale verch, yo no estoy bien ni con Dios ni con el Diablo; estoy bien conmigo y mis creencias. Soy mi isla... mi refugio... aunque la sociedad me revuelque y me azote en el fondo, no hay pedo: tomo aire y me sumerjo -sin querer queriendo- en ella. Salgo victorioso, me la sacudo como todos los días, y me vuelvo a sumergir en mí.